Fue en el año 2010 cuando se comenzaron a plasmar sobre un papel en blanco los primeros trazos del diseño de las nuevas bambalinas para el paso de palio de María Santísima de la Caridad. Según decía el diseñador de las mismas, N.H.D. Antonio Luis Gil Moreno, “el lápiz avanzaba lento e inseguro, temeroso de que una línea mal concebida pudiera estropear el resultado final de algo en lo que tantas ilusiones habían depositado los hermanos de la Hermandad Sacramental de la Flagelación.”

Será el próximo Miércoles Santo, D.M. cuando nuestra titular, María Santísima de la Caridad, luzca en su techo de palio, la cuarta bambalina bordada, concluyendo de esta manera esta primera fase del proyecto.

Proyecto, que ha sido posible, gracias al trabajo, esfuerzo, ímpetu y sobre todo ilusión, de todos y cada uno de los hermanos y allegados a la hermandad, que han participado de un modo u otro, en alcanzar este fin. A todos y cada uno de ellos, la hermandad le estará eternamente agradecida.

El diseño

Sin lugar a dudas, el diseño de las bambalinas del palio de María Santísima de la Caridad ha sido el proyecto más ilusionante, desde el punto de vista cofrade, en el que he tenido oportunidad de trabajar dentro de mi Hermandad de la Flagelación. La importancia de una pieza de este tipo es incuestionable, por ello desde que comencé a dibujar los primeros bocetos tuve claro que la puesta en común de los dirigentes de la Hermandad debía ser unánime, sobre todo en los aspectos esenciales del diseño.

Y es por esto, por lo que a pesar de llevar el peso principal del trabajo,considero el resultado final como un logro común de los hermanos que participaron.

El primer aspecto en el que se ha de trabajar en un diseño de estas características es en el tipo de caída o “corte” de la bambalina, que tiene que ver y mucho con el estilo de la Hermandad en la calle. Es evidente que los pasos procesionales forman parte del cortejo de la Cofradía y debe ser axiomático dotar de coherencia todas y cada una de las partes que lo forman. La Hermandad de la Flagelación tiene una historia breve y reciente y como todas las cosas que empiezan, sus primeros pasos fueron inciertos a la búsqueda de su propia idiosincrasia. Es a partir de los 2000 cuando comienza a adquirir un carácter personal y a pesar de no dejar de lado el regusto de las cofradías de “barrio”, sus hermanos luchan por impregnar de cierta seriedad su presencia en la calle. Este estilo, a caballo entre lo folclóricoy lo austero debía quedar impreso en las nuevas bambalinas.

Por ello se optó por incorporar elementos que representaran esta dualidad, en el que las líneas rectas y sobrias juegan con las cresterías y los roleos en igual proporción. Si uno aprecia desde cierta distancia cualquiera de las bambalinas, podrá discernir dos líneas horizontales perfectamente definidas: una ejecutada a partir de una muestra armada o galón, que aísla las cresterías; y otra, construida a partir de la ausencia de dibujo, que separa los extremos inferiores de la franja central. Esta franja queda completamente aislada y forma en sí misma un diseño enmarcado, muy propio de los templados palios de cajón.

La presencia de una cartela central, que actúa como único eje de simetría común en las bambalinas delantera y trasera también forma parte del plan trazado.

Este recurso, muy utilizado en los palios sevillanos de finales del XIX y principios del XX, otorga al diseño un perfil clásico que juega a favor del objetivo perseguido, pues la ausencia de varios ejes de simetría resta ritmo a la composición y le atribuye por el contrario una visión pausada que favorece el recogimiento. Sin embargo, a partir de esta cartela se abren sendos cuernos de la abundancia del que brotan estilizados roleos que se combinan graciosamente con cardos, acantos, hojas y flores, y todo este movimiento altera la presencia hierática del “Ave María” central, aportándole gracia y frescura. Tanta naturaleza culmina en un ramo de rosas que aluden sin dejar dudas, a la belleza sin mácula de la Virgen, jugando al trampantojo con el espectador, ya que establece dos ejes fingidos que se alinean con el centro de cada paño. En el diseño de las bambalinas laterales, las cartelas desaparecen y estos ramos de rosas juegan un papel fundamental, convirtiéndose en los verdaderos protagonistas del conjunto.

