Opinión

Recuerdos de mi historia familiar

  • En este texto recojo los recuerdos y vivencias que mis antepasados han podido transmitirme con el paso de los años y que ahora reúno aquí con el fin de compartirlos y hacer que perduren

Por parte de mi padre, Diego Sastre, y según a través de él he podido saber, el matrimonio formado por mi bisabuelo, D. Juan Sastre y mi bisabuela Dña. Catalina Vallecillo, nacidos a finales de 1800, tuvieron once hijos. Cuatro de los cuales eran mujeres y siete fueron varones. Su infancia fue bastante buena ya que mi bisabuelo, Juan, era buzo civil y trabajaba para la “Junta Obras del Puerto” y fue uno de los que se encargaron de la construcción del puerto de Ceuta. La economía familiar por aquel entonces estaba bastante saneada ya que por ser buzo, en las horas que no trabajaba, se dedicaba a la recogida de marisco en la zona portuaria para luego venderlo.

La infancia de los niños fue buena hasta que al terminar la primaria algunos se incorporan al mundo laboral desempeñando oficios de panadero, futbolista, cartero o carpintero.  Uno de esos hijos, el que sería mi abuelo, se dedicó a la peluquería. Las mujeres por otro lado se quedan en casa dedicándose a las labores del hogar.

Cuando los niños están en una edad entre los 12 y los 21 años, el abuelo de mi padre, Juan, fallece de una pulmonía, quedando la familia sin el sustento económico principal y viniéndose prácticamente abajo la economía familiar. Entonces fueron los hermanos de mi abuelo quienes aportaron el sustento entre todos a la familia, aunque no era suficiente como para mantener el nivel de vida que llevaban hasta el momento.

En el ámbito ideológico, mi abuelo y dos de sus hermanos se afilian al partido socialista. El cuarto hermano por otro lado se mantiene al margen de la política. Este, que era futbolista, entra a formar parte del equipo del Murcia en la primera división y por tanto se traslada a esta ciudad.

Aproximándonos al año 1936, después de pasar por unos años políticamente agitados en España,  se produce por parte de Franco el pronunciamiento que acabó llamándose “El alzamiento nacional”. La guerra se inicia en el norte de África. Franco se traslada desde Canarias a Ceuta para dirigir desde San Antonio el paso del “Convoy de La Victoria” el 17 julio de 1936.

Días antes, y en especial la noche antes, un gran número de personas de ideología izquierdista, como mi abuelo y alguno de sus hermanos, tuvieron que esconderse en diferentes sitios. Otros políticos más relevantes huyeron a Tánger, que por aquel entonces era una ciudad internacional y ofrecía un seguro cobijo.

A partir de ahí, en Ceuta comienza una caza de brujas para capturar y liquidar a todas aquellas personas que no profesaran la ideología franquista.

De los hermanos de mi abuelo, el que estaba en Murcia, Andrés Sastre, se ve obligado a alistarse en el ejercito nacional de Franco, y fue uno de los que entraron para tomar Madrid.

Por aquel entonces, desde Ceuta, su madre, mi bisabuela, sin noticias suyas desde hacía bastante tiempo, recibe la noticia de que su hijo Andrés había caído en la toma de Madrid.

En Ceuta la cosa se va calmando un poco, pero los falangistas siguen buscando y persiguiendo a las personas de izquierda.

El tío de mi padre, otro de los once hermanos, Ernesto Sastre, es escondido por unos vecinos en la buhardilla de un gallinero durante aproximadamente 3 meses.

Anteriormente, en 1935, Ernesto había solicitado y recibido un “Certificado de buena conducta” por parte del alcalde D. José Victori Goñalons.

Mi abuelo, Antonio Sastre, aun siendo de ideología republicana, se alista voluntario al ejército. Debido a esto y a su juventud, logra mantenerse en Ceuta sin mayores problemas.

Mi bisabuela, Catalina, se viste de riguroso luto por la muerte de su marido y por la supuesta muerte de su hijo caído en la toma de Madrid. En el barrio donde vivía, era conocida por todo el mundo como “Catalina la del caído”.

A raíz de estos acontecimientos y debido al ambiente de crispación que reinaba en la ciudad, tomada por militares y falangistas, un vecino denuncia que Ernesto Sastre, el hermano de mi abuelo, se encontraba escondido en el gallinero. Los militares acuden en su búsqueda y lo encarcelan en la fortaleza del Hacho junto al marido de su hermana, su cuñado, que también se encontraba preso y que se dedicaba a la pintura artística profesionalmente. Gracias a esto, y a que se dedica a pintar cuadros a militares, van sobreviviendo tanto él como el hermano de mi abuelo.

Por aquel entonces se celebraban juicios sumarísimos a muchos políticos de izquierdas. Entre ellos, Sánchez Prados, al cual una noche los falangistas sacan en “paseíllo” y que acabó con el trágico final que todos conocemos.

A los pocos meses de estos encierros masivos al pintor lo dejan libre mientras que a Ernesto lo mantienen en prisión durante aproximadamente 8 meses más. Le realizan juicio y lo declaran culpable de, entre otras cosas, haber intentado quemar el colegio de los Agustinos.

Se lo llevan a Tetuán, al campo de concentración del “Mogote”, y allí parece ser, y según cuenta el sumario, logra escaparse, pero es perseguido y asesinado a tiros.

