Artículos escritos por José Luis Gómez Barceló (Cronista Oficial de Ceuta) en El Faro de Ceuta https://elfarodeceuta.es/autor/jose-luis-gomez-barcelo/ Diario digital Thu, 28 Mar 2024 13:21:36 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.1 https://elfarodeceuta.es/wp-content/uploads/2018/09/cropped-El-faro-de-Ceuta-32x32.jpg Artículos escritos por José Luis Gómez Barceló (Cronista Oficial de Ceuta) en El Faro de Ceuta https://elfarodeceuta.es/autor/jose-luis-gomez-barcelo/ 32 32 Procesiones en Ceuta hace 300 años https://elfarodeceuta.es/procesiones-ceuta-siglos-reforma-santo-entierro/ Thu, 28 Mar 2024 13:21:36 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1025709 No es nada nuevo el decir que en la Iglesia, las cosas van despacio. Y despacio fue la hispanización eclesiástica de Ceuta fruto de su incorporación a la Corona española, con la delimitación de su nueva diócesis y nombramiento del primer prelado castellano: Antonio de Medina Cachón y Ponce de León en 1675. Desconocemos, con […]

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No es nada nuevo el decir que en la Iglesia, las cosas van despacio. Y despacio fue la hispanización eclesiástica de Ceuta fruto de su incorporación a la Corona española, con la delimitación de su nueva diócesis y nombramiento del primer prelado castellano: Antonio de Medina Cachón y Ponce de León en 1675.
Desconocemos, con pruebas documentales, qué celebraciones se hacían en Ceuta antes del Concilio de Trento, que promovía el culto público como forma de combatir cualquier tipo de desviación en la Fe. Sí que sabemos que en el siglo XVII había dos procesiones de Pasos diferentes, ambas el Jueves Santo, una que salía de la entonces ermita de Nuestra Señora de Africa, con una Dolorosa y la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno (con la cruz a cuestas), y otra que desde San Blas –pequeña ermita contigua a la mezquita-catedral-, entonces sede de la Santa y Real Casa de la Misericordia, se desarrollaba con una serie de estandartes, con escenas de la Pasión de Cristo. En uno y otro caso, había una Hermandad organizándolas, y de estas sí que hay constancia.
Respecto a estas últimas procesiones de Pasos de Jueves Santo, con estandartes, hay que decir que se siguen haciendo en algunas poblaciones de Portugal e incluso de la Extremadura española como Olivenza y no parece casual que desapareciera a comienzos del siglo XVIII, cuando los modelos andaluces iban imponiéndose en Ceuta a los lusos.

"En 1724, el Cabildo Catedralicio tomó la decisión de volver a organizar la procesión de Viernes Santo, con la asistencia corporativa de la Hermandad de la Misericordia"

La falta de documentación de los conventos de la Ciudad tampoco no nos permite saber si los frailes hacían estación de penitencia con algunas de sus imágenes. Las primeras menciones a esa costumbre, con la imagen de N.P. Jesús Nazareno Cautivo y Rescatado, son de 1729, incorporándose poco tiempo después la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, pero sin cofradía propia. Estos pasos solían salir al amanecer del Viernes Santo.
No sería aventurado pensar que desde la ermita de la Vera Cruz –hoy San Francisco- se hiciera otro tanto, primero con el Cristo de la Vera Cruz y más tarde con otro Crucificado, pero constancia no hay.
Pero el gran cambio en la tradición de los cortejos procesionales tendrá como protagonista la procesión de Viernes Santo, con la salida del Cristo Yacente en su Urna, y se reflejó en distintos documentos, tanto del Cabildo Catedralicio como de la Santa y Real Casa de la Misericordia.

La reforma de la Procesión del Santo Entierro de 1724

En otras ocasiones nos hemos referido a la Cofradía del Santísimo Sacramento de Ceuta, de la que formaban parte caballeros de hábito de las diferentes órdenes militares portuguesas, así como lo más destacado del clero. Una institución nacida en 1583 y que tras la incorporación a la Corona española fue languideciendo, manteniéndose sólo sobre el papel, para conservar los beneficios económicos de los que disfrutaba.
La Cofradía del Santísimo corría con parte de los gastos de los cultos de la Semana Santa, particularmente del Monumento y la procesión de Viernes Santo. Con su desaparición, el Cabildo tuvo que hacerse cargo de la misma, aunque algunos años se sustituyó por una salida reducida por el interior del templo que hiciera de Catedral, solicitando la ayuda de la Santa y Real Casa de la Misericordia, que tenía en sus Compromisos o estatutos reglada tal obligación. Esta señera institución llegó a organizarla en solitario y creó un protocolo de salida ya en 1690, con la Sagrada Urna de la Catedral en la que iba una imagen de Cristo Muerto, aunque ellos decían no ser responsables más que del cortejo, por no tener constancia de si en la Urna iba o no la imagen que debía introducir el Cabildo.

"La Cofradía del Santísimo corría con parte de los gastos de los cultos de la Semana Santa, particularmente del Monumento y la procesión de Viernes Santo"

En 1724, el Cabildo Catedralicio, presidido por el deán Tomás Juan de Acosta y a propuesta del racionero Diego Correa, tomó la decisión de volver a organizar la procesión de Viernes Santo, con la asistencia corporativa de la Hermandad de la Misericordia. Ordenaba también que se hiciera por la tarde de ese día, y no por la mañana, como se hacía en una costumbre tan antigua en la Ciudad como fuera de lo que era común en la Iglesia española.
El racionero Correa basó los cambios no tanto en lo antifidedigno a los textos bíblicos que era esa salida en la mañana, como que a los forasteros les extrañaba hasta el punto de convertirlo en risible.
Tanto el Cabildo Catedralicio en sus actas, como la Hermandad en la suya, dejaron escrita una descripción de la decisión y la forma en que se hizo la procesión, con pequeñas diferencias en sus interpretaciones, pero este protocolo, con ligeras variaciones, sería el que regirían durante muchos años en Ceuta.

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El centenario de Telefónica y Ceuta (1924-2024) https://elfarodeceuta.es/centenario-telefonica-ceuta-1924-2024/ Mon, 01 Jan 2024 08:23:34 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=990142 Frente al éxito de la novela histórica, la historia no está de moda. Quizás por ello se mueve a golpe de efemérides y de grandes descubrimientos que, muchas veces, llevan años y años perdidos entre las páginas de nuestros archivos y bibliotecas. Desde hace semanas, en todo tipo de medios de comunicación, nos encontramos con […]

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Frente al éxito de la novela histórica, la historia no está de moda. Quizás por ello se mueve a golpe de efemérides y de grandes descubrimientos que, muchas veces, llevan años y años perdidos entre las páginas de nuestros archivos y bibliotecas.
Desde hace semanas, en todo tipo de medios de comunicación, nos encontramos con los anuncios del centenario de Telefónica, una compañía que ha cuidado su historia mediante publicaciones, exposiciones, y el magnífico Museo que tiene en su sede de la Gran Vía madrileña.

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Central interurbana en Gómez Pulido 17 y 19 hoy Revellín.
Archivo Telefónica en red

En el Museo de Telefónica, desde hace décadas, podemos ver algunas piezas relacionadas con Ceuta. No es ningún misterio que la implantación de la Compañía como monopolio, hizo integrarse a la concesionaria local inmediatamente, pero es que ese hecho fue responsable de grandes cambios, que fueron minuciosamente documentados en imágenes fotográficas y cinematográficas. Pero no adelantemos acontecimientos.

Los albores del teléfono

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Templete central red urbana de Ceuta. Archivo Telefónica en red

Aunque la transmisión de sonidos a distancia a través de alambres era conocida desde el siglo XVII, no será hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se hagan los avances que dieron lugar a la patente de Alexander Grahamm Bell de 1876, pasando de la transmisión de sonidos a la de palabras. Un año más tarde se hacen las primeras pruebas en España, encargándose de ellas el Cuerpo de Telégrafos, a quien se le encomendaría en monopolio en 1884, aunque dos años más tarde comienzan a hacer concesiones a empresas privadas.
A este otro lado del Estrecho, nuestros mayores estaban muy atentos a los proyectos de Emilio Rotondo en Tánger, allá por el año 1885, que se extendieron a Gibraltar casi simultáneamente, pero que no llegaron a Ceuta, ante el temor del dominio británico sobre nuestras comunicaciones.

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Diseño tapa registro Telefónica.
Archivo General de Ceuta

Por lo que sabemos, el primer teléfono particular que instala Telégrafos, dirigido por Alfredo Guitart, tuvo lugar entre los domicilios del alcalde Carlos Blond Llanos y el banquero Ricardo Cerni, en 1894, por cierto, pagado con dinero del Ayuntamiento. Seguramente ya se habrían hecho pruebas de comunicación entre la Comandancia General y otras instalaciones de importancia.

