Los empresarios de la
Gran Vía parecen tener ya una respuesta favorable por parte de la Ciudad a la merma que están sufriendo por las obras de remodelación de la avenida. En la reunión mantenida el viernes con el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, finalmente se les comentó que no habían encontrado la forma de indemnizarles económicamente, pero se les presentó una serie de propuestas con la finalidad de que la afectación que están sufriendo hasta el momento no derive en el cierre de sus negocios. Estas propuestas se basan, en su mayoría, en que la Ciudad asuma los
gastos que ahora no pueden afrontar los propietarios de locales comerciales de la Gran Vía. El primero de ellos es la tasa que pagan por tener una terraza. La Ciudad se ha comprometido a absorber el gasto de los negocios que paguen esta tasa, ya que no pueden suprimir este impuesto si no es con permiso del Pleno. De igual manera, será la Administración local quien asuma la compra y el cambio, tanto de rótulos como de mobiliarios -mesas, sillas y sombrillas-, para unificar la imagen de la Gran Vía una vez que esté abierta al tráfico.
Los negocios no tendrán que pagar la tasa por el uso de las terrazas
Aunque en un principio el gasto iba a ser conjunto -mitad Ciudad, mitad empresarios-, el hecho de que los negocios alegaran el bache económico que estaban pasando ha hecho que la Administración se replantee esta inversión y finalmente asuma la compra del mobiliario y el cambio de rotulación para ‘uniformar’ a la Gran Vía. A falta de una indemnización, el tercer punto en discordia eran las tasas municipales de agua y alcantarillado. Al igual que ocurre con el impuesto de terrazas, las tasas no se pueden suprimir si no es con autorización del pleno, por lo que la Ciudad ha tomado la determinación que los comercios sólo paguen por el consumo, restándole los impuestos complementarios que encarecen la factura. Estos son los acuerdos a los que llegaron en esta reunión, dando por fin una respuesta a los reclamos de los empresarios que desde el inicio de las obras han visto afectada su economía por la caída de las ventas. La Ciudad les insistió en que han buscado la manera de indemnizarles, reconociendo que no han logrado encontrar la fórmula legal para ocupar el recurso que tenían pensado, el Fondo de Contingencia, para poder calcular un apoyo proporcional a las pérdidas acumuladas.
La Ciudad pagará los cambios de mobiliario y terraza
No obstante, con la reducción de los impuestos en la factura del agua, así como la ‘subvención’ de la tasa por el uso de la terraza, muchos ya se dan por satisfechos. Otro alivio ha sido la compra del mobiliario por parte de la Ciudad, ya que desde el primer momento en el que les comunicaron esta disposición, incluida en el proyecto original, los empresarios tuvieron que alzar la voz al respecto, ya que sabiendo las dificultades económicas por las que estaban pasando, no entendían cómo la Administración pretendía que hicieran una inversión de tal magnitud. Pese a que no se ha podido cumplir la promesa de una indemnización, la reducción en los pagos actuales ha calmado los ánimos de un grupo de empresarios que sobrevive en una avenida en la que han visto como algunos de sus vecinos han tenido que transpasar el negocio e incluso cerrar, por no poder afrontar la merma económica provocada por esta obra que se prolonga desde febrero.
No creen que la avenida se abra al tráfico antes de Navidad
Aunque la última fecha para la reapertura de la Gran Vía se fijó en el 15 de diciembre, los comerciantes de la zona dudan que se pueda cumplir. Tal y como van los avances, además de las conversaciones mantenidas con los operarios de la obra, calculan que no estará abierta hasta febrero o marzo. Aunque en esta reunión también se abordaron las fechas de entrega de la obra, no saben a ciencia cierta, ni les han confirmado, si podrá estar lista para el 15 de diciembre, como estimó la Ciudad, que sigue manteniendo que los plazos están en tiempo.