De pensar que nunca podría hacer teatro a ser el protagonista de una obra de Disney en Alemania. La vida del joven de Ceuta Gonzalo Campos dio un giro inesperado y ahora vive un sueño hecho realidad:
interpretar a Aladdin en el
musical Aladdin-Das Musical que se presenta en el Stage Apollo Theater de Stuttgart.
–¿Cómo logró obtener el papel? –Yo ya llevaba unos tres años en Alemania haciendo teatro musical y cuando entré en Aladdin fue unos meses antes de que empezase la pandemia, y en un primer momento me cogieron como uno de los amigos de Aladdin y cuando el titular estaba de vacaciones o enfermo, yo era el suplente. Pero después de unos meses de estar así, haciendo de Aladdin un par de veces al mes, el titular se fue, y después de conversaciones, de tener que enviar un vídeo a Broadway para que dieran el okey, me enteré de que me cogieron para representar el papel todas las noches.
–¿Qué significó ese momento para usted? –Yo soy un fan muy grande de toda la Compañía Disney, entonces ese momento fue muy especial. Además, el musical lo había visto yo en el 2015 en Broadway y nunca me hubiese imaginado que iba a poder llegar a hacerlo, era un sueño, pero nunca me imaginé que pudiese hacerse realidad. Por desgracia, empezó la pandemia un mes antes de que yo pudiese hacer público que me habían dado el papel y en todo este año y medio han sido en total 600 días sin actuar y esperando todo el rato.
Yo soy un fan muy grande de toda la Compañía Disney, entonces ese momento fue muy especial”
–¿Cómo fue ese momento en el que anunciaron que ya se retomaría el musical y que finalmente interpretaría ese personaje que tanto había soñado? –No me lo creía al principio, porque desde que empezó el primer confinamiento, en todo momento esperábamos que solo durara dos meses, pero aquello se fue alargando, se fue alargando, y cuando por fin se anunció que volvíamos, me lo tomé con mucha desconfianza, pero al mismo tiempo con mucha ilusión.
–¿Qué día exactamente volvieron y cuántas presentaciones han sido hasta ahora? –Empezamos el 2 de noviembre y nosotros actuamos ocho veces a la semana, tenemos de martes a viernes una función todas las noches y los fines de semana tenemos una función matinal y otra por la tarde.
–¿Qué sintió ese 2 de noviembre al entrar en el escenario? –Fue un momento de ilusión, porque por fin habíamos llegado, por fin estábamos de vuelta. Además, había un par de amigos y mi familia vino desde Ceuta para apoyarme. Fue un sentimiento de euforia, de ver el teatro lleno y no llegar a creérmelo, con muchísima alegría. Al rato no me quería ni ir a la cama, porque quería seguir disfrutando de esa noche.
Mis padres me llevaban a las representaciones que había del Centro Dramático de Ceuta”
–¿Cómo fue ese recorrido que lo llevó a Alemania? –A mí siempre me ha gustado mucho el espectáculo, me ha gustado mucho el teatro y mis padres me llevaban a las representaciones que había del Centro Dramático de Ceuta cuando era más pequeño. Nunca tuve una formación como tal cuando era pequeño, hice un par de obras con el Centro Dramático de Ceuta y luego, a pesar de que me hubiese gustado estudiar algo relacionado con el teatro, me fui a Madrid e hice Traducción e Interpretación en la universidad, pero durante los fines de semana hacía teatro musical en un grupo aficionado. Cuando por fin acabé la carrera, tuve la suerte de que mis padres me apoyaron económicamente para irme a Londres, a estudiar en The American Musical Theatre Academy, que me sirvió para aprender todo lo que necesitaba y a raíz de ahí empecé a tener mis primeros trabajos.
–¿Cómo fueron esos primeros trabajos? –De mis primeros trabajos uno de ellos me llevó a una compañía alemana de cruceros que se llama AIDA, y recuerdo que había una función en Alemania de ‘El baile de los vampiros’, un musical que me gustaba desde hacía muchísimo tiempo y dije que esa obra la tenía que hacer en algún momento, así que me fui a Alemania, y sin tener ni idea de alemán, hice la audición y les gustó lo que vieron, entonces conseguí ese trabajo, y a raíz de ese trabajo conseguí otro, y ya este es mi tercero en Alemania.
–Entre ese primer trabajo y este nuevo papel, ¿cómo siente que ha evolucionado? –Una dificultad de trabajar aquí en Alemania es el idioma, yo nunca me hubiese imaginado trabajar en un musical en un idioma que yo no conocía, pero afortunadamente la empresa cuenta con expertos en fonética y tenemos unas lecciones durante la semana para trabajar la pronunciación y la dicción. Entonces eso es algo en lo que sin duda he mejorado, y con esa mejora también viene la seguridad a la hora de estar en escena, porque conforme vas cogiendo tablas, te vas sintiendo como que perteneces más en el escenario y es una cosa que a raíz de haber trabajado tanto tiempo ya por fin he ido consiguiendo.
–¿Qué es lo que más disfruta de estar en el escenario? –En este caso, ahora mismo, darle vida a un papel que me gusta mucho, pero también poder cantar unas canciones que pertenecen a una banda sonora espectacular que ha tenido un papel muy importante en la vida de muchas personas que han crecido con la historia de Aladdin, ahora ya como que me voy controlando un poco, pero al principio, en cada función se me ponían los pelos de punta porque no me lo creía. Otro de los motivos por los que disfruto un montón es por los compañeros, porque es un juego, todas las noches salimos a jugar, siempre con respeto por el trabajo, salimos a contar una historia.
–¿Qué le gustaría hacer más adelante? –Yo estoy abierto a lo que venga, pero en este mundo del espectáculo, si alguna vez tuviese la oportunidad, también con la televisión me gustaría hacer algo. Pero, sobre todo, lo que más espero del futuro es poder seguir trabajando en ello, que me mantenga como lo ha hecho hasta ahora y que siempre me pueda hacer feliz.