De las redes locales a la comunicación intercontinental

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Tendido del cable Algeciras-Ceuta. Llegada del cable a la caseta de Algeciras. Archivo Telefónica en red

En todo momento estamos hablando de una red local, dado que los fracasos en el tendido y mantenimiento de cables entre ambas cosas del Estrecho eran evidentes, particularmente el cable telegráfico. Una frustración que había tenido un gran golpe en 1901, cuando el Gobierno había preferido contratar las comunicaciones entre Algeciras y Ceuta con la empresa Marconi que no hacer uso del invento de telegrafía sin hilos de Julio Cervera.
En 1911 las cosas no habían cambiado mucho. El cable telegráfico tendido desde La Atunara en 1906 no funcionaba y en La Vanguardia su corresponsal, Cayetano González Novelles, anunciaba la instalación de un teléfono desde el Faro de Punta Almina a una estación telegráfica -posiblemente la de Loma Larga, que comenzó a funcionar en 1912- para mejorar las comunicaciones.
En septiembre de 1913 el empresario, banquero y político Baldomero Blond Llanos se hacía, en subasta pública convocada por el Ministerio de la Gobernación, con concesión de la instalación telefónica urbana de Ceuta. Sin duda las cosas mejoraron mucho y las oficinas quedaron establecidas en el número 25 de la actual calle Real, pero el tema de las comunicaciones con la Península seguía dependiendo del telégrafo.

Compañía Telefónica Nacional de España

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La constitución de la Compañía Telefónica Nacional de España el 19 de abril de 1924 y su posterior contrato con el Estado en exclusiva, abría un nuevo panorama para Ceuta, al reabsorber a la Red Telefónica Urbana. El tendido de un cable telefónico entre Algeciras y Ceuta era prioritario y exigido por la necesidad de comunicación directa entre Madrid y la Alta Comisaría, por lo que no se retrasó, quedando establecido el 30 de diciembre de 1924.
Fue un gran éxito publicitado por los medios de comunicación dentro y fuera de España, al ser pionero en la comunicación de dos continentes bajo el mar, siendo documentado con fotografías, postales y hasta noticiarios cinematográficos.
La nueva empresa trasladó su sede al edificio de la esquina del Revellín con Méndez Núñez, que inauguró el 16 de noviembre de 1928 con la asistencia del Alto Comisario Francisco Gómez Jordana, el general Millán Astray como Jefe de la Circunscripción Ceuta-Tetuán, y el presidente de la Junta Municipal José Rosende.
Meses más tarde, ya en 1929, fue tendido el segundo cable entre Algeciras y Ceuta, que aseguraba nuestras comunicaciones.

Algunas notas sobre la presencia de la Compañía Telefónica en Ceuta

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Las iniciativas acometidas en Ceuta a partir de 1924 reflejaban la gran estructura que manejaba la empresa. Así lo demuestran los expedientes conservados en el Archivo General de Ceuta como el proyecto de Nueva Red Telefónica en Ceuta, en el que se explican los nuevos tendidos de cables en postes y tejados, las canalizaciones subterráneas y hasta el diseño de las tapas de registro que podemos ver aún hoy en nuestras calles. Por cierto que la empresa envió a fotógrafos como el madrileño Luis Ramón Marín, famoso foto-reportero de la época que se convirtió en uno de los profesionales preferidos de la empresa.
Naturalmente, no todo fue perfecto, y las luchas entre la institución municipal y la Compañía Telefónica por tasas, arbitrios y licencias de obras fueron constantes.
En 1954 se presentó el proyecto de un nuevo edificio destinado a Central Telefónica en Ceuta que trazaron los arquitectos José María de la Vega Samper y Paulino J. Gayo Notario, siendo el director de obra Luis Clavero Margati, en la esquina del Revellín con Padilla.
Años más tarde, en 1971, se amplió con otro edificio que proyectaron los arquitectos Damián Galmés de Fuentes -sobrino de Andrés Galmés, autor del edificio Trujillo- Manuel Guerra y Emilio Pardo.
Detallar cuántas realizaciones ha realizado la empresa en un siglo de andadura sería difícil, pero lo cierto es que daría para un buen trabajo de investigación.

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Reduan fue un compañero de historias y de viajes https://elfarodeceuta.es/reduan-companero-historias-viajes/ Sun, 17 Dec 2023 12:40:03 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=985487 La desaparición de Reduan ben Zakour ha impactado a buena parte de la sociedad ceutí. Reduan era un personaje imprescindible en la vida social, deportiva, cultural... de nuestra ciudad. Siempre dispuesto a inmortalizar un momento, a captar una visión diferente de las cosas, a hacer feliz a la gente. Un gran profesional que no por […]

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La desaparición de Reduan ben Zakour ha impactado a buena parte de la sociedad ceutí. Reduan era un personaje imprescindible en la vida social, deportiva, cultural... de nuestra ciudad. Siempre dispuesto a inmortalizar un momento, a captar una visión diferente de las cosas, a hacer feliz a la gente. Un gran profesional que no por ello dejaba de sonreír siempre y de mostrarse entrañable.

Hoy todo el mundo hace fotos, todo el mundo las copia, las hace suyas, y estamos perdiendo el respeto por el fotógrafo que está detrás. Porque esa imagen que se copia y se pega indiscriminadamente tuvo un autor, ya fuera un propietario de gran estudio, un periodista gráfico, un fotógrafo de calle o aficionado. Ellos, con sus cámaras, con su ojo artístico, construyeron una crónica veraz del día a día, escribieron muchas páginas de nuestra historia, que son y serán documentos imprescindibles para comprender un tiempo pasado.

Reduan fue un compañero de historias y de viajes de muchos de nosotros, primero solo y luego con su hijo. Dos décadas compartiendo momentos mágicos que ya son irrepetibles, por ley del tiempo, por las muchas ausencias, pero que estarán siempre en nuestra memoria.

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Los festejos de agosto de 1923: Portugal como protagonista https://elfarodeceuta.es/festejos-agosto-1923-portugal-protagonista/ Sat, 29 Jul 2023 16:47:52 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=927849 A pesar de que el 500 aniversario de la conquista de Ceuta por la armada de Juan I de Portugal no tuvo una gran respuesta local, hay que reconocer que la actitud de las instituciones culturales de aquel país fue muy diferente. Proclamada la República en 1910 en Portugal, no eran pocos los políticos e […]

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A pesar de que el 500 aniversario de la conquista de Ceuta por la armada de Juan I de Portugal no tuvo una gran respuesta local, hay que reconocer que la actitud de las instituciones culturales de aquel país fue muy diferente.
Proclamada la República en 1910 en Portugal, no eran pocos los políticos e intelectuales que miraban a África recordando las gestas de sus antepasados. Destacar al primer Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Anselmo Braamcamp Freire, historiador y arqueólogo unido a la historia ceutí por ofrecernos la transcripción del relato de la conquista de Antonio La Salle; o Affonso de Dornellas Cisneiros, militar, historiador, e incansable defensor de la Cruz Roja portuguesa, con una enorme producción de estudios sobre Ceuta.
El éxito de las publicaciones sobre nuestra ciudad de instituciones y universidades llevó a estudiosos locales a hacerse de ellas y contactar con sus autores. Entre los más activos en el paso de los años 10 a los 20 estuvo Mariano Ferrer Bravo, quien promovió un intercambio cultural entre instituciones lisboetas y ceutíes, cuyo primer hito fue la presencia de una comisión portuguesa en la Feria de 1923, a la que seguiría una visita a Portugal de una comisión ceutí en diciembre de 1923.

Alcázar Seguer 1923.
Tomás García Figueras con bigote, en el centro Queipo de Llano y en el suelo Manuel Olivencia, con barba Alfón y detrás con bigote Basagoiti y Delgado Serrano, a la derecha Diego Trujillo y Dornellas.