El disgusto en la familia fue tremendo porque habían matado a un hijo bueno y querido. Pero por otro lado, sobre 1939, aparece en la ciudad Andrés Sastre, el futbolista, y del que decían que había caído en la toma de Madrid. Desde entonces y hasta su muerte en 1986, todo el mundo lo conocía como “Andrés el caído”.

Después de todo esto, mi abuelo, por su juventud, pudo tirar para adelante en esta situación tan trágica montando una barbería de caballeros en el Morro, llamada “La visera”.

Terminada la guerra, mantuvo su profesión de peluquero e intentó pasar desapercibido hasta la llegada de la democracia en el 82. Vivió la muerte de Franco en 1975 con suma satisfacción y fue uno de los primeros que se afiliaron al Partido Socialista de Ceuta en la ciudad.

Participó en la primera reunión celebrada en “la diagonal”, un restaurante de la Almadraba, sobre la refundación del Partido Pocialista de Ceuta, como dirigente. Participó activamente en la visita que realizó Alfonso Guerra al cine Astoria para apoyar a los socialistas de la ciudad. Vivió la transición democrática felizmente y participó activamente en las elecciones de todos los comicios celebrados. A la edad de 65 años, falleció.

Por el lado de mi madre, Olga Vázquez he podido saber que mi abuela tenía 3 años cuando empezó la guerra. De aquellos momentos solo recuerda el ir cogida de la mano con su madre dando un paseo cuando una flota de aviones militares les sobrevoló y tuvieron que esconderse en el portal de un edificio aquí en Ceuta.

A los 6 años, su padre después de una larga enfermedad fallece en 1936 con 33 años. Al día siguiente, como a las viudas no les quedaba paga, se tuvo que dedicar a coser ropa para los soldados.

Al poco tiempo la familia se traslada a Sevilla buscando mejorar un poco su situación. De allí recuerda las colas del racionamiento para conseguir los elementos básicos de subsistencia.  Allí, como era chica, la dejaban en la cola del racionamiento mientras la madre iba a casa. Estando en la cola recuerda ver a una chica de unos 18 años, muy guapa y bien vestida, agacharse para recoger una cáscara de platano del suelo y comérsela.

En Sevilla se pasaba mucha hambre y su madre decidió volverse a Ceuta, pero aquí la situación estaba prácticamente igual, racionamientos y colas. A la gente que menos tenía, de vez en cuando, se les daba una bolsa de comida en los colegios. Arroz, garbanzos, algo de chocolate. Su madre se tuvo que poner a trabajar  y como vivían en casa los abuelos pasaban bastantes dificultades. Mi abuela aguardaba pacientemente en esas colas cuando daban las bolsas y aun recuerda el sabor del chocolate.

Para la ropa, con una cartilla de racionamiento compraban las telas –blanca para las sábanas y de las telas de colores su madre les hacía la ropa interior–.

Me contó también que, incluso una vez pasada la guerra y durante bastante tiempo, le aterraba el sonido de los aviones porque durante mucho tiempo habían estado sobrevolando la ciudad y su “rutina” era esconderse debajo de la cama.

La época del franquismo posterior a la guerra me asegura que la pasaron bien, la vivió sin miedo. Y recuerda con agrado la seguridad callejera. Calles limpias a la hora que fuera, solo barrenderos y las personas que trabajaban

El franquismo no le afectó –dice–  ya que en la familia eran trabajadores honrados.

Carta de Andrés “El Caído” a su madre Catalina

El 26 de Junio de 1936 Andrés escribe a su madre Catalina:

“Mi querida madre me alegraré que al recibo de esta te encuentres bien en compañía de mis tíos y hermanos y demás familia.

Yo quedo bien. Mamá recibí el dinero, 20 pesetas, y le das las gracias a Juana que en la próxima carta le mandaré la fotografía que hasta el sábado no le puedo recoger. También te digo que para el 28 de junio al 4 de agosto voy con permiso con 40 días.”

(Corregidas faltas de ortografía y gramática)

Certificado de buena conducta de Ernesto Sastre expedido por Victori Goñalons

"Don Jose Victori Goñalons, alcalde de esta ciudad.

Certifico: Que según informan los agentes de mi Autoridad, el vecino de esta ERNESTO SASTRE VALLECILLO, natural de La Linea, provincia de Cádiz, de veintiocho años de edad, estado civil casado, profesión panadero, hijo de Juan y de Catalina y habitante en el pasaje de Recreo número veintiocho, observa BUENA conducta.

Y para que conste, a petición del interesado, expido la presente, en Ceuta a veintisiete de febrero de mil novecientos treinta y cinco.”

Informe que contenía las causas que se le imputaban a D. Ernesto Sastre

"ERNESTO SASTRE VALLECILLO.- Directivo de las juventudes socialistas y elemento de acción muy peligroso que al mando de los grupos marxistas ha tomado parte en los asaltos a la Canariense, Colegio de los Agustinos, centro de Acción Popular y otros desmanes; en la noche que decían que las fuerzas del Tercio entrarían en Ceuta, se le vio al mando de un grupo armado vigilando la población; y en diferentes ocasiones se le ha visto al mando de las militancias marxistas, ostentando la camisa roja con la hoz y el martillo. Se le ha visto en diferentes ocasiones hacer propaganda entre los soldados de esta guarnición; siendo otro de los dirigentes de grupos que agredían a las personas de orden en esta Plaza."

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