Leyendas de pasión

La vida son eternas leyendas de pasiones que jamás marchitan. Dicen que las leyendas narran historias donde quizás sucedieron o no, dejando en el tintero la incertidumbre de la existencia de tales relatos; mientras que las pasiones bovina sentimientos muy potentes hacia el amor, en cualquiera de sus afluentes (pareja, arte, amistad, deporte, trabajo, investigación y familia, entre otros), unido al deseo incontrolado de querer conquistar esos mismos amores.

Una persona crea su leyenda a golpe de pasiones ya que si lo escribiera a base de razones su camino sería demasiado previsible y los arrebol de sus actos tan triste como una playa calzada. En este caso, la libertad no reside en quebrantar unos límites establecidos desde el propio sistema o de la misma sociedad; sino que tu libertad se pronuncia dibujando, personalmente, tus límites que florecen, eso sí, desde la oquedad de tus pasiones. Y es ahí, cuando empieza tiznar el arcoíris de tus propias leyendas.

En los esqueletos de las rúas, con tinte alquitrán, sus caminos, decoradas de piedra antigua, fraguan las mayores leyendas de pasión. Aquí durante las noches, son adornadas por la perla blanca infinita del cielo azabache impregnándole luz a tus vivencias y convirtiendo cada epígrafe vivido en tu cuento inmortal.

En ese mapa callejero se adornan los besos soñados, las promesas cumplidas, las conversaciones sinceras, los calambres inesperados, las protestas sobre lo injusto, la cultura en cada esquina, la niña sonriendo, la diversidad en las plazas, al abuelo feliz con su nieto, a la vecina piropeándote, los suelos con charcos; es decir, se aprecia lo maravilloso de lo cotidiano esculpiéndose así, inefablemente, leyendas de pasiones.

La sociedad actual presume de libertad y la libertad alardea de una sociedad que cree vivir con ella. Sin embargo, vivimos en la aureola de la razón y el pragmatismo ahorcándonos en seres finitos cuando una de nuestras grandezas es ser precisamente lo contrario; es decir, seres sin fronteras. Vamos dando lecciones a otros países de libertad pensando que por ir, libremente, a unas urnas cada cuatro años, pudiendo introducir nuestro voto, ya somos democráticos y libertarios. Sin embargo, esto es el consuelo actual de un pueblo que piensa que habita en una democracia pero andamos con el patrimonio de la ignorancia ya que permitimos que la mujer siga siendo esclava y asesinada, al pobre que mantenga su hogar en los adoquines y que un futbolista tenga más reconocimiento que un medico y/o una profesora. Por no mencionar, la permisividad de una ciudadanía que mira hacia otro lado en el mantenimiento de privilegios de unos políticos y políticas que como queda demostrado en esta pandemia no son necesarios y que, además, no dotan a su gente ya no sólo de la libertad deseada sino de la herramientas para poder caminar hacia ella.

En este caso, me pregunto: ¿ si los políticos y las políticas hicieran huelga indefinida ? ¿el país dejaría de funcionar?. En cambio: ¿ si las medicas y profesores hicieran huelga indefinida? ¿el país dejaría de funcionar?. Pues cada uno en función de sus respuestas, sabrá que es importante o no en un país para fomentar que sus habitantes no dejen de enarbolar sus leyendas de pasión.

Un gobierno que consiente aulas numerosas de alumnos y alumnas te da entender dos posiciones: la primera, que localiza el sector de la educación como un “gasto” y no como una “inversión”; la segunda, si una clase supera excesivamente el numero de integrantes es complejo, para el profesor o profesora, dirigir una educación de calidad y personalizada. Y esto último, diezma la posibilidad de educar pupilos bajo la tutela de seres críticos y que se lo replanten todo siendo esto último clave en la búsqueda hacia una sociedad mejor. Asimismo, y con tales posiciones educativas en la actualidad, un gobierno da entender, directa e indirectamente, que prefiere una ciudadanía que dinamite las pasiones en pálpitos cerebrales para no quebrantar el orden establecido y así las desigualdades sigan coronando nuestras calles.

