Un total de cien personalidades residentes u originarios de la ciudad marroquí de
Castillejos (Fnideq), a dos kilómetros al sur de Ceuta, firmaron este miércoles un llamamiento en el que piden al Gobierno de Marruecos que salve a la población de la "grave crisis económica" provocada por el cierre de la
frontera con Ceuta. El manifiesto, que empieza a circular en los medios de comunicación, ha salido de la sociedad civil, y en él se lamenta que los habitantes de Castillejos (Fnideq en su nombre árabe, 77.000 habitantes) hayan sufrido durante los últimos tres años "un terrible deterioro" en su nivel de vida. Esta situación se ha agravado con el final del
comercio transfronterizo en octubre de 2019 y el posterior cierre de la frontera en marzo de 2020 por el coronavirus, dos medidas que no se han revertido y que han carecido de alternativas económicas. Los firmantes, de orígenes políticos y profesiones variadas, llamaron al establecimiento de un "programa socioeconómico urgente para salvar la ciudad", en asociación con las autoridades regionales, que incluya la reapertura de esas fronteras y la aceleración de la construcción de la proyectada zona franca de Castillejos.
Vincular a la población con el tejido económico de Tánger Med
Asimismo, pidieron que se vincule la población con el tejido económico del cercano puerto de Tánger Med, que se ha convertido al término de 2020 en el primero de todo el espacio mediterráneo en volumen de contenedores. El llamamiento exigió también el establecimiento de un sistema económico alternativo al contrabando que satisfaga "la gran demanda de empleo" en la ciudad a través de la inversión pública y la motivación de la inversión privada en los sectores de pesca, comercio y turismo. "Es un grito para que el Gobierno central sepa lo que está pasando aquí. La tensión social está en niveles sin precedentes y la situación está a punto de estallar", advirtió uno de los coordinadores de esa iniciativa, el abogado Mohamed Abgar. Explicó que Castillejos siempre ha vivido de su relación con Ceuta, no solamente por el contrabando sino también gracias a cientos de sus vecinos que trabajan en la ciudad española, y también a la relación de su tejido económico con el enclave español. Abgar lamentó que la crisis económica en Castillejos ha empujado a algunas familias incluso a vender sus muebles para poder sobrevivir, mientras que los jóvenes optan por emigrar de forma ilegal a España, y lamento que seis vecinos de la población muriesen recientemente en el Estrecho mientras intentaban llegar a las costas peninsulares.