En esas labores se está tras el encargo de esta misión a una empresa de Sevilla especializada en, precisamente, analizar las estructuras de hormigón.

Tal y como explican fuentes de la Ciudad a este periódico, en breve va a comenzar el análisis de la estructura, derivándose solo entonces las distintas propuestas de mejora que tendrán que aplicarse de acuerdo a su grado de importancia con mayor o menor celeridad.

El fin de esta intervención de envergadura no es otro que adoptar una medida preventiva para evitar problemas mayores y, sobre todo, actuar con rapidez si se aprecia algún tipo de riesgo en una estructura de años que presenta ya varias grietas visibles a simple vista.

El estudio, que está siendo realizado por la empresa Azul, se adjudicó por 8.723 euros.

En principio su función se centra “en sacar algunos testigos de las vigas del puente y de los muros para analizar su estado actual y proponer medidas a realizar para mejorarlo en el caso de que hiciera falta”, explican desde la Ciudad Autónoma.

El plazo de ejecución del contrato firmado es de dos meses y se han pedido ya las autorizaciones a la Unidad de Costas, dependiente de la Delegación del Gobierno, para realizar los trabajos de extracción de catas que se tienen que hacer por la noche debido al tráfico imperante durante toda la jornada por esta carretera nacional N-352.

“Una vez que se tengan las conclusiones del estudio, la Consejería proyectará la reparación del hormigón, el repintado de barandilla y la renovación de elementos decorativos como solería o iluminación”, añaden.

Estudio en marcha

La adjudicación de este estudio se oficializó en noviembre de 2023 contando con esta empresa constructora de capital financiero netamente andaluz, que tiene una gran experiencia en el panorama nacional en la ejecución de obras civiles y de edificación.

La intervención en el puente de Juan XXIII se enmarca en las actuaciones que se llevan a cabo bajo la coordinación de la Ciudad para garantizar el buen estado de puentes y pasarelas que hay ubicadas en distintos puntos de Ceuta.

Precisamente hace solo unos meses el PSOE presentó una interpelación para conocer ese tipo de actuaciones y comprobar el compromiso de la institución municipal en su cuidado.

Por parte de la propia Consejería se aseguró que no existía riesgo en ninguna de las estructuras que está bajo su competencia, pronunciándose de manera específica con la del puente de Juan XXIII.

Para los socialistas era de vital importancia conocer si ante un gran temporal las infraestructuras existentes en Ceuta podían soportar cualquier acción dañina con sus estructuras lo que supondría un gran riesgo para los usuarios de las mismas.

“Hace sólo unos pocos años, en 2018, nos estremecimos ante el hundimiento del tramo central del viaducto de Morandi, en Génova. El desplome del tramo de cien metros a una altura de 90 metros dejó decenas de muertos y una lección: ¿Podría darse un suceso similar en Ceuta? ¿Cuál es el estado de los puentes de la ciudad?”, preguntaban los socialistas.

La Ciudad confirmó el estado adecuado de todas las infraestructuras sobre las que tiene responsabilidad, incluso también sobre la existente en el parque de Santa Catalina que ha generado quejas entre los usuarios.

En el caso actual de Juan XXIII ahora se realiza este estudio pero tiempo atrás se analizó su estructura en una acción conjunta entre Delegación y Ayuntamiento.
Por aquel entonces, los especialistas de la Administración no se declararon alarmados por las grietas existentes sobre todo en sus pilares.

Ya en esos años, en 2016, se concluyó la necesidad de adoptar arreglos pero se descartó la existencia de daños graves.

Ahora se está en la fase de conocer realmente y tras la valoración de los expertos qué se debe hacer y qué no en este punto de la ciudad, para lo que habrá que esperar la finalización de estas actuaciones.

Mientras tanto en la pasarela de Miramar está actuando Tragsa

El estado de la pasarela de Miramar es bien distinto al caso de Juan XXIII. En este caso en cuestión no hace falta encargar estudio alguno sobre su estructura, únicamente se ha comunicado a Tragsa que cambie las tablas que se encuentran en mal estado.

De momento lo que se puede apreciar es la colocación de unas tablas en los huecos que había que, posteriormente, serán tratadas con el mismo color que las existentes. En este puente en cuestión se han detectado fallos siempre en estas piezas que se levantan fácilmente habiéndose ejecutado varias actuaciones.

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Esta pasarela, que bien podría tildarse de fantasma, no llevaba a ningún lugar, no tenía meta final ya que continuaban las obras en toda la zona al seguirse las actuaciones en la carretera, cuyo tráfico era regulado con un semáforo. Ahora, ya normalizado, la única queja la dan los peatones que protestan por el escaso espacio que queda para ellos. En el tramo próximo a la playa, aún permanece una valla que debe ser retirada por los que quieren realizar trayectos hasta el Tarajal y que encuentran, aquí, su primer obstáculo.

