El vandalismo provocado por la presión migratoria se ha convertido en una rutina para la Autoridad Portuaria que debe gastar gran parte de su presupuesto en reparaciones derivadas de estos daños provocados, en la mayoría de las ocasiones, por los inmigrantes que buscan, en la zona portuaria, un lugar para vivir con la idea de alcanzar la península lo antes posible. En concreto, el 80% del presupuesto se va en reparar esos daños derivados de las acciones de menores y adultos por intentar lograr el cruce del Estrecho.
Ante esta situación, el
Puerto asegura encontrarse imposibilitado para actuar, ya que muchos de ellos son menores y por lo tanto, “no los podemos tocar”. Desde la Autoridad Portuaria indican que lo único que pueden hacer es poner vigilancia, pero ya tienen dos turnos, de 08.00 a 14.00 horas y de 14.00 a 22.00 horas, de una pareja de policías portuarios que se dedica a patrullar, junto con la colaboración también de la Policía Local, por la avenida Cañonero Dato con la finalidad de disuadirlos.
“Lo único que podemos hacer es echarlos de allí, sin tocarlos evidentemente”, aclaran desde el ente portuario e incluso revelan que pese al incremento de la vigilancia en las zonas de carga y descarga, además de otros puntos, “nos tiran piedras y nos amenazan”. Una situación que, lamentablemente, se ha convertido en habitual. “El presupuesto se va en reparar lo que hacen los
MENA y los no MENA. Para nosotros esto no es ninguna novedad”.
En cuanto a la zona incendiada, desde el Puerto aclaran que se trata de un espacio cedido a la
Guardia Civil para que almacene allí los vehículos requisados y que se encuentran inmersos en una investigación. Salvo esa cesión, aseguran que no tiene más que ver en ese espacio y que tendrá que ser la Guardia Civil quien decida si traslada, por seguridad, el resto de vehículos que no se han dañado por el incendio a otro espacio.
En cuanto a las instalaciones del puerto, aparentemente no se han detectado daños de gravedad, salvo el deterioro por las llamas de un tramo de barrotes que delimitaban la zona. Empleados de la Casa Portuaria comentan que ni siquiera, en el momento de los hechos, tuvieron que ser desalojados, aunque el miedo fue considerable por la gran cantidad de humo que se formó por la quema de coches.
Recordaron que tras el último incendio, también de un vehículo hace cuestión de pocos meses, la dirección de la Casa del Mar solicitó a la Guardia Civil que moviese los vehículos hacia el otro extremo, para que no colindasen con el edificio. Creen que eso es lo que ha salvado la estructura, porque de estar como antes, tienen la total seguridad de que las afectaciones hubieran sido mayores.
El restaurante
Casa del Mar también se vio perjudicado por este incidente. La puerta del establecimiento se encontraba a pocos metros del foco del incendio, por lo que la Policía tuvo que desalojar el local que en aquel momento se encontraba repleto de comensales que salieron despavoridos. Cuentas sin pagar y el restaurante negro en su interior han sido los daños que este establecimiento ha sufrido. Aunque ayer recuperaban la tranquilidad, el disgusto era notable, ya que perdieron la recaudación de esa tarde y tuvieron que cerrar para limpiar de hollín el interior del local.