En este marco en que vivimos en Ceuta en este siglo XXI. En esta tierra sagrada, mágica y mítica con la luz y el mar, que la hacen idónea para la celebración de la Semana Mayor, en la que brillan con luz propia nuestras HERMANDADES.
Y en este marco incomparable de nuestra Ciudad, y en esta ocasión, de forma particular, vamos a relatar la historia de una Hermandad, muy popular en nuestra ciudad como es: “La Cofradía del Encuentro”.
Dicha Cofradía conocida popularmente por “El Encuentro”, debido al tradicional acto de Jesús Nazareno y la Virgen de La Esperanza, realizan en la tarde noche del Martes Santo frente al Palacio Municipal, en su esperado “Encuentro” entre la Madre y su Hijo.
La devoción a Jesús Nazareno en Ceuta, es una de las expresiones populares de fe más arraigadas en la ciudad, herencia portuguesa que obedece a la especial devoción de los lusos al «Senhor dos Passos». En el Santuario de Santa María de África, se veneraba una tosca pero devota imagen del Señor con la Cruz al hombro en una de sus tres caídas camino del Calvario.
He querido profundizar un poco en lo de “Nazareno”, que en principio se le denominaban
al cuerpo de penitentes que acompañan a los Titulares. No obstante, se le es dado a Jesús, porque es el gentilicio del pueblo de Galilea donde Jesús pasó la mayor parte de su vida. Tras su nacimiento en Belén, pasó un breve tiempo de su infancia en Egipto, muy pronto se instaló con su padre José y su madre María en la localidad de Nazaret.
También tenemos que diferenciar al “nazareno” (con minúscula) del Nazareno (con mayúscula). El primero es el cofrade y el segundo es el apodo que se pone a las imágenes de Jesús que se encuentran con la Cruz al hombro. El apodo de Cristo suele reservarse a las imágenes que muestran a Jesús crucificado o muerto?
No obstante, a modo de curiosidad, según lo anteriormente expresado, surge cierta
curiosidad relacionada con el rescate por parte de la Orden de la Santísima Trinidad y Redención de Cautivos , que entre las diversas imágenes rescatadas de Mámora (Marruecos) ciudad fortificada que perteneció a España desde 7 de Agosto de 1.614, hasta el 30 de Abril de 1.681.
La invasión de la ciudad por las tropas de Muley Ismail, se llevaron prisioneros, imágenes y objetos de Cultos a la ciudad de Mequínez, y que trataron con todas las desconsideraciones posibles. Entre las imágenes se encontraba: Una hechura de “JESÚS NAZARENO”, de natural estatura, muy hermosa, con las manos cruzadas adelante. – Con su tunicela de tafetán morado”. Y observamos que lo de “Nazareno” no se ajusta a las características anteriormente expresadas (Con la cruz sobre el hombro).
Imagen que en su rescate estuvo en el Convento Trinitario de nuestra Ciudad, algún tiempo, camino de Madrid.”, y que posteriormente se le denominaba: “Jesús Nazareno y Rescatado” y “Jesús Medinaceli”. En 1.891 se hicieron cargo de su Capilla los Capuchinos, quienes en 1.930 inauguraron su actual basílica. Historia interesantísima, que ya desarrollé en unas de mis colaboraciones.
Se sabe que a mitad del siglo XIX ya florecía en nuestra ciudad la devoción “Nazarena”, aunque la talla podría ser del siglo XVII. Según parece D. Matías Carmona, primer “práctico del puerto de Ceuta, restauró a sus expensas dicha imagen en 1.920.
No obstante, la “Hermandad” se funda en 1.939, aunque anteriormente estaba incluida como Sección del Santo Entierro, que organizada la Cofradía, la imagen del “Nazareno” se incluye en la procesión del Viernes Santo y dotándose la advocación de “Jesús Nazareno” desde el siglo XVI.
En 1.940 se solicita el patrocinio de la 2ª Legión, II Tercio, estando al mando el Sr. Coronel D. Antonio Castejón Espinosa y siendo Hermano Mayor D. Eduardo Fernández Amador, siendo aceptado en el mismo año. Desde entonces, el Tercio Duque de Alba II de La Legión, viene acompañando a Nuestro Padre Jesús Nazareno. Hasta que en 1.949 la Cofradía incorpora como Titular a la Sacratísima Virgen de la Esperanza. Desde entonces la PLMM y IVª Bandera “Cristo de Lepanto” acompaña al Nazareno y la Vª Bandera “Gonzalo de Córdoba” a la Virgen de la Esperanza. Con el paso de los años y con la modificación de las estructuras militares, la Vª Bandera es disuelta en Enero de 2.008 y desde entonces, la IV Bandera acompaña a “Jesús Nazareno” en la tarde noche del Martes Santo.
