En la piel | Noticias en El Faro de Ceuta https://elfarodeceuta.es/tag/en-la-piel/ Diario digital Sun, 15 Dec 2024 09:39:33 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.1 https://elfarodeceuta.es/wp-content/uploads/2018/09/cropped-El-faro-de-Ceuta-32x32.jpg En la piel | Noticias en El Faro de Ceuta https://elfarodeceuta.es/tag/en-la-piel/ 32 32 En la Piel | La ciencia ciudadana tras el rastro de las aves https://elfarodeceuta.es/ciencia-ciudadana-rastro-aves/ https://elfarodeceuta.es/ciencia-ciudadana-rastro-aves/#comments Sun, 15 Dec 2024 07:53:13 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1137317 La curiosidad los ha llevado a cumplir más de tres décadas como asociación en Ceuta. Distintas miradas han posado tras prismáticos y diferentes manos han sujetado a incontables ejemplares. Gracias a esta labor desinteresada existen recuentos, censos e incluso el análisis de la evolución de las distintas aves que surcan el cielo por el Estrecho. […]

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La curiosidad los ha llevado a cumplir más de tres décadas como asociación en Ceuta. Distintas miradas han posado tras prismáticos y diferentes manos han sujetado a incontables ejemplares. Gracias a esta labor desinteresada existen recuentos, censos e incluso el análisis de la evolución de las distintas aves que surcan el cielo por el Estrecho.
Es un día parecido a muchos otros. El cielo aún no está despejado por la temprana hora que marca el reloj. Blanca, Joaquín y Natalia bajan del coche y abren la verja que separa a la estación ornitológica Punta Blanca de un sendero de tierra. Allí, detrás de arbustos y otras plantas se esconde su lugar de investigación.

Estudio

Más allá de eventos públicos y divulgativos, la entidad carga a sus espaldas años de estudio, principalmente, a través de la observación y del anillamiento. Recorren un camino formado a base de pisadas y, al final, llegan a un balcón hacia el mar.
Andrés, Alejandro, Miguel Ángel y Mila colocan sus telescopios y se disponen a escrutar el firmamento en busca de pájaros. Esta sencilla acción les ha permitido a lo largo de su trayectoria registrar a 250 especies en la ciudad. Una sola jornada de contemplación tiene como resultado el avistamiento de unas diez o doce y un paseo para identificarlas desemboca en la identificación de una treintena.

250 especies registradas: las ha detectado en estos treinta años de presencia en Ceuta

A lo largo de doce meses hay, por tanto, se hay numerosas posibilidades de encontrar muchas más. Estas probabilidades aumentan o disminuyen en función de la temporada, tal y como explica Joaquín López, presidente del ente.
Las cifras también se trasladan en la colocación de localizadores. Son más de 1.500 los especímenes los que pasan por este proceso en SEO BirdLife Ceuta. Al día no se alcanza el centenar en periodos migratorios.

Cambios

Sin embargo, cada vez es más difícil detectarlos. Tiempo atrás incluso habían sido testigos del anillamiento de unas 5.000 aves en un año y más de cien en estas fases de desplazamientos. “Ahora hay menos y también menos personas a cargo de esta tarea. Algunos ya son mayores y vienen menos. El esfuerzo es menor, pero también han aminorado los ejemplares”, especifica.
La raíz está en los efectos del cambio climático y de la contaminación. Es evidente que la acción humana ha sido un duro golpe para muchos de los animales que componen la fauna del planeta. “Fundamentalmente se debe a eso. Las temperaturas como parece están subiendo. El esfuerzo de trasladarse ya no les merece la pena porque ya cuentan con condiciones favorables en sus lugares de residencia o en sitios más cercanos a sus destinos”, cuenta.

Coloca más de 1.500 localizadores cada año en sus tareas de anillamiento

Lo ejemplifica en dos grandes procedimientos, en concreto, el transahariano y el presahariano. El primero comprende un recorrido para estar durante el invierno en el sur del Sáhara y el segundo lo hace para establecerse en el norte de África. Actualmente, no es extraño ver que especies que realizan el segundo prefieren quedarse en el sur de Europa por este motivo. “No atraviesan la barrera del Estrecho, que es bastante dura para muchas de ellas”, señala.
El alza de los grados en el termómetro y otros factores también han tenido su impacto en el panorama actual de la ciudad. “Se han dado muchas transformaciones. Ahora existe un descenso muy importante de aves paseriformes, como jilgueros, verderones o verdecillos”, comenta. “Hay otros nuevos que nunca antes habían estado por aquí, como el escribano sahariano, el pito bereber, que empezó a ocupar el territorio hace cinco años”, menciona.
Así, hay pájaros que suelen proceder del norte de África que ya no se ven por Ceuta y otras más al sur que se dejan ver desde hace relativamente poco. “Esto se puede observar bien en los estudios que hacemos a largo plazo”.

Tras su rastro

Hay un modo de conocer de cerca cuál es la huella que dejan y cómo varía su presencia a nivel local. El anillamiento es el método clave para ahondar en el proceso migratorio y ver su recorrido exacto. Posibilita detectar las diferencias entre individuos de un mismo grupo que se encuentran en distintos puntos geográficos. Han averiguado gracias al mismo la procedencia de muchas de las aves que han pasado por sus manos. República Checa, Suecia o Hungría son algunos de sus puntos de partida.
A esta técnica la complementa la observación, que se efectúa bajo parámetros oficiales que permiten evitar cualquier interferencia con el medio natural y su fauna. Los exploradores contemplan y los animales siguen con su curso vital.
Salomé, Félix y Manolo se unen a los demás alrededor de dos mesas de madera. Escuchan atentamente a Joaquín, que explica cuáles son las herramientas de trabajo.

El paso de aves antes no vistas por Ceuta ha aumentado en los últimos años

Cada tubo de metal o de plástico sirve para seguir el rastro que dejan al vuelo. El primer paso es colocar estos dispositivos con códigos escritos. Cada combinación es un propio lenguaje del que se sirven para obtener información fundamental cuando se capturan especímenes que los llevan consigo. “Está grabada en una base de datos que cualquiera puede consultar”, detalla.
“Por ejemplo. Si ahora alguien recupera una en Rusia, manda la comunicación a la central de anillamiento de ese país y después se muestra de dónde viene y su historial como lo es si ha sido captada en otros sitios”.

Existen anillas de lectura a distancia para facilitar la obtención de datos sin capturas

Existe también otra clase de instrumento. Son las de distancia, que permiten su lectura desde lejos, lo que facilita la tarea y permite recabar detalles sobre el ave sin tener que interceptarla. Se usan sobre todo con individuos de gran tamaño y están hechas con PVC. Lo más reciente dentro de este catálogo son los GPS. Sin embargo, no es el más accesible ya que de media puede costar más de 1.000 euros cada uno de estos aparatos. “A pesar de nuestra modestia, hemos podido colocar cuatro de ellos a cernícalos. Las referencias que contiene son mucho más detalladas porque señala dónde está el ejemplar en cada momento”, comenta.

Biometría de los pájaros

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El anillamiento también esconde otra función esencial para los análisis científicos. Esta es el registro de determinados aspectos físicos. Son los llamados datos biométricos, que se recogen mediante aparatos que permitan medir cada parte del animal.
Desde las alas hasta el largo de las patas o del pico, todas estas cifras tan concretas posibilitan marcar diferencias entre los especímenes que proceden de una u otra zona. Así, una misma gaviota puede ser distinta en base al lugar en el que haya nacido.
“Estos sirven para establecer distinciones entre unas y otras. Aunque pertenezcan a la misma especie, puede que una de Ceuta no sea igual que a otra que viene de un país de Europa”, subraya. “A través de estos, se van identificando, se va discerniendo unas de otras e incluso se crean subespecies”, añade.

Al inicio, el ente solo se dedicaba de forma exclusiva a la investigación

Ambas herramientas, observación y anillamiento, constituyen lo que se denomina ciencia ciudadana. “Esta está hecha por personas no profesionales que dedican su tiempo libre a estas actividades”, indica López. El hecho de que los resultados finales no estén recabados por expertos, no quita credibilidad a los mismos. “Los que más saben enseñan a los más jóvenes, a los que empiezan. Van adquiriendo conocimientos que les permiten identificar a las especies. Son datos totalmente válidos”, comenta. Un ejemplo de cómo puede influir esta colaboración de la gente de a pie es el estudio que realizaron sobre la población de las pardelas cenicientas. Este análisis descubrió que en realidad el número de parejas reproductoras por el área era mayor al planteado en principio. Años más tarde este recuento quedó probado en 2010.
Al inicio la asociación se dedicaba solo en cuerpo y alma a estas tareas. El paso del tiempo y el aumento de voluntarios abrió una puerta hacia la divulgación. Este último ámbito ha cobrado fuerza recientemente y, por norma general, las nuevas incorporaciones suelen enfocarse en el mismo.

El reto actual es encontrar a jóvenes que releven a los más veteranos en el futuro

El reto que afronta la entidad en la actualidad es lograr que sus esfuerzos de investigación se extiendan en el futuro. Cada vez quedan menos patentes las nuevas generaciones entre sus filas y buscan revertir dicha circunstancia para que continúe.
“Este trabajo requiere de un compromiso mayor que no todos están dispuestos a asumir. El madrugar a las seis de la mañana y luego volver antes del amanecer, invertir un tiempo todas las semanas. Normalmente son los de más edad, pero en un momento dado se van a jubilar. No sé si tendremos a alguien. Nuestra misión es intentarlo y generar ese gusanillo en los más jóvenes”, cuenta. A la espera de la llegada de nuevas generaciones, los ceutíes que componen este grupo de curiosos continúa con sus menesteres. Miran al cielo y se aferran a su pasión por los que sí han nacido para surcarlo.

Divulgación de censos y otra información

No guardan en el cajón sus hallazgos. Los comparten en artículos junto a otros autores, en su revista Alcaudón, que cuenta con 22 ediciones, e incluso en libros. Este material también está disponible en su sitio web oficial, lo que propicia su difusión. “Ahora existen formas más modernas de participación. Se han creado aplicaciones a nivel mundial. Nosotros usamos. Es una herramienta con la que podemos volcar las observaciones. Así, la pueden ver otras personas desde otros lugares. Tenemos una base de datos mucho más amplia y pública”, expone.

Son numerosos los ámbitos que abordan desde la entidad. Algunos ejemplos de indagaciones a lo largo de sus tres décadas de trayectoria han sido los seguimientos de poblaciones como los proyectos Noctua, Pasem, Ram u otras iniciativas enmarcadas en los planes de LIFE Intermares. A estos se suman también censos para un atlas de especies invernantes y otros tantos para otra recopilación que abarca a las reproductoras.

Lo recaudado en papel ha tenido su vía de salida en revistas, no solo en la de producción propia; también en Ardeola o Aves y Naturaleza entre otras. Han sido parte también de las páginas de los libros ‘Estatus y fenología de las aves en Ceuta’, ‘Ave de la península tingitana’ y un monográfico dedicado a los 20 años del programa Paser realizado en la ZEPA del Arroyo del Calamocarro.

La asociación se sumerge en el presente en anillamientos y seguimientos de paseriformes; de cernícalos vulgares a través de dispositivos GPS remotos y de las variantes de gaviota patiamarilla y de Adouin. La universidad de Cádiz ha colaborado en el estudio de las segundas. Hay más prácticas como el análisis de aquellas aves que no son residentes o de censos generales y específicos.

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En la Piel | Tras la historia de los Fuertes de Ceuta https://elfarodeceuta.es/historia-fuertes-ceuta/ https://elfarodeceuta.es/historia-fuertes-ceuta/#comments Sun, 24 Nov 2024 07:48:47 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1128469 Ceuta es un lugar con mucha historia y todo ceutí conoce, o ha escuchado hablar al menos, de sus Fuertes Neomedievales. Se trata de un conjunto de edificaciones militares construidas en el siglo XX, inspiradas en las estructuras defensivas de la Edad Media, aunque realizadas con técnicas modernas. Inicialmente, se construyeron nueve fuertes aunque ya […]

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Ceuta es un lugar con mucha historia y todo ceutí conoce, o ha escuchado hablar al menos, de sus Fuertes Neomedievales. Se trata de un conjunto de edificaciones militares construidas en el siglo XX, inspiradas en las estructuras defensivas de la Edad Media, aunque realizadas con técnicas modernas.
Inicialmente, se construyeron nueve fuertes aunque ya solo quedan siete. FaroTV ha hecho un recorrido por estos lugares de la mano del presidente de  Septem Nostra, José Manuel Pérez Rivera, para conocer más detalles de la historia que se esconde tras ellos.
La primera parada tuvo lugar en el Fuerte de Anyera. Es el punto más alto de Ceuta a 349 metros sobre el nivel del mar y “desde aquí se tiene la suerte de ver unas vistas espléndidas de lo que es Ceuta, de lo que es su entorno, y se puede entender cómo la geografía ha condicionado la historia de la ciudad. También explica que Ceuta haya sido un lugar deseado por todas las civilizaciones que han tenido influencia en las zonas del Mediterráneo, concretamente en el terreno occidental”, detalla.

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Esa “apetencia” por hacerse con esta ciudad ha dejado como herencia muchos restos fortificados que van desde el siglo 2 d.C. hasta la actualidad. Uno de esos restos son los Fuertes Neomedievales, que nacen en el contexto de la Guerra de África.

Contexto histórico

Según detalla Pérez Rivera, “las relaciones entre España y Marruecos no estaban atravesando los mejores momentos a mediados del siglo XIX y a partir de 1840 es cuando la situación se vuelve especialmente tensa. Eso motivó la firma de un acuerdo en agosto del año 59 con el Sultanato de Marruecos entonces presidido por el sultán Mohamed IV”.

“Parecía que con ese acuerdo diplomático se podía entrar en una fase de cierta paz en este entorno. Pero España, temerosa de las continuas incursiones que estaban haciendo las poblaciones rifeñas de los alrededores de Ceuta, decide situar una serie de reductos fortificados, que eran bastante elementales. Eso provocó la ira de Marruecos y abrió un conflicto abierto. El 22 de octubre del año 59, es cuando España, siendo reina Isabel II, declara la guerra oficialmente a Marruecos y se moviliza una cantidad ingente de soldados que se van alistando”, añade Rivera, explicando el contexto histórico en que se construyen estos Fuertes.

El fuerte de Anyera es el punto más alto de Ceuta, a 349 metros sobre el nivel del mar

Este conflicto bélico termina con la firma del Tratado de Wad-Ras en 1860 “que lo que hace es que amplía los límites de Ceuta. Hasta esa fecha, los límites reconocidos por Marruecos era el Arroyo de Fez, cerca de las Murallas Meriníes, y se amplía hasta estas cimas de Sierra Bullones y se toma como referencia el arroyo de las Bombas como frontera natural y frontera política con Marruecos”.

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Una vez ampliado el territorio de Ceuta, se encarga a un grupo de ingenieros militares la redacción de una serie de proyectos que constituirían la nueva línea fronteriza de la ciudad y que estaba compuesta por doce elementos: nueve fuertes y tres blocaos.

Los siete Fuertes que se conservan

Centrándonos en los Fuertes, situados de norte a sur, el primero sería el Fuerte de Benzú, “que fue volado cuando empieza la extracción de material para la cantera de Benzú; el que sigue es el de Aranguren, luego este de Anyera, el Renegado que tampoco existe en la actualidad; continúa con el de Isabel II, Francisco de Asís, Piniés, Mendizábal y termina con el del Príncipe Alfonso, que es el único que no tiene la planta circular, sino poligonal”.
Estas estructuras se conocen como Fuertes Neomedievales porque “recuerdan mucho a las torres circulares que podemos encontrar en la costa malagueña que son sobretodo de época nazarí”.

El fuerte de Benzú y el del Renegado son las dos torres que no se conservan hoy día

En cuanto a su diseño, todos ofrecen características similares, “tienen esta forma trococónica, planta circular, tienen varios pisos y tienen una serie de elementos, de almenas o de aspilleras, que son esas pequeñas aberturas verticales que eran para la artillería ya que se diseña pensando en un tipo de defensa contra tropas irregulares, tropas rifeñas, que conocían muy bien el terreno”, detalla Pérez Rivera.

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Además, lo que se hizo es que fuesen “Fuertes autosuficientes y tienen además un foso seco a su alrededor para evitar que pudieran ser tomados por tropas enemigas y un aljibe para poder resistir el durante el tiempo necesario”.
Por otro lado, cabe destacar que “a la hora de diseñar y de seleccionar los puntos de ubicación de cada uno de estos fuertes se tuvo en cuenta también la posibilidad de controlar, digamos, todos los posibles acceso”.

