La acción “copiar y pegar” es un uso cotidiano que se origina en los procesadores de texto muy eficaz a la hora de transferencia de texto, imágenes y direcciones webs, entre otros, desde un lugar de origen al de destino. De esta manera, se logra reorganizar, componer y diseñar cualquier tipo de escrito.
Pues bien, la misma acción de “copiar y pegar” en los software de texto se ha dado en todos los sistemas socioeconómicos del mundo que se llama globalización cuyo resultado se apellida desigualdad universal. Asimismo, el nivel inequitativo es tan fragante que ya la ultima consecuencia no son las limosnas sino una peligrosa derechización extrema (nazismo y fascismo) de la sociedad que recuerda a realidades del primer tercio del siglo pasado donde la guerra se instaló en el vejo continente y se naturalizó como la vida misma.
No hace más de un siglo aconteció la Gran Depresión debido al crack del 29 (especulación financiera) acompañado de una post guerra de la primera Guerra Mundial donde los países vencidos fueron castigados duramente mediante pagos desorbitados que condujeron a estos territorios directamente a la pobreza.
A partir de aquí, el sistema se cuestionó ya que perdió credibilidad e, incluso, legitimidad, debido a la caída del bienestar poblacional e incremento de la desigualdad. Esto último, fue el germen para que naciera Hitler con la historia que ya todos y todas conocemos.
Una vez se derrotó al fascismo, las instituciones entendieron que era innegociable dotar a la sociedad de oportunidades, independientemente del sexo, genero, orientación sexual, edad, procedencia territorial, y etnia; y acceso socioeconómico a educación, sanidad, vivienda y un mercado laboral adecuado con la consigna de empoderar a los ciudadanos y ciudadanas hasta construir el Estado del Bienestar.
Durante un tiempo amplio, las rentas de trabajo crecía por encima de las rentas de capital; los movimiento sociales (LGTBI, feminismo, antirracismo, ecologismo, entre otros), aparecían con más fuerza y visibilización, y con sus reivindicaciones poco a poco andaba en conquista tras conquista; las democracias occidentales se iban consolidando; los sindicatos se hacían fuertes e imprescindibles; existía desigualdad entre países aunque iban convergiendo y dentro de cada nación la clase media se hacia fuerte. Por tanto, ya no sólo nuestra inquietud residía en conformarnos con nuestro Estado del Bienestar sino en contribuir para satisfacer las necesidades básicas de los demás pueblos en ese ansía por un mundo más igualitario.
Sin embargo, hubo un momento que el crecimiento de poder de la clase media iba a descontentar a la élite socioeconómica puesto que, por un lado, sus excedentes económicos parece ser que no eran suficientes; y, por otro lado, no es recomendable para el negocio que la sociedad tenga tantas oportunidades laborales ya que el derecho laboral no puede estar por encima de la oferta laboral. En este sentido, a partir de los años 80 con la crisis del petróleo y la antesala de la caída del muro de Berlín fue la excusa perfecta para publicitar una globalización donde todos estaríamos más conectados pero las recetas económicas eran claras: libertad de movimiento de capitales, desregulación de todo tipo de sectores (medio ambiental, mercado de trabajo, financiero), política fiscales regresivas y austeras y reducción del gasto público.
La globalización nos la vendieron ( al igual que el Tratado de Maastricht o hablando de mi tierra, de la misma manera que el Estatuto de Autonomía Andaluza) como un sistema que permitía la interconexión entre todos los países del mundo en cualquier esfera socioeconómica (sobre todo, libertad de circulación de mercancías y capitales) y esto permitiría un crecimiento económico donde el bienestar global estaría más que asegurado.
