El
eurodiputado Jordi Cañas (Barcelona, 1969), electo por
Ciudadanos y parte de ‘Renovar Europa’ en Estrasburgo, fue el muñidor de la resolución con la que el Parlamento europeo
condenó en junio la actitud de Marruecos en la avalancha migratoria de mediados de mayo. Aunque las ciudades autónomas siempre han estado en su radar político, ahora considera más importante que nunca buscar soluciones “reales” para Ceuta y
Melilla lejos del “populismo” de
Vox y alaba la gestión que de la situación está haciendo el Gobierno de Vivas.
–¿Qué le parece la resaca política de la declaración de Abascal como persona non grata por la Asamblea de Ceuta con la abstención del PP? – Es una polémica dopada. A mí me han llamado anticatalán por formar parte de un proyecto político. Defender la Constitución es defenderla entera, unos valores colectivos, un ordenamiento jurídico y un sentimiento de pertenencia.
Todos los que Vox califica de promarroquíes o les niega la condición de españoles por su religión y origen es la antipolítica más absoluta. En el caso de Ceuta, además, se alimenta la estrategia marroquí de dividir para vencer. Cualquier partido que defienda lo que son esas ciudades españolas africanas debe intentar incorporar, integrar.
– Rechazo genera rechazo... – Cuando rechazas a alguien, a un colectivo, acabas consiguiendo que también te rechacen. Yo lo he vivido en Cataluña, he visto cómo la gente que antes lo hacía dejó de sacar la bandera de Cataluña a base de excluirles de ese colectivo. Si la estrategia política de Vox es excluir a los musulmanes de la españolidad, no sólo es ilegal, sino equivocada. Ceuta necesita una estrategia social, económica y política multifactorial a largo plazo y no hay soluciones fáciles para problemas complejos, que es lo que plantea el populismo con los menores migrantes solos, por ejemplo. Salvini también lo hacía en la oposición y cuando llegó al Gobierno en Italia tuvo que asumir la realidad.
"Lo de promarroquí es querellable porque servir a otro país es un delito recogido en el Código Penal”
–La crisis de mayo ha caldeado mucho los ánimos en la ciudad. – Ceuta ha respondido a esa situación como ninguna otra parte de España, yo creo, lo hubiera hecho. No hubo explosión de violencia o racismo y cuando negociamos la resolución del Parlamento europeo, si algo de eso hubiera pasado hubiese surgido. Algunos lo buscaron. ¿Hay un problema en Ceuta con los menores y la inmigración? Por supuesto. No podemos mirar hacia otro lado, las ciudades autónomas no pueden convertirse en ‘campos de internamiento’. Hay que dar respuestas, también a la sensación de inseguridad, pero no a costa de dividir a una sociedad o de excluir a españoles como tú, te gusten o no, por su religión u origen.
–¿Usted hubiese declarado persona non grata a Abascal por hacerlo? – No. Yo hubiese promovido una declaración institucional de rechazo, denunciando su discurso... Un demócrata no declara non grato a otro representante político. Vox está utilizando Ceuta para sacar votos en el resto de España, su discurso no es para la ciudad, donde ya ha ganado una vez, aunque es muy difícil que tenga la suficiente fuerza para gobernar nunca porque se ha quedado solo con su discurso peligroso para dejar al PP como una formación floja. ¿Alguien cree que la población musulmana de Ceuta quiere que la ciudad sea marroquí? Éticamente lo que hace Vox va en contra de los principios constitucionales de igualdad y políticamente rompe la unidad de los ceutíes, pero por incendiaria que sea su línea yo creo que la declaración de non grato la han recibido con alegría.
"Ceuta ha respondido a esa situación -la de mayo- como ninguna otra parte de España”
–¿Ha visto el tono de Vox en los debates parlamentarios? – El comportamiento de su portavoz es intolerable en un Parlamento. No es discusión, es insulto y negar la condición política al otro.