Todos los Sres. Coroneles que han ostentado el mando de la Unidad, han sido nombrados Hermanos Mayores de Honor de la Cofradía, mención que normalmente se entrega el 18 de Diciembre con motivo de la festividad de la “Expectación” de la Santísima Virgen o en la Función Principal que se celebra en el transcurso de los Cultos Cuaresmales.
En 1.993 el Coronel del Tercio D. José Enrique Domínguez Campos, acepta la propuesta del Hermano Mayor, D. Julio Llerena Hoyos, de crear el “PREMIO NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO”, para distinguir a un Caballero o Dama Legionaria por su compañerismo y buena conducta.
Obra de Manuel Pineda Calderón, (Alcalá de Guadaira, 25 Noviembre de 1.906). Cursó sus estudios en el colegio de los Salesianos, pasando luego por el taller sevillano del pintor y escultor Ángel Magaña y por el alcalareño José Márquez, aunque ambos artistas influyeron poco en la obra de Manuel Pineda, al que se considera más bien, como autodidacta en el campo de la escultura.
Además de dedicarse a escultura y talla de la madera, trató, aunque a veces de manera ocasional, otros oficios muy diferentes relacionado con el mundo del arte.
Por la Hermandad, se le encarga una imagen Jesús Nazareno, que en 1.959, sustituye a una imagen anterior de autor desconocido. Muestra la imagen de un Cristo cargando una Cruz camino del Monte Calvario.
Falleció a los 68 años y del cementerio de San Mateo fue trasladado a la Capilla de Nuestra Señora del Dulce Nombre de la Iglesia de San Sebastián.
Es obra del famosos Antonio Castillo Lastrucci (Sevilla20 Febrero 1.878 – 29 Noviembre 1.967), fue un escultor español especializado en imaginería religiosa, que trabajó principalmente en Andalucía, aunque se encuentran obras suyas en diferentes puntos de España.
Se le reconoce más de 450 imágenes realizadas con sus manos, y de sus obras en Ceuta son :
“Cristo de la Buena Muerte”, en la Iglesia de los Remedios.
“Virgen de la Caridad”, en la Catedral de Ceuta.
“ Virgen de la Esperanza”, en el Santuario de Santa María de África.
Está considerado uno de los más grandes escultores imagineros del siglo XX, sobre todo en Sevilla. Recibió la “Orden de Alfonso X el Sabio” (1.966).
No obstante fue restaurada en 1.999 por Juan Manuel Miñarro López (Sevilla), y en 2.013 por Antonio Bernal Redondo (Córdoba)
Del Santuario de Santa María de África, como suele estar previsto (20`00 horas), sale el paso de “Nuestro Padre Jesús Nazareno”. Y a la vez el paso de la Sacratísima Virgen de la Esperanza, que parte en busca de su Hijo, para encontrarse los dos el la Plaza de África junto al Palacio Autonómico, en la tarde – noche del Martes Santo. Se muestran las manifestaciones de religiosidad, en un recorrido sin otra luz que la de los cirios oscilantes oliendo a cera bendita, con tenue iluminación en los dos pasos. Tiemblan los cirios, y su luz se retuerce con un retorcimiento de dolor. Y el silencio, silencio de Ceuta, tierra de los silencios -pone en orden entre la muchedumbre. Como en Jerusalén, Jesús Nazareno que sucumbe al peso de la Cruz, y la Virgen de La Esperanza, que arrastra su dolor siempre detrás del Hijo, son los protagonistas. Pero en contraste con Jerusalén, la muchedumbre se calla, porque no hay hombre que no se considere un poco Hijo, ni mujer que no se sienta Madre.
Justo para adivinar más que para ver lo que representan; volver al destemplado tambor y al toque de trompeta, ronco y prolongado y al repicoteo constante de las tablillas que regulan el desfile.