Nada más lejos de la realidad, aunque reconociendo que ha tenido algún beneficio para la humanidad ( se logro reducir la pobreza a niveles antes vistos), la globalización ha sido una estrategia de un grupo reducido de personas con gran calado de poder donde han impuesto a las naciones que concepto de desarrollo/progreso va a ser más beneficioso para ellos. Asimismo, esta pandilla planificaba las estructura productiva de cada país dejando claro que productos iban a producir manteniendo siempre ellos un margen amplio en la relación de intercambio (exportación/importación); es decir, nosotros somos los dueños de los productos de mayor contenido tecnológico (occidente/norte/rico) y el resto (sur/pobres/tercer mundo) produciréis los demás bienes para jamás perder nuestra posición privilegiada en el mundo.
Además, la interconexión permitía “copiar y pegar” obligatoriamente las recetas económicas, que comentamos con anterioridad, en todas aquellas naciones que quisiese el desarrollo de los occidentales o algún tipo de deuda externa. De ahí, estas políticas fueron promulgados tanto del Fondo Monetario Internacional (FMI) como del Banco Mundial (BM) u Organización Mundial del Comercio (OMC).
Volviendo a los países occidentales, las políticas neoliberales que surgieron a partir de los ochenta tenia un claro cometido: debilitar la clase trabajadora donde la oportunidad laboral se transformase en miedo laboral ya que si reducimos la oferta de trabajo el ciudadano se va a pensar abandonar su puesto de trabajo. Asimismo, la redistribución de los recursos se empezó a revertir ya que las rentas de capital volvían a ser mayor que el rendimiento por el trabajo efectuado. Además, como la globalización presumía de interconexión mundial pues lo implementaron mediante deslocalizaciones dejando a la sociedad sin trabajos de condiciones laborales adecuados. De esta manera, los sindicatos perdían peso y poder y a la gente, poco a poco, se le iba empujando en un mercado laboral donde se empezaba a vislumbrar la pobreza del siglo XXI; es decir, personas que, incluso trabajando, no llegan a fin de mes.
Esta deslocalización fue un “copiar y pegar” de todo las empresas de occidente donde, por un lado, dejaba su población a su suerte cuya esperanza solo le quedaba el darwinismo social (sobrevive el más apto) como credo social; y, por otro lado, éstas industrias se instalaban en países cuyas regulaciones medio ambientales y laborales brillan por su ausencia. Por tanto, el cambio climático dejó de ser una pesadilla para convertirse en una realidad y la mayoría de ciudadanos de estos países tampoco le proporcionaba una generación de oportunidades a la mayoría sino todo lo contrario (véase caso Latinoamérica y su desigualdad). Asimismo, la globalización propulso una fuerte rivalidad entre éstos países captadores de inversión extranjera directa ya que para conseguir la ansiada “maquila” su competencia se baso en reducir el sistema fiscal contribuyendo así a un ridículo Estado del Bienestar para sus ciudadanos y ciudadanas.
Por cierto, la deslocalización también ha permitido que países como China e India hayan adquirido una gran transferencia de información tecnológica. Esto le ha permitido no solo copiar su tecnología sino, incluso, crear sus propias marcas y ponerse en muchos sectores al mismo nivel competitivo. De ahí, la existencia de un posible cambio geopolítico. No es malo que otros países quieran progresar con la edificación de sus propias marcas; el problemas reside si lo hace en detrimento de destrozar la clase media de tu país (como el europeo o el estadounidense) y qué condiciones laborales vas a proporcionar a la población para ganar posición geopolítica (China e India).
Las recetas neoliberales seguían su curso, y fue santo y seña, de los noventa y los dos mil hasta tal punto que los partidos políticos de izquierda ya no se imponían a ello sino, que también, la hicieron propias. En este sentido, hay una frase de Rajoy muy significativa en el año 2015: “ entre el PP y el PSOE no existen diferencias sustanciales” en un momento que buscaba el apoyo del PSOE para poder acceder al Gobierno. Y, sinceramente, no anda mal encaminado porque, a pesar, que existen líneas diferenciales como un mayor gasto social con respecto al PIB (notándose notablemente en la población más vulnerable). En lo que se refiere el aspecto económico, las disparidades son mínimas puesto que ambos, han permitido especulación con bienes básicos como la vivienda y alimentos, han hecho oídos sordos con el tipo inversiones que trabajaban el sector bancario, han fomentado la privatización ( en el caso del PSOE quizás no tan directo pero han sido muy permisivos) de la educación y sanidad, han privatizado el sector energético y no han configurado alternativas más sostenible con respecto al modus operandi de las empresas, que son al fin y al cabo las que gestionan los recursos socioeconómicos. Asimismo, tanto los unos como los otros han ido diseñando una democracia para una oligarquía que perjudica gravemente al 99% de la población.
