Cinco años después del inicio de la actividad académica en su interior (a través de la UGR, la UNED y el Instituto de Idiomas), el Campus Universitario acondicionado en el antiguo acuartelamiento del Teniente Ruiz sigue mostrando deficiencias que la comunidad de propietarios parece incapaz de resolver definitivamente. Fuentes de la comunidad educativa universitaria han denunciado que las últimas lluvias han puesto de manifiesto la persistencia de problemas “que van mucho más allá de defectos estructurales o de la constante humedad del espacio”. Las goteras y filtraciones han “puesto en riesgo” los aparatos ya adquiridos “con una gran inversión” para el futuro laboratorio multidisciplinar y para el análisis del movimiento y el comportamiento humano (‘Hubema Lab’) y “solo la intervención del personal de limpieza al que se acaban de recortar cerca de un 30% sus retribuciones ha permitido evitar males mayores”. Por si repiten los aguaceros, el instrumental se ha colocado encima de palés de obra. La “falta de coordinación” se aprecia en distintos ámbitos. “Es inexplicable que esos aparatos se metan en un espacio que no reúne las condiciones adecuadas cuando las obras del laboratorio apenas acaban de empezar hace unos días y es inaceptable que Ciudad y UGR no sean capaces de ponerse de acuerdo”, han criticado, “para ejecutar la limpieza de zonas propias y comunes en el Campus con el objetivo de, por un lado, no perjudicar a los trabajadores y, por otro, impedir que el grado de deterior del mantenimiento de las instalaciones sea creciente, con escaleras cerradas, cristales sucios, etcétera”.