La situación de los
estudiantes de Enfermería de Ceuta se está complicando cada vez más. Ante la ausencia de prácticas, en algunos casos, o las escasas horas realizadas en otros, está perjudicando al desarrollo y a la formación, tanto educativa como profesional, de estos alumnos. Además de que la mitad del estudiantado sigue sin saber nada de sus prácticas, la otra mitad se enfrenta ahora, al cambio de Prácticum. Por ese motivo, algunos de ellos se están planteando abandonar la ciudad para poder desarrollar sus prácticas y finalizar sus estudios. “Los que estábamos en el B, como yo, pasamos el día 5 de octubre al A”, señaló una de las estudiantes. Este cambio supone un retroceso en este grupo, puesto que los alumnos que forman parte de ese Prácticum ahora dependen del
Ingesa, del que aún no tienen noticias. “Los compañeros que pasan ahora al B, aunque saben que harán prácticas como nosotros este mes, aún no saben cuál será su destino”, indicó la alumna. Esta incertidumbre, y por consejo de personas cercanas, estos alumnos se están planteado pedir el próximo lunes la realización de las prácticas en otros lugares como Motril, Baeza y Cádiz. “La UGR tiene convenios para que los estudiantes podamos hacer prácticas en otros sitios que no sea Ceuta. Este año, han ampliado el número de alumnos para Motril y Baeza y se ha incorporado también Cádiz”, apuntó. Sin embargo, hasta que no llegue la fecha, estos alumnos no saben los posibles nuevos destinos y si podrán irse. Se encuentran, ahora mismo, en una encrucijada. Por un lado, son conscientes de que necesitan realizar estas prácticas para poder acabar la carrera. Y, por otro, saben por sus compañeros de fuera que, aunque se vayan a otras ciudades, seguirán dependiendo de Ceuta y, por lo tanto, podrían seguir en la misma situación. Estos alumnos necesitan acabar sus prácticas, ya no solo para seguir formándose y poder finalizar sus estudios, sino porque muchos de ellos dependen de una beca. “Al no poder hacer las prácticas del año pasado, no hemos superados los créditos, por lo que no tendríamos beca”, aseguró. A todo esto, le suman el pago del alquiler y el desconocimiento si el hecho de rescindir su contrato puede perjudicarles económicamente. Van a seguir en la lucha de una formación digna y en la realización de sus prácticas. Además, aseguran que están intentado “tomar represalias de alguna manera, porque no nos están informando debidamente. Nuestros compañeros de
Melilla tienen mucha más información que nosotros. Ellos saben de plazos y de cuándo empiezan o terminan, o si se va a prolongar. Nosotros nada”, concluyó.