Los años pasaron, el champán del proyecto UE no paraba de correr y no contento con lo anterior, se originó la moneda única. Si ya teníamos una dependencia importante con respecto a la energía, las políticas comunitarias y cada vez mayor de la alimentación, pues con el euro se nos apagó la música de poder acuñar o imprimir los billetes y monedas necesarias, y de poder modificar los tipos de interés a nuestros intereses puesto que sería competencia de las políticas monetarias que diseñasen la UE.
Todo era crecimiento económico, en un número importante de países, con la consigna que los beneficios generados se redistribuiría a la población. “Copiar y pegar”, “copiar y pegar” y “copiar y pegar” de las recetas neoliberales en todo el mundo, cada vez más liberación de los mercados, más privatizaciones, más desregulación del campo financiero hasta que vino la crisis del 2007.
Cuando estalla una crisis económica se refleja “las verdades del barquero”, por dos razones: primeramente, se ve cuál han sido las causas de la crisis que en este caso era debido, en su mayoría, por una desregulación financiera donde las entidades financiera no tenían control en absoluto en invertir el ahorro de las personas (físicas y jurídicas), sin mediar si exista mucho o poco riesgo. Lo anterior, unido a una complicidad por parte de la élite política que reprodujo un caldo de cultivo para terribles casos de corrupción.
Y lo segundo, en una inestabilidad cíclica se refleja el poder que tiene el país para fraguar tal situación. En el caso de los países del sur, porcentaje alto provenientes de Europa, era complicado salir de esa realidad puesto que gran parte de su economía se basaba en el sector de la construcción vinculado a una liberalización del precio de los suelos insostenible. Asimismo, sin una estructura socioeconómica potente donde permita darle opciones al sector población que se ha quedado marginada el resultado final es catastrófico.
En esta línea, la crisis nos puso en su sitio y el champan ya sólo quedo para aquella élite que, incluso, en plena crisis insistía en “copiar y pegar” recetas neoliberales pero cada vez sin rostro humano ya que el gasto social iba en cuesta abajo y sin frenos.
Una vez, la crisis de la burbuja inmobiliaria se reconoció, inmediatamente hubo un “copiar y pegar” de todas las instituciones socioeconómicas importantes tanto internacionales como nacionales de implementar la recetas de los recortes; es decir, más privatización, reducción de gasto público ( sanidad, dependencia y educación, entre otros), reformas laborales en favor de la flexibilización, subida de impuestos pero no a los ricos si no al resto como la subida del IVA, incremento de los tipos de interés, amnistía fiscal para los caudalosos, y rescate a la cajas de ahorros. Evidentemente el resultado era de esperar y fue un “copiar y pegar” en todos los países que impusieron tales medidas: desigualdad atroz con cara de desahucios y el germen, para que en un futuro muy cercano, volviera a nacer la extrema derecha.
La indignación llego hasta tal punto que nació el 15M, y empezó a emerger una serie de grupos y de partidos políticos alternativos a los existente con posibilidad seria de ocupar las instituciones que por primera vez, desde la democracia española, emergió la luz de la ruptura del bipartidismo.
Gran parte de la indignación societaria lo acaparó Podemos y llegaron al Congreso de los Diputados. Sin embargo, cayeron en la trampa del “copiar y pegar”. La primera no se le puede asumir la responsabilidad puesto que hablamos de unos medios de comunicación visiblemente siempre codo con codo con la elite socioeconómica del país, y fue un acoso y derribo contra los grupos políticos que aclamaban una alternativa.
