La felicidad y la alegría invaden durante esta semana a la comunidad hebrea de Ceuta. Inmersos en pleno Succot o festividad de Las Cabañas, durante siete días se deprenden de todos los aspectos materiales y seguros de su hogar para vivir en una cabaña. El Succot, primera fiesta del calendario después de los días de recogimiento que se inician en Rosh Hashaná y culminan en Yom Kipur, recuerda los cuarenta años que los judíos, según la Torá (Pentateuco), pasaron en el desierto tras liberarse de la esclavitud en Egipto, hasta que llegaron a la Tierra Prometida. “Durante su periplo por el desierto, los judíos vivieron en cabañas (sucá, en hebreo), y por ello ahora se reconstruyen esas construcciones temporales en las que se vive, se come y se reza una semana cada año”, explica el rabino de la comunidad hebrea, Jacob Levi. La tradición marca que, durante los siete días que dura la festividad, los hebreos construyan pequeñas cabañas en las que habitan durante esos días. A los creyentes esto les recuerda a la dependencia de Dios y la forma en la que vivían los judíos durante su largo viaje hacia Israel tras la liberación de la esclavitud en Egipto. La idea de la fiesta, que finaliza el domingo, es la de pasar el mayor tiempo posible dentro de la sucá, lo cual es un mandamiento y una bendición. “En su interior se debe desayunar, comer, cenar, merendar e incluso tomar el aperitivo, y en ella también se recibe a amigos y huéspedes”, agrega Levi. Durante la vida en la cabaña se exponen a las vicisitudes del tiempo, como le ocurrió al pueblo de Israel por el desierto. “Salen de la seguridad del hogar y se confían a Dios”. Por todo ello, las cabañas deben reunir una serie de requisitos. “En principio las paredes pueden ser de cualquier material, madera, piedra; pero el techo sí debe tener ese carácter de provisorio y, por ello, se suele construir con cáñamo, esparto o palmeras”, apunta Levi. Sin embargo no todas las familias disponen del espacio necesario para construir su propia cabaña, y para suplir esa carencia las hay comunitarias, que en Ceuta se encuentra en la sinagoga. Aunque este año debido a problemas de obras ha tenido que reducir su espacio, se trata de una cabaña de grandes dimensiones, decorada con elementos alegres y coloridos, con un techo de caña y paredes con largas telas donde acuden los miembros de la comunidad que carecen de una propia. Allí comen, rezan e, incluso, duermen. Aunque esta sucá también se erige como un espacio clave de la festividad. Es un símbolo de hermandad donde todos los miembros confraternizan y comparten estos días de alegría a través de la gastronomía, los cánticos o los bailes. Dicen, además, que es la fiesta de mayor alegría del calendario hebreo, ya que también se celebra la cosecha, tanto material como espiritual, de todo el año que acaba de terminar
Succot y cosecha
Las jornadas festivas de esta semana serán seguidas por la fiesta de Shminí Atzeret y Simjat Torá, considerada una festividad distinta de Succot. Se trata de la tercera gran celebración de la comunidad judía en el último mes, tras el Yom Teruah y el Yom Kipur, ambas celebradas en Ceuta. Tradicionalmente, después de Yom Kipur, el año nuevo judío, venía la fiesta de la cosecha o de los tabernáculos para celebrar la finalización del ciclo agrícola con la vendimia y la cosecha de aceitunas. Durante esta fiesta la gente vivía en tabernáculos o enramadas de brotes verdes, en conmemoración de su anterior peregrinación como nómadas. Otra costumbre de la fiesta, durante las noches de los días intermedios no laborales, es hacer un festejo con música tradicional y baile denominado simjat beit hashoevá, que conmemora el sacrificio anual de agua que se llevaba al templo en un ambiente alegre y festivo. La próxima festividad importante será la Janucá, durante el mes de diciembre.