En el orden institucional, la visita tuvo el más alto nivel posible, con la presencia de las autoridades políticas y militares, ocupando la alcaldía Demetrio Casares Vázquez y el gobierno militar el general Manuel Montero Navarro. Incluso se contó con la presencia del obispo de Cádiz Marcial López Criado. Muy importante fue también la participación de la Asociación de la Prensa de Ceuta, que presidía Cayetano González Novelles y de la que formaban parte redactores y corresponsales numerosos, muchos de los cuales tenían su ámbito de acción en Marruecos.
Los ilustrados visitantes llegaron el día 4 de agosto a bordo del cañonero de la Marina de Guerra Portuguesa Bengo, lo que evidenciaba la importancia que querían dar a su presencia desde la Presidencia de la República que ostentaba António José de Almeida. Por cierto que esos días estuvieron en el puerto el acorazado Alfonso XIII, los buques España y Reina Regente y otros menores como el cañonero Laya, que se puso a su disposición para la excursión que hicieron a Alcázar Seguer.
La comisión estaba presidida por Raul Marques Caldeira, senador de la Cámara Municipal de Lisboa y la integraban los Senadores de la Cámara Alberto Eduardo Valado Navarro, Caetano María Beirao da Veiga y Antonio Augusto Rodrigues; Affonso de Dornellas, Presidente de la Cruz Roja portuguesa venía en representación de la Academia de Ciencias y Asociación de Arqueólogos portugueses; Luiz Filipe d’Andrade Alburquerque de Bettencourt, Joaquim d’Andrade Alburquerque de Bettencourt, D. Jacinto d’Andrade Alburquerque Bettencourt y Joaquim Moreira Fontes de la Asociación de Arqueólogos, y Antonio da Rocha Junior y Norberto Araujo, como redactores de Diario de Noticias y Diario de Lisboa, respectivamente.
Hospedados en el Hotel Majestic, visitaron instituciones como el Ayuntamiento, el Hospital de la Cruz Roja, El Tercio -en sus instalaciones del Cuartel del Rey-, el Patronato Militar de Enseñanza o el Colegio de los Agustinos y edificios, entre ellos sus iglesias -principalmente Africa y Valle- y fortificaciones como la fortaleza del Hacho. No faltó tampoco la visita a las canteras de Benzú y al puerto, su fábrica de bloques, y los depósitos de combustible. Además, participaron activamente en los Juegos Florales, de los cuales ese año fue mantenedor el diputado a Cortes José Estrada. Por su parte, el Ayuntamiento nombró Hijo Adoptivo de Ceuta a Dornellas.
Muchos de estos actos contaron con la presencia de las autoridades de la Alta Comisaría, principalmente el secretario general Diego Saavedra; y jalifianas, como el ministro de Hacienda, Sidi Abselam Bennuna, a quien el Jalifa nombró delegado imperial ante la Misión portuguesa de 1923.
Los portugueses vinieron cargados de libros y se fueron, el 7 de agosto, despedidos con banda y música -Regulares y Scouts- así como con abundante material gráfico y documental con el que seguir su vinculación con Ceuta. En Tetuán el Secretario General de la Alta Comisaría impuso la Encomienda de Isabel la Católica a Affonso de Dornellas, la de Carlos III a Luiz de Bettencourt y entregó los nombramientos de caballeros de Isabel la Católica al resto de participantes, que había concedido el Rey.

Programa Fiestas

El Ayuntamiento, por iniciativa de su Bibliotecario y Presidente de la Asociación de la Prensa, decidió crear en el nuevo Palacio una biblioteca-museo hispano-lusitano, con los fondos entregados por la misión, que quedó en eso y en el nombramiento de cinco presidentes honorarios, y una muy nutrida lista de cargos, con el académico Criado Hoyos como “presidente efectivo”. Luego… nada más se supo…
El programa de Feria de 1923 no difiere mucho de los de otros años. Hubo cultos religiosos, concursos de belleza, dianas floreadas, repartos benéficos, cabalgatas, veladas nocturnas y fuegos artificiales; elevación de globos y fantoches en la plaza de Africa, concursos de vehículos y proyecciones de cine al aire libre. El deporte ese año constituyó un éxito de la Real Sociedad Hípica de Ceuta, con un concurso que tuvo repercusión nacional, pero no faltaron pruebas de atletismo, ciclismo, natación y partidos de futbol.
Por cierto, el texto del programa debió trasladarse de otro anterior y volvió a introducirse una inauguración de la Cantina Escolar que no tuvo lugar, llevando esta en funcionamiento desde junio de 1920.

Todo ello quedó contado y bien contado, a nivel local, en la revista Ceuta y sus Festejos que editaba la tipografía Arturo Sierra, dirigida por Francisco J. García de Ezpeleta, con numerosos anuncios y fotografías, principalmente retratos de sus protagonistas. Sin embargo, las 36 páginas de la revista no tienen comparación con las casi 500 del libro que publicó Dornellas a su vuelta a Lisboa y que tituló De Ceuta a Alcacer Kibir em 1923.
En él se incluyen las excursiones que los miembros de la Misión y sus acompañantes hicieron a Alcázar Seguer, Tetuán, Arcila y Larache. Textos e ilustraciones tienen hoy un gran valor y podemos decir que se trata de una obra muy interesante para conocer no solo la Ceuta de ese año, sino también la mirada nostálgica de Portugal sobre las que fueron sus primeras plazas ultramarinas.

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En torno a la devoción a la Virgen de África: las declaraciones de patrimonio inmaterial https://elfarodeceuta.es/devocion-virgen-africa-declaraciones-patrimonio-inmaterial/ Sat, 30 Jul 2022 03:40:10 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=773586 Hace unos años, la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Ceuta convocaba sus Cursos de Verano, centrando uno de ellos en El Patrimonio inmaterial de Ceuta, dirigido por el Dr. Honorio M. Velasco Maíllo y coordinado por el profesor Carlos Rontomé Romero. Fui uno de los ponentes invitados a intervenir con el tema “Religiosidad […]

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Hace unos años, la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Ceuta convocaba sus Cursos de Verano, centrando uno de ellos en El Patrimonio inmaterial de Ceuta, dirigido por el Dr. Honorio M. Velasco Maíllo y coordinado por el profesor Carlos Rontomé Romero. Fui uno de los ponentes invitados a intervenir con el tema “Religiosidad popular. De la Ceuta portuguesa a la española” y he de decir, que tanto en uno como en otro curso, lo que más me llamó la atención fue la participación activa de alumnos y ponentes, con debates tan animados como interesantes.

Viene esto al caso porque el Dr. Velasco Maíllo puso sobre la mesa la falta de declaraciones de Patrimonio Inmaterial adoptadas en nuestra ciudad cuando, sin embargo, son muy numerosas las de bienes inmuebles. A esto podríamos añadir que igualmente han sido nulas las declaraciones de bienes muebles, que no sólo podrían tener su objetivo en imágenes, cuadros o enseres del patrimonio eclesiástico, pues sin protección se hallan también piezas tan notables como el Pendón Real y otras del patrimonio documental y bibliográfico de propiedad estatal y autonómica.

Los profesores Honorio Velasco y Sol Tarrés resaltaron el interés que hay desde el mundo de la antropología por aprovechar la figura jurídica de la declaración de patrimonio inmaterial, reelaborada a partir de la Ley 10/2015 de 26 de mayo , para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.

Estudio para un fresco: Entrega del mando por D. Juan I a Pedro de Meneses

El artículo 2 de esta Ley, titulado: Concepto de patrimonio cultural inmaterial, dice:

Tendrán la consideración de bienes del patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos, reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural, y en particular:

  1. a) Tradiciones y expresiones orales, incluidas las modalidades y particularidades lingüísticas como vehículo de patrimonio cultural inmaterial; así como la toponimia tradicional como instrumento para la concreción de la denominación geográfica de los territorios;
  2. b) Artes del espectáculo;
  3. c) Usos sociales, rituales y actos festivos;
  4. d) Conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo;
  5. e) Técnicas artesanales tradicionales;
  6. f) Gastronomía, elaboraciones culinarias y alimentación;
  7. g) Aprovechamientos específicos de los paisajes naturales;
  8. h) Formas de socialización colectiva y organizaciones;
  9. i) Manifestaciones sonoras, música y danza tradicional.

Qué duda cabe que la ciudad cuenta, en sus diversas culturas, con formas específicas de gastronomía y alimentación, muchas de las cuales conectan directamente con técnicas artesanales como pueden ser procedimientos de conservas y salazones, que habrían de optar por dichos niveles de protección.

En el curso, el profesor Velasco preguntó a los ponentes, dentro del ámbito en el que habían girado sus exposiciones, qué tres propuestas de declaración harían y hay que decir que, dentro de la religiosidad popular, habría muchas. Sin embargo, desde mi punto de vista, propuse la Ceremonia de toma de posesión de los Gobernadores con el Aleo, la Romería de San Antonio y La Mochila, siendo conscientes de que esta última, en su evolución, se ha desacralizado totalmente, lo que le confiere una singularidad aún mayor.

Podríamos hablar de muchos otros momentos del calendario festivo local susceptibles de declaración, pero nos centraremos, para esta ocasión, en los que se refieren a nuestra Patrona.

Conmemorando el VI Centenario de la conquista de Ceuta por la Armada de Juan I de Portugal, estamos próximos a igual aniversario del envío de la imagen de la Virgen de Africa por el Infante D. Enrique, alrededor de 1418. Tradiciones y leyendas a un lado –que también forman parte de ese patrimonio inmaterial- sobre su origen, aparición y construcción de su templo, es lo cierto que con los documentos en la mano son varios los usos sociales, rituales y actos festivos a los que ha dado lugar la devoción a la Patrona.