La pasarela de Miramar fue construida para su encaje en las obras llevadas a cabo en la N352 uniendo este tránsito con el paseo de la Almadraba y la vía que comunica con la frontera, en donde continúan desarrollándose las actuaciones desarrolladas por el Área de Fomento de la administración central.

Tras la inauguración de la pasarela, ejecutada con fondos de la Ciudad Autónoma, seguían las obras en la vía estando el lugar ocupado por estas actuaciones urbanísticas. Ahora la conexión ya está conseguida con la propia playa, ganándose la seguridad tantas veces reclamada y durante demasiado tiempo perdida.
La Unidad de Carreteras tuvo que realizar un encofrado específico tras registrarse un desprendimiento del terreno a la altura de Miramar Bajo para evitar nuevas percances ante su apertura.
El desprendimiento del terreno obligó a los técnicos de Carreteras a ejecutar un encofrado específico para este área para sujetar el terreno y evitar nuevos desplazamientos que pudiese producirse en el mismo tramo de la red nacional.

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Acompañado por varios consejeros y directores generales de la Ciudad, Vivas ha insistido en que la obra responde a una “aspiración de los vecinos de la zona y de toda la ciudadanía”, en cuanto viene a resolver problemas de accesibilidad y seguridad. “Conecta la barriada con el paseo marítimo y la playa de manera segura, teniendo en cuenta que la N-352 es una de las carreteras con mayor intensidad de tráfico de Ceuta y se podría decir que de toda España”.

Así ha sido la construcción de este nuevo equipamiento en el vídeo time-lapse.

La accesibilidad es otros de los aspectos que consiguen solucionarse con esta nueva infraestructura urbana ya que permitirá el acceso de personas con discapacidad o movilidad reducida, algo que era inviable con anterioridad ya que la entrada a la playa únicamente se podía realizar a través de dos escaleras, las cuales serán demolidas próximamente, tal y como establece la normativa de accesos a playas, por la cual los accesos deben mantener una distancia de no menos de 500 metros entre ambos.

"Importante esfuerzo económico"

La obra ha sido un “importante esfuerzo económico” que se traduce en un desembolso de 1,9 millones de euros pero que dado su “interés general” justifica el “esfuerzo realizado”, ha comentado Vivas. “Se ha puesto un criterio técnico de calidad y solvencia profesional para conseguir un diseño funcional y con connotaciones de vanguardia desde el punto de vista de la creatividad. Además de tener unas condiciones de seguridad y accesibilidad también tiene un componente paisajístico y natural porque se convierte en un mirador del que todos los ceutíes nos podemos sentir orgullosos”.

El presidente ha subrayado la buena colaboración entre administraciones que ha dado como resultado esta nueva pasarela. “No se podría haber llevado a cabo sin la participación y el concurso de Costas y de Carreteras, con los que siempre ha habido una relación fluida y ahí se ve el resultado de una obra que es innovadora, creativa e imaginativa”.

Vivas ha recordado que en septiembre se limitará el acceso peatonal debido a la obra de refuerzo del muro que transcurre por la N-352 y cuya actuación será ejecutada por el Ministerio de Fomento.

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La pasarela tiene una longitud de 40 metros y constituirá la única vía para llegar hasta la Almadraba, al ser éste uno de los requisitos estipulados por Costas: la limitación del número de accesos a lugares de baño. Se erradican las barreras arquitectónicas que impedían el paso de discapacitados motóricos a la playa y que quedaban materializadas en la existencia de unas escaleras. El puente realizará un giro para completar su trayectoria y se ubicará a la altura del paso de cebra. Su diseño es de corte moderno y se eleva 5,5 metros por encima de la carretera, tal y como estipula la normativa de puentes situados por encima de viales. Ya está más cerca de ser una realidad.

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Tragsa alega “factores climatológicos” como los causantes del retraso, “no siendo por tanto imputables a la misma”. El informe elaborado por los directivos facultativos y de ejecución confirma las razones que esgrime la empresa.

Prórroga encomienda gestión

No obstante, según el convenio marco de colaboración entre la Ciudad, Tragsa y Tragsatec, las encomiendas de gestión podrán ser prorrogadas cuando sea necesario para la consecución del objeto de la misma.

El plazo de ejecución de la obra, según consta en el expediente es de 11 meses a contar a partir de la firma del acta de replanteo e inicio de las obras, es decir, hasta el 8 de febrero de 2019. Con este consentimiento de la Ciudad, el plazo se ve ampliado.

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Durante ese tiempo, estará indicado y habilitado un desvío provisional a través de las barriadas Juan XXIII y Miramar para circular en dirección al centro y a la frontera.

La Ciudad ruega disculpas por las molestias que puedan ocasionar los trabajos de construcción de este paso elevado, que absorben 1,7 millones de euros de inversión y mejorarán la accesibilidad del entorno, la seguridad de los peatones y la fluidez del tráfico rodado.

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