El “copiar y pegar” que se utiliza en los medios de comunicación universales es ser propaganda de las recetas neoliberales ya que al ser una empresa privada cómo va fomentar los impuestos progresivos. Acaso van anunciar una subida del impuesto de sociedades para que le repercuta negativamente en sus excedentes económicos y al dividendos de sus accionistas. Para ello, hay que tener mucha conciencia y a la vista está que hoy existe más canales que conciencia.
Llegados a este punto, puedo llegar a entender que una empresa privada no sea el adalid de los impuesto progresivos. No obstante, es impresentable que en una democracia no exista parcialidad en las tertulias políticas y no exista condena y queden impune aquellos y aquellas periodistas que mientan a sabiendas con la intención única de restar credibilidad a oponentes políticos. Con estas acciones, manipulan votos y destruyen democracias. Mejor ni analizamos los medios de comunicación públicos, ¿verdad?
Aunque si es cierto, que podemos ha caído en el “copiar y pegar” de las malas costumbres de los partidos tradicionales ya que parece que primero se preocupa por sus intereses particulares, después la del partido y, finalmente, por las necesidades del país cuando debería ser al revés. Esto queda reflejado por la cantidad de enfrentamientos que han tenido entre ellos y ellas llegado hasta tal punto que hoy la alternativa política tiene más división que problemas plantea la sociedad; y así es difícil construir un relato ganador que planté cara a lo que se nos esta viviendo encima con la extrema derecha.
En todo esto, la sociedad no iba a ser menos y, también, aplica un “copiar y pegar”, igual que lo hicieron los alemanes allá por la década de los 30, votando a la extrema derecha debido que existe un sector importante del a población que ni siquiera puede satisfacer sus necesidades más básicas.
Cuando a las personas le tocan su dignidad, no tienen nada más que perder, y si encima le prometen mejorar su situación y jamás llega ese estadio, es posible, como ocurre hoy, que se cocine a fuego lento un caldo de cultivo para volver a tiempos pasados.
De hecho, apareció el salva patria con el discurso nacionalista reaccionario donde todo lo que no huela “patria” es enemigo (ecologistas, feministas, LGTBIQ+, animalistas, inmigrantes) y , por ejemplo: “los emigrantes nos roba el trabajo de los españoles”; y así empieza el “copiar” y pegar” de los alegatos fascistas en todas las regiones con desigualdad. Pues bien, hoy nos vemos, como hace casi un siglo con el “copiar y pegar” de otra posible guerra mundial.
¡Ay! Se me olvido que padecimos otra crisis: COVID-19. Nuevamente, se nos vieron las costuras ya que no poseíamos maquinas para dotar a la población de mascarillas y fue difícil encontrar trabajo aquellos que fueron despedido por culpa de depender tanto del sector turístico. Estos problemas lo tuvieron las naciones del SUR, esos territorios donde nuestra estructura productiva fue un “copiar y pegar” aplicado por parte de las naciones del NORTE.
Llegados a este punto, el 1% de la población mundial (NORTE) aplicó el “copiar y pegar” de un sistema de globalización neoliberal, a casi todos los países del mundo (SUR); desarrollando otro “copiar y pegar” de desigualdad por todas las calles del planeta hasta tal punto que, incluso, el establishment socioeconómico por tal de mantener sus prebendas es capaz de realizar un “copiar y pegar” de dulcificación de la extrema derecha.
Para terminar, el establishment del norte ha abusado tanto del interfaz “copiar y pegar” hacia los territorios del sur que finalmente el problema de la desigualdad y la extrema derecha lo tienen, unos y otros. Y no contento con ello, con tal de preservar su posición del norte privilegiado son capaces de iniciar una guerra cuyas consecuencias socioeconómicas no tiene limites.
El norte lo tiene claro y tu SUR: ¿de qué lado estas? ¿ del 1% o del 99% de la población mundial?.
¡SUR! Y si en vez de “copiar y pegar”…
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