En primer lugar, el codicilo del testamento del Infante, firmado de su mano el año 1460, especifica haber sido él quien la envió, puso nombre y ordenó construirle un templo, que habría de ser sede parroquial. La condición era el rezo de una serie de oraciones por su alma, que conforman la Sabatina y que, con modificaciones, ha llegado a nuestros días casi seiscientos años más tarde.

La celebración de la festividad de la Virgen, cada 5 de agosto, fue trasladada en 1572 por el Obispo Manuel de Ciabra y llevada a efecto a partir de 1575 sin interrupción, y casi siempre con la Novena como forma básica de dirigirse a ella, enriquecida en el siglo XX con su procesión por las calles de Ceuta.

No es menos importante la celebración del Voto a la Virgen, que tuvo lugar por vez primera en 1651 y que desde entonces se renueva poniendo a la Ciudad bajo su Protección, siendo ese el momento en el cual se adoptó por Patrona de Ceuta. Y, más cercanamente, los aniversarios de la Coronación Canónica o los rituales de presentación de los niños, pasándolos por el Manto de la Virgen.

Las piezas de orfebrería y grabados que comienzan a surgir a partir del siglo XVII nos muestran a la imagen de la Virgen vestida, coronada y con el bastón de mando de la ciudad en sus manos. Tradicionalmente se ha considerado que el momento en el que se pone en sus manos es cuando el gobernador Pedro de Vargas Maldonado, impotente ante los efectos de la epidemia de peste bubónica de 1743, hizo el segundo Voto ante ella.

Alberto Baeza Herrazti, en su libro El ALEO, Bastón de Mando de los Comandantes Generales de Ceuta, llevaba la posible fecha de poner el bastón en manos de la Virgen, tras las tomas de posesión de los gobernadores, a 1651, lo que estaría en plena concordancia con la iconografía conocida. Es más, incluso podría retrotraerse, quizá al momento en el que los Meneses dejaron de ostentar en propiedad el gobierno de la ciudad y que viene a coincidir con la sublevación de los Braganza, en 1640.

Como todo sabemos, el Aleo es el bastón de mando de la Ciudad, el mismo que entregó el Rey Juan I de Portugal a don Pedro de Meneses en agosto de 1415, y con el cual han jurado defender la población todos sus sucesores. Un bastón que se constituyó en símbolo de la Casa de Villarreal y que figura anagramado en sus escudos y monumentos sepulcrales.

El Aleo estuvo en manos de cuantos monarcas lusos pisaron el suelo ceutí, siendo el último el malogrado Sebastián I. Se entrega por el Deán de la Santa Iglesia Catedral al gobernador, quien lo toma y se dirige a los presentes con palabras de aceptación y cariño para la ciudad y sus habitantes. Al menos desde el siglo XVIII, como ya hemos dicho, se encamina después a la Iglesia de Africa, depositándolo en manos de la Virgen, pidiéndole que la ampare y defienda.

El ritual, varias veces centenario, ha tenido mínimas variaciones, como puede comprobarse en las actas de los Cabildos catedralicio y municipal; conecta dos piezas fundamentales de nuestro patrimonio mueble, como son la imagen de la Virgen de Africa y el Aleo, y es una seña de identidad de nuestra ciudad. Sin duda cumple con el espíritu de la Ley para su posible declaración.

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La Feria de Ceuta de 1922 y los Exploradores de España https://elfarodeceuta.es/colaboracion-feria-ceuta-1922/ Sat, 30 Jul 2022 02:55:03 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=771909 Los festejos de 1922 se celebraron alrededor de la plaza de África y la salida al campo exterior y tuvieron juegos florales, toros, mucho deporte y actos institucionales, pero contaron con unos jóvenes protagonistas. Eran los Scouts de Ceuta, Gibraltar y Tánger que con sus uniformes, desfiles y la música de su banda animaron cada […]

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Los festejos de 1922 se celebraron alrededor de la plaza de África y la salida al campo exterior y tuvieron juegos florales, toros, mucho deporte y actos institucionales, pero contaron con unos jóvenes protagonistas. Eran los Scouts de Ceuta, Gibraltar y Tánger que con sus uniformes, desfiles y la música de su banda animaron cada rincón de la ciudad.

Los Scouts de Ceuta

El movimiento escultista tiene su origen en Gran Bretaña, y se define como un sistema educativo para niños y jóvenes, inspirado en la vida militar, con el fin de dotarlos de valores cívicos mediante el desarrollo de actividades lúdicas y deportivas al aire libre.

Su fundador fue el entonces coronel Baden-Powell, cuyas bases plasmó en su libro “Escultismo para muchachos”, publicado en 1908 y que se difundió inmediatamente dentro y fuera del país. Muy pronto tuvo presencia en Gibraltar, de dónde dio el salto a Ceuta en 1913, al tiempo que iniciaba sus primeros pasos la organización española.

Hasta 1915. A pesar de estar constituidos y uniformados desde 1913, los Scouts de Ceuta no fueron reconocidos a nivel nacional hasta 1915. Uno de los primeros actos fue la bendición de la bandera en 1916, en la que participaron Scouts de varias ciudades

A pesar de estar constituidos y uniformados en el verano de 1913, los Scouts de Ceuta no fueron reconocidos formalmente a nivel nacional hasta 1915, siendo uno de los primeros actos importantes la bendición de su Bandera en 1916, en la que participaron secciones de Scouts de varias ciudades.

En 1922, el Presidente del Consejo Local de los Exploradores de España en Ceuta era el conocido político monárquico, abogado y ex -alcalde, D. Julián Francisco de las Heras Jiménez, teniendo en su equipo a un buen número de funcionarios municipales como Rogelio Díez, Adolfo Mollá, Cayetano González Novelles o Rafael Orozco, junto con prestigiosos personajes de la vida local, entre quien destacamos al farmacéutico militar Clemente Botet o los comerciantes Manuel Hachuel y Rubén Bentolila.

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El movimiento contaba con un gran apoyo, no solo en las autoridades civiles y militares, sino también en toda la sociedad local que lo financiaba económicamente y reclamaba la presencia de sus secciones uniformadas y su banda de cornetas y tambores en procesiones, recepciones públicas y otros actos oficiales.

Otro hecho a tener en cuenta fue la buena relación que el Consejo local de Ceuta mantenía con los de otras ciudades cercanas como Gibraltar, Tánger, Algeciras o San Roque, que les permitía hacer excursiones para unirse en sus actividades y participar en eventos locales. Y eso fue lo que ocurrió, muy particularmente, en agosto de 1922.

La Feria de Ceuta

El Ayuntamiento de Isidoro Martínez diseñó unos festejos de cuatro días para 1922, organizados por una comisión que presidía el concejal Damián Sala Gavarrón y que giraban en torno a muy diferentes ejes. Los actos religiosos tenían como punto fuerte la Solemne Función en honor a la Patrona, Santa María de África, con una misa cantada a toda orquesta, y oficiada por el deán de la Catedral de Teruel Antonio Buj Guillén, celebrándose otra de campaña el día 6 en la avenida Bernal -hoy González Tablas- con gran protagonismo de los Exploradores, que hacían a su fin el acto de promesa.

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Como actos deportivos destacaron la inauguración de la pista de la Real Sociedad Hípica de Ceuta, para la celebración del Concurso Hípico, junto a campeonatos de tenis, regatas y balompié disputándose la “Copa de Ceuta”. Ah, y hubo toros, aunque solamente novillos y con no muy buena acogida.

4 días de festejos. El ayuntamiento diseñó unos festejos de 4 días, organizados por Gavarrón y giraban en torno a muy diferentes ejes. Los actos religiosos tenían como fuerte la Solemne Función

En todos los actos había gran presencia del elemento militar, que también se hacía presente en los recorridos de las bandas de la Guarnición por las calles. Las Veladas, que era como se llamaba a los recreos nocturnos y, por extensión, a la zona de casetas, bailes y otros divertimentos, tuvieron lugar en la plaza de África, y el último día se instaló un zoco de productos marroquíes en la avenida Bernal.

La cultura tuvo también su presencia con la celebración de los Juegos Florales, con temáticas históricas, literarias, poéticas y militares, entre las que no faltó la “poesía árabe con libertad de metro”. Naturalmente, tuvo a su reina, María Vacas, hija del teniente coronel de Intendencia José Vácas Suárez, y a su Corte de Amor. Como mantenedor llegó a la ciudad el subsecretario de Instrucción Pública Carlos Castel y González de Amezúa, a quien en todo momento acompañó el diputado José Luis de Torres Beleña y numerosos políticos y periodistas que con posterioridad a los festejos le acompañaron en un viaje por el Protectorado. Por cierto que la presencia del Deán de Teruel en los actos religiosos obedecía más a que formó parte del séquito de Castel que no de una iniciativa local, siendo paisano y amigo del político turolense.

