La Mochila sigue siendo una de las fiestas populares más importantes en nuestra ciudad. Un día en el que amigos y familiares convierten los montes de Ceuta en el
escenario de una tradición que, pese a que muchos temen que se está perdiendo, aún sigue contando con numerosos ciudadanos que celebran esta jornada. El buen tiempo que en los últimos días ha predominado en la ciudad, también se hizo notar y acompañó la celebración de esta festividad.
Tortillas de patata, filetes, embutidos y, sobre todo, frutos secos, componen los alimentos típicos de este día que algunos, especialmente los más jóvenes, aprovechan incluso desde la noche antes, acampando por los montes ceutíes y comenzando a disfrutar de la jornada mucho antes del día 1.
Otros esperan a que amanezca para trasladarse hasta el monte, buscando el mejor sitio para colocar todo lo necesario en este día de la Mochila. Familias enteras, algunos incluso con sus mascotas, se reparten por los montes ceutíes y las playas, todos a excepción de Aranguren que este año y debido a la caída de un pino de grandes dimensiones se ha cerrado al paso de los campistas por motivo de seguridad.
“Es una pena porque siempre venimos a esa zona e instalamos nuestras mesas y ahí disfrutamos en familia, pero la seguridad prima y hay que respetarlo. Esperamos que el próximo año podamos regresar a este sitio al que venimos cada Mochila”, ha explicado Juan, un ceutí que no se pierde ni un solo año esta tradición local.
Otro de los habituales de Aranguren le ha puesto buena cara a la situación y, tras conocer la prohibición de acampar, optaba por trasladarse a otras zonas. “Es una zona que nos encanta, pero bueno habrá que tirar hacia otro lado”, apuntó Carmen que, junto a su familia, decidieron celebrar esta Mochila en una zona más segura, “al menos este año”, ha añadido.
El buen tiempo acompañó una jornada en la que, sin embargo, muchos venían más que preparados “para hacer frente a una bajada de temperatura”, mientras enseñaban un gran termo con café. “Y si hace falta se le echa un poquito de coñac y ya entramos en calor seguro”, ha comentado divertido otro de los ceutíes que cada año participa de esta tradicional festividad.
Grupos de jóvenes también se sumaron a esta Mochila, algunos de ellos totalmente partidarios de que esta tradición “no se pierda con los años”, y otros a favor de que “Halloween también ocupe su lugar en la ciudad ¿no?”. Y es que como comentan estos dos amigos. “Siempre se puede ir por la noche a disfrutar de Halloween y por la mañana tirar para el campo”.
El puesto de mando avanzado se ha situado, un año más, en el Mirador de Isabel II para, desde allí, vigilar cualquier emergencia que pudiera surgir a lo largo de la jornada. Los servicios de emergencias estuvieron coordinados por ARCE-Protección Civil y en el mismo participaron Cruz Roja, la asociación de voluntarios de Protección Civil, 112 y el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS).
Hasta allí se ha trasladado el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, para conocer in situ el trabajo de los distintos efectivos que trabajaron esta jornada, un total de 180 personas que atendieron a los más de 1.200 ciudadanos que ayer disfrutaron de esta tradición.
Familias, amigos, parejas, todos se han sumado, un año más, a la celebración de la Mochila que algunos alargarán durante todo el fin de semana en una acampada que concluirán mañana domingo por la noche.
Es una de las fiestas emblemáticas de nuestra ciudad, aquella en la que grandes y mayores corean la famosa estrofa de “Mi mochila, no se la come el gallo ni la gallina, solo mi barriga”. Una pegadiza canción que muchos esperan que siga sonando durante años cada 1 de noviembre en los montes ceutíes.