Policías nacionales, conductores de ambulancias, bomberos... los apedreamientos vuelven a cobrar protagonismo en el Príncipe Alfonso y quienes están detrás son los mismos individuos a los que se ha intentado poner control con anterioridad sin éxito.
La Unión Federal de Policía -UFP- ha señalado la necesidad de poner en marcha un protocolo adecuado para frenar esta escalada ya que el que está vigente, a todas luces, no funciona. “Está más que comprobado que existe un déficit”, señala su secretaria general, Ana Moya. Lo que reclama la UFP no es nuevo. Ya, tras los últimos apedreamientos se aludió a lo endeble de los controles policiales, mal organizados para controlar unas prácticas delictivas que van más allá del gamberrismo, ya que, se advierte, “cualquier día pueden lesionar gravemente a un policía”, indica Moya.
La labor preventiva es básica para la UFP, debiendo atenderse, señala Moya, “los puntos negros” con “un mayor control”. Es decir, aquellas zonas desde las que se lanzan piedras que son siempre las mismas. Un mayor control tanto de agentes de Información como de Policía Judicial resultaría básico, a juicio de la UFP, ya que, considera el sindicato, “no se está reaccionando de manera adecuada”, señala.
Moya advierte de que ya son muchas más las instituciones afectadas por los apedreamientos. Los ataques no se dirigen sólo a la Policía Nacional. Bomberos, conductores de servicios básicos e incluso usuarios del Hospital Universitario son víctimas de estos apedreamientos. “Cualquier día puede ocurrir una desgracia”, reconoce Moya, que tilda de “inconcebible” el uso que se hace de determinados departamentos no adecuado a la situación de inseguridad existente.
La última emboscada sufrida por el Cuerpo Nacional de Policía tuvo lugar la semana pasada después de que varias unidades subieran al Príncipe alertadas por una reyerta familiar. La llamada era falsa ya que cuando las patrullas llegaron al barrio se toparon con varios individuos que comenzaron a lanzar piedras. Era una emboscada tendida, específicamente, para dañar a los agentes. A los bomberos, 24 horas después, les ocurrió lo mismo, siendo apedreados cuando acudían a sofocar las llamas originadas en un coche.
Madrid garantiza las unidades
El comunicado hecho público ayer por la Delegación del Gobierno, con el que se garantizaba que no se produciría reducción alguna de agentes de la UIP y de las BRIC, se ha tomado como una promesa que se guardará en el cajón para sacarla a la luz pública si dicho compromiso no llega a cumplirse. Y es que cuando la UFP advertía de la posibilidad de que se produjera esa reducción lo hacía con fundamento. De hecho a los jefes de determinadas unidades se les había comunicado verbalmente esta posibilidad e incluso a los agentes de la UPR se les había encomendado la realización de cursos formativos. El aviso, verbal, ha quedado ahora anulado con la nota oficial de Delegación.
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