Conectados visualmente

Un detalle interesante y que llama también la atención es que los nueve Fuertes Neomedievales “estaban conectados visualmente”. Desde este modo, desde Anyera, el punto más alto, se veía el Fuerte del Renegado, actualmente conocido como La Tortuga, y mirando hacia el norte se vería Aranguren. Por su parte, hacia el sur, se verían, “perfectamente”, Isabel II, Francisco de Asís y Piniés.
Esta conexión permitía “poder avisar por distintos medios si había cualquier tipo de ataque y tener esa posibilidad de poder mandar señales a los otros grupos que estaban en cada uno de estos fuertes para mantenerlos activos y que supieran que había alguna situación complicada”.

Todos los fuertes estaban conectados visualmente por estrategia

A lo largo de su historia, estos elementos se han utilizado para la vigilancia de la zona. También “hubo otro acontecimiento en el año 24 de una subrogación cabileña cerca de aquí de Ceuta y se volvieron a arreglar estos fuertes. Luego ya después sí que ha habido destacamentos de la Legión durante un tiempo y de la Guardia Civil, previamente a toda la reforma que se hizo de la construcción del perímetro fronterizo”.

Los Fuertes Neomedievales, Bienes de Interés Cultural

Finalmente, cuando ya no tenían sentido para estos usos, en 1997 los Fuertes Neomedievales de Ceuta fueron declarados bienes de Interés Cultural en la categoría de monumentos. A pesar de eso, “no se termina de encontrar o decidir un uso que pueda aprovechar este recurso patrimonial”, manifiesta el arqueólogo.

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Aún así, es cierto que “hay una ruta diseñada que está en la red nacional o red internacional de senderismo, luego ha habido escuelas talleres que han restaurado los caminos y lo han señalizado y se han ido situando carteles informativos donde no solo hablan de la historia del Fuerte y de la posibilidad geográfica sino también se refieren a que estamos en un espacio de la RedNatura 2000, una zona de especial importancia comunitaria por la Unión Europea y zona de especial protección para las aves”.
Asimismo, las torres de Piniés, Aranguren y Francisco de Asís “han sido escenario de proyectos de restauración a través de escuelas-talleres de empleo”. Sin embargo, alguno de ellos, como el de Piniés, quedó “inacabado ya que todo lo que es el encofrado exterior fue picado pero no se llegó a terminar”.

Hay una ruta senderista que permite visitar este conjunto monumental

En definitiva y tal y como se puede observar, los Fuertes Neomedievales de Ceuta “están en desuso, abandonados y están en muchos casos en un proceso de deterioro progresivo ya que hay que tener en cuenta que tienen ya casi dos siglos a su espalda de antigüedad”.
Pérez Rivera ha aprovechado para hacer un llamamiento e “intentar que se pueda hacer un proyecto pensando en la protección del patrimonio y el disfrute social y el poder legal a las generaciones futuras un patrimonio que conecte el futuro y nuestro presente también, pero con el pasado. Es un patrimonio que tenemos la obligación de mantener y conservar”.
Los Fuertes Neomedievales de Ceuta son parte de su historia. Situados en lugares estratégicos, ofrecen unas vistas espectaculares de la ciudad y conocerlos, es obligatorio.

Las Torres de Mendizábal y Piniés

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  • Estas dos fortificaciones se encuentran próximas la una a la otra

El Fuerte de Mendizábal recibe su nombre en honor al Comandante graduado, Teniente del cuerpo de Ingenieros Plácido mendizábal y Sariviarte, que murió junto al reducto de Isabel II, en el campo de Ceuta, el 9 de diciembre de 1859. Se encuentra ubicado al oeste del fuerte del Príncipe Alfonso, sobre la cumbre del cerro de Mendizábal y limita al norte con el camino de acceso a esta fortificación.
Por su parte, la torre de Piniés ocupa la cima de Loma de Isidro, denominado el Puerto del Grajo. Su objetivo táctico era impedir el paso por la carretera, batir las alturas del frente y flanquear los barrancos de Mendizábal.
Este fuerte contaba con una superficie total de 72,62m2, repartida entre los dormitorios de la planta alta y baja. También tenía cocina y letrina con pozo negro y azotea.

Francisco de Asis

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  • Esta torre sufrió un incendio y su posterior reconstrucción en el siglo pasado

Esta torre recibe el nombre en honor al marido de la Reina Isabel II, Francisco de Asís y fue proyectada en 1860 junto con la torre de Piniés por el comandante Capitán Paulino Aldaz bajo las instrucciones del coronel exento Manuel Valdés.
Su construcción finalizó en 1863 y en 1905 se realizó un aljibe con una capacidad total de 16.500m3.
Más tarde, en la década de 1940 fue entregada al Parque de Artillería y posteriormente a la Guardia Civil.
En el año 1956 este fuerte sufrió un incendio, desposeyéndolo de todas sus plantas y siendo sus condiciones de habitabilidad malas desde entonces.
Ya en 1997 se cedió esta torre a la Ciudad exclusivamente para su restauración.

Los Blocaos

  • Del Comandari Nuevo y Viejo

Los blocaos son otros elementos de arquitectura militar del siglo XIX que se encuentran ubicados junto al arroyo de las Bombas.
El blocao del Comandari Viejo es una fortificación defensiva de planta poligonal en forma de estrella de ocho puntas desarrollada únicamente en planta baja. Está cubierta de teja curva y cercas de madera y los muros están hechos a base de mampuesto de piedra con aberturas para el tiro reforzas de ladrillo.
Por su parte, próximo a este blocao se encuentra el del Comandari Nuevo. En esta ocasión, tiene forma rectangular desarrollada en planta baja, primera y cubierta, habiéndose los forjados de separación de las mismas. Los muros son de mampuestos de piedras con aberturas para el tiro.
Ambas fortificaciones estaban dispuestas de modo que pudieran preservar a las Fuerzas ocupantes de los fuegos del enemigo y permitir el uso de las armas para la defensa desde su interior, albergando un número reducido de hombres.

Aranguren, Anyera e Isabel II

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  • Esos son los tres primeros fuertes actuales en orientación norte-sur

El primero de todos, empezando desde el norte, sería el Fuerte de Benzú, que fue volado cuando empieza la extracción de materal para la cantera de Benzú.
A este le sigue el de Aranguren, que cuenta con una capacidad de 95,90m2, repartida entre el cuerpo de guardia y los dormitorios de la planta alta y baja.
Por su parte, el fuerte de Anyera se encuentra tras el acuartelamiento de García Aldave y es el punto más alto de Ceuta.
A mediados de los años 90, la Comgeceu autoriza a la 4ª Bandera del 2º Tercio de la Legión la construcción de un observatorio para facilitar las labores de vigilancia del perímetro fronterizo.
En último lugar, la torre de Isabel II está ubicada frente al mirador de igual nombre y próxima al acuartelamiento de García Aldave. Se encuentra a un par de kilómetros del Serrallo y era el núcleo de la defensa terrestre.
Tenía el doble objetivo de batir las alturas, desde las cuales el enemigo podía atacar la posición del Príncipe Alfonso y tomar de flanco todo el ataque terrestre.
Actualmente, es necesaria la impermeabilizacion de cubierta ya que esta se encuentra con múltiples filtraciones. Además, se aprecian fisuras estructurales dese de el exterior, siendo conveniente acometer obras de cara a su estabilización.

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En la Piel | La 'levantá' del pescado en la Almadrabeta https://elfarodeceuta.es/levanta-pescado-almadrabeta/ Sun, 27 Oct 2024 08:12:16 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1116343 La Almadrabeta de Ceuta es el lugar del que procede el 90% del pescado que entra en la ciudad. Seguramente, todo ceutí conocedor de este arte de pesca se ha preguntado alguna vez cómo es el trabajo que llevan a cabo tanto buzos como marineros en el mar. La respuesta nos la han dado ellos, […]

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La Almadrabeta de Ceuta es el lugar del que procede el 90% del pescado que entra en la ciudad. Seguramente, todo ceutí conocedor de este arte de pesca se ha preguntado alguna vez cómo es el trabajo que llevan a cabo tanto buzos como marineros en el mar. La respuesta nos la han dado ellos, los propios trabajadores.

Para los amantes de la mar y los curiosos de las expediciones este reportaje es toda una joya, pues no solamente se muestra lo sucedido en la superficie, sino que las cámaras han viajado con los buzos para brindarnos unas imágenes a los que pocos tienen acceso: las profundidades de la Almadrabeta de Ceuta.

Formado por un equipo de más de 20 personas, quienes laboran en la Almadrabeta suben una media de 4 toneladas de pescado durante la ‘levantá’, a no ser que por encargo deban currarse unas tantas más.

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Antes de embarcar y adentrarse en la excitante aventura que esto supone, el capitán y los marineros son los encargados de preparar los contenedores con el hielo en los que se clasificará el pescado para su posterior traslado a tierra.

Los buzos, por su parte, desarrollan labores de preparación de equipos de buceo, reguladores, trajes, recargar botellas de oxígeno y cargarlas en la lancha.

Una vez este trabajo está efectuado se pone rumbo hacia la Almadrabeta para trabajar en la ‘levantá’, un viaje incierto en el que la marea y el temporal serán definitivos para su realización.

El viaje hasta llegar a ella es espectacular, el barco transporte tira de dos barquitos pequeños, el capitán y Foncubierta, patrón también, capitanean este barco y si lanzan la vista atrás pueden ver a los marineros disfrutando del viento y de la maravilla de vistas que deja Ceuta y la inexplicable sensación de navegar por el foso de camino al trabajo.

4.000 kilos de pescado se cogen de media en la 'levantá', siempre y cuando los encargos no los obliguen a hacerse con más kilos

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El barco deja rastro que el mar borra, y cuanto más te adentras, menos quieres mirar a tierra. Ni para los marineros todos los días son iguales, cada mañana es un encuentro nuevo con lo rocambolesco del mar.

La decisión sobre la llevada a cabo de la ‘levantá’ es únicamente del capitán, quien valora los factores desfavorables y los riesgos que podría sufrir el personal. Esta decisión es tomada una vez han llegado al lugar, en la zona del Recinto.

En la Almadrabeta

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Aquellos días en los que la marea y el temporal es favorable, según explica a FaroTV el capitán Rafael Ariza, “cuando llegamos vamos preparando al personal para meter unas redes que se llaman las redes de ‘ahorrá’ y, a continuación, todo el pescado lo arrastramos para el este, que es para levante, para el copo y desde ahí empezamos a sacar pescado”.

Mientras Ariza hablaba era complicado mantener el equilibrio, el viento hacía balancearse el barco como si de un péndulo se tratara y todos los allí presentes tuvieron que agarrarse fuerte para no caerse en el barco ni al agua.

Juan Jesús Galán, marinero de la Almadrabeta y patrón de los buzos, matiza que desde el barco en el que marchamos hasta la Almadrabeta no se ayuda a los buzos, deben ocupar otros más pequeños que sean indicados para desarrollar el trabajo requerido.

El paso de unos barcos a otros también es toda una aventura en el mar, sobre todo si el temporal no es muy favorable. Todos deben achichar agua que entra debido al balanceo y tienen que recurrir a la astucia para no acabar empapados hasta arriba.

Independientemente de que la ‘levantá’ salga adelante, el trabajo de los buzos se realiza diariamente. Según Chema Vierna, de los cuatro buzos disponibles, dos se encargan de revisar la rabera (las redes instaladas bajo agua) que son de unos 600 ó 700 metros, mientras un tercero dirige la lancha y otro va “colgado” tras ella.

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Recién llegados a la Almadrabeta, el trabajo de los buzos se dirige a la búsqueda de peces luna y tortugas que puedan haber quedado atrapadas en las redes para su liberación. También son los responsables de detectar posibles roturas. Este trabajo de revisión se realiza todos los días para mantener las redes en “perfecto estado”.

Los buzos viven la excitante experiencia de salvar a ciertas especies de la fauna marina que su destino ha llevado hasta estas redes, no siendo este un lugar para ellas. En esta peculiar vivencia que tuvimos el placer de vivir, observamos a dos buzos soltando dos peces lunas al mismo tiempo, un momento mágico.

Sergio Guzmán, jefe de equipo de los buzos, aclara que son ellos mismos los que el día previo a la ‘levantá’ “se tiran al cuadro”, la zona en la que el pescado se queda atrapado.

“Tenemos que tirarnos en el cuadro para ver qué tipo de pescado y qué cantidad hay aproximadamente para avisar al capitán para preparar las tinas de nieve necesarias para hacer la ‘levantá’ al día siguiente y sacar el pescado”, traslada.

Los buzos son siempre los primeros en salir, así lo cuenta Miguel Ángel Guerrero, otro de estos profesionales.

El proceso de dirigir al pescado

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El momento de la ‘levantá’ puede parecer un proceso fácil y rápido, pero nada que ver con la realidad, hasta cinco horas puede llegar a alargarse este proceso.

Antes de sacar el pescado del mar, además del trabajo de revisión previo de los buzos, se debe dirigir al pescado hacia el copo, el lugar a donde debe concentrarse (y atrapar)  todo el pescado antes de su subida.

Como peces en el mar, los buzos nadan junto a estas criaturas, viviendo cada día el sueño de muchos.

Además de las redes existentes en la Almadrabeta, para el proceso de la ‘levantá’ son necesarias otras cuya función es protagonista en esta labor. Son lanzadas al mar por los marineros a la orden del patrón y estas redes se denominan “redes de ahorrá”.

La 'levantá' puede alargarse hasta cuatro horas si la cantidad de pescado es considerable

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Cuando este proceso va a comenzar, Galán adopta el papel de patrón de los buzos, embarca la lancha de éstos y los transporta hasta “su sitio” mientras se queda “arriba con la lancha dando vueltas “ayudándolos a dirigir el pescado”.

Es con el arranque de la acción en el proceso de dirigir al pescado cuando comienza toda una odisea para el que nunca lo ha vivido de cerca.

De repente sientes que tienes seis años y que estás en el patio del colegio leyendo un libro sobre aventuras de marineros que se han enfrentado a monstruos marinos y han descubierto ciudades bajo el mar.

Desde arriba, los marineros esperan a que el jefe de los buzos, Sergio Guzmán, “suelte una boya, los marineros arrían una red al grito de ‘¡arría, arría!’ y esperan a que salga una segunda boya, indicadora de que pueden ser arrastradas con la grúa hasta la red de ‘ahorrá”, adelanta.

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No esconderé que Galán tuvo que detenerse durante la entrevista, pues sus compañeros no paraban de hacerle bromas, aguantó la risa hasta el final, pero el buen ambiente de ese barco (que no se pierde ni con oleaje) hizo de las suyas, terminando en risas para todos.

Guzmán transmite que los buzos se lanzan al cuadro (donde está el pescado) “desde la parte de la cámara”. Las partes que componen esta zona son: cámara, buche y el copo, esta última es la única que “tiene red completa”, los demás tienen “paredes” (boyas arriba y cadenas abajo).

Es enriquecedor descubrir nuevos términos, un nuevo lenguaje que solo se usa en el mar, el gran desconocido de muchos y fuente de mitos, inspiración para poetas y donde muchas miradas se pierden buscando respuestas.

Dicho esto, continuamos con la aventura que supone ser un buzo de la Almadrabeta. Cada uno de ellos se lanza al mar a su manera, siendo todo un evento para el que lo ve y comenzando así la gran experiencia de sumergirse.

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“Empezamos desde la cámara, nos tiramos los cuatro buzos, con la lancha desde arriba comienzan a dar vueltas para asustar al pescado y nosotros desde abajo con unos pitos que llevamos en las botellas intentamos también asustarlos para dirigirlos a la parte del buche”, explica.

“Vamos a medias aguas del fondo. Hacemos una pantalla de burbujas, los pitos suenan debajo del agua como un pato ‘cua cua’ y así empujamos el pescado hacia el buche”, añade Vierna.

Contarlo es una cosa y vivirlo otra completamente muy distinta. Y entre ellas se encuentran quienes a través de las imágenes pueden acercarse a la realidad inaccesible de la vida bajo el mar, un placer para muchos y un agujero negro para otros tantos.

Tras esto, los buzos sueltan una boya. Esta boya es una indicación para los marineros que esperan arriba de que deben echar las redes de la “ahorrá”. El arriado de esta red forma “una pantalla”, continúa Guzmán.

“Ahora, los buzos nos vamos a los laterales de la Almadraba que se llama la faja. Están la ‘faja de tierra’ y ‘faja de fuera’. Lo que hacemos es cerrar los laterales y empujar el pescado hacia el copo”, aporta Vierna, un buzo con porte de aventurero entusiasta.

Una vez en el copo, los buzos deben arrastrar una cadena hasta pegarla a otra llamada “puerta sotana”. Una vez hecho esto se tira de un cabo, arriba está lo que llamamos la “zacá”, que va con unos “maquinillos”, los compañeros desde arriba arrancan los motores y suben esa puerta una vez está todo el pescado encerrado. Es entonces cuando comienza el proceso de la ‘levantá’ del pescado.

