Para que estas imágenes, del siglo pasado, nos lleguen a nuestros días, fue gracias a la presencia de un fotógrafo captando con sus vetustos utensilios esas placas de cristal. La Semana Santa, como manifestación cultural tiene muchos aspectos que captar, yo diría que miles de situaciones y enfoques. Y en muchas ocasiones, nos preguntamos como conseguir esas imágenes que después plasmaran la belleza del momento vivido. Los consejos para hacer una buena foto son bien sencillos. Antes de salir a la calle hemos tenido que asegurarnos de lleva tarjetas de memoria y baterías de sobra, y aquello que consideramos que podamos necesitar, objetivos, y cualquier otro accesorio que preveamos necesitar. Para poder hacer buenas fotos, es fundamental que este fotógrafo haya estudiado bien el recorrido que seguirá la procesión y planee con suficiente antelación los lugares donde tomar las fotos, para poder esperar allí al paso.
No te conformes con hacer las típicas “fotos de postal de la Semana Santa” e intenta encontrar ángulos o encuadres diferentes. Muévete, agáchate o súbete encima de algo. La luz cambia a cada minuto. La única forma de saber cuando será perfecta es visitando un mismo lugar en distintos momentos del día, o preguntando a la gente que vive allí. Superado esto tenemos que tener presente que perfecta para una foto no implica perfecta para todas las demás. Mejor con la luz ambiente, siempre que puedas, limítate a utilizar la luz ambiente y olvida el flash. Incluso en interiores, es preferible aumentar la sensibilidad ISO o servirnos de un punto firme de apoyo para poder disparar a velocidades lentas. Colocar la cámara sobre una cazadora en el suelo y utilizar el disparador automático da en ocasiones resultados sorprendentes.
Por defecto, en automático, acostúmbrate a dejar la cámara en algún modo automático cuando no la estés usando para que, si surge alguno de esos momentos únicos e irrepetibles, no pierdas la oportunidad. Bastante tiempo vas a perder sacando la cámara de su funda y encendiéndola como para preocuparte por el resto de detalles técnicos.
Una vez superadas las no pocas dificultades de conseguir un buen sitio para hacer tus fotos, el problema fundamental con el que te encontrarás es la luz. Este es ese tipo de situaciones en los que se agradece un objetivo luminoso. Puesto que dispones de muy poca luz de ambiente, tendrás que configurar tu cámara con los ISOs más altos que te permitan exponer en condiciones, aperturas de diafragmas grandes y un tiempo de exposición que te permita captar la escena sin que la foto salga movida. Si tienes una posición donde nadie te moleste a la hora de hacer fotos, puedes ayudarte de un trípode. Buscar sitios en los que ciertos elementos de iluminación adicional como farolas o luces de edificios adyacentes te puedan ayudar a conseguir algo más de luz. Los pasos suelen hacer paradas en ciertos puntos. Esos puntos pueden ser buenos escenarios para tus fotos, donde tendrás más oportunidades. También en las esquinas dispondrás de un poco más de margen de maniobra. Las condiciones de iluminación son completamente diferentes durante el día y durante la noche. Si es tu primera Semana Santa como fotógrafo, es bueno que vayas a las procesiones de día para practicar. Irás cogiendo soltura a la hora de moverte entre la multitud y buscar esos detalles en unas condiciones de iluminación menos exigentes que por la noche.
– Por Francisco Sánchez Montoya