La prensa habló de trenes llenos de gente desde Tetuán, así como numerosos vapores desde la Península y Marruecos. Pero entre los mejor recibidos destacaron los grupos de Exploradores que llegaron desde Tánger y Gibraltar, sumándose a los niños de las diferentes escuelas, con sus bandas y cánticos. Varios buques de la Armada atracaron en el puerto, siendo el más aclamado el Dédalo, pudiéndose ver desde sus cubiertas y los jardines de la Hípica un concurso de hidroaviones.

¿Fue esto lo más sonoro? Bueno, todas las noches hubo fuegos artificiales y una Traca Real el día de la clausura, pero es que hubo algo todavía más ruidoso. Cayetano González Novelles contará en sus corresponsalías para La Vanguardia, cómo los políticos y periodistas tuvieron una interesante visita a los depósitos de Ybarrola, la escuela para obreros del puerto y las Canteras de Benzú. Allí… “Las grúas, lanzaron, piedras al mar de un peso de veinte toneladas, disparándose barrenos que arrancaron inmensas moles de la montaña de Benzú”, lo que por lo visto provocó más inquietud que los disparos del cañón de la batería del Pintor.

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La Semana Santa de hace 100 años https://elfarodeceuta.es/semana-santa-1922/ Fri, 15 Apr 2022 02:25:39 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=733336 La Semana Santa de hace 100 años se presentó bastante llena de noticias, hasta el punto de que muchas de ellas las encontramos en periódicos nacionales como La Voz, El Siglo Futuro o La Vanguardia. Dos de ellas las publicaron los tres medios casi con idéntica redacción, que nosotros presumimos fue obra del corresponsal de […]

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La Semana Santa de hace 100 años se presentó bastante llena de noticias, hasta el punto de que muchas de ellas las encontramos en periódicos nacionales como La Voz, El Siglo Futuro o La Vanguardia. Dos de ellas las publicaron los tres medios casi con idéntica redacción, que nosotros presumimos fue obra del corresponsal de La Vanguardia en Ceuta, el archivero y periodista Cayetano González Novelles.

El 13 de abril de 1922, la prensa recuerda dos noticias:

Estreno de tres pasos

La Real Cofradía del Santo Entierro ha organizado una nueva procesión, que ha recorrido las calles en medio de una gran animación. Se han estrenado tres valiosos y artísticos pasos, que representan La Oración del Huerto, el Nazareno y La Dolorosa, el primero regalado por el práctico del puerto D. Matías Carmona.

"Dos de la noticias las publicaron los tres medios casi con idéntica redacción, que nosotros presumimos fue obra del corresponsal de La Vanguardia en Ceuta, el archivero y periodista Cayetano González Novelle"

Un piquete militar, con música, dio guardia de honor a las imágenes. Asistió una representación de autoridades y todas las asociaciones religiosas de la localidad. Un inmenso público invadió las calles que recorrió la procesión.
Lo que nos ofrece datos muy interesantes. Pero la segunda noticia fue más dramática:

Incendio en la Iglesia de San Francisco

Al terminar los sagrados oficios de Jueves Santo en la iglesia de San Francisco, en la que celebra sus cultos la Orden de los Agustinos, se prendió fuego el monumento y el incendio tomó grandes proporciones.
A las señales de alarma acudió el vecindario, soldados legionarios y las autoridades. Se consiguió tras no pequeños esfuerzos, dominar el incendio, que destruyó el monumento y el altar. No ocurrieron accidentes de importancia. Resultó con algunas quemaduras en las manos un padre agustino que acudió en seguida y consiguió retirar la Sagrada Forma, que estaba depositada en el tabernáculo.
Se lamenta mucho este accidente, que ha puesto en peligro la artística iglesia, recién restaurada por la Orden de los Agustinos.
Y es que la prensa nos ofrece mucha información que, en ocasiones, no ha pasado a las bibliotecas.

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Transfretana: Notas sobre la revista del IEC (y 2) https://elfarodeceuta.es/transfretana-notas-sobre-revista-iec-2/ Mon, 11 Oct 2021 04:30:06 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=673086 Trasnfretana: segunda etapa 1993-2001 Tres son los números que aparecie- ron en esta nueva época de la revista, con vocación de publicación transversal, en la que podían intervenir los miembros de cual- quiera de sus secciones, fueran numerarios o correspondientes. Alberto Baeza, que había tenido una gratificante experiencia editorial a cargo de la colección de […]

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Trasnfretana: segunda etapa 1993-2001

Tres son los números que aparecie- ron en esta nueva época de la revista, con vocación de publicación transversal, en la que podían intervenir los miembros de cual- quiera de sus secciones, fueran numerarios o correspondientes.
Alberto Baeza, que había tenido una gratificante experiencia editorial a cargo de la colección de publicaciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ceuta, contó con Diego Sastre Ruiz para la composición y maquetación de los dos primeros números, que llevan fecha de 1993 y 1994, siendo im- presos en talleres de Granada y Algeciras.
El número 7 de Transfretana salió en 2001, después de muchas vicisitudes, entre otras la sucesión en la responsabili- dad editorial de Simón Chamorro Moreno, José Manuel Pérez Rivera y Ramón Galindo Morales desde 1997 hasta ese momento. Co- menzada la maquetación y diseño por Diego Sastre y Antonio San Martín, su retraso hizo que se terminara cuando la mayor parte de las publicaciones del IEC se estaban haciendo ya en la propia institución, al contar con Enrique Gómez Barceló como maquetador, desde 1999.
Para el formato de estas tres ediciones se optó por un tamaño 263 x 190 mm, con encuadernación en rústica con cubiertas a color y solapas, imprimiéndose el interior en papel satinado blanco, con ilustraciones en blanco y negro de buena calidad. Estuvie-ron entre las 150 y las 200 páginas y, como en la etapa anterior, fue una publicación no venal.
La ampliación del número de miembros ofreció nuevas firmas en las ediciones de 1993 y 1994 como las de Darío Bernal Casasola, Guillermo Gozalbes Busto, Enrique Gozalbes Cravioto, Francisco Sánchez Montoya, Fernando Villada Paredes, José Szmolka Clares, Manuel Merlo García del Vello y colaboradores externos como José Luis Barrio Moya, Manuel Navarro Capel o José María de Campos Setién, pero también vemos las de algunos fundadores del Instituto que no habían estado en la primera época como Manuel Lería y Ortiz de Saracho, Antonio Aróstegui Megías, José Fradejas Lebrero o Luis López Anglada.
Tímidamente fueron apareciendo, junto a las temáticas clásicas de historia, ar- queología, literatura y lingüística, las de botánica, bibliografía, filatelia, numismática, poesía o teatro, pero siguió siendo lo que clásicamente se denomina una revista de artes y letras.
En esos momentos ya había diferencias de opinión sobre modelos de revista a implementar, que apuntaban por un lado a las ediciones alternas entre la temática de historia, artes y letras con la científica, y por otra con la edición de una nueva serie, de la que hablaremos más tarde y que se denominó Transfretana Monografías. Fue un debate en el que Antonio Aróstegui Megías, director entre 1997 y 1998, tuvo gran peso y del que podemos decir que salió el Boletín Informativo del Instituto: IEC Informa, cuyo primer número lleva fecha de noviembre de 1998, es decir, días después de ser elegido como director Simón Chamorro Moreno.

"Hemos de decir que, como en la etapa anterior, estos tres números guardan algunos tesoros de la bibliografía local de autores ya desaparecidos que pasan casi inadvertidos, quizá por la distribución reducida que se hacía de estas publicaciones como por no estar aún en edición digital, lo que sabemos que está a punto de ser resuelto"