La 'levantá'

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Dos lanchones, la “zacá” y todos los compañeros se unen para tirar de las redes hasta llegar al “matador”, donde con una zaranda ubicada en uno de los barcos “se va cogiendo el pescado”, adelanta Vierna.

Los buzos salen a flote y junto a sus compañeros, un equipo formado por más de veinte personas, ya todos arriba y alineados, tiran de las redes hasta llegar al matador donde “muere el pescado”.

“Una vez muere el pescado ahí, el marinero y el gruista profesional con el salabar empiezan a coger el pescado, varios marineros nos metemos en las tinas y empezamos a clasificarlo, según como nos diga el capitán y vamos llenándolos uno a uno. A la vez que clasificamos vamos echando nieve”, relata el marinero al que no le falta una sonrisa, Juan Jesús Galán, que también dedicó algún cante a los compañeros de El Faro en la mar.

F. José Foncubierta, buzo profesional y patrón: "La misión más importante es procurar que no se escape el pescado en la 'levantá"

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Advierte el buzo profesional Francisco José Foncubierta de que una vez llegados al proceso de la ‘levantá’ y se procede a sacar el pescado, la misión más importante es procurar que éste no se salga de las redes.

Es inexplicable, incluso un tanto desagradable para los más sensibles, pero una vez está el pescado en el copo, comienza a sangrar dejando una piscina roja en mitad del mar.

Rafael Ariza, capitán: "El trabajo de los buzos es primordial porque ellos son los que arrastran el pescado"

En días en los que la cantidad de pescado es considerable, el proceso de la ‘levantá’ se llega a alargar hasta cuatro horas (o más) hasta que los trabajadores pueden volver a tierra con las tinas llenas de pescado, asegura el capitán Ariza.

De este pescado “se deja una pequeña cantidad en la lonja de Ceuta y el resto va para la península”.

Ariza recuerda que el trabajo de los buzos es primordial “porque ellos son los que arrastran el pescado y los que nos avisan cuando ya está para cogerlo.

¿Es duro este trabajo?

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“Es un trabajo peligroso”, apunta Foncubierta.

Juan Jesús Galán, marinero: "Es muy duro porque la mar es dura. Cruzar el Estrecho todos los días no es fácil"

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“Es muy duro, porque la mar es dura, hay gente en tierra que no entiende ni ‘papa’ de estas cosas y la verdad es que es muy duro, sobre todo para nosotros, los que vamos a navegar. Todos los días cruzar el Estrecho no es fácil”, recoge el marinero Galán.

Miguel Ángel Guerrero, buzo profesional: "Debajo del agua hay que hacer el doble de esfuerzo que en tierra. A nivel físico es cansado"

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“A nivel físico es bastante cansado, es un trabajo de mucho esfuerzo. Debajo del agua hay que hacer el doble de esfuerzo que en tierra”, traslada el buzo Miguel Ángel Guerrero.

Sergio Guzmán, jefe de equipo de los buzos: "Cuando el agua está turbia y no se ve, no sabes lo que te puedes encontrar"

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“Lo más difícil de ser buzo en la Almadrabeta es el tema de las redes. Te puedes enganchar con la botella, los días que está el agua turbia no se ve y no sabes lo que te puedes encontrar. Algunas veces nos hemos encontrado un tiburón, un día nos sorprendió un tiburón martillo y hace unos años otro ballena. También un pez espada, con el que hay que tener cuidado”, cuenta Sergio Guzmán.

También ha confesado que a veces se dan algún susto que otro debido a una gran sombra, que termina siendo pez luna gigante, como aquel encontrado hace unos meses, uno de los peces luna más grandes del mundo, con un peso de 2.500 kilos.

“El tema de redes es bastante fastidioso, sobre todo cuando no se ve nada. Te puedes llegar a enganchar y, por ejemplo, como nos pasó hace poco, de repente cambió la marea y la red se nos echó encima, nosotros gracias a dios contamos con experiencia de varios años y sabemos solventar esos problemas, pero si le pilla a alguien nuevo puede llegar a pasarlo mal e incluso no contarlo”, asegura Chema Vierna.

En sintonía a lo mencionado por Vierna, las mareas pueden llegan a influir tanto en los buzos como en el proceso de la ‘levantá’.

 Cómo influye la marea y el viento

Según Foncubierta, la marea influye “bastante”, ya que significa mucho más trabajo para todo el equipo en el caso de que la ‘levantá’ se lleve a cabo.

El capitán Ariza habla del viento, del que dice que influye “muchísimo”, ya que “los barcos tropiezan unos con otros y se rompen. Tampoco podemos hacer el trabajo como queremos hacerlo”.

Rafael Ariza, capitán de la Almadrabeta: "Si el viento es muy fuerte y no cesa, nos vemos obligados a volver a tierra"

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El viento influye considerablemente en la pesca. Asegura Ariza que, si el viento es muy fuerte y no cesa, deben volver a tierra “porque esto tiene que estar en calma para que nadie se accidente y los barcos no se rompan”.

A pesar de que en ocasiones los marineros y el capitán deben volver a tierra debido al viento o la marea, los buzos desarrollan labores todos los días. Revisar la rabera de unos 700/800 metros, así como la presencia de algún pez luna o tortuga que se hayan podido quedar atrapados, entre ellas.

“Lo malo de este temporal ha sido el vendaval, al no ser un viento ni de poniente ni de levante, al venir de vendaval, puede llegar a romper las redes y además salir algún compañero herido” dijo refiriéndose al temporal del mismo día en el que El Faro embarcó hacia la Almadrabeta, un primer día en el que este medio constató las consecuencias que el temporal tiene en este oficio, teniendo que volver a tierra sin realizar la ‘levantá’, acompañando un segundo día a los pescadores para la realización de este reportaje.

Miguel Ángel Guerrero, el buzo más joven de la Almadrabeta, añadió que debajo del agua no influye tanto el viento, al contrario de las mareas.

La diferencia entre la Almadrabeta de Ceuta en comparación con otras de la península reside en el tamaño, de ahí que, en nuestra ciudad, se le llame Almadrabeta y no Almadraba, como sería realmente.

Chema Vierna, buzo profesional: "Lo más bonito que me ha pasado fue cuando encontramos un tiburón ballena y lo sacamos"

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En el plano de las confesiones, el buzo Chema Vierna no quiso guardarse dentro uno de los momentos que lleva grabados en su retina: “A mi lo más bonito que me ha pasado fue cuando vimos un tiburón ballena, era de unos 11 o 12 metros y tuvimos que sacarlo. La gente paga para irse a otros países para ver ese tiburón y nosotros hemos tenido la suerte de tenerlo aquí, eso ha sido para mí lo más bonito”, explica emocionado.

Para este reportaje hemos contado con la participación de Rafael Ariza, capitán de la Almadrabeta; Sergio Guzmán, jefe de equipo de los buzos de la Almadrabeta; Francisco José Foncubierta, buzo profesional de la Almadrabeta y patrón; Juan Jesús Galán, marinero de la Almadrabeta; Chema Vierna y Miguel Ángel Guerrero, buzos de la Almadrabeta.

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En la Piel: así se subasta el pescado en la Lonja https://elfarodeceuta.es/subasta-pescado-lonja/ Sun, 22 Sep 2024 05:00:28 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1101074 Todas las semanas, a las siete y media de la mañana, uno o varios días se realiza la tradicional subasta de pescado en la lonja de Ceuta. Se hace de una forma ya extinta en casi todos los lugares en los que se lleva a cabo. Y es que esa subasta es en pesetas y […]

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Todas las semanas, a las siete y media de la mañana, uno o varios días se realiza la tradicional subasta de pescado en la lonja de Ceuta. Se hace de una forma ya extinta en casi todos los lugares en los que se lleva a cabo.
Y es que esa subasta es en pesetas y los pujadores, que conviven con ello, transmiten la intención de aumentar la puja a través de gestos y miradas, un verdadero acontecimiento que todos deberían presenciar una vez en la vida antes de que esta práctica se pierda también en nuestra ciudad.
En este recorrido nos han acompañado Juan Manuel Sánchez, subastador de los pescados que entran en la lonja y secretario de la cofradía de pescadores; Carlos Ramírez, propietario del Violeta 3, armador, patrón y pujador. También lo han hecho José Cernadas, pescador de la Almadraba y Abdeselam Bumedian, pujador procedente del puesto nº 14 del Mercado Central.


A las siete de la mañana, cuando todavía el sol no ha salido, el subastador ya prepara el tinglado para la subasta y los pujadores van llegando con sus vehículos para transportar posteriormente el pescado a sus respectivos negocios.
La imagen que deja el comienzo de esta subasta tiene cierto poso de tradición, como si fuera Navidad y tocara estar junto a toda la familia alrededor de la mesa para comenzar a cantar los villancicos que desde pequeños nos inculcan.
“Seis cien, cuatro cien, diez mil, diez mil quinien, trece mil cien”, son las cifras que se pueden escuchar al comienzo de esta subasta con cada tipo de pescado.
“Hacemos levantá en la Almadraba, en los bidones que llevamos a bordo echamos nieve, vienen frescos hasta aquí. Por la mañana a las cinco y media los sacamos y volvemos a echar hielo hasta que llegan los compradores a las 07:30 horas y se los llevan”, informa José Cernada, pescador en la Almadraba.
“Casi siempre viene vivo, por no decir siempre, se mata en nieve y la subasta es al día siguiente”, añade Carlos Ramírez, patrón y pujador.

Según Abdeselam Bumedian, el día anterior envían un mensaje desde la organización de la subasta a todos los pujadores a través de WhatsApp para informar sobre la cantidad de pescado y el género.
“Hacemos la recepción del pescado que viene de los barcos por la tarde o por la noche, lo metemos en cámaras frigoríficas para que por la mañana sobre las 07:30 horas podamos iniciarla”, informa Sánchez, el subastador de la lonja.
Son las pescaderías del Mercado Central, de Hadú y en menor proporción los restaurantes, los que acuden a la lonja para participar en esta tradicional subasta de pescado.
Según Sánchez, se clasifica por especies y tamaños y tras su finalización se da comienzo a la subasta.

Comienza la subasta

“Es peculiar porque se hace en pesetas, algo bonito y tradicional”, relata Ramírez en relación a la subasta.
Abdeselam Bumedian no duda en afirmar que “la gente ya está acostumbrada a las pesetas y así se ha quedado, el único sitio en el que se mantiene esta tradición es aquí en Ceuta, creo yo”.
El gran entendedor, el subastador, se refiere al oficio de la subasta como un trabajo “fácil”. “Yo le pongo un precio estimativo, siempre intento ponerlo por debajo del precio real porque las subastas normalmente se hacían de arriba hacia abajo en otros puntos de España, pero nosotros lo hacemos al revés”.
La forma de comunicación entre subastador y pujadores también es un tanto peculiar. “Lo hacen mediante señales, guiños, otros levantan el dedo, otros mueven la cabeza y vamos subiendo hasta que se queda en un precio fijo”.


“También tienes que tener un poco de picardía, en las pujas debes calcular al euro rápidamente por si se lo tienes que endosar a alguien. Tampoco puedes comprarlo todo porque hay gente que te sube constantemente y te arriesgas a perder dinero. Cuando yo era más jovencillo pegué aquí algún batacazo peligroso”, confiesa Carlos Ramírez.
A pesar de estas subidas, por regla general, entre subastadores intentan ayudarse y todos conocen bien los precios del pescado de la lonja, por lo que, según Ramírez, no suelen pisarse.
“Llevamos muchos años juntos aquí y todos nos conocemos, pero siempre está el pique, porque a lo mejor a dos les interesa el mismo tipo de pescado y uno se lo quita al otro, ese uno se mosquea porque lo necesita para encargos, entonces otro día uno se lo sube mucho a otro y no le renta. Entonces siempre está el pique, pero es un pique sano”, asegura Sánchez.
Carlos Ramírez no titubeó en admitir que en esta jornada había pujado más para “que otro gastara más”, al igual que le habían subido la puja a él para que hiciera lo mismo.


“Sé los márgenes que tengo, a lo mejor gano menos y tal, pero sé cómo no perder, por así decirlo”, traslada.
La tensión que se vive en el desarrollo de la subasta es palpable. Cada gesto y cada mirada cuentan y todos deben estar atentos para que no les escape absolutamente nada.
El momento en el que una puja ha llegado a su fin es tan sutil que apenas se percibe quién ha sido el ganador, pues es imposible detectarlo a no ser que estés dentro y entiendas ese lenguaje único de la lonja.
Una vez ya está todo el pescado vendido, y nunca mejor dicho, “la misión de la cofradía”, un trabajo posterior que debe realizar el subastador, “es avisar al veterinario del pescado que ha entrado en la subasta y a los puestos a donde va”.

El pescado llega a los mercados de Ceuta

“El pescado que hemos subastado esta mañana procede de la Almadrabeta de Ceuta, una empresa compuesta por unos 20 trabajadores de los cuales hay 4 buzos y 15 trabajadores. El 99% del pescado que entra en la lonja viene de allí”, narra Sánchez.
El 1% restante del pescado que llega a los mercados procede de “un par de barquitos de artes menores”, añade.
Carlos Ramírez es pujador y patrón de su propio barco, el ‘Violeta 3’, que se encontraba en chapa y pintura en el momento de la subasta. “Es de artes menores que son trasmallo, palangre y nasa. En mi caso, pesco a trasmallo y más adelante a lo mejor meteré palangre”.
También hay “algún barquito de cerco para pescar jureles, boquerones, sardinas, caballas, que exigen una mayor tripulación al ser de mayor tamaño”, indica Ramírez.
José Cernadas apoya la información emitida por Ramírez, añadiendo que “también se pescan peces volaores y poco más”.
Juan Manuel Sánchez, subastador y secretario de la cofradía de pescadores, señala que “la Almadraba ya no existe como tal, se llama Almadrabeta, pues la primera, se perdió en la ciudad al ser un arte mayor. Lo que hay ahora es un arte pequeñito llamado Almadrabeta”.


“El sector está muy en declive. Solamente la Almadrabeta y tres barcos salen a pescar. Estos últimos suelen recoger salmonetitos, rascacios… y este pescado entra más tarde a la lonja, sobre las 10:00 horas y no pasa por la subasta, va directo al mercado”.
Abdeselam Bumedian asegura que “cada vez hay menos pesqueras”. Antiguamente, la flota que salía a pescar para los negocios de Ceuta estaba compuesta por una mayor cantidad de barcos y trabajadores.
También hace referencia la disminución de la cantidad de pescado. “La mar se está quedando seca poco a poco. Generalmente, aquí hay pez limón, bonito, jureles, depende de cada día”.
Cuenta Bumedian que una vez finalizada la subasta y con todo el pescado repartido, el último empujón es cargar el género en la furgoneta para trasladarlo hasta el mercado, donde se reparte, se limpia y se corta hasta que el establecimiento abre sus puertas al público.
Una vez el pescado ha sido vendido en el mercado o los distintos negocios de Ceuta, según Carlos Ramírez, las ganancias obtenidas rondan en torno al 30 o 50% del coste inicial en subasta.

Una armonía única y una llamada de atención

“Aquí hay una armonía única, quedamos muy pocos, desgraciadamente, pero los poquitos que estamos somos una gran familia; y muy contento la verdad”, expresaba con emoción Ramírez, el pujador más joven de la lonja.
Las risas no faltan, ni las bromas, tampoco las miradas cómplices o la energía a pesar del madrugón que estos trabajadores de la mar deben pegarse para asistir a la lonja.
Mientras la subasta toma vida con la oscuridad de las 07:30 horas, el sol aparece y va alumbrando todo afuera, cuando se da fin a la subasta, los pujadores se dan la vuelta y se encuentran con el sol de cara.
Es como si ese momento en el que se produce la subasta supusiera el comienzo del día, un nuevo amanecer, cada día uno distinto, pero vivido desde un lugar en el que, aunque pasen los años, allí dentro nada cambia.


La tradición es bonita y para el que lo presencia, una gozada, pero Juan Manuel Sánchez, encargado de la subasta quiere aclarar que “a pesar del lado bonito, que lo tiene, esto continúa así porque nadie se ha preocupado en modernizarlo”.
“En Andalucía, ha habido quien se ha preocupado de coger fondos europeos y adaptar las lonjas a lo que marca la reglamentación, gente sentada realizando la subasta a través de un mando. A voz ya no se ve casi en ningún lado”, explica.
Sánchez reitera que en Ceuta “nos adaptamos a lo que tenemos y lo que tenemos es esto. Por eso continuamos vendiendo a voz, no es porque yo quiera o sea muy bonito es porque no hay otra cosa. Y como dice el presidente del Gobierno, de la necesidad se hace virtud”.
De esta manera concluye este gratificante recorrido por la subasta del pescado en la lonja Juan Manuel Sánchez, el subastador y secretario de la cofradía de pescadores.