Desfile auténtico de penitencia, emotivo, conmovedor, alucinante, persuasivo en la grandeza de su recogimiento y de su silencio, y el sonido del caminar de sus costaleros, que puntualmente a las 20`30 horas, ante un gentío espectacular, se realice en ese momento que Jesús Nazareno y la Esperanza frente a frente, mientras el cornetín de órdenes del Tercio Duque de Alba II de la Legión ordena el canto de las notas mágicas, y suena el cántico de “El novio de la Muerte”; cantado por los Caballeros Legionarios-as y donde la ansiedad y la congoja, el tormento y el desconsuelo, la fatiga y la tristeza, pero también los asistentes muestran su admiración, recogimiento, devoción sollozos, algunos llantos y multitud de aplausos en ese momento tan memorable del Encuentro”. Sufre Jesús y la Virgen, con ese patético silencio del Hijo que quiere ocultar su padecer a la Madre; y de la Madre que, callada y abatida, se refugia en los brazos de su Hijo, inclinando el rostro sobre su pecho. Hay algo en la que la humanidad ha aprendido bien a través de los siglos: a temblar, a gemir, a llorar.
No basta contarlo, se hace necesario verlo, puesto que es muy difícil expresarlo en un papel.
En este “Encuentro”, María y Jesús no se unen solo por las lágrimas; ambos saben lo que tienen que sufrir y están fundidos en un indéntico aliento, en una igual transparencia, en una misma diáfana espera.
Los dos nos enseñan a reprimir el dolor para que no sufran los corazones amados. Con solo sus miradas, Jesús y María se consuelan y ayudan para seguir sin protestas sus senderos.
Realizado el “Encuentro”, Jesús Nazareno” acompañado por la marcialidad de las fuerzas legionarias, camina por su recorrido penitencial, hasta su recogida en la madrugada del Miércoles Santo.
Recojo algunos datos del “Pregón” (2.018), del Rvdo. P. D. Ignacio Fernández de Navarrete Bedoya, en la que expresaba que la Semana Santa Caballa tiene un día que, si no es el corazón de esta semana, está en el corazón de nuestras almas: el Martes Santo, el “ENCUENTRO”. Es “El Señor de África”, que cargado con su Cruz, se dispone a realizar el último Sacrificio; y su Madre, llena de Esperanza en Dios Padre, está con Él. Jesús acaba de ser condenado por los sacerdotes, y los romanos van a ejecutar la sentencia.
“Por ir a tu lado a verte
Mi más leal compañera,
Me hice novio de la muerte,
La estreché con lazo fuerte
Y su amor fue mi ¡Bandera!»
¿Quién no conoce aquellos versos de “Los Novios de la Muerte”,con inmenso amor, con serena devoción, su Cruz – su más leal compañera, donde dará a luz la Iglesia – y carga con ella. Para nosotros, en el camino de la Vida, la Cruz también se convertirá, queramos o no, en leal compañera y es Jesús Nazareno quien te dice al oído:
“ –Sígueme a la sombra de la Cruz, de mi Cruz
– de este leño seco, que Yo convertiré en verde,
– de ese leño verde que es signo de Esperanza…”
Y al sonar las notas del “Los Novios de la Muerte”, ¿ Quien no echa la vista- con emoción y lágrimas – al dintel de nuestra Casa común, el Santuario de nuestra Madre y >Patrona, para contemplar cómo sale, casi al caer la tarde, nuestro Padre Jesús Nazareno.
Ya dijimos al principio, que la vinculación de La Legión, con esta Cofradía, data desde el año 1.940. Una Legión Española creada por el Coronel D. José Millán Astray.
Fue creada por Real Decreto de 28 de Enero de 1.920, por su Majestad el Rey Alfonso XIII
La Legión Española es la punta de lanza de las tropas españolas, una de las unidades españolas más eficaces de toda Europa, y los encargados de acudir a la mayoría de las misiones en el extranjero.
Cuenta con una historia llena de glorias, de sacrificios y muertos que le hacen ser tan grande, y orgullo de todos los que nos sentimos españoles. Y los ceutíes lo conocemos muy bien. Ante este glorioso cuerpo solo que queda decir: ¡Viva España! y ¡Viva La Legión!
Finalmente lleno de sentimientos especiales suelo vivir los Martes Santo. Ahí se experimentan momentos que solo el Señor Jesús Nazareno y la Virgen de la Esperanza pueden regalarnos. Mi agradecimiento a su Hermano Mayor Jesús Garrido, a Julio Llerena y a todos los que conforman esta Cofradía con la que me siento muy identificado, y gracias por el esfuerzo que hacéis, en dar lo mejor para vuestra Cofradía, por ser un ejemplo para cada uno de nosotros y por hacernos ver que no todo termina bajo las trabajaderas del Señor.
Y lo más importante, todo ese gran esfuerzo a “cambio de nada”.
Por José Antonio Fuentes Viñas