Finalmente, la flequería actúa a la vez de colofón y resumen de todo el conjunto pues combina la morillera con el fleco de canutillo, referentes ambos del carácter jubiloso y solemne respectivamente.

El diseño de las bambalinas de María Santísima de la Caridad anda tras la conjugación de aspectos ambiguos: la elegancia y el folclore; la sobriedad y el júbilo; la  recta y la curva… si lo consigue o no, ya es cosa del espectador.

– Antonio Luis Gil Moreno
Autor del Diseño

La técnica

Las bambalinas de María Santísima de la Caridad tienen en su ejecución un amplio abanico de técnicas o puntadas, que conforman una obra llena de matices y detalles que hacen considerarla, según los que la observan, como una pieza destacada.

Bajo un diseño previamente analizado, cada pieza se ha ido estudiando para ser ejecutada de la manera más adecuada, para su realce por sí misma y dependiendo de su entorno, y así conseguir la mayor conjunción posible entre todas.

De esta manera según el uso de un hilo u otro y de la puntada elegida, conseguimos esa armonía en el conjunto de las piezas. Hoy en día, dos son las técnicas más valoradas y exigidas en una obra, la hojilla y la cartulina.

Ambas dos aparecen repartidas por todo el espacio bordado, cargando de riqueza a nivel técnico y estético. La hojilla la apreciaremos en la mayor parte de las flores, resaltándolas así sobre el resto; en tallos bordados sobre el terciopelo y como nervios en hojas. También es aplicada la hojilla en el galón horizontal de la parte superior de las bambalinas, para reforzar el mismo que ya de por sí se concibió sencillo en conjunción al estilo del resto de la obra. De la misma manera, la cartulina se alterna con la hojilla en las flores mencionadas y otras varias, pero sobre todo en realce, embellecimiento y movimiento.

Muestra de ello es la “M” mariana que centra una de las bambalinas pequeñas. De destacar, por su complejidad general. El resto de puntadas e hilos se reparten alegremente por todo el conjunto para intentar, como ya hemos mencionado, conseguir la mayor tridimensionalidad posible. En este sentido hay que mencionar las distintas piezas, la mayoría en cartulina, que se denominan “al vuelo”, esto es, que no están fijadas en su totalidad en el terciopelo, sino que están sujetas en algunos puntos haciendo de puentes dejando hueco por debajo.

Ejemplo de ello son los cuernos de la abundancia hechos de diferentes tamaños de “puentes”. Aunque también podemos encontrarnos la combinación de ambas, es decir, piezas “al vuelo” que se entrelazan con piezas fijas, por ejemplo, en las lazadas centrales de las guirnaldas inferiores.

Ese intento de tridimensionalidad también lo conseguimos a base de hilos, en este caso mayormente de tonalidad mate, el llamado caracolín concretamente, creando de esta forma piezas en segundo plano, y algunas más destacadas al dar las puntadas en color, morado y marrón en concreto, sobre el oro.

Puntita y su derivada doble, ladrillo, mosqueta, media onda sencilla y doble, zetillo… son algunas de las otras técnicas que se pueden hallar en las bambalinas del palio de María Santísima de la Caridad, unidas a tipologías de hilos como muestra o liso, moteado, caracolín, torzal, canutillo mate, etc….Todo ello, en conjunción a lo anteriormente dicho, han hecho realidad una obra que, según su Hermandad, ha alcanzado la satisfacción que soñaban para su Titular mariana, y puedo asegurarles que es el mismo sentir de este que escribe y firma.

–César Gómez-Höhr Román Bordador
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