En este sentido, se aprecia un gobierno que no tiene la intención que su población adquiera leyendas de pasión sino que sobrevivan como puedan con simples historias que llenen sus pobres vidas. Nosotros, los humanos y las humanas, nos diferenciamos del resto de seres vivos en que tenemos la opción de atestar nuestras vidas llenas de pasiones ya que de historias podemos tener las mismas que una roca y, es la educación sobre todo, el factor que debe de allanar tales leyendas.

La pasión es un beso interminable con tus conquistas donde la razón es un mero espectador. La pasión es ese calambre que anida desde las entrañas con cualquiera de tus camelos en el que la razón siempre se ve doblegado. No obstante, a esas mismas conquistas le aparecen dos manos que te tocan la mejilla como nadie y te susurran al oído diciéndote, por un lado, que es el amor de una persona mientras que en el otro te embelesa manifestándote que es el libro que hace responderte cada una de tus inquietudes. De esas pasiones, germinan los verdaderos amores, de esos amores, brotan las más bellas leyendas, y de esas leyendas amanece tu libertad; esa que te hace libre ante la esclavitud de lo establecido y rebelde contra las injusticias que generan las propias personas.

La pasión, que utiliza como latido al amor, no es algo que hayamos inventado ya que es demasiado poderoso como para que el ser humano posea tal capacidad de originarlo. Tampoco entiendo que represente un cometido social puesto que debe de significar algo más, de lo contrario, qué utilidad tendría seguir apasionado por personas que hace tiempo que dejaron de estar entre nosotros; o responder una pregunta que no te va a suponer quizás ninguna mejora socioeconómica. De ahí, que la pasión signifique algo más y que no alcancemos a comprender. Puede ser que sean pruebas que una dimensión desconocida nos ponga y que no seamos capaces de percibirlo conscientemente. No obstante, estamos avezados, en cruzar continentes enteros por volver a ver esa sonrisa ó en ir más allá de los horizontes cárdenos por descifrar nuestros signos de interrogación. Por ello, sin saber a ciencia cierta qué es, la pasión es lo único que conseguimos transmitir sin cadenas y hacer transcender las tangentes del tiempo, espacio y raciocinio. Así que, tenemos que seguir creyendo en él, aunque no logremos entenderlo aún, por un mundo mejor.

En el planeta de hoy, la pasión ha ido dejando paso otros elementos que hacen que los días mueran con un excesivo grado de desigualdad. El mercado, acompañados de sus logotipos, ha hecho que no sintamos pasión ni por las personas ni por las inquietudes sino por los productos y servicios. Es decir, usamos a las personas y amamos a las cosas en vez de amar a las personas y usar los bienes e, incluso, utilizamos a las personas para lograr bienes que satisfagan nuestras necesidades sin importar la situación de la propia sociedad. A partir de aquí, las leyendas de pasión que necesitamos edificar para una orbe más justa se desvanece a martillo de marcas comerciales siendo más prisioneros del propios sistema, y por supuesto, viciando e infravalorando la libertad.

Un profesor o profesora tiene que enseñar a los alumnos y alumnas a volar con sus alas. Una de ellas es escribir con expresión y la otra entendiendo lo que lees para convertirle en un ser critico. De esta manera, en función de lo que agites tus alas volarás más alto y podrás surcar cualquier cielo que te obsequia el universo de las inquietudes. No obstante, si un gobierno no proporciona de recursos suficiente a los docentes los alumnos se quedan sin alas y el país con un pueblo sin leyendas de pasiones.

No prohíbas nada a nadie porque desde su libertad ella o el te indicará que significas para ti; ni tampoco te prohíbas nada a ti mismo debido que desde tu concepto de libertad expones lo que significa para ti el mundo. Haz las cosas sin imposición y anda por las carreteras de la vida con suspiros de amor, besando, siempre, aquello que ames para palmear así tu leyenda de pasión.

Por todo lo anterior, ¡vive la vida como una leyenda de pasión. De lo contrario, jamás encontrarás tu felicidad, y, mucho menos, tu libertad!.

X la revolución de los desiguales….