Un reportaje de la cadena VEO 7 de ‘El Mundo’ ahonda en las penurias registradas en la base americana en la que estuvo detenido el ceutí Ahmed Abderrahamán, el llamado talibán español. Tuvo que inventarse una historia para que los americanos dejaran de interrogarle y de preguntarle sobre su conocimiento de Osama Ben Laden. Tuvo que idearse sus propias mentiras para dejar de padecer las torturas que, aún recuerda, le aplicaban en la base de Guantánamo. Así lo recuerda Ahmed Abderrahaman, el vecino del Príncipe conocido como el talibán español, en un reportaje realizado por la cadena de televisión de ‘El Mundo’, VEO 7 y que fue emitido en la noche del pasado viernes y será repetido en los días próximos.
Un equipo de esta cadena consiguió que el ‘talibán ceutí’ rompiera su silencio, ese que ha querido mantener desde el pasado 2005 con todos los periodistas, harto ya de narrar su historia y quejoso por el trato recibido de quienes ya le dieron por terrorista antes de que el magistrado Baltasar Garzón determinara su puesta en libertad sin cargo alguno.
Pero esta vez ha accedido a recordar parte de su calvario para colaborar en un reportaje que comienza con el recorrido por el Guantánamo actual que quiere clausurar el presidente Obama y que se basa en el testimonio de varios de los presos, hoy liberados, que estuvieron retenidos en las distintas aulas distribuidas en la base. Abderrahaman, que desarrolla su vida en el Príncipe y se esfuerza por olvidar la etiqueta con la que aún le definen, recuerda para VEO 7 cómo fue a Afganistán sólo para estudiar, para conocer una cultura impartida por gente diplomada sorprendiéndole los atentados del 11-S en una madrassa. Fue allí donde los americanos le detuvieron porque alguien le “había vendido”. Y es que muchos de los presos de Guantánamo lo fueron porque otras personas les denunciaron como radicales ante los americanos. Es lo que le pasó al ceutí. De la madrassa en que se encontraba fue trasladado en avión militar a Guantánamo pasando antes por Kandahar. Ahmed recuerda que le pegaron, que debía dormir en el suelo, que le humillaron, que le colocaban una capucha en la cabeza para golpearle o que le dejaban desnudo a la intemperie. De aquellas historias conserva problemas de visión en un ojo y afecciones psíquicas por las que su abogado, Marcos García Montes, ha pedido al Gobierno de EEUU una indemnización. Lo adelantaba ‘El Faro’ el mes pasado sin que todavía se haya resuelto una cuestión jurídica que podrá ver la luz en el tiempo. Y es que, de momento, García Montes tan sólo ha pisado terreno para presentar una demanda que, espera, prospere.
Al ceutí le queda, mientras, sólo el recuerdo de la sala de las torturas y la marca de haber sido uno de los presos que permaneció enjaulado en la sala de rayos X durante una semana. La más temida de la que bien podría llamarse la ‘sala de la vergüenza’.
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