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En la Piel | Un año del incendio en el Edificio de Colores https://elfarodeceuta.es/aniversario-incendio-edificio-colores-vida-abre-paso-fuego/ Sun, 14 Jul 2024 06:00:05 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1074853 Huele a humo. Aún la entrada del Edificio de Colores guarda un vestigio del incendio. Sus paredes todavía sufren las consecuencias del fuego que puso en alerta al vecindario y a los bomberos de Ceuta aquel 14 de julio de 2023. Cada vez que sus residentes acceden a este llamativo bloque de pisos, sin quererlo, […]

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Huele a humo. Aún la entrada del Edificio de Colores guarda un vestigio del incendio. Sus paredes todavía sufren las consecuencias del fuego que puso en alerta al vecindario y a los bomberos de Ceuta aquel 14 de julio de 2023.
Cada vez que sus residentes acceden a este llamativo bloque de pisos, sin quererlo, recuerdan cómo su vida dio un vuelco hace tan solo un año. Meses llenos de adaptación, retos e incertidumbre. Un túnel en el que empiezan a ver la luz y su final.

Un año después ese olor a quemado es solo un minúsculo efecto de todas las secuelas fruto del paso de las llamas. Arrasaron los muebles y las habitaciones de una parte de las viviendas e incluso redujeron a la primera planta a meras cenizas.

Un giro de 360 grados

Afable y acogedora, África Gutiérrez abre la puerta de su casa sin reparos. Ilumina su rostro rodeado por una flotante melena grisácea. Se sienta en el sofá junto a José María Martínez, su marido. Ella es una de esas personas que pasa desapercibida por la calle, pero que se deja ver con facilidad cuando habla. Lleva 50 años compartidos junto a él, confitero de profesión. Enseñan, sonrientes, una fotografía en la que se le ve con las manos en la masa.
Decidieron mudarse para tener una vida más cómoda y un domicilio más accesible para llevar mejor sus achaques, producto del paso de los años. Lo que con toda seguridad no entró en sus planes es aquella aciaga fecha en el calendario en la que una chispa se prendió y vistió de negro los colores del inmueble.

José María Martínez, vecino afectado: "Llamó nuestro vecino y nos dijo ‘vámonos que hay fuego’. Tal y como estábamos nos fuimos"

“El día del fuego, eso fue muy fuerte, pero no solo el día. Es que era ese y al otro y al otro. Eso no se apagaba y no teníamos nada. Nos quedamos sin nada y sin la casa”, cuenta. Su mirada se torna triste al llegar a su memoria las brasas del incendio y las columnas de humo.

“Son muchas cosas. Es muy complicado decir ahora qué se siente. Pues mucha pena. A mí me da mucha alegría cuando veo lo bien que está la casa, pero hasta este punto…”, apostilla.
José María está a su lado. Se siente identificado con cada palabra que relata. “Nos hemos venido abajo muchas veces, pero, el uno por el otro, tiramos. Estamos los dos y estamos bien. No nos ha pasado nada gracias a Dios”, menciona.

África Gutiérrez, vecina afectada: "Son muchas cosas. Es muy complicado decir ahora qué se siente. Pues mucha pena"

“Esto no es para contarlo; es para ver lo que pasa. Cada uno lo manifiesta de una manera, pero uno se siente mal porque aquí lo tienes todo; toda tu vida aquí. Te ves que no tienes nada comprado. Zapatillas, ropa…ella tenía una batita puesta”, detalla Martínez.
La sabiduría popular asegura que las desgracias unen a las personas. Este caso no fue la excepción de la regla. El matrimonio saca a relucir la cara amable de esta vivencia, que no es otra que la buena relación que existe en el presente en la comunidad.
“Lo positivo es que hemos conocido a los vecinos, que antes no era así. Te cruzabas en el portal o en el ascensor y todo era ‘hola y adiós’. Hemos intimado y ya nos conocemos. A ver si, cuando se arregle todo esto, tenemos una reunión. Lo principal es que tenemos buena voluntad. Queremos que vaya todo lo mejor posible”, expresa.
Hace referencia a los residentes de la primera planta, que se quedaron sin su propiedad. “Les han demolido la casa. Es una pena porque tienen dos solares en lo que era su hogar y no tienen nada”, manifiesta. “Lo han perdido todo. Me pongo en su lugar. Se va a reconstruir, pero dicen que de momento no pueden hacer nada. ¿Por qué no?”, se pregunta.

Regresar tras las cenizas

Ahora su casa “está bonita”, pero hace relativamente poco era un espejo de lo ocurrido. Muros ennegrecidos que quedan atrás bajo capas de pintura y puertas que lucen como nuevas tras las cenizas. África y José María regresaron el 1 de junio y el 16 se establecieron tras un breve viaje. Es como si se hubieran mudado de nuevo.
Ese mediodía ambos se fueron con lo puesto a la calle a excepción de un monedero que ella cogió. Pintaban el salón y el sofá se encontraba en otro lugar. Después de la visita del técnico, se sentaron a la mesa como muchos otros ese viernes. “El muchacho acababa de irse y nos pusimos a almorzar. Terminando ya, llamó nuestro vecino Raúl y nos dijo ‘vámonos que hay fuego’. Tal y como estábamos cogimos y nos fuimos”, explica José María.
Esa pequeña cartera les hizo el apaño. Pudieron comprar prendas e ir a la farmacia a por los medicamentos de ella. “Teníamos que recoger las medicinas. No se podía entrar. Esto era un caos”, comenta él. “Les di las llaves a los bomberos y ellos subieron, aunque le dieran los fármacos porque, claro, lo hacían, pero había que pagar. Menos mal que ella tenía la tarjeta. Ellos nos los bajaron”, especifica. “Tuvimos también que llevar la ropa a la tintorería porque olía a humo”.

Días que se convirtieron en meses

Esperaban volver al poco. Les sugirieron que, en principio, podrían volver el martes. Sin embargo, la virulencia y el avance del fuego finalmente se saldaron, en su caso, con once meses de espera.
“Pusieron unas mesas abajo por si había personas que no tenían donde quedarse para que fueran a un hotel u otro sitio”, expone el ceutí. Sus hijos les abrieron las puertas de sus casas. Esa fue su suerte durante un tiempo hasta que tuvieron que buscar un alquiler.
Las siguientes horas que siguieron al minuto cero del incendio transcurrieron bajo la batuta de la incertidumbre. Sin saber qué hacer o cuándo volvería la normalidad. Eduardo Verdugo experimentó esa sensación. Ese día se disponía a disfrutar de una paella. Se sentía pleno y aliviado. A sus ochenta años ya tenía pagada la hipoteca del piso.
“Vi que mi hija me llamó. ‘Papá, baja pronto de casa’, dijo. Nosotros estábamos tranquilos y no escuchábamos nada”, indica. No supieron cómo reaccionar ante ello. “Cuando vimos por uno de los cuartos de baño que estaba saliendo humo, vino un bombero a por mí. Me tuvo que poner una máscara y me sacó por la escalera porque por el ascensor no se podía. A mí mujer también”, narra.

Eduardo Verdugo, vecino afectado: "Vino un bombero a por mí. Me tuvo que poner una máscara y me sacó por la escalera”

La inhalación le afectó. “Me subieron a la ambulancia. Me dieron oxígeno. Gracias a Dios no me pasó nada y no ocurrió por la noche, porque si llega a pasar así habría sucedido una desgracia gigante”, relata.
Después de muchos días, ha vuelto junto a su esposa a su hogar. Ella está en la peluquería y él disfruta, durante un rato, de la visita de su hija. “Aquí llevaré durmiendo tres o cuatro noches”, confiesa.
“No podíamos entrar a la casa. Estaba prohibido por el arquitecto. No podíamos hacer nada. Ni arreglarla ni nada. Estuvimos varios meses así. Por lo menos entre cinco y seis”, cuenta. De hecho, Eduardo no regresó nunca a su domicilio. A partir de ese día su vivienda, ganada con el sudor de su frente, solo sobrevivió en el recuerdo.
Reside actualmente en otro piso, en el mismo bloque, escaleras abajo del que tenía. Su hija ha adquirido esta nueva propiedad para que ellos puedan vivir tranquilos. “Tuve la suerte de que ella vive en un edificio nuevo y, gracias a Dios, estuvimos con ellos mi mujer y yo. No tuvimos que pagar alquiler ni nada”, aclara.
La mala suerte los acercó a otras personas con las que compartieron este desafortunado capítulo vital. “Antes no los conocía. Por ejemplo, aquí al lado vive uno que es policía. Este muchacho es vecino. No sabía que se había venido a vivir, se mudó hacía poco. Fue dos días antes del incendio como mucho”.

Abrazar el fuego cada diez minutos

Los únicos que conocieron de cerca el color de las llamas fueron ellos. Los bomberos del SEIS se abrieron paso entre las fauces amarillentas que se nutrían de la materia del edificio. Todas las dotaciones del cuerpo disponibles se personaron para apaciguar el foco.
Uno a uno abrazó el incendio. Cada operativo tan solo tenía diez minutos para acceder al inmueble y tener un cara a cara con el fuego. Se alternaban para controlarlo y rebajarlo. El calor, extenuante, solo les permitía estar a cada rato en su interior.
Juan Carlos Alguacil, Miguel Ángel Ríos e Iván García son testigos del suceso y de la conmoción de los vecinos. Coinciden en que aquello era “un horno” y que la forma de proceder fue clave para lograr un incidente limpio sin nada grave que lamentar.
Más de 1.000 grados se apoderaron del Edifico de Colores. Una temperatura para la que no está preparado ni siquiera el vestuario de estos profesionales que, como máximo, soporta en torno a los 80.
Las primeras lecturas de la cámara térmica señalaron que estaba por encima de los 1.000. Ya eso nos hizo pensar que iba a ser un incendio complicado. El bajo techo de la planta superior con el estocaje hizo que se elevara mucho y se convirtiera en un horno rápidamente”, explica Alguacil, que fue sargento accidental aquel 14 de julio.
“Lo más difícil para un bombero en estas situaciones es siempre el calor”, confiesa Ríos, jefe de la unidad ceutí. “Se nos hacía compleja la aproximación. A esa temperatura lo que ocurre es que cuanta más agua se echa, más problemas surgen. A 100 grados se evapora”, puntualiza.
“Bajar todo eso no se hace ni con diez mil litros ni en quince minutos. Lo principal era refrescar airear y ventilar. Por eso se rompieron cristales. Se intentó abrir un acceso por otro lado. Esa fue la solución prácticamente”.
Los residentes del bloque y los empleados de los comercios aledaños fueron testigos de su estado físico. Cansados y exhaustos trabajaron codo a codo para acabar con aquel reguero ardiente.
“Esto era demasiado. Los bomberos, los muchachos, estaban ahí tirados porque no podían subir. El incendio estuvo 72 horas. Es mucho tiempo con muchos grados”.
“Estaba afuera y grabé. Lo que más me impactó, más que el humo, más que todo eso… Fue ver a los bomberos en el suelo desfallecidos. Salían y se echaban agua por la nuca, por la cabeza…”.

Más de 40 personas rescatadas

El humo invadió los huecos de escalera. El nivel térmico en la estructura y los gases provocaron dificultades a la hora de sacar a los vecinos del edificio. Lo más recomendable era permanecer en la vivienda. Sin embargo, los bomberos finalmente estimaron que lo mejor era que salieran. Más de cuarenta residentes del bloque fueron puestos a salvo. Algunos tuvieron que ser rescatados desde las terrazas y otros lo fueron desde el interior.
Una vez reducida la temperatura a una escala lo suficientemente baja, se pudo proceder a abrir la cristalera para crear una línea más de ataque. Era necesario esperar a este momento ya que, de no hacerlo, se podría haber generado un fuego vertical.
“Conforme la intervención se fue alargando por su complejidad, se empezó a valorar la opción de evacuarlos”, explica el bombero García. “Estaban nerviosos. No es una situación diaria que solieran tener y tampoco era agradable. Ponían en riesgo su vida y sus propiedades”, narra. “Cuando evacuábamos a niños pequeños. los padres, como es normal, estaban más tensos”, añade.

1.200 grados fue la temperatura del fuego. Los bomberos cuentan con un vestuario que resiste los 80 grados

“Tuvieron que subir a por unos vecinos. Los bajaron y a el hombre tuvieron que darle oxígeno en la ambulancia. A los de los pisos de arriba tuvieron que llevarlos a la calle con la grúa. Eso fue sobre las ocho y pico o las nueve de la noche”, rememora José María, uno de los afectados. “Es una sensación que solo pueden describirla los que han pasado por ello”, apunta el integrante del SEIS, Alguacil. “Daba un poco de miedo. No por la tienda, si no porque no le pasara nada a nadie. Esa es la preocupación que tenía. A algunos incluso lo sacaron desde arriba”, señala Miguel, propietario de un negocio en la zona. Algunos vecinos ante el temor no supieron cómo responder y no siguieron el procedimiento marcado para estos casos. De hecho, los efectivos del SEIS vigilaron constantemente las zonas comunes por si alguien decidía bajar las escaleras en lugar de quedarse en su domicilio. De hecho, el sargento accidental se topó con una señora en un ascensor y tuvo que llevarla hasta el exterior.
“El buen estado de forma del parque de bomberos se vio de manifiesto en esas acciones”, subraya Alguacil. “El que no hubiese ningún herido grave eso fue fundamental”, asevera.

El pueblo se volcó

Muchas personas colaboraron. Les dieron agua y bolsas de hielos a los bomberos. Trabajadores de los locales circundantes e incluso los mismos afectados se implicaron. Ceuta se volcó ante este difícil episodio para el vecindario.
“Los vecinos, que ya de por sí tendrían que estar preocupados por la situación, ellos mismos nos echaron una mano una vez que salían del bloque”, apunta Iván García, que desempeñó el papel de cabo accidental ese día.
“Acudían con agua. Se encargaban de repartirla. Incluso trajeron comida. La ciudadanía echó una mano. Fue fundamental porque, aunque se activó a todo el servicio disponible en Ceuta, nos quedamos cortos en este tipo de intervenciones que duran mucho tiempo”, especifica.
“Tuvimos un poquito de miedo. Incluso venían aquí a resguardarse. Les ofrecíamos agua, que se pusieran aquí para relajarlos y que nos contaran lo que habían pasado. Estuvimos al pie del cañón ayudándolos a ellos, a los bomberos y a todos”, indica Noelia, una ceutí empleada en el supermercado Eroski. Ese día estuvo presente en el incidente como tantos otros. A pesar de los temores, decidió quedarse junto a otros compañeros y no irse. “Cerramos al público ese día porque ya entraba muchísimo humo. Nos quedamos dentro por si les hacía falta agua u otra cosa”, expone.
“No tengo palabras de agradecimiento. Cuando estuvimos haciendo las guardias posteriores al incendio, se acercaban. Estaban con nosotros. Eso quiera que no es muy satisfactorio; que todos viesen la labor que se realizó. Durante el desarrollo del fuego hubo muchísimas personas que nos ayudaron”, menciona el miembro del Cuerpo de Bomberos, Alguacil.
Destaca también la colaboración de la Policía Nacional, la Local, Cruz Roja y otras entidades.
“Se me escapan algunos. Estoy muy agradecido a todos los que nos respaldaron”, añade. “No nos faltó una botella para refrescarnos”.

Olor a quemado

La estampa de llamas y colores entremezclados no pasó por alto para muchos. Les pilló de sorpresa. El primer indicio que los descolocó fue el olor a quemado o el paso de los camiones del SEIS.
Noelia iba a ocupar su puesto como de costumbre. Una tarde como cualquier otra que cambió con el progreso de las llamas.
“Aparqué la moto justo en frente del bazar Lili. Pasando la entrada, noté un poco el humo. Pensaba que estaba controlado, que era algo sin importancia. Me tocó estar en la línea de caja y cada vez olía más fuerte y se metía más en el supermercado. Era más alarmante. Nos asustamos”, relata.
Miguel caminaba hasta su tienda para abrir y empezar con el horario de tarde. “Ese día venía de mi casa. Escuché el bullicio de los bomberos y a muchas ambulancias. Me dije ‘¿qué pasa aquí?’. Luego me dio el olorcillo a quemado”, recuerda.
“Cuando vi el humo y me encontré todo aquello ya me di cuenta de que el edificio estaba ardiendo. Dio la casualidad de que llevábamos tres días abiertos. Estábamos preocupados por si le había pasado algo a algún vecino”, confiesa.