Tres son los números que aparecie- ron en esta nueva época de la revista, con vocación de publicación transversal, en la que podían intervenir los miembros de cual- quiera de sus secciones, fueran numerarios o correspondientes.
Alberto Baeza, que había tenido una gratificante experiencia editorial a cargo de la colección de publicaciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ceuta, contó con Diego Sastre Ruiz para la composición y maquetación de los dos primeros números, que llevan fecha de 1993 y 1994, siendo im- presos en talleres de Granada y Algeciras.
El número 7 de Transfretana salió en 2001, después de muchas vicisitudes, entre otras la sucesión en la responsabili- dad editorial de Simón Chamorro Moreno, José Manuel Pérez Rivera y Ramón Galindo Morales desde 1997 hasta ese momento. Co- menzada la maquetación y diseño por Diego Sastre y Antonio San Martín, su retraso hizo que se terminara cuando la mayor parte de las publicaciones del IEC se estaban haciendo ya en la propia institución, al contar con Enrique Gómez Barceló como maquetador, desde 1999.
Para el formato de estas tres ediciones se optó por un tamaño 263 x 190 mm, con encuadernación en rústica con cubiertas a color y solapas, imprimiéndose el interior en papel satinado blanco, con ilustraciones en blanco y negro de buena calidad. Estuvieron entre las 150 y las 200 páginas y, como en la etapa anterior, fue una publicación no venal.
La ampliación del número de miembros ofreció nuevas firmas en las ediciones de 1993 y 1994 como las de Darío Bernal Casasola, Guillermo Gozalbes Busto, Enrique Gozalbes Cravioto, Francisco Sánchez Montoya, Fernando Villada Paredes, José Szmolka Clares, Manuel Merlo García del Vello y colaboradores externos como José Luis Barrio Moya, Manuel Navarro Capel o José María de Campos Setién, pero también vemos las de algunos fundadores del Instituto que no habían estado en la primera época como Manuel Lería y Ortiz de Saracho, Antonio Aróstegui Megías, José Fradejas Lebrero o Luis López Anglada.
Tímidamente fueron apareciendo, junto a las temáticas clásicas de historia, ar- queología, literatura y lingüística, las de botánica, bibliografía, filatelia, numismática, poesía o teatro, pero siguió siendo lo que clásicamente se denomina una revista de artes y letras.
En esos momentos ya había diferencias de opinión sobre modelos de revista a implementar, que apuntaban por un lado a las ediciones alternas entre la temática de historia, artes y letras con la científica, y por otra con la edición de una nueva serie, de la que hablaremos más tarde y que se denominó Transfretana Monografías. Fue un debate en el que Antonio Aróstegui Megías, director entre 1997 y 1998, tuvo gran peso y del que podemos decir que salió el Boletín Informativo del Instituto: IEC Informa, cuyo primer número lleva fecha de noviembre de 1998, es decir, días después de ser elegido como director Simón Chamorro Moreno.
Hemos de decir que, como en la etapa anterior, estos tres números guardan algunos tesoros de la bibliografía local de autores ya desaparecidos que pasan casi inadvertidos, quizá por la distribución reducida que se hacía de estas publicaciones como por no estar aún en edición digital, lo que sabemos que está a punto de ser resuelto. Algunas de ellas son las noticias que dio Alberto Baeza sobre el reflejo de la Conquista en el diario de Morosini y los documentos del espionaje de Ruy Díaz; los artículos de Guillermo Gozalbes sobre la presencia del padre Contreras en el siglo XVI en Ceuta, o los apuntes para el estudio de la Ceuta Califal; el descubrimiento de Antonio Aróstegui de una documentación inédita de la familia Arruda; o el de José Fradejas al dar a conocer la relación sobre la colocación de la estatua de Carlos IV en 1794.

Transfretana Monografías

Si bien es cierto que esta serie se inicia con la vocalía de publicaciones encomenda- da a Alberto Baeza Herrazti y continúa con los sucesivos vocales de publicaciones como Simón Chamorro Moreno, José Manuel Pé- rez Rivera, Ramón Galindo Morales, Alvaro Velasco Aured o Rocío Valriberas Acevedo, el trabajo será mucho más coral, con la inter- vención continua de Simón Chamorro, que ostentará la dirección entre 1998 y 2015, tras el efímero paso por la misma de Antonio Aróstegui Megías entre 1997 y 1998, y casi siempre con el trabajo del maquetador de la institución.
Se haneditado nueve monografías entre 1994 y 2008, con las mismas características editoriales de la segunda época de Transfre- tana, que dan a la imprenta trabajos mono- gráficos de un solo autor, recopilaciones de trabajos sobre temáticas concretas -en ambos casos con aportaciones de las secciones de ciencias-, hasta actas de Congresos y Colo- quios en los que tuvo participación el IEC.
La primera de las monografías, de fecha noviembre de 1994, es la derivada de la memoria de excavación de 1979 de “Un vertedero del siglo III en Ceuta”, en el entorno del paseo de las Palmeras y la Gran Vía, escrita por Emilio A. Fernández Sotelo. El Dr. Fernández Sotelo, que entre otras excavaciones importantes, fue el director de la que
En “Estudios sobre sanidad pública en Ceuta” Simón Chamorro contó para la co- ordinación con Antonio J. Ruiz Moya y José María Sánchez Romero. Cerca de treinta au- tores para nueve estudios mayoritariamente sobre temas sanitarios y bioclimáticos, que muestran el giro que la investigación ya en- tonces había dado en pro de los equipos de trabajo, de los que forman parte médicos, farmacéuticos, biólogos, sociólogos...

"El tiempo pasa. Nuestro Instituto, fundado en 1969, ha cruzado ya la barrera del medio siglo, y ocupa un lugar destacado en la historia cultural de nuestra ciudad que frecuentemente rebasa los límites nacionales, gracias a los temas abordados por sus diferentes secciones como por la brillantez de quienes lo han hecho posible, formaran parte o no de la institución"

La monografía número 4 la componen las actas del Coloquio “Cerámica nazarí y mariní” celebrado en el Museo de Ceuta en la primavera de 1999, con la colaboración del I.E.C. y su edición se realizó por Asuka- dio por resultado el descubrimiento de la Basílica Tardorromana, y ha sido quien más ha publicado en esta colección.
Las monografías 2 y 3, aparecidas en 1995 y 1997 fueron coordinadas básicamente por Simón Chamorro Moreno y estaban enfocadas a publicar estudios de la sección de ciencias que tenían gran interés pero que no encontraban acomodo en los formatos del IEC. En “Estudios sobre el medio natural de Ceuta y su entorno” Luciano Alcalá Velasco resaltaba como la Junta Rectora de 1992 había “intentado que el I.E.C. cambiara ese halo de institución arcaica -vinculada casi exclu- sivamente a la historia- con que muchos la identifican, en beneficio de una imagenactual y plural, igualmente comprometida con temas y problemas contemporáneos”, y apuntaba a temáticas como el Medio Ambiente como prioritarias. En este número estaban ya los principales referentes en nuestra institución de estos temas: José Luis Ruiz García, Francis- co J. Martínez Medina, Lotfi Mohamed Aisa y Simón Chamorro Moreno.
La experiencia de albergar las actas de una reunión científica se repitió con la monografía número 5, que contiene las actas del I Coloquio internacional de estu- dios sobre Africa y Asia, que organizaba el
I.E.C. y la Editorial Algazara, siendo direc- tor del evento el presidente de la Editorial y miembro de nuestra institución Jesús F. Salafranca Ortega. Sin duda fue un coloquio muy variado en temas, con la participación de numerosos investigadores de varios países. Con los mismos organizadores, el número 8, en 2008, ofreció las actas del VI Coloquio internacional de estudios sobre Africa y Asia y que se mueve en los mismos parámetros de la anterior monografía.
Pero como ya anticipábamos línea atrás, Transfretana monografías tiene en el Dr. Fernández Sotelo su máximo cola- borador, pues en los números 6 (2001) y 7 (2005), ofreció dos nuevos estudios sobre “Los silos en la arqueología ceutí”, con los cuales continuaba dando a conocer su visión y experiencia de las excavaciones de espacios dedicados al almacenamiento de desechos urbanos iniciado en la monogra- fía inaugural de la serie. También la número 9 (2008) dedicada a las “Excavaciones en Ceuta. Plaza del Cristo (I)” tiene su firma, y sabemos que hay en preparación al menos un número más.

Epílogo

El tiempo pasa. Nuestro Instituto, fundado en 1969, ha cruzado ya la barrera del medio siglo, y ocupa un lugar destacado en la historia cultural de nuestra ciudad que frecuentemente rebasa los límites nacionales, gracias a los temas abordados por sus diferentes secciones como por la brillantez de quienes lo han hecho posible, formaran parte o no de la institución.
Tenemos también un sitio en los archivos y las bibliotecas de entidades prestigio- sas nacionales y extranjeras con el fruto de su trabajo, pero a veces, aunque solamente sea para asomarnos al espacio de lo cotidiano, bien merece la pena hacer una pequeña crónica, que ponga negro sobre blanco, nombres, apellidos, lugares y fechas que se van perdiendo en nuestra memoria.

