La plantilla de trabajadores del
Ayuntamiento de Ceuta llora este 5 de mayo la pérdida de otra persona muy conocida por ellos, pero cuyo rostro también era familiar para buena parte de la población, la de Fernando Miaja. “Era una persona de un corazón enorme, era todo corazón”; “sí, sí, quizás no por su nombre, pero su cara era muy conocida por la gente”; “muy querido por todo el personal del Ayuntamiento”; “era incansable, podía estar 18 horas trabajando y nunca se cansaba, siempre estaba ahí dispuesto, daba igual la hora del día o de la noche”. Estas son algunas de las impresiones que El Faro ha podido recoger pocas horas después de que el corazón del querido Fernando Miaja dejase de latir. Aunque vinculado de joven al mundo del comercio, posteriormente empezó a
trabajar en la Ciudad, entidad a la que estuvo vinculado unos 35 años (quizás más) y de la que se desvinculó hace 4 o 5 cuando, por fin, le llegó el momento de la jubilación. Pero pronto la enfermedad se cruzó en su vida y no le ha dejado disfrutar de ella el tiempo que habría deseado. Jubilación y descanso para una persona que durante bastante tiempo fue encargado de la Brigada ‘Los Naranjitos’, un grupo del Ayuntamiento especializado en temas de mantenimiento y montajes, para, posteriormente, asumir un puesto de responsabilidad mayor aún como encargado del Auditorio de La Marina. “Él siempre estaba ahí en los montajes de la Feria, de la Semana Santa… de todas las festividades”, explican desde la Ciudad.
Vecino de Patio Páramo, por su apellido es evidente que pertenecía a una conocida familia de la ciudad y, por tanto, son muchos los que, además de por un vínculo de amistad, ahora lloran su pérdida por tener también lazos de sangre. Hay quienes creen que, incluso, no es casualidad que este 5 de mayo la Ciudad haya perdido no solo a un trabajador extraordinario como Fernando, sino también a otra persona muy querida cuyo deceso se conocía a primera hora del día,
José Manuel Beltrán Arques, más conocido como ‘Trompi’. Ambos dejan un gran vacío y, en el recuerdo, un ejemplo imborrable como trabajadores y como personas.