Atracado en el
puerto deportivo de Ceuta, ha lucido estos días un barco de bandera inglesa: el ‘Flower of Caithness’.
Una embarcación que pertenece a Tom y Katie Guy, un matrimonio del suroeste de Inglaterra. El buque ha llamado la atención de los ceutíes ya que, con sus 13,5 metros de eslora y unos grandes mástiles para sujetar sus tres grandes velas, ha hecho que muchos de los bañistas y personas que paseaban cerca del mar se hayan fijado en este espectacular velero. Según cuentan Katie y Tom, esta es la primera vez que vienen a Ceuta y, aunque no tenían planeado atracar en las aguas de la ciudad autónoma, cuando volvían a la Península procedentes
de Marruecos quedaron prendados
del buen clima y las playas. Por esta razón, decidieron pasar desde el pasado sábado hasta la tarde de este martes en el puerto con la intención de
continuar con su viaje que les llevará hasta la Península, con destino Sotogrande. “It’s a beautiful sunny day”, expresa Tom nada más ver que la cámara de FaroTV se acercaba con la intención de realizar este reportaje. Con mucha ilusión han recibido a este medio para, en un perfecto inglés, contar la historia de su velero y todos los viajes que han realizado con su familia por varios puntos del planeta. Aunque ahora comentan que ya sus hijos son mayores y realizan sus viajes en solitario, explican que han compartido muy buenos momentos junto a ellos en su velero.
Un ejemplo fue el viaje que realizaron hace unos años desde Inglaterra hasta las costas de Virginia. Una travesía que les llevó un mes realizarla. A pesar de tener que estar ese periodo en alta mar, el hecho de poder cruzar el Océano Atlántico en su barco es algo que les llena de orgullo. Aunque esté adaptado para que viajen dos personas, situación en la que suelen viajar ahora, pueden estar cómodamente siete habitando en el barco sin ningún tipo de problema. Por eso hay ocasiones en la que sus hijos los visitan y deciden realizar alguna que otra travesía, como por ejemplo a las costas del norte de Francia, emplazamientos que han visitado con frecuencia y que, confiesan, les encanta. En cuanto a la historia del barco, explican que se trata de una réplica de los que se realizaban para llevar a cabo viajes transatlánticos en torno a los años 30 del siglo pasado aunque este es mucho más joven ya que tiene 26 años. “El barco es de 1997”, comenta Tom mientras le pega un sorbo a su café matutino, “lo encargamos en el norte de Escocia pero queríamos que estuviera ambientado en los barcos de los años 30 que cruzaban a Estados Unidos”. Tras seis años de espera debido al laborioso trabajo que implica realizar un barco de estas características y dimensiones, ya pudieron tenerlo y surcar los mares con él y visitar diferentes puertos de todo el mundo.
Aunque ya tenga unos años, este se encuentra totalmente adaptado a estos tiempos y consiguen su energía a través de unas placas solares debidamente colocadas en la cubierta. Otra pieza única es el letrero donde se puede leer el nombre de la embarcación, ‘Flower of Caithness’, que fue tallado a mano por Katie, según explica su esposo Tom. En cuanto a su manejo, comentan que no es nada complicado, el único inconveniente que le encuentran es que no puede girar con tanta soltura como con uno más moderno, lo que dificulta un poco los atraques en los puertos. A parte de eso se trata de un espacio muy acogedor y les encanta tener esa libertad de poder visitar diferentes zonas y lugares. Un velero muy peculiar que se ha podido verse estos días en las costas de Ceuta y que, a buen seguro, volverá a estar presente en otras ocasiones en las aguas de la ciudad autónoma ya que tanto Tom como Katie confiesan que les ha encantado y esperan seguir viviendo aventuras aquí.