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Transfretana: Notas sobre la revista del IEC (1) https://elfarodeceuta.es/transfretana-notas-revista-iec-1/ Thu, 07 Oct 2021 03:15:48 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=671944 Una de las particularidades que ha tenido Ceuta, desde la época medieval, ha sido la necesidad de contar su historia, de investigarla y de divulgarla, unas veces simplemente como disfrute para el lector, y otras muchas también como defensa de su idiosincrasia, de sus valores y derechos consolidados por la fuerza del tiempo. Pocas ciudades […]

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Una de las particularidades que ha tenido Ceuta, desde la época medieval, ha sido la necesidad de contar su historia, de investigarla y de divulgarla, unas veces simplemente como disfrute para el lector, y otras muchas también como defensa de su idiosincrasia, de sus valores y derechos consolidados por la fuerza del tiempo.
Pocas ciudades han tenido y aún hoy conservan tantos textos de historia general como Ceuta. Desde las descripciones de Ibn al Jatib, al Bakri, León el Africano, al Idrisi y, por supuesto la imprescindible de al Ansari, pasando por las crónicas lusas de Gomes Eanes de Zurara, y las historias de Jerónimo de Mascarenhas, Alejandro Correa de Franca, Lucas Caro, José A. Márquez de Prado, Salvador Ros Calaf, Francisco Sureda Blanes o Manuel Criado Hoyos y Manuel L. Ortega, hasta llegar a la que editó nuestra institución, en el año 2009: Historia de Ceuta. De los orígenes al año 2000.
Una conciencia de la propia historia como la que ha tenido y tiene nuestra ciudad, necesitaba de equipos de trabajo, como ya lograra constituir el que fuera primer Cronista oficial de Ceuta, Antonio Ramos y Espinosa de los Monteros, a comienzos del siglo XX, con su tertulia-escuela trabajadora, de la que formaron parte personalidades de la cultura de la época como Rafael y Narciso Gibert Rodríguez, David Schiriqui, Enrique Arqués Fernández, Benigno Murcia Mata, Fermín de Villalta y Llamas…
Ese espíritu se encuentra igualmente en el primer reglamento del Centro de Hijos de Ceuta de 1926, que en 1945 propuso, a iniciativa del abogado Manuel Olivencia Amor, la creación de una Junta Cultural adscrita a la institución, idea sobre la cual se defenderán proyectos como el de la creación de un Museo histórico artístico de la Ciudad, en 1952, y la de una Sección de Estudios Históricos, en 1957, que salieron del entorno de Cándido Lería y Lanzac y sus hijos, los también abogados Francisco y Manuel Lería y Ortiz de Saracho. Naturalmente, estas propuestas se hacían públicas en la prensa local, mediante reseñas, artículos y cartas abiertas.
Lamentablemente la falta de locales y de fondos hizo que todas esas noticias única- mente incrementasen los registros de los ficheros de los eruditos locales, sin que llegaran a materializarse.
En 1969, José García Cosío, quien durante años fue incansable promotor y colabo- rador de cualquier iniciativa en pro del asociacionismo, ya fuera cultural, social, religioso o deportivo, expuso su proyecto de crear un Centro de Estudios de Temas Ceutíes, en el seno del Centro de Hijos de Ceuta, presidido entonces por Antonio Ballesteros Velasco, que fue bien acogido tanto por el alcalde, José Zurrón Rodríguez, como por el presidente de la comisión de Cultura y Turismo, Alfonso Sotelo Azorín.

"Iba a ser llamada Cuadernos de Historia, pero en la reunión del Consejo Rector de 23 de marzo de 1981 se acordó que pasara a ser denominada Revista Transfretana. La propuesta parece que fue defendida por Carlos Posac Mon y Alberto Baeza Herrazti"

El Centro nombró una comisión, de la que formaron parte José García Cosío, Manuel García de la Torre y Blanco y Manuel Morales Parra, la cual puso el proyecto en manos de Alfonso Sotelo Azorín. Así, el 4 de junio de 1969, a propuesta del Alcalde, José Zurrón Rodríguez, y en moción presentada por Alfonso Sotelo Azorín, la Comisión Permanente del Ayuntamiento aprobaba la creación del Instituto de Estudios Ceutíes.
En sus estatutos ya figuraba como logotipo un ceitil y su composición con treinta miembros, cuyas plazas no fueron completadas hasta 1983. Su perfil era histórico-literario, con muy poca representación de ciencias, ni de artes.
Serían sus directores, en esta primera etapa: Alfonso Sotelo Azorín y Antonio Bernal Roldán, y secretario José García Cosío, quien en 1972 sería nombrado Cronista oficial de Ceuta.
Muy importante fue su adscripción al Patronato José María Cuadrado del Consejo Superior de Estudios Científicos en 1970, que se transformó en la Confederación Española de Centros de Estudios Locales en 1981, igualmente dependiente del CSIC, a la cual sigue perteneciendo.
El Instituto comenzó su andadura encargándose de la gestión de los Premios Ceu- ta, que venían convocándose desde 1969 y así continuó hasta 1982 en que dejaron de hacerlo; y fomentando la reproducción de documentación sobre la ciudad en archivos nacionales y extranjeros. También corrió con la gestión y dirección de la Sala Municipal de Arqueología entre 1971 y 1986, año en el que se independizó hasta integrarse en la estructura del Servicio de Archivos, Bibliotecas y Museos de la Ciudad, en 1989.
Lamentablemente, la falta de locales propios hizo que los fondos de ese primer período sufrieran constantes pérdidas, tanto documentales como bibliográficas. Sin em- bargo, puede destacarse su labor editorial, a cargo del profesor Teodosio Vargas-Machuca García, que si bien fue modesta, por su falta de presupuesto, consiguió poner en pie una revista de estudios locales: Transfretana, y abrir varias series de monografías: Estudios Geográficos; Estudios Históricos; Estudios Sociológicos; Conferencias Culturales; Premios Ceuta, y Publicaciones de la Sala Municipal de Arqueología.

Transfretana

La modestia de las publicaciones de los años 70 es evidente y, más que llamarlas monografías, deberíamos considerarlas como opúsculos, pero sin duda revitalizaron el más que humilde momento editorial local e hicieron evidente la necesidad de crear una revista científico-cultural. Al cabo, en esos momentos previos al mundo digital, toda entidad socio-cultural necesitaba una publicación periódica que fuera órgano de expresión de la institución y sus componentes.
El primer número apareció en 1981, con más de cien páginas y una presentación que firmaba Alberto Baeza Herrazti, siendo su responsable el vicedirector del IEC y director de publicaciones Teodosio Vargas Machuca. La elección del nombre iba en consonancia con algunas otras revistas culturales que habían aparecido por aquellos años en el pano- rama cultural más cercano, como Gibralfaro (1951), Tamuda (1953), o Carteya (1976), entre otras. Un término rotundo, muchas veces procedente de lenguas antiguas, que no dejara duda de su conexión con la ciudad en la que nacían.
Iba a ser llamada Cuadernos de Historia, pero en la reunión del Consejo Rector de 23 de marzo de 1981 se acordó que pasara a ser denominada Revista Transfretana. La propuesta parece que fue defendida por Carlos Posac Mon y Alberto Baeza Herrazti, y aunque el nombre parecía difícil de pronunciar, es lo cierto que con el tiempo ha demos- trado ser una referencia exclusiva e inconfundible.

Transfretana: Primera etapa 1981-1983

La primera etapa de Transfretana la constituyen cuatro números, dirigidos por Teodosio Vargas-Machuca García, con una estructura constante: Presentación, un número variable de artículos divididos en tres periodos cronológicos fijos (I Ceuta arqueológica y medieval, II Ceuta en la época portuguesa, III Ceuta Española) y una parte de información institucional con actas del Consejo Rector, crónicas de asistencia a las reuniones del Patronato José María Cua- drado, luego Confederación Española de Centros de Estudios Locales, y una relación de miembros del IEC y con el catálogo de publicaciones.
Su formato era de 217 x 157 mm, en rústica, pegado y grapado, en papel satina- do de buena calidad, con cubierta a color, e ilustrado con fotografías y gráficos mayorita- riamente en blanco y negro, aunque también las hay en color. La edición, incluyendo la maquetación, fue responsabilidad de la So- ciedad Cooperativa Imprenta Olimpia, cuyo equipo de composición y maquetación, con Francisco Escamilla y Pedro Mellado, fue capaz de darle un estilo serio y clásico. Los dos primeros números fueron supervisados por Teodosio Vargas-Machuca y los siguientes por Enrique Jarque Ros y quien firma estas notas, a causa del traslado a Tánger del profesor Vargas-Machuca por un nuevo destino laboral, aunque siempre con su coordinación.
La publicación fue no venal y las presentaciones públicas de la misma tuvieron lugar en el salón noble del Centro de Hijos de Ceuta, ubicado en el edificio Trujillo.
Los autores solían ser, en su mayoría, miembros del propio Instituto de Estudios Ceutíes, entre quienes destacan Carlos Posac Mon, José García Cosío, Juan Bravo Pérez, Juan Bravo Soto, Juan de S. Martín Gallego, Manuel García de la Torre o Emilio Fernán- dez Sotelo. Aportaciones singulares fueron los fragmentos de la Historia de Ceuta de Alejandro Correa de Franca que adaptó al lenguaje actual Teodosio Vargas-Machuca, la serie de bibliografía histórica de Alberto Baeza, el estudio sobre fortificaciones hispano- portuguesas de Carlos Gozalbes Cravioto, o la traducción de un artículo sobre el ceitil de Affonso Dornellas que publicó Enrique Jarque Ros. También hubo trabajos de Antonio Rubín Luna, José Eugenio Meseguer Santos y José Luis Gómez Barceló que no éramos miembros de la institución.
Las aportaciones de temas lingüísticos y literarios fueron más que escasas y llevaron las firmas de Diego Sánchez del Real, Cecilio Alonso y Alberto Jesús Fuentes Prados, mientras que las de temas científicos se circunscribieron a las de Simón Chamorro Mo- reno y Miguel Rodríguez Pérez en su último número.

