Unión, recuerdos y gratitud al calor de un Sábado Legionario

El acuartelamiento García Aldave acogió la tradicional ceremonia de la Unidad ante la presencia de la XXXVI promoción de la Academia General Militar, que se marcha hoy después de tres días en Ceuta

Olav Orts / ceutaComo si de un juego de concisión y agilidad mental se tratara, donde la exactitud y la presteza cuentan más si cabe que el resultado, a vuelapluma el tercer Sábado Legionario de lo que va de año (febrero,  marzo y ayer) se podría describir con tres palabras: unión, recuerdos, gratitud, términos que si ya de por sí englosan sempiternamente el manuscrito del ‘Credo Legionario’, ayer ganaban cuerpo y altura por los motivos expuestos y el propio contexto.Unión porque de las conversaciones raudas que se mantenían entre acto y acto del evento ésta era la palabra más repetida ayer a modo de solución del más que probable rescate al que se puede ver abocado España; recuerdos para los que no están entre nosotros y sirvieron alguna vez a la Patria así como a los que aún se baten por el país en el Líbano en misión de paz encomendada por Naciones Unidas; y gratitud al personal (y cónyuges) perteneciente a la XXXVI Promoción de la Academia General Militar (AGM) que por motivo de su reunión anual se encuentran desde el 7 y hasta hoy en nuestra ciudad y que ayer presenciaron la citada ceremonia militar en el acuertelamiento García Aldave y agradecimiento también a los militares que pasan a situación de reserva, el subteniente Guillermo Corrales Luna, que ha estado 21 años sirviendo al 2º Tercio de La Legión, y al ínclito cabo Samuel Quarshie Hormeku, que ha servido al 2º Tercio durante los 31 años. De ahí hacia adelante, y ya al filo de las 13:30 horas de un mediodía azul y caluroso,  hubo poco espacio para la sorpresa pues el guión programado dejaba escaso resquicio para la sorpresa, si  acaso, y siendo la excepción, la alocución que elevó al cielo a través de la megafonía el coronel jefe del Tercio, Alemán Artiles.Por tanto, el guión fue el habitual ya desde que el relator diera “la bienvenida a todos los que nos acompañan en este acto, en especial a los que se han desplazado desde lejos hasta estas tierras del norte de África para estar con nosotros en tan señalado acto”: Breve reseña histórica para posteriormente seguir con un estricto programa; toque de batallón y llamada cuando las unidades estuvieron formadas; homenaje a los guiones; y banderín laureado; entronización del Cristo; entrada de la bandera –todos en pie y respetuoso silencio–; llegada al patio de armas de la autoridad que presidió la parada militar; acto de despedida de la bandera; alocución del jefe del Tercio; acto en honor de los que dieron su vida por España; ofrenda de la corona; lectura de un soneto y de una oración elevada por el capellán; regreso de guiones y banderines; y divulgación de dos de los espíritus del credo legionario, que en el caso de ayer fueron el espíritu de disciplina y de combate.En este punto es preciso hacer un alto, el provocado por la sentida  historia que narra ‘El novio de la muerte’ entonado por los más de 50 militares que componían la formación militar quienes cantaban, qué duda cabe, con el corazón alzado hasta las cuerdas vocales y llevados en volandas por el atento seguimiento de las muchísimas personas congregadas ayer en García Aldave hasta el punto de que el graderío estaba abarratdo.Se apagaba la música de la banda de guerra y los cánticos de los efectivos de la plana mayor de mando,  y la IVª Bandera ‘Cristo de Lepanto’ del Tercio Duque de Alba al tiempo que el sol iba ascendiendo. El orden continuó: retirada de bandera; las unidades abandonaron el patio para adoptar la posición de desfile, que fue el siguiente paso antes de la despedida de los cuadros de mando, todo ello envuelto además de en el resplandor que tiene todo acto legionario en Ceuta, también en esas palabras que iban de boca a oído ayer: unión, recuerdos y gratitud.