La labor de los operativos, que se entregaron en cuerpo y alma a su tarea, tampoco fue invisible a los ojos de los que se vieron involucrados en aquel suceso.
“Los bomberos estuvieron increíbles. Hicieron un trabajazo. Estaban constantemente entrando aquí para ver si estábamos bien”, indica Noelia.
Desde su tienda, Miguel los vio en plena acción frente al inmueble. “No pararon. Tenían aquí una montada que no veas. Estaba todo acordonado”, comenta.
“Su labor fue impecable. Estuvieron todo el día ahí sin parar”, aclara.
“Estaba todo lleno de bomberos, de camiones, la calle cortada y los vecinos estaban fuera del piso llorando. Fue muy duro verlo. Tenemos la cristalera en la línea de caja y lo veíamos prácticamente todo. Fue muy sorprendente”, expresa Noelia.

El incendio más complejo

Estos tres bomberos viajan a ese día a través de sus palabras. Tienen claro que es uno de los incendios más complicados de todos los que han encarado en su vida profesional. “Desde mi punto de vista yo diría que ha sido uno de los más complejos. Llevo 20 años”, remarca García. “Puede ser uno de los peores que recuerdo. Se convirtió en un horno gigante. Avanzamos muy lentamente. Nos costó muchísimo bajar la temperatura”, reflexiona Alguacil. “Lo primero y lo más importante para nosotros siempre fue la vida de los vecinos y su seguridad”, concluye.
“Llevo 42 años en el cuerpo y, en cuanto a penosidad, sin lugar a dudas este es el que más. Quitando los fuegos forestales, que son largos y fatigosos, lo es”, comenta Ríos.
Los residentes del bloque de pisos fueron afortunados. Sanos y salvos, aquello quedó en una pesadilla pasajera de una noche. “Hemos visto, por desgracia, el desarrollo de algunos incendios que tienen un desenlace fatal, que es la muerte. Gracias a Dios no se produjeron. Tuvimos esa suerte de que saliera todo bien”, señala Alguacil.
El edificio de tonos amarillos, azules y rojos se recobra. Como si se tratara de una herida, su cicatriz comienza a ser palpable. Mientras tanto, los ceutíes que lo habitan resurgen de sus cenizas, recuperan el color en sus vidas y sustituyen su gris.

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En la Piel | El mito del único foso navegable del mundo https://elfarodeceuta.es/mito-unico-foso-navegable-mundo/ https://elfarodeceuta.es/mito-unico-foso-navegable-mundo/#comments Sun, 30 Jun 2024 07:19:24 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1069279 El foso de Ceuta es el único navegable del mundo. Una afirmación que muchos ceutíes nunca han puesto en duda. Sin embargo, ¿es realmente así? Lo que algunos no saben es que no es cierto. Fernando Villada, arqueólogo, y Gabriel Fernández, técnico en Patrimonio cultural, desmienten este mito extendido de boca en boca. Una “falsa […]

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El foso de Ceuta es el único navegable del mundo. Una afirmación que muchos ceutíes nunca han puesto en duda. Sin embargo, ¿es realmente así? Lo que algunos no saben es que no es cierto.
Fernando Villada, arqueólogo, y Gabriel Fernández, técnico en Patrimonio cultural, desmienten este mito extendido de boca en boca. Una “falsa verdad” que tiene varias posibles raíces. El desconocimiento, la necesidad de reforzar la identidad o una especie de “eslogan” turístico para atraer al visitante son algunas opciones.
Son las estimaciones que ambos trasladan a El Faro, al que revelan la verdad sobre este mito que aún ronda entre los caballas. Exponen numerosos ejemplos que demuestran lo contrario y que, quizá, son desconocidos para los que aún creen este hecho.


“Durante algún tiempo se ha afirmado que este era el único foso navegable del mundo. No es cierto. Hay otros que también lo son. Hay ejemplos en Europa y fuera de ella. Algunos se conservan hoy día, pero otros no”, señala el arqueólogo. Coincide Fernández. “Desde luego que no. Ni siquiera de agua salada”, destaca el técnico. “Podemos sentirnos únicos cuando algo es singular y desde luego, estamos engañados. Hasta con el nombre. Este es el foso Real, no el de San Felipe”, asevera.
Aunque no sea certero, difundir este hecho hizo de él un punto patrimonial de la ciudad “especial”. A pesar de parecer, de primeras, decepcionante, es una buena noticia que existan otros.
“Deberíamos estar orgullosos de que no sea el único foso navegable de agua salada del mundo porque si algo es único, es que, en cierto modo, en cuestiones de fortificación, no ha funcionado. Cuando algo es bueno, se repite. Nuestro foso se ha copiado y mucho”, especifica Fernández. “Esta forma de defender una ciudad, de crear una infraestructura que convierte una península en una isla es un ejemplo de éxito y por eso fue llevado a otros muchos lugares porque precisamente aquí triunfó”, puntualiza Villada.

Un triunfo en Ceuta

Muy lejos de la ciudad, a numerosos kilómetros de distancia, tiene un hermano gemelo. Una construcción a imagen y semejanza del monumento caballa que descansa en India. “Es una información bastante curiosa y conocida”, comenta Villada. “Está en Diu. Esta fortaleza, según las crónicas, se construyó según los planos de la de Ceuta. Se suele gastar una broma en la que se muestra una foto de este y muchos ceutíes creen que son las murallas de Ceuta. Se distinguen si prestas atención porque no son exactamente iguales”, indica el arqueólogo.
La solución para proteger a la población y retener a los enemigos había sido todo un acierto. Es esta la razón por la que su fisionomía y añadidos comienzan a viajar a otros puntos del planeta. “Los planos eran eficaces. Servían, eran útiles y por eso se transportaron. El de Madagascar es otro ejemplo, aunque no tan claro como el de Diu”, comenta.
Esta tipología para cerrar la ciudad y defenderla nació en Europa y se propagó por el mundo en una especie de ‘globalización’ de la época. Siracusa, Corfu, Venecia, Bourtange o Peschiera del Garda son algunas de las localizaciones en las que hay un foso.


Esta respuesta ante la amenaza fue determinante para la ciudad. Fue una medida efectiva para dar paz y calma a Ceuta. “No sé si muchas personas se han dado cuenta de esto o lo piensan cuando pasan por aquí y se hacen una foto. El foso quedó construido en 1550. Ceuta no ha estado exenta de riesgo a lo largo de toda su historia. Desde que se edificó no ha sido conquistada. Funcionó. Fue útil. Soportó asedios como el de Mulay Ismail”.

6.000 obreros. Alrededor de 6.000 personas se encargaron de materializar este proyecto

El sitio es una de las efemérides de mayor peso en la que ha formado parte esta infraestructura militar. “Son 32 años. Hay un momento en el que casi se pierde a la ciudad. El foso era infranqueable. No podían entrar por él. El enemigo lo sabía e intentó atacar la zona del Puente Cristo. Las fortificaciones del Centro Gallego no estaban en ese momento”, detalla Fernández. Su acceso por este lugar se cobró con muchas vidas. “Correa Franca habla de más de 20 muertes en un solo día y se tardaron dos en echarlos”, menciona el técnico.

Un éxito que se propagó

Erigida en ciudades europeas de los Países bajos o Italia u en otras situadas en lugares lejanos del mundo, esta infraestructura fue una invención que cosechó éxito en la época. Construida con el único objetivo de defender el territorio, aterrizó en Ceuta de la mano de los portugueses entre los años 1541 y 1550.
Este modelo se hizo realidad al mando de los ingenieros Benedicto de Rávena y Miguel de Arruda.
El primero, procedente de Italia, trajo consigo conocimientos que serían fundamentales para la inclusión de un nuevo elemento que comenzó a probarse en dicho país.
“Son los baluartes, unas piezas pentagonales que avanzan sobre las murallas”, explica Villada. A estos se suman los muros en talud o la bajada de altura de las fortificaciones, pequeños cambios que conformaron una serie de innovaciones en aquel siglo XVI. Todas las modificaciones respondían al propósito de adaptar estos sistemas defensivos para armar el foso hasta los dientes con cañones de pólvora. “Surgieron para hacer frente al poder de la artillería pirobalística”, asegura. Estas “bocas de fuego” se constituían como un peligro para las estructuras militares del momento. “Una fortaleza medieval era absolutamente vulnerable para estas nuevas máquinas de guerra”, aclara el arqueólogo.

Expansión portuguesa

Los mayores progresos tenían su cuna en Italia en aquella época. “Cuando llegaron ya tenían muy claro qué es lo que querían construir. Es un periodo de innovación. Esto es alta tecnología del Renacimiento. Habría que recordar que había un tal Miguel Ángel pintando la capilla Sixtina, mientras que nosotros estábamos erigiendo esto”, expresa Fernández.
El año en el que se proyectó la primera idea del actual foso, en 1541, era un momento de expansión de la corona portuguesa. El país luso desplegaba sus alas de conquista y sumaba territorios a su nombre. Ceuta era uno de ellos. La adquisición llevó a pensar en nuevas formas para preservarla. “La solución fue tan novedosa, tan importante y tan avanzada que realmente este es el primer ejemplo de la traza de una fortificación de esta naturaleza en esta región norteafricana”, apostilla Villada. Su distribución y forma tampoco es una cuestión de azar.
“Tiene un trazado geométrico muy significativo. Está ideado para no dejar ningún ángulo muerto y cada uno de ellos, de esas desviaciones que de dan en el foso, no son casuales. Cumplen un objetivo que es permitir el disparo de un determinado lugar”, señala.
La necesidad llegó ante el nuevo armamento y, en aquel momento, se vieron empujados a buscar otra manera de salvaguardar la zona.
“Hubo que inventar otra manera de defenderse. Este es un ensayo. Un eslabón de una cadena de transmisión de conocimiento que va desde la República Veneciana, pasa por toda la costa del Adriático, el sur de Italia, el norte de África, central y occidental, la península ibérica, los Países Bajos, América, África o Asia...”, expresa.

Otros ejemplos de fosos en el mundo

El pasado del foso

Poco ha cambiado el foso desde que se levantó imponente sobre Ceuta. Las modificaciones de mayor índole se han dado en la actualidad con la transformación de las costas y la regeneración de la arena.
“Ello provoca que, en buena medida, se colmate y eso lo ha alterado un poco. Es esto por lo que hay que hacer dragas para permitir el paso de los barcos. La estructura general, lo que es en sí, no ha cambiado mucho”, cuenta Villada.


Solo las dos paredes que lo levitan han pasado por alguna transformación, principalmente debido “a caídas de paños de murallas o porque se han eliminado algunos elementos que ya no existen”, narra.
¿Qué es lo que había antes de construir ese foso portugués? Antes de su llegada, hubo edificaciones previas de las que apenas se tiene rastro. “No las podemos tocar o tener una imagen directa. Solo descripciones”.


Gracias a esta documentación puede estimarse que ya bizantinos o romanos de Oriente habían construido un canal en el lugar junto a un foso seco. “Tenemos también uno en época medieval e islámica. Los portugueses lo que hicieron fue ensancharlo para permitir el paso de agua”, concreta.
“Hay toda una historia antes del foso que vemos hoy. El problema que es que no se dispone de demasiados elementos para poder reconstruir ni su trazado, ni su tamaño, ni nada parecido”, concluye.

Nobles y curas manos a la obra

Un hito enterrado bajo kilos y kilos de tierra que salió a la luz en un tiempo récord. Fueron menos de nueve años en los que, bajo amenaza constante, alcanzaron su meta con la fuerza de un grupo reducido de hombres. Nobles y curas se unieron para excavar el foso. Los estamentos y sus diferencias se fundieron al ponerse manos a la obra.
La construcción del mismo contó, aproximadamente, con unas 6.000 personas según los cálculos de Fernández. La ciudad contaba con una guarnición de 12.000, de las que había que excluir a las mujeres y a los niños.

Luis de Camoens participó en la construcción.

“Todo eso se hace en una plaza fronteriza con el enemigo al otro lado en menos de nueve años por muy poca gente. Me parece que tiene algo de épico también todo lo que supone esa construcción”, manifiesta Villada. El periodo de edificación no llega ni a los diez años ya que, tras 1541, que fue cuando se trazó, los primeros años fueron invertidos en levantar la actual población de El Jadida, la antigua Mazagán portuguesa.


La dimensión de estas labores solo puede verse si se pasa revista a los números de esta actuación. El foso presenta en torno a 350 metros de largo y en algunas zonas, las más anchas, llegan a los 35 metros. “Tiene una profundidad desde la cota inicial que debió de tener no menos de unos 20 metros, depende de qué zona. Si se hace una simple multiplicación, sale un volumen de tierra impresionante que se quitó de ese lugar y se llevó a otro”, indica el arqueólogo.
“Estaban en una situación de peligro porque había un enemigo que podía atacar en cualquier momento. Actualmente hay una disponibilidad de materiales que se pueden traer de mil maneras diferentes”, reflexiona.

1541 año de edificación. Fueron menos de nueve años los que se emplearon para levantar el foso

“Creo que uno da cuenta con ello del volumen y de la importancia de esta obra”, matiza.
“No nos podemos hacer la idea de los grandes movimientos de tierra que aquí se tuvieron que realizar. Es una excavación de 15 metros de profundidad que baja por debajo del nivel del mar”, enfatiza Fernández, que recuerda que esta hazaña se llevó a cabo en el siglo XVI. El técnico considera que, a día de hoy, una ejecución similar “con máquinas actuales no tarda 10 años, si no más”.

“El noble era obrero y el cura. Toda la ciudad participó. Toda la guarnición para ser más exactos”, expone. La gente de a pie se volcó para lograr la paz que buscaban y que estaba en la cuerda floja por aquel entonces.
“Los técnicos eran itinerantes por las distintas posesiones de la corona, mientras que las poblaciones todas enteras se dedicaban a la protección, es decir, participaban en la construcción de las murallas para defender su casa”, especifica.
“Uno de los trabajadores más insignes que tuvimos en el foso, particularmente en lo que hoy llamamos baluarte de la coraza, fue don Luis de Camoens”, cuenta.

Sus distintos ángulos

Esta fortificación navegable tiene diferentes caras. Su existencia se ve involucrada de un modo u otro en distintos asuntos que incluso pueden ser, de primeras, impensables para los ceutíes. Matemáticas, ingeniería, deportes e incluso el medio ambiente juegan un papel que gira en torno a este foso navegable.
La estructura, en un primer vistazo, es el escenario de mañanas y tardes llenas de barcas. Actividades para aficionados o expertos que no solo pasean en barcos. Practican también disciplinas como el paddle surf o el kayak. “A día de hoy los caballas disfrutan de un espacio único para este disfrute”, apunta Fernández.

Este canal también aporta seguridad a los navegantes. “Rodear el Hacho sería el camino por el que tendría que circular un navío que viniera de la bahía norte a la sur o viceversa. No es un paso fácil toda. La zona está llena de corrientes marítimas que son bastante duras por lo que continuamente se pondrían en riesgo las embarcaciones de pasar de un lugar a otro”, explica Villada.
A su vez, este flujo desencadena en unas aguas cuidadas y limpias incluso en el puerto. Normalmente son lugares cerrados, lo que hace que sean propensos al cúmulo de residuos. “El de Ceuta tiene una entrada y una salida, es decir, tiene una corriente que lleva de un lado a otro”, asevera.

Los números

350 m. la longitud del foso. Aunque parezca de menor envergadura, esta es la extensión total de la infraestructura.

Entre los 15 y 35 metros. Es la anchura de la fortificación de la ciudad. Cuenta con una profundidad media de unos dos metros con marea alta.

3 líneas defensivas. El conjunto total presenta tres partes destinadas a proteger a la ciudad del enemigo. Antes existía una cuarta.

4 áreas de fortificaciones. La primera está compuesta por los medio-baluartes Santa Ana y San Pedro. La segunda por la contraguardia San Javier, el revellín de San Ignacio y el ángulo de San Pablo.

4 usos actuales. Las Murallas Reales albergan un museo, una sala de exposiciones, el Open Future y un restaurante.

El foso como identidad

Las repercusiones de su existencia trascienden lo material y se cuelan en las manifestaciones sociales locales. Un claro ejemplo de ello es como este elemento separa dos grandes zonas a ojos de sus vecinos. “Marcó su urbanismo. La ciudad del interior y del exterior. Eso es algo que aún se refleja en la psicología de los ceutíes. No es difícil escuchar a los más ancianos que viven en la zona exterior decir que bajan a Ceuta, es decir, a la parte de intramuros”, asegura Villada.
“Empieza, para todos los ceutíes que llevan años aquí, en el Puente Cristo. Recuerdo a mi abuela, que en paz descanse, me decía ‘vámonos a la ciudad’ porque de ahí en adelante era Puertas del campo”, añade Fernández.