La crisis del instituto

A la par que iban apareciendo los primeros números de la Revista Transfretana, el Instituto vivía su primera crisis. El modelo basado en la gestión de los Premios Ceuta, concluyó en 1982 al dejar de convocarse los mismos, por voluntad de las nuevas corporaciones municipales. Dos años más tarde se decide por el Ayuntamiento su refundación, con la creación de un Patronato, en 1985, que no dio el resultado deseado.
En 1988, a instancia de la Concejala de Educación y Cultura María del Carmen Castreño Lucas tuvo lugar su refundación definitiva, con una estructura más académica, nuevas secciones y miembros, los cuales se dividieron en numerarios y correspondientes, en función de su lugar de residencia, con el fin dotar a la institución de mayor agilidad en la toma de decisiones. Además, se creó un Patronato del que depende el Instituto.
En este nuevo período fue elegido director Juan Bravo Pérez, quien dio de nuevo estabilidad al Instituto, con dependencias propias en el edificio del Museo del Revellín, a partir de 1991.
Su primer vocal de publicaciones fue Fernando Villada Paredes, a quien sustituyó en 1989 Alberto Baeza Herrazi que fue quien retomó la edición de Transfretana en su segunda época.

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Las fiestas de la Virgen de África en el siglo XIX, contadas por Rafael Gibert https://elfarodeceuta.es/fiestas-virgen-africa-siglo-xix-contadas-rafael-gibert/ Wed, 04 Aug 2021 03:00:05 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=652996 La intensa devoción a la Virgen de África está asociada a la importancia que en un primer momento tuvieron los Caballeros de la Orden de Cristo en la Ciudad, a quienes fue enviada por el Infante D. Enrique pocos años después de la Conquista. En torno a ella se fueron sucediendo cofradía, romerías y otros […]

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La intensa devoción a la Virgen de África está asociada a la importancia que en un primer momento tuvieron los Caballeros de la Orden de Cristo en la Ciudad, a quienes fue enviada por el Infante D. Enrique pocos años después de la Conquista.
En torno a ella se fueron sucediendo cofradía, romerías y otros festejos religiosos y cívico-militares, sin que podamos llamar a estos fiestas locales. Realmente, en esas centurias, las fiestas mayores de las ciudades y pueblos ibéricos se celebraban con motivo del Corpus Christi entrelazándose procesiones y cabalgatas. Todo ello con el consiguiente disgusto de las autoridades eclesiásticas.


Naturalmente, las ferias mayores traían consigo sus festejos, pero en esta Ciudad transfretana, con carácter de plaza militar, no había ferias ni mercados semanales. Así pues, habría que esperar a la moda de las ferias comerciales y de ganado que se autorizaron en el reinado de Isabel II en ciudades como Sevilla o Algeciras, para que Ceuta pidiera autorización para otro tanto a la corona.
No parece que el gobierno de Isabel II llegara a autorizarlo nunca, seguramente por consejo de las autoridades gubernativas, y así, no se conseguiría el sueño municipal hasta el lejano año de 1874, según concluimos de las actas municipales y de un programa de actos de aquel año conservado en el Archivo General de Ceuta. Es decir, que dichos festejos se dieron en el gobierno del liberal Sagasta, en ese período de confusión que se produjo entre la abolición de la II República y la restauración de la Monarquía con Alfonso XII.
A pesar de que en aquellos entonces ya contábamos con al menos un estudio fotográfico en la Ciudad, lo cierto es que estos sólo hacían retratos en sus instalaciones, por lo que no nos han dejado imágenes del ambiente vivido en aquellos años. Sin embargo, sí que hay algún testimonio escrito sobre los mismos. Me refiero a las Memorias del escritor Rafael Gibert Rodríguez.


Rafael Gibert nació en Ceuta en 1884 y la prematura muerte de su padre, oficial del Ejército, le privó de hacer los estudios de derecho con los que soñó, ingresando como soldado para hacer carrera militar. Sin embargo, su vocación literaria se mantuvo, convirtiéndolo en un magnífico periodista, cuyos artículos en la prensa madrileña y ceutí, compaginó con algunos ensayos de derecho administrativo y pequeñas obras literarias.
Mis Memorias –título de su relato de infancia- son un delicioso relato sobre la Ciudad del siglo XIX en las que encontramos estampas de una población tan familiar como entrañable y perdida en el progreso y su expansión.
Sobre las fiestas de agosto, merece la pena rescatar algunos de sus párrafos, como cuando en los primeros años se celebraban en el Revellín:
“El Revellín fue algunos años el centro de los festejos. Todo lo que forma su amplio andén central, desde el puente, hasta la plaza de Ruiz, estaba cubierto con arcos de hierro, de los que pendían faroles de cristal de diversos colores, iluminados interiormente con velas de cera. Era una grata nota de color. Se bailaba en el jardín de San Sebastián”
En su tiempo, es decir los años 90 del siglo XIX, se celebraban ya en la plaza de África:
“Es un sitio más adecuado, por su amplitud pero no mucha, porque recuerdo con terror las apreturas que allí se sufrían; y hace cuarenta años las fiestas marítimas consistían en desfiles de barcos engalanados, regatas, cucañas y fuegos artificiales en la bahía. En tierra se organizaban tómbolas de “caridad” en las que servían señoritas; salones de bailes; y había puestos con vistas de figuras con “movimiento”; otros, con aparatos de gramófonos, cuya audición se efectuaba por medio de unos tubos de goma que se adaptaban al oído; caballitos del tío vivo y columpios; chocolaterías con freiduría de buñuelos; puestos de horchata y helados, churrerías y rifas, todo ello entrefileteado en los flancos del paseo, con las inmensas pirámides de cacahuetes, avellanas, torraos, chufas y altramuces, amenizado todo ello con dos bandas de música militares y las de cornetas y clarines, que nos despertaban con la diana y luego iban al frente de las cabalgatas y carrozas alegóricas que desfilaban entre aplausos y piropos para las bellas y esculturales jóvenes que representaban con “gran propiedad” –a juicio de los periódicos locales- a diversas diosas del Olimpo”.
Nadie como Rafael Gibert para dibujarnos la Ceuta del XIX. Y si no, lean para terminar estos párrafos sobre cómo celebraban nuestros bisabuelos el día de la Virgen de África:


“El día más celebrado en Ceuta es el cinco de agosto, festividad de Nuestra Señora la Virgen de África. Con varios meses de anticipación, el municipio, las entidades religiosas y las familias hacen sus preparativos para ese día. Se confeccionan programas de festejos, se acicala la Iglesia de la Patrona y los trajes nuevos esperan la hora de su estreno. Las clases populares, sobre todas, echan la casa por la ventana. Si ha sido buen año de boquerón y las almadrabas han trabajado con suerte, el comercio ve limpias sus anaquelerías. Telas vaporosas, mantoncillos de seda, enaguas bordadas, pañolones y collares, peinetas y corales iban llegando a toda casa por muy humilde que fuese, hasta dar al traste con los ahorros de la temporada y cerrar con déficit si era posible. Renovaban los pescadores su clásica gorrita de visera y alta copa, sus botines de color con punteras y filigranas de charol negros, los pantalones de talle y las chaquetillas o blusas marineras; y a los pequeños de uno y otro sexo se les preparaba indumento idéntico. Sobre todo los niños parecían hombrecitos en miniatura o indígenas de Liliput…
Y aún había preparado otro acontecimiento íntimo y suntuoso para el día solemne: el arroz con leche, perfumado con canela y corteza de limón; las natillas con tropezones de bizcochos; las anchoas con relieves de huevos y rociadas con aceite crudo y zumo de agrio; las torrijas o los pestiños, el cabello de ángel y tantas golosinas caseras, que eran como guirnaldillas apetitosas que festoneaban la cazuela de arroz con pollo, las perdices estofadas, las caballas a la moruna o los salmonetes asados…”
Amigo de la buena mesa y goloso lo fue siempre Rafael Gibert, eso sí, en esta ocasión, como explica a pie de página, había razones, pues estaba escribiendo en el Madrid de comienzos de 1939…

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