–¿Se imagina algo parecido en la Eurocámara? – Jamás. Es intolerable. Sería expulsado continuamente. Ni se permite ni creo que se deba permitir. Vox en Ceuta baja el debate hasta las cloacas a lomos de su ola populista de españolismo agitando los demonios y los miedos más peligrosos. Cuando tú divides una sociedad y dejas de ver a un vecino como un enemigo... Lo de promarroquí alude directamente a la mayor preocupación de cualquier caballa, que su ciudad deje de ser española, a su esencia. Políticamente es incendio e intolerable. Me da igual que ganen: más votos no dan la razón. A mí me preocupa que la noticia haya sido la declaración de persona non grata de Abascal cuando se retrató solo. Esa decisión le ha venido muy bien, está contento, se les ve en las caras, como cuando el portavoz de Vox logra sacar de quicio a otros diputados.
“No cabía votar en contra”
–¿Qué podía haber hecho el PP en la disyuntiva de la declaración de persona non grata? – A mí me parece bien lo que hizo, la abstención. Fue una mala decisión política de la Asamblea, pero no se podía votar en contra porque Abascal fue a Ceuta a romper el principio de unidad civil. En el Parlamento europeo Vox también se abstuvo sobre la resolución de condena a Marruecos. Lo hizo para no sumarse a los demás, pero nadie se lo afeó. Su único objetivo como populistas es romper el debate político y desautorizar a las instituciones para quitarles representatividad. Es burdo, pero no podemos equipararnos a ello. Debemos respetar su condición de adversario político. Yo nunca he calificado de antiespañoles a los independentistas. En política la autoridad moral vale mucho, aunque a corto o medio plazo no lo parezca.
–¿Es un error dejarse arrastrar por ese ruido? – Los aliados de Vox en toda Europa han demostrado cuando llegan al poder que no hacen lo que prometen porque no se puede, porque hay una normativa y unas leyes que cumplir. La suya es una españolidad muy casposa y a mí me molesta entender este país desde la testosterona y no desde la neurona. Yo entré en política para combatir a los nacionalistas, de todo tipo. Su concepto de España es excluyente. Ellos no pueden marcar la forma de ser español y no se puede normalizar que un portavoz llame a otros parlamentarios promarroquíes. Se merece una querella por cada vez que lo haga.
"Vox utiliza Ceuta para sacar votos en el resto de España a costa de romper el principio de unidad civil”
–¿Cree que tal respuesta tendría recorrido en la Justicia? – Por supuesto. A mí no me pueden decir que trabajo para un país extranjero porque eso es un delito tipificado en el Código Penal y si alguien lo hace tendrá que demostrarlo por difamarme. No puede ser, y si así fuera sería ilegal porque en España no puede haber partidos políticos sirviendo a intereses de otros Estados. Es una lástima que no se ha ya explicado mejor por qué se declara a Abascal persona non grata, aunque yo no lo comparta, y el debate se haya centrado en los ofendiditos. Hay que enseñar más las ofensas que vierte Vox en la Asamblea sobre representantes políticos de los ceutíes, hasta al presidente de la Asamblea. Si yo fuese del PP no permitiría que nadie califique de promarroquí a Vivas, y si alguien que romper acuerdos, que lo haga. El problema de Vox es que plantea soluciones imposibles de ejecutar a problemas muy complejos como los de Ceuta y Melilla.
–¿Hemos perdido la ocasión de hacer de la situación de las ciudades una prioridad? – Lo que pasó en mayo se tendría que aprovechar para exigir soluciones a Madrid y a Europa, no para pelearnos entre nosotros, como hace Vox para sacar votos en el resto de España con su estrategia política, que no es nada novedosa, con mensajes masivos y muy simples en redes sociales.
Es un discurso político que tiene un electorado que hay que respetar, pero lo que hay que saber es cómo hacerlo frente, y la manera no es victimizando a Abascal.