Esta diferenciación se ha incorporado hasta en gestos tan cotidianos como los horarios de las farmacias de guardia. “A nivel oficial está en ellos. Si uno los ve, no pone avenida. Solo centro o exterior”, puntualiza.
Esta fortaleza en su día emergió como un pilar indispensable para la protección. Tiene una huella y aún cumple un papel en el presente en el que, en el imaginario de muchos, es parte de la propia idiosincrasia caballa.
“Creo que, a nivel de patrimonio, es identitario”, expresa Fernández. “A un niño de Ceuta se le pide que dibuje algo de ella y hay dos elementos de fortificación que siempre están en la mente de todos los ceutíes. El foso y el monte del Hacho”.

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En la Piel | La patrulla de tiro, el grupo en lo más alto de la Legión https://elfarodeceuta.es/patrulla-tiro-grupo-mas-alto-orgullo-legion-ceuta/ Sun, 26 May 2024 05:50:42 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1051087 Estar en una nube. Llegar a lo más alto. Son, en resumidas palabras, las eufóricas sensaciones de la patrulla de tiro del Tercio Duque de Alba de la Legión de Ceuta que, tras su participación en el campeonato nacional, ha tocado el cielo. Aún les cuesta creer que, por tercer año sucesiva, han obtenido el […]

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Estar en una nube. Llegar a lo más alto. Son, en resumidas palabras, las eufóricas sensaciones de la patrulla de tiro del Tercio Duque de Alba de la Legión de Ceuta que, tras su participación en el campeonato nacional, ha tocado el cielo. Aún les cuesta creer que, por tercer año sucesiva, han obtenido el primer puesto.

Edades, situaciones y vidas se mezclan en este equipo que se transforma en uno solo detrás de la mirilla. Al mismo compás marcan tiros en solo 30 segundos tras una carrera. Su afán y dedicación les han valido esta gloria reciente, que aún saborean.

Cuatro de ellos trasladan a El Faro cómo viven en la piel la competición y sus momentos previos, entre otros entresijos de esta hermandad militar.

Un logro importante. "Es una sensación que no hemos tenido nunca. Es la primera vez que obtenemos una tercera victoria consecutiva", expresa Chamorro

“Es algo inexplicable. Es una sensación que no hemos tenido nunca. Es la primera vez que obtenemos una tercera victoria consecutiva”, expresa José Antonio Chamorro, teniente. A esta impresión se une la del resto de patrulleros, que califican esta buena nueva como un logro importante o como “lo mejor que un legionario puede llegar a sentir”, tal y como señala Abdel Huadud Bourhanbour, caballero legionario y el más joven de ellos.

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No muestran ningún tipo de arrogancia. Todo lo contrario. Serenos y sonrientes, reflejan humildad y achacan este hito al esfuerzo y a los entrenamientos. Vestidos de verde y con mirada solemne cuentan que, al llegar el momento, actúan como una especie de maquinaria conjunta que solo piensa en sus acciones.

"Al mismo compás marcan tiros en solo 30 segundos tras una carrera"

“Es intentar hacerlo como cuando entrenamos. Solamente eso, como un día más. Ese es mi pensamiento siempre y lo que intento trasladar a mi legía”, comenta Sandro Alcaide, sargento primero. “Estamos mecanizados después de tanto trabajo”, añade Abdelkrim Mohamed. “Como una máquina, igual”, remarca el cabo primero.

Ninguno está en desacuerdo con esta premisa. Todos dejan a un lado el mundo cuando se trata de efectuar un disparo. Colocarse tras la mirilla pausa el tiempo y activa su instinto militar más arraigado.

Los albores de los campeones de tiro

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“Son sensaciones encontradas”, confiesa Chamorro. “Es un deporte un poco desagradecido. Es una carrera de 10 kilómetros, seguida de un tiro con fatiga acumulada”, explica el patrullero. Solo cuentan con 30 segundos para acertar de lleno en la diana. Recargan el cargador en tres veces. Una prueba en la que la rapidez y la puntería son completamente imprescindibles.

El tiro está muy ligado a lo militar. No es un deporte para nada alejado de la Legión. “Tiene mucha transferencia a él”, indica. “Es un tiro y una marcha. Es, al final, lo que hacen casi todas las unidades”.

Sus caminos han confluido en esta disciplina. Forman parte del grupo de patrulleros desde hace más o menos años. El más experimentado sin duda es Abdelkrim Mohamed, que lleva a sus espaldas 19 campeonatos. “Lo he sido desde mi empleo como sargento. Me destinaron aquí, a Ceuta. Me ofrecieron venir y, por supuesto, me uní. Hay que arrimar el hombro”, cuenta Alcaide.

Chamorro lleva cuatro y Bourhanbour, dos. “He ganado dos años, así que llevo dos de dos”, expresa, con una sonrisa tímida. No puede evitar mostrar su satisfacción ante la victoria.

“Entré porque me preguntaron. Cuando llegué al Tercio, todos los oficiales, escogíamos algún deporte. Me cuestionaron cuál quería hacer”. Finalmente, Chamorro se decantó por el tiro al sentir que este está directamente vinculado con su ejercicio como militar.

Solo dos meses de entrenamiento

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Estar en lo más alto resta horas e implica grandes dosis de dedicación. La tercera la han logrado tan solo con dos meses de entrenamiento a sus espaldas. Sus funciones ocupan todo su tiempo y, por tanto, ensayan en este delimitado periodo de tiempo, semanas que son duras dada su intensidad.

“Este año ha sido algo menos porque estuvimos en la Cuna de la legión, en la que está implicada el Tercio entero. Hemos empezado después de eso”, señala Alcaide. “Han sido cuatro semanas. Al no haberlo hecho durante dos meses, estas han sido más duras”, alega Bourhanbour.

Ser tricampeón no es cuestión de magia. Se trata más bien de un esfuerzo constante por amor al arte y a lo que representan, el Tercio de Duque de Alba. La clave de su éxito no es otra que tomarlo como un día de entrenamiento más. Consiste, sobre todo, en su sacrificio, un ingrediente indispensable para llegar a la cima.

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“A todos los niveles”. Así resume Chamorro su experiencia previa a la llegada a la competición. Horas que no pasan con la familia ni con temas personales. Un desgaste también físico. “Al final el cuerpo se resiente y al día siguiente estás destrozado y no quieres hacer nada, pero hay que seguir con ese plus para mantener el nivel”, manifiesta el teniente.

“Supone mucho esfuerzo, mucha dedicación. Comprometerse al 100% ya que cada uno al final deja de lado sus familiares y no puede pasar tiempo de calidad con ellos”, asegura Bounhanbour.

Una concesión altruista para recibir, a cambio, el honor de alzarse vencedores. “Siempre entrenamos y pensamos en ir a ganar. Hay que tener en cuenta que el nivel de la competición cada vez va a más. Siempre somos tres tercios los que estamos en el podio”, señala el sargento primero.

Llegada la hora de la verdad, el tiro es algo mecánico. “Trabajamos tanto que ya se hace sin pensar. Se mete el cargador, se apunta y se dispara. Se vuelve a hacer. Como un robot; igual”, confiesa Mohamed.

Momentos previos a la victoria

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Al llegar a León, ciudad en la que se celebra el campeonato, cada cual reacciona de una forma u otra. “Los momentos previos son como cualquier otra competición de esta envergadura de nivel nacional. Muchos nervios”, comenta el cabo primero. Mohamed incluso revela una especie de norma no escrita que los patrulleros mantienen al pisar suelo leonés. “Hay que intentar hablar lo menos posible sobre la competición. Conversamos sobre otras cosas”, detalla.

Chamorro se siente, en cambio, concentrado. “Solemos ir tres días antes para tener un tiempo de descanso allí. Una vez que estamos ahí, permanecemos todos juntos como una piña. Vamos a todos los sitios juntos”, traslada el teniente.

Intentan, dentro de lo posible, descansar. La mente de este patrullero en la antesala del salto final se encuentra en esos 30 segundos de tirada. Deja leer entre líneas, de cierto modo, que a sus compañeros les ocurre lo mismo. “Pensamos en eso 24-7 hasta que llega el campeonato”, concluye.

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Una espera que queman en un cuarto de hora. Quince minutos de combustión de adrenalina en la que todo se congela a favor de un tiro certero que dé el golpe de gracia.

“Los momentos previos son como cualquier otro día. Lo que pasa es que nos cuesta a todos dormir, pero llega el cabo primero con Dormidina para todos, porque estamos todos de los nervios”, bromea Alcaide.

Ganar también es una cuestión de compañerismo y sincronización. Ir por un lado u otro de poco sirve. “Cada uno lleva una losa. Al final, aquí no vale nada que uno pegue muchos tiros mientras que el otro no los da. Somos un equipo. Hay que intentar que todo vaya bien”, asevera.

Una familia fuera de casa

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Las armas crean lazos de unión entre ellos. Compartir las mismas experiencias, sensaciones e ir todos a una, a fin de cuentas, cala en ellos. Unas circunstancias casuales que tejen poco a poco, vínculos de hermandad. “Somos una familia. No cabe ni la menor duda”, afirma rotundamente Mohamed. “Al principio cuando entras, conoces a las personas. Cuando uno ya es veterano, intenta acoger a los que vienen nuevos”, cuenta.

Ninguno difiere en lo que significa ser parte de este equipo: "Más que tirador, ser patrullero"

Alcaide también lo tiene claro y considera que son, en cierto sentido, familiares. “El día a día uno lo pasa la mitad en su casa y la otra con los componentes de la patrulla”, subraya. “Se pasa de la relación de mando a subordinado a una totalmente de compañeros y, finalmente, acabamos como una familia en todos los aspectos”, relata el teniente Chamorro.

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“Ser tirador es sentirte uno más”, expresa el sargento primero Alcaide. “Es un gran orgullo y una responsabilidad porque al final estamos representando a toda la Comandancia General de Ceuta,”, añade Chamorro.

"Somos una familia, no cabe la menor duda", afirma de forma rotunda Mohamed

Ninguno difiere en lo que significa ser parte de este equipo. “Más que ser tirador, ser patrullero. Es estar en lo más alto de la legión, de los tiradores”, señala Mohamed. “Serlo para mí es lo máximo que un militar puede llegar a sentir”, afirma Bounhanbour.

Tumbados, en línea, han llegado a la cumbre más alta de esta disciplina militar. Un empuje de gatillo que los eleva a un hito de tres victorias.

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En la Piel | Afición y equipo, la magia de la AD Ceuta https://elfarodeceuta.es/aficion-equipo-magia-ad-ceuta-futbol-aficionados/ Sun, 28 Apr 2024 05:20:02 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1038508 La afición. Esa hinchada que anima al equipo, los que nunca lo deja solo. Esa afición fiel, imprescindible para que un equipo consiga sus objetivos. Ese sentimiento lo tiene la AD Ceuta. Si la afición cree, los jugadores creen. Es un binomio perfecto para que un club y una ciudad vayan de la mano y […]

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La afición. Esa hinchada que anima al equipo, los que nunca lo deja solo. Esa afición fiel, imprescindible para que un equipo consiga sus objetivos. Ese sentimiento lo tiene la AD Ceuta.
Si la afición cree, los jugadores creen. Es un binomio perfecto para que un club y una ciudad vayan de la mano y juntos alcancen grandes metas.
Elemento vital e indispensable para un club deportivo, históricamente siempre ha estado ahí, animando a los suyos en base a simpatías. Es el corazón blanquinegro del Ceuta.


FaroTV ha querido estar con algunos de los protagonistas que han hecho que el club haya crecido de manera considerable. Son ejemplo de la unión creada entre equipo y afición.
Uno de los culpables de que la historia del Ceuta esté creciendo es, sin duda, el técnico José Juan Romero. El ‘genio’ de Gerena ha conseguido convertirse en un ídolo del ‘Murube’ que cada domingo corea su nombre.


Romero, ya enamorado de la ciudad, destaca que el equipo siempre tiene que darle a una afición para que esta responda, pero que los fieles caballas han demostrado estar en las buenas y en las malas.
“Creo que el punto de inflexión no está en esta temporada, sino en la pasada cuando más lo necesitábamos que estábamos clasificatoriamente hundidos y ahí la afición decidió que el Ceuta no iba a descender. A partir de ahí, sí que es verdad que estamos viviendo una ‘locura’ o un momento maravilloso. Es el camino si los ciudadanos quieren que su primer equipo sea el de su ciudad, al margen de los equipos de élite”.
Una sensación de fidelidad con el club que le hacen sentir cada vez que camina por las calles ceutíes. “Lo que se percibe en la calle es que todos los ceutíes son del equipo”.
“Está claro la importancia de lograr cosas. El equipo asciende en dos años seguidos, el año pasado hace la machada que hizo y este año, pase lo que pase, ya es una extraordinaria temporada. Lo que se trata es de que cada vez vayamos poniendo los cimientos para tener una construcción fuerte, es la clave para que los equipos puedan aspirar a más”, detalla.
En esta segunda etapa como entrenador del Ceuta asegura que lo que se vive ahora es algo difícil de describir. Una unión que se ha ido forjando con el paso del tiempo y que ha hecho que el nombre del equipo caballa resuene con fuerza.

 

“Yo vine en Tercera y no tiene nada que ver respecto a lo que se vive ahora. Lo que ahora mismo se ve en la ciudad es lo mismo que se ve en ciudades donde cuentan con equipos en la élite. En Primera RFEF se está notando mucho el arraigo a su equipo, olvidando lo que es la élite, y aquí en Ceuta el domingo pasado iba por las calles y lo que veías era niños, mayores, abuelos con camisetas e indumentaria del Ceuta. Eso es una pasada”.
Romero lo tiene muy claro: la afición del Ceuta ha estado cuando tenía que estar. “Aunque me haga cansino, sigo diciendo lo mismo, lo importante no es lo que ya está generado. La diferencia que tiene la afición del Ceuta con la gran mayoría es que en los momentos malos fue cuando decidió estar más que nunca con su equipo”.
El entrenador andaluz ha vivido muchos momentos al frente del club, pero tiene claro que ninguno como el que vivió en el encuentro ante el Málaga. Fue el mejor día de su carrera.
“Fue un día que nos quedará a todos en el recuerdo. Aunque sabíamos que iba a ir mucha afición no esperábamos tanta. Cuando bajo y veo la que había liada (fuera del hotel) yo solo pensaba... Dios mío, que todo salga bien porque no merecían otra cosa. Fue el domingo más bonito en mi carrera como entrenador por muchos aspectos y fue un día que puede marcar la historia de este club”.
Uno de los jugadores con más años luciendo la elástica caballa es Ñito González. El centrocampista algecireño se ha convertido en una pieza fundamental tanto dentro como fuera del vestuario.


Desde su llegada a la entidad que preside Luhay Hamido mucho ha cambiado la cosa, tanto que se está hasta dos categorías por encima. “Creo que desde el año pasado se ha ido viendo cómo la afición se ha ido enganchando al equipo, diría que desde las eliminatorias de la Copa del Rey fue uno de los momentos claves porque estábamos pasando un momento muy duro. El equipo demostró a la afición que se podía conseguir la salvación y así fue. Fue algo histórico y ya se veía esa ilusión en la calle”.
El gaditano sueña con jugar el play off de ascenso a la Segunda División, una categoría ya profesional que cambiaría todos los estamentos del club.
“Este año desde el principio hemos notado ese calor de la afición, aún más si cabe cuando toda la ciudad, al igual que nosotros, soñamos con jugar unos play off de ascenso a la Segunda División”.
Ñito no sabe describir con palabras la evolución que ha tenido el club y, sobre todo, lo que se ha forjado con la afición. “Cuando llegué hace varias temporadas la afición estaba, pero según han ido pasando los años se ha forjado una unión equipo-afición-ciudad difícil de explicar. Es algo increíble”, detalla emocionado.
El centrocampista algecireño tiene claro que la afición caballa merecía vivir algo así porque siempre ha mostrado su mejor cara cuando las cosas no iban bien y también necesitaban saborear la gloria.


“Con todo lo que se sufrió el año pasado, la afición se merecía vivir algo tan bonito como lo que se vivió en el desplazamiento a Málaga o lo que se está viviendo cada domingo en nuestro estadio. Con todas las personas que había en ‘La Rosaleda’ se escuchaba a nuestra afición”, recuerda.
“Es verdad que al principio de temporada yo pedía un poco más de calor, notaba algo frío a la afición, pero según han ido pasando las jornadas es algo increíble. El ‘Murube’ cuando aprieta se ve en los resultados, solamente podemos agradecerle”, concreta.

Uno de los culpables de la unión entre la afición y el equipo es, sin duda, Jesús Alonso, más conocido como Dj Poyito. El speaker del club llega cada domingo al ‘Murube’ con su propio material que de manera desinteresada lo utiliza por amor a su equipo.

“Llevo unos 14 años, he viajado con el equipo cuando nadie iba y aquí seguimos al pie del cañón. Traigo mis propias cosas por amor al club e incluso le dejo el micrófono a Adri Suárez para que esté animando a la afición durante los 90 minutos”.

El speaker ceutí siente emoción cada vez que ve a la afición animar a su equipo o, como se suele decir, cuando ruge el ‘Murube’ para animar a los suyos. “Cuando veo el estadio lleno y a toda la afición con la bufanda hasta lloro. Es una cosa muy bonita de sentir ya que una hora antes se ve cómo los aficionados llegan al campo y es que me emociona vivir todo esto. Sobre todo porque he venido del ‘barro’ cuando aquí no venía nadie”.

Un speaker de corazón

Dj Poyito habla del cambio que ha dado la ciudad y cómo ahora los niños solo quieren la equipación del Ceuta. La pasión por el club de su tierra ha crecido de manera considerable y hace que el club esté escribiendo en el libro de la historia.
“Los niños por la calle con las camisetas del Ceuta te hacen ver que lo que se está viviendo es muy diferente. Ya es más difícil de que solo se hable de Madrid o Barcelona, ahora todo el mundo habla de que el Ceuta puede jugar los play off. Mucha gente me escribe diciéndome que a ver si le puedo conseguir un vídeo de un jugador, del entrenador… el ambiente es increíble”.


Pero cuando las cosas se hacen bien es por algo y así lo cree este animador del club caballa. El trabajo de todos ha hecho que se reme en la misma dirección y el Ceuta esté en el camino correcto.
“Se nota mucho que se están haciendo las cosas bien. La idea de llevar a los jugadores a los colegios, por ejemplo, es algo que hace que cree sentimiento de club. Además eso es ventajoso porque ahora el niño le pide al padre acudir el domingo al ‘Murube’ lo que provoca que siempre esté lleno”.


Los pequeños también necesitan ídolos y entre ellos está Jota López. El ser uno de los jugadores más jóvenes de la plantilla y habiendo subido del filial hace que sea un espejo en donde mirarse los pequeños. “Se crea un feeling distinto con los pequeños de la ciudad porque te ven como un referente. Para mí es un orgullo servirle de ejemplo a todos los jóvenes de Ceuta y que vean que con esfuerzo y trabajo es posible llegar al primer equipo”.

 

“Es una alegría poder ver que la gente te anima, ya no solo en el Murube, sino cuando vas paseando por la calle. Eso significa que en la ciudad se respira fútbol y es en base a lo que el grupo ha estado realizando y hemos hecho algo grande que la afición se merecía. Se ha creado un vínculo muy grande y es algo que se está transmitiendo a la hora de los resultados y los partidos”.
Jota, al igual que el resto de sus compañeros, piensa que todo lo que hace la afición es admirable y que lo único que pueden hacer es devolverle el cariño que le muestran.
“Es admirable lo que hace la afición para apoyarnos juguemos donde juguemos y solo podemos estar agradecidos y dar todo de nosotros para devolverle ese cariño”, finaliza.

Arraigo

La visita de jugadores a colegios

Una de las cosas que mejor se está haciendo es intentar llegar a los más pequeños.
Un paso importante es la visita de los jugadores a los centros educativos de la ciudad.

 

Con eso se está consiguiendo que los pequeños puedan ver a los pupilos de José Juan Romero de cerca y querer ser de mayor como ellos.
Las camisetas, bufandas y sudaderas del club caballa ya son elementos esenciales para los pequeños que acuden al ‘Murube’.

La piña de los Sánchez

La familia Sánchez, una fija del 'Murube'

En la afición del Ceuta hay muchas familias que llevan años siguiendo al equipo y dejándose la garganta para arropar a los suyos. Los Sánchez son una de ellas, siempre se ponen en la zona de preferencia y ya van por una veintena. El culpable de todo es Paco Sánchez que viene arropado por sus dos hijas, Ana y Amelia.
“Nunca faltamos al ‘Murube’ y cada vez somos más. Somos como una peña pero casi sin oficiar. Nos lo pasamos muy bien, primero vamos a desayunar y luego a disfrutar. Es una fiesta, para nosotros una tradición”.


Los tres recuerdan con cariño los ascensos y cómo la afición se ha ido animando. “Yo recuerdo el primer ascenso que fue en Jerez y el siguiente en Elda que fue una autentica paliza y ahora viajes como a Málaga con 4 autocares lleno es increíble. Es una alegría ver cómo está el estadio”.
“Tenemos fotos en las que habíamos 4 o 5 en el campo y ahora no hay ni sitio para poder sentarse. Eso es un orgullo porque esto tiene que convertirse en tradición de abuelos a nietos”.
La familia Sánchez valora sobre todo cuando las cosas iban mal y la afición respondió. “Un momento clave entre la unión y el equipo fue el año pasado. Cuando las cosas iban mal, pero la gente seguía viniendo al estadio y confiando en el equipo. En las buenas está todo el mundo, lo difícil es estar cuando las cosas van mal. Ahí es cuando está la verdadera afición y el Ceuta lo ha demostrado”, explican.

La insignia blanca

Uno de los seguidores más queridos entre la plantilla y la afición: Maimon

‘Maimon, Maimon, Maimon’... quién no ha escuchado ese cántico en el Alfonso Murube. Es uno de los seguidores más queridos de la grada y que siente devoción por su equipo. “Soy fiel seguidor del equipo caballa. Quiero mucho a este club y sobre todo al presidente y a su junta directiva. Tengo mucho amor a este equipo desde siempre”.


El infarto que sufrió en Algeciras le hizo cambiar y ‘relajarse’ aunque admite que los nervios se llevan por dentro. “Ellos me han permitido estar en el ‘Murube’, pero mucho más tranquilo. Muchas veces me pongo nervioso pero estoy sentado y tengo que tranquilizarme. Este equipo me hace muy feliz y sé que vamos a subir si Dios quiere”.
Maimon nunca deja solo a su equipo, el de sus amores y al que sueña ver en Segunda División. “A pesar de que sufrí el infarto en Algeciras, yo nunca dejo al equipo. Siempre vengo al ‘Murube’ y cada vez que puedo ir fuera también lo hago. Siempre estoy animando al equipo y ellos también me lo dan a mi”.

Mascota

Caballati, la 'persona’ más aclamada del ‘Murube'

El Ceuta está creciendo, lo está haciendo por la buena gestión de la junta directiva pero también por la ayuda de muchos ceutíes de manera desinteresada.
Uno de ellos se esconde bajo la figura de Caballati, la mascota del equipo. Juanmi Armuña fue el que pensó la idea y no dudó en hacerla llegar al presidente de la entidad. “Recuerdo que hará unos 30 años que estaba Juan, que salía con un disfraz de súper caballa pero fue durante un par de partidos y luego se perdió. Eso quedó siempre en mi mente, visitando otros estadios en donde tenían sus mascotas. Así se nos ocurrió hacer la nuestra. Pero esto no es solo cachondeo, el objetivo es transmitir los distintos valores del club”.

Para Caballati es un lujo ser uno de los más aclamados cada domingo, ya que muchos niños esperan su turno para poder fotografiarse con él. “El sentimiento que se vive como mascota es precioso. Que las nuevas generaciones que vienen al ‘Murube’ te tengan como referente es muy bonito. Que esos pequeños se acerquen al club y los reciban con los brazos abiertos... Es algo vital para afianzar la marca Ceuta con el trabajo que se está desarrollando por parte de la directiva para profesionalizar el club”.

“Abrir una tienda ha hecho mucho. El regalo de las fiestas por parte de un familiar ya era la camiseta del Ceuta, al igual que le pasó a mis dos hijas. Antes era mucho más fácil ver a los niños con la camiseta del Madrid, del Barcelona pero ahora solo quieren la camiseta del equipo de su ciudad”, explica. El ambiente que se respira ahora en el ‘Murube’ es muy diferente a años atrás. “Ha habido liguillas de ascenso en las que no se ha contado con el respaldo de la afición como se cuenta ahora.

Creo que hay juntar tres hitos: los dos ascensos consecutivos y la permanencia del año pasado. El equipo hizo historia y eso ha hecho que la gente se enganche”.
“Siempre había una sombra negra que decía que el equipo no quería subir. Eso lo hemos escuchado década tras década pero creo que ahora se está viendo que la junta directiva está haciendo una apuesta firme para tener el equipo en lo más alto posible”.

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En la Piel | El sentimiento cofrade y la Legión https://elfarodeceuta.es/piel-sentimiento-cofrade-legion/ Sun, 24 Mar 2024 06:15:03 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1023613 Ceuta tiene muchas características que la hacen diferente a otras ciudades del territorio español, pero si hay algo en lo que destaca es en esa vinculación intrínseca entre la Hermandad del Encuentro y la Legión. Una unión que va mucho más allá de la fe, por eso cada Martes Santo los aledaños de la Plaza […]

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Ceuta tiene muchas características que la hacen diferente a otras ciudades del territorio español, pero si hay algo en lo que destaca es en esa vinculación intrínseca entre la Hermandad del Encuentro y la Legión.
Una unión que va mucho más allá de la fe, por eso cada Martes Santo los aledaños de la Plaza de África se transforman en un hervidero de personas.
FaroTV ha querido estar con esos protagonistas, con los que hacen posible que el sentimiento de los ceutíes siga tan arraigado como toda la vida.
La cita ineludible se produce cada Martes Santo con la Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Sacratísima Virgen de la Esperanza y el Tercio Duque de Alba II de la Legión.
Esa cofradía es también conocida, popularmente, como la Hermandad de ‘El Encuentro’. Su nombre se debe al acto que tiene lugar en la Plaza de África, frente al Ayuntamiento, donde ambas imágenes se colocan una frente a la otra.
Para que todo salga sin ningún fallo, los legionarios han trabajado duro durante tres semanas, de lunes a viernes, echándole horas para corregir errores, aprender nuevos pasos y movimientos, así como calentar sus voces con el himno del ‘Novio de la Muerte’. La coordinación debe alcanzar casi la perfección. El lugar de ensayo ha sido en el patio del Acuartelamiento ‘García Aldave’.

Todas las mañanas, el piquete se forma en la plazoleta del acuartelamiento. Está compuesto de una escuadra de gastadores, una banda de guerra conformada por varias decenas de músicos y secciones de fusiles. Cada una de estas ya sabe su cometido.
En primer lugar se encuentra la escuadra: varios legionarios al ritmo de los tambores de la banda preparan raudas técnicas con sus fusiles. Algunas veces junto a sus otros compañeros o, de distinta manera, portando esta arma al hombro.
Seguido de lo anterior, la banda de guerra va con sus tambores e instrumentos de viento metal. Marca el ritmo para el resto de los compañeros. Por último, las varias secciones de fusiles fijan sus pasos al ritmo del golpeteo de los grandes tambores. La música y el ambiente están servidos.
Hablando de ese sentimiento de unión entre la Cofradía del Encuentro y la Legión, se encuentra el hermano Mayor de la Hermandad, Jesús Garrido. Desde que tenía 17 años está de costalero, y ahora compagina las labores de capataz con hermano mayor. “Desde un principio que entré me gustó porque la Legión nos ha acompañado desde siempre, incluso desde muchísimo antes de que yo entrara. He disfrutado mucho con la Legión”.
“Se viven momentos muy emotivos, sobre todo cuando se hace el encuentro de madre e hijo y que en ese momento la Legión toque el Novio de la Muerte. Cada año se vive de una manera diferente, más emotivo y bonito”.
Garrido no puede describir lo que siente, hasta que no pasan unos días porque hay mucha responsabilidad. “En un principio te viene todo muy de sopetón, el encuentro, la Legión, la gente... y no sabe uno cómo encajarlo y la función que tienes que desempeñar como costalero, pero ya en el momento que coges otro cargo dentro de la hermandad que es lo que he estado haciendo hasta hace unos años como ayudante de capataz, ya se vive de otra forma. Ves la gente cómo acompaña, cómo están en ese momento, tantísima gente que se reúne… y te pones a pensar y dices ¿por qué?, ¿por qué tanta gente quiere ver ese encuentro de esa madre con ese hijo? Y a la Legión, por supuesto, que siempre está ahí acompañándonos”.

El hermano mayor es de la opinión que su Hermandad se entiende con la Legión, nada sería lo mismo. “Soy de la opinión de que una hermandad lleva su caché, su forma de ver las cosas característica, por ejemplo si hablamos de la Amargura lleva su banda. Nosotros contamos con el patrocinio de la Legión que todos los años nos ha ido acompañando”, detalla en este reportaje especial.
“Como hermano mayor, cada año estoy más contento porque veo que va mucha más gente, tenemos más hermanos y nazarenos, tenemos un cortejo mucho más grande, nos abren muchísimo más las puertas, no puedo decir nada negativo”.
De ese mismo sentimiento de unión entre el Encuentro y la Legión habla el capitán, Jorge Vergara del Cerro, jefe de la tercera compañía del Tercio Duque de Alba II de la Legión.
“La Legión y Ceuta siempre han estado unidas desde hace más de cien años. Es uno de los momentos cúlmenes de esta Semana Santa el poder procesionar aquí en Ceuta, en nuestra ciudad, durante el Martes Santo en el tradicional encuentro de la Esperanza y el Nazareno. Es un orgullo para todos los legionarios poder desfilar aquí. Es un acto muy emotivo y muy bonito y creo que estaremos a la altura de hacer disfrutar a todos los ceutíes y a todas las personas que vengan a vernos”.
“La responsabilidad de procesionar en Semana Santa es muy grande, la gente está ilusionada y también preparada para darlo todo y hacer disfrutar a todos los ciudadanos que vienen a vernos. La Legión allá donde va siempre levanta pasiones y es importante estar a la altura para hacerles disfrutar”, explica.
Sobre los ensayos, habla de la profesionalidad de todos los militares. “El orden cerrado es algo intrínseco a nuestra profesión, con lo cual simplemente tenemos que focalizarnos en la preparación, en lo que es el paso lento que es algo más específico de la Semana Santa. El piquete de honores lleva ensayando dos semanas y mañana finalizaremos los ensayos”, detalla.
“En este año me ha tocado mandar el piquete de honores que procesionará en esta Semana Santa. La unidad se compone de escuadra de gastadores, banda de guerra y una sección de honores. En total unas 80 damas y caballeros legionarios procesionarán por las calles de las diversas localidades donde desfilamos este año”, expresa.

Alexander Vila Díez, un joven que creció admirando los desfiles en Semana Santa

El caballero legionario Alexander Vila Díez es del norte de León, lleva desde el año pasado, pero a pesar de su juventud tiene claro que su amor a la Legión es desde pequeño. Desfilar era otro de sus sueños y ahora se cumplirá en plena Semana Mayor. “Para mí es un orgullo representar al Tercio Duque de Alba Segundo de la Legión y a la Legión en sí esta Semana Santa ya que son fechas con mucha tradición sobre todo para la población civil que lo vive tanto o igual como nosotros lo que es la Semana Santa y la Legión”.
“Me siento muy arropado cuando desfilo por la calle con la población civil. En concreto, voy a desfilar en Algeciras escoltando al Cristo amarrado a la columna y en Jaén escoltando al Cristo de la Buena Muerte. Espero que todo salga excelente y que la gente lo disfrute como nunca”, se expresa.
Vila transmite esa energía de su juventud buscando emular los pasos que dieron ya otros muchos legionarios.

Manuel Castillero Calzado, un legionario malagueño que siempre soñó con desfilar

El teniente Manuel Castillero Calzado entró en la Legión por vocación y siempre ha sentido ese amor por desfilar en Semana Santa. “He participado en el desembarco de Málaga el año pasado el Jueves Santo. Además, yo soy malagueño y para mí fue uno de los días más emotivos. También estuve en el encuentro en Ceuta el Martes Santo y por último el Viernes Santo en Alhaurín. La verdad es que fue bastante emotivo tanto para mis legionarios como para la ciudadanía. Nos hemos sentido bastante arropados en todos los sitios donde hemos desfilado”.
“Siempre es bonito sentirse arropado por la ciudadanía, ves también a muchos niños que les piden a sus padres ir a ver a la Legión y para nosotros eso es un motivo de orgullo. Hay muchos niños que tienen 7, 8 o 9 años y les piden a sus padres ir a ver a la Legión porque ven al legionario como un referente por su marcialidad, por su disciplina o por su forma de proceder. Eso siempre anima y la verdad es que estamos bastante contentos en todos los sitios en los que hemos desfilado”.
Castillero no tiene familia militar, pero al ser malagueño siempre ha tenido esa unión con la Legión. “Al ser de Málaga siempre he visto a los legionarios en el desembarco, también hay otro tercio hermano en Ronda y al final eso siempre va cogiendo uno poco a poco, va mirándolos y se fija en ellos y al final tuve la suerte de poder venir aquí destinado y súper contento y orgulloso de pertenecer a la Legión”.

Javier Jiménez Osorio, un ceutí con vocación

El caballero legionario Javier Jiménez Osorio nació en Ceuta, por lo que lleva toda la vida viendo la legión. La vocación le viene desde pequeño y siempre quiso compartir esos momentos únicos de la Semana Mayor. “Aquí en Ceuta el Martes Santo es un día muy importante y especial para los ciudadanos de Ceuta porque les gusta ver a la Legión y vernos desfilar. Este año creo que lo vamos a bordar”, explica.

“Llevo en la unidad desde diciembre de 2020, ya un tiempecito aquí. He desfilado varias veces con mi compañía y la última fue en Madrid el 12 de octubre. Desfilo en Alcalá del Río el Viernes Santo y el sábado en Cabra, Córdoba. Llevamos tres semanitas ensayando fuerte y vamos a hacerlo de lujo como siempre”, habla su trayectoria como legionario.

Su amor por esta unidad la siente desde pequeño, tras crecer en Ceuta y ver con su familia cada Martes Santo la Legión desfilando.

La Hermandad del Encuentro no olvidará la ausencia de Ángel Sotomayor

El fallecimiento de Ángel Sotomayor todavía es una herida que sigue abierta entre los hermanos de la Cofradía y aún será más el Martes Santo. “Este año quizás sea un poquito diferente porque hace poco se nos fue un buen hermano, se nos fue en la hermandad en este caso nuestro hermano mayor y este año será diferente, pero hay que seguir para adelante, pasito a pasito aunque va a costar nada más que salir por las puertas o incluso dentro de la iglesia, recordando a ese capataz que estaba pendiente de todo, controlándolo todo. Pero bueno, como decimos, que salga como dios quiera y para adelante”, explica Garrido.
La presencia de Sotomayor entre el Nazareno y la Virgen era una imagen ya habitual de nuestra Semana Santa. “Sotomayor era quien daba el martillo para hacer esa levantá al cielo tanto el Cristo como la Virgen. Son recuerdos que te vienen de años atrás y son muy bonitos. Nos sentimos un poco apenados”.

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En la Piel | Supervivientes del cáncer: “Tenemos ganas de trabajar, sentirnos útiles” https://elfarodeceuta.es/supervivientes-cancer-tenemos-ganas-trabajar-sentirnos-utiles/ Sun, 25 Feb 2024 06:00:53 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1011810 Una palabra de seis letras que te cambia la vida para siempre: Cáncer. Cuando aparece, el miedo te invade y sabes que ya nada volverá a ser como antes. Ni aquí en Ceuta, ni en ningún otro lado. No solo por todo el proceso que lleva consigo de pruebas, operaciones y tratamientos, también porque te […]

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Una palabra de seis letras que te cambia la vida para siempre: Cáncer. Cuando aparece, el miedo te invade y sabes que ya nada volverá a ser como antes. Ni aquí en Ceuta, ni en ningún otro lado.

No solo por todo el proceso que lleva consigo de pruebas, operaciones y tratamientos, también porque te hace vivir de una forma diferente, valorar más el aquí y ahora.

Querer aprovechar cada segundo en todos los ámbitos, incluido el laboral, aunque muchas veces esto no resulta nada fácil por el estigma con el que se mira a las personas con cáncer en la sociedad.

Mariam Abdeselam Abdeselam y Erhimo Buxta son dos mujeres valientes y trabajadoras cuyas vidas cambiaron a raíz de esta enfermedad. Ambas asisten con frecuencia a la sede de la Asociación Española Contra el Cáncer de Ceuta y han querido compartir su historia con FaroTV.

Nos reunimos con ellas justo antes de empezar un taller de empleo, porque tienen ganas de trabajar, de sentirse útiles y recuperar su vida con plenitud.

"Llegó la doctora y luego... bueno, se fue confirmando lo que sospechaban desde un principio"

Mariam Abdeselam recuerda cómo comenzó todo, fue “de casualidad”. “Fui a hacerme una mamografía rutinaria, que la solicité yo. Tenía como molestias en el pecho derecho y luego resulta que era el izquierdo. Entonces ahí me dijeron, mira, te tienes que sentar porque te tenemos que repetir la mamografía y vamos a llamar a la especialista. Y luego tuve que esperar. Yo ya me lo imaginé. Me lo imaginé, sí. Llegó la doctora y luego... bueno, se fue confirmando lo que sospechaban desde un principio”.

Eso ocurrió a finales de 2021, cuando Abdeselam acababa de terminar un trabajo relacionado con la prevención de riesgos laborales, donde “daba clases, hacía informes sobre evaluaciones... Y luego ya, luego se me cambió. Se me cambió mucho el chip”.

No fue hasta junio de 2022 cuando la operaron por primera vez, pero durante todo ese tiempo no trabajó. Según cuenta, “había una empresa con la que yo trabajaba. Me llamaba y yo no sabía si podía contar conmigo misma para ella. No sabes si decir sí, si decir no, si puedo trabajar, si no puedo trabajar, si me van a llamar para operarme, si voy a recaer, si me voy a poner mala, si voy a estar bien... Ha sido mucha incertidumbre. No saber qué es lo que va a pasar con mi vida, con mi cuerpo y conmigo”.

Una sensación compartida también por Erhimo Buxta, para quien su vida era “como la de cualquier otra persona. Era una ama de casa, con trabajo esporádico porque yo no tengo estudios. Entonces, no tengo tampoco un trabajo fijo. Lo he tenido de más joven, pero ahora ya han sido planes de empleo o cosas de estas. Y a raíz de la enfermedad, pues... se te cambia un poco la vida, pero tienes que seguir para adelante por los niños y tal”.

Ella también se detectó la enfermedad por casualidad. Fue un viernes por la noche cuando, al salir de la ducha, “me di cuenta que tenía un bulto. Era viernes, era un día de mochila, venía un sábado, un domingo. Lo pasé muy mal hasta que me vio la médica de cabecera. Entonces, ya nada más verme, me mandó de urgencia al hospital”.

Momentos complicados

Así comenzó la ida y venida de médicos y hospitales, hasta que tuvo que pasar por quirófano. Y poco tiempo después, comenzó a trabajar en un plan de empleo.
Un periodo que lo recuerda con sabor agridulce, porque a pesar de que estaba trabajando y se sentía bien consigo misma por eso, tuvo que lidiar con algunos momentos complicados, como cuando “nos llevaron a limpiar caños y me caí dentro del caño. Subí a la casa a ducharme y tuve que volver a trabajar. Yo estaba recién operada y no tenía ni que haber vuelto”, lamenta.

Lo mismo ocurría cuando tenía cita en el médico, que le daban horas justas y después tenía que volver.

Respecto a las citas médicas, Mariam Abdeselam, que trabajó por última vez en septiembre del pasado año, recuerda su experiencia. Y es que, “en el segundo día del trabajo tenía una revisión importante con el oncólogo Hassan. Y yo me dije, es que ahora acabo de firmar, he empezado, no puedo decir, ‘ah, no, no, sí, yo me tengo que ir antes’. Llegué tarde a la cita y luego se lo tuve que explicar al doctor”.

Todo ello, por el miedo que arraiga el empezar un trabajo estando enferma y que las revisiones, pruebas o citas médicas pendientes sean un hándicap para el empleador.

"Ya no te sientes tan enferma porque esto del cáncer parece que no, pero es muy psicológico"

Sin embargo, lo que ellos muchas veces no entienden es lo importante y significativo que es para estas personas trabajar, porque “te hace olvidar muchísimo. Ya no te sientes tan enferma porque esto del cáncer parece que no, pero es muy psicológico”, expresa Mariam.

Y es que, aunque a veces se piense lo contrario, “a mí me gusta trabajar y es lo que dice la compañera. Cuando estás trabajando y tienes la cabeza metida en algo, sabes que vales para algo y aportas algo”, reitera Erhimo Buxta.

Asimismo, añade, “en la casa, cuando te quedas mucho tiempo, le das muchas vuelta a la cabeza. Y además que hace falta, que la situación como está, hace falta un trabajo. Ya no por ayudarte mental, sino económicamente”.

Por todo ello, estas dos mujeres con un gran futuro por delante no dudan en mandarle un mensaje a los empresarios y empleadores.

"Somos unas más y también necesitamos trabajar. Y lo vamos a hacer igual de bien que cualquier persona"

En palabras de Buxta, quiere dejar claro que “somos unas más y también necesitamos trabajar. Y lo vamos a hacer igual de bien que cualquier persona. Ganas tengo y así nos ayudan a salir de pequeñas depresiones y bajones”.

En esa misma línea, Mariam Abdeselam, insiste en que tienen “muchas ganas de trabajar, de sentirnos útiles, de hacer cosas, de demostrar que el cáncer no nos impide hacer nada”.

“Tenemos muchas ganas de que nos incluyan en el mundo laboral, que cuenten con nosotras, que ayuda muchísimo. Es un apoyo psicológico muy grande el levantarte y hacer algo y no levantarte y estar en casa y pensar que estoy malita. Podemos hacer muchísimas cosas y las hacemos con ganas. Con ganas como que no sé si mañana voy a estar. Estamos preparadas. Hemos pasado por esto y estamos aquí. Podemos con un trabajo, con un contrato y levantarnos por la mañana temprano y así dormimos por la noche sin las pastillitas”, bromeaba Mariam antes de terminar esta entrevista e imaginando todas las cosas buenas que le quedan por vivir cumpliendo sueños y metas.

Sentirse comprendida

La Asociación Española Contra el Cáncer tiene sus puertas abiertas a todo el mundo y, al igual que Mariam Abdeselam acudió a ella en momentos complicados, también lo hizo Erhimo Buxta, quien se ha sentido “muy acogida. Me han entendido desde un principio y me han ayudado mucho. Más en este tiempo que me he venido para abajo”.

Además del apoyo de los profesionales, también ha encontrado a personas que están pasando por lo mismo y hablar entre ellas “nos ayuda mucho”, manifiesta Buxta. “Te escuchas los problemas de los demás y te sientes comprendido”, añade.

Y es que, “cuando tú cuentas tu dolor y por lo que estás pasando, lo que esperas es que alguien lo comprenda. Y si no lo vives, no lo entiendes. Si no lo vives, no lo entiendes”, asegura con lágrimas en los ojos Mariam Abdeselam.

Ambas forman parte actualmente de un taller de empleo para conocer herramientas que les ayude a encontrar trabajo.

El papel de la AECC

La Asociación Española Contra el Cáncer es una entidad que trabaja a nivel nacional con pacientes de cáncer y familiares, ofreciéndoles atención sanitaria, psicológica y social, así como apoyo y acompañamiento. Todo ello de forma gratuita con el fin de mejorar la calidad de vida de estas personas.

En Ceuta, su sede se encuentra en la calle Independencia y son muchas las personas que acuden a este lugar en busca de ayuda y orientación cuando la palabra cáncer entra en sus vidas.

Mariam Abdeselam Abdeselam la conoció por su madre, quién falleció de un cáncer en mayo de 2021, tan solo unos meses antes de que se lo detectaran a ella.

Desde entonces, no dudó en hacerse socia, sin esperar que luego tendría que ser ella quien necesitara su apoyo.

Abdeselam siempre ha sentido que la “asociación es muy entregada y está muy al alcance a cualquier hora, a cualquier momento. Tienen un personal muy profesional y te ayudan en lo que quieras. Ofrecen tanto, tantísimo, sin ánimo de lucro”, que a veces cuesta creerlo.

Y es que, cuando llegó con su madre, le pusieron a su disposición “el psicólogo, la cama, el colchón, la silla de ruedas, el personal de compañía, la ayuda, todo, todo, nos lo ofrecieron todo”, relata muy emocionada.

Talleres de empleo AECC

Además de la ayuda durante la enfermedad, la Asociación Española Contra el Cáncer de Ceuta también ofrece apoyo para que las pacientes puedan recuperar su vida en todos los ámbitos, como en el laboral.

Para ello, llevan a cabo diversas estrategias, tal y como detalla José Manuel Marín, trabajador social de la entidad.

La primera de ellas, como no podía ser de otra forma, es “informar, orientar y asesorar individualmente a cada persona, porque es verdad que cada una es diferente. Su historia vital, su experiencia laboral y sus formaciones son distintas y hay que ajustar el plan individual a cada persona”.

Además de eso, en la AECC de Ceuta colaboran con “programas como Incorpora, que están en muchos territorios de España y aquí en Ceuta los gestiona Fundación Cruz Blanca. Allí derivamos tanto a pacientes como a familiares de personas oncológicas a ese programa porque lo que hace es buscar una incorporación al mundo laboral a personas que han pasado por estas experiencias. Se dirigen a colectivos con vulnerabilidad social y el colectivo oncológico es uno de ellos”.

Por otro lado, tal y como cuenta Marín, “estamos desarrollando un taller de incorporación al mundo laboral, de ayuda a incorporación al mundo laboral y desarrollo profesional. Es un taller colectivo, un taller, una actividad grupal para tratar de aportarles actitudes, competencias y también información para que ellos puedan incorporarse a este mundo laboral que es muy competitivo”.

José Manuel Marín: “Son personas que han crecido, eso va a repercutir en el trabajo”

José Manuel Marín es trabajador social en la Asociación Española Contra el Cáncer de Ceuta. Entre otras tareas, ayuda a pacientes con cáncer a reincorporarse al mercado laboral con diversas acciones porque son muchos los problemas que estas personas se encuentran para poder acceder a un puesto de trabajo.

El primero de ellos, tal y como asegura Marín, es “el estigma que tienen las personas con cáncer en la sociedad”, así como ellas mismas, ya que “hay veces que no se sienten capaces o piensan que no son las mismas personas que antes de la enfermedad”.

Asimismo, no se puede obviar el hecho de que pueden presentar “limitaciones físicas que pueden padecer del paso de la enfermedad, que hayan dejado esa marca en su cuerpo”.

Esto provoca que muchas empresas se piensen el hecho de dar una oportunidad laboral a personas que han padecido cáncer porque pueden pensar “que la persona va a estar continuamente cogiéndose baja o de médicos o que su enfermedad le va a limitar el desarrollo de esas competencias profesionales que debe tener para realizar ese puesto de trabajo”.

Considera que muchas empresas "no son empáticas"

Tal y como lamenta el trabajador social, ante estos casos, nos encontramos con empleadores que no son “empáticos” con estas personas “que han pasado por unas experiencias vitales muy complejas, muy difíciles y que han desarrollado una serie de habilidades, de actitudes que muchas personas que no han pasado por ahí no las tienen. Están viendo la parte solamente negativa y no desde las personas totalmente válidas y fuertes, que realmente es lo que son”.

Trabajar es lo que estas personas necesitan para, después de superar la enfermedad y todo lo que ello trae consigo, ir recuperando el control de sus vidas poco a poco y en todos los ámbitos.

Levantarse cada día e ir a trabajar no les ofrece solamente un desarrollo personal muy grande, también “uno económico tan necesario hoy en día para poder desarrollarse tanto ellas como su familia, poder aportar economía al núcleo de convivencia, a la unidad familiar”.

Asimismo, reitera Marín, les aportaría una enorme estabilidad personal y emocional después de “lo mal que lo han pasado”, explica en esta entrevista.
Desde la AECC son conscientes de lo importante que es trabajar para estas personas y por eso siempre intentan darles “nuestro granito de arena para que se desarrollen y se den cuenta, a lo mejor, de cosas que ellas mismas o ellos mismos no saben o no se están dando cuenta, como por ejemplo el tema de la digitalización de hoy en día”.

Y es que, considera además que “muchas veces hay una brecha digital importante en un sector de la población, una edad, la que viene siendo una edad ya mediana,y ese colectivo necesita desde nuestro punto de vista una pequeña ayuda para poder buscar empleo”.

Herramientas para encontrar trabajo

Además del apoyo que estos profesionales les ofrecen para aportarles herramientas y todo lo necesario para encontrar trabajo, desde la entidad local también piden a las empresas un poco de empatía y humanidad y que “sepan ver que estas personas son personas especiales, personas súper fuertes y con una resiliencia brutal”.

“Han pasado una época, una etapa o están pasando una vital muy compleja que les ha hecho desarrollar unas competencias, unas habilidades y unas aptitudes súper beneficiosas a la hora de desarrollarlas en su trabajo”.

En otras palabras, deben aprender a mirar a estas personas “desde un punto de vista positivo y teniendo en cuenta que son personas que han crecido, que han hecho una metamorfosis personal y que eso les va a repercutir a la hora de realizar cualquier trabajo seguro”, concluye José Manuel Marín.

Con estas palabras, el trabajador social quiere hacer ver y dejar claro que estas personas son completamente válidas e incluso pueden demostrar más ganas y actitud por su forma de ver de la vida y valorar cada instante después de todo lo que han pasado con la enfermedad.

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