Pescadores que salvan tortugas

Delegación del Gobierno asegura que el plan de vigilancia de las almadrabas ha logrado que su incidencia sobre las especies protegidas sea “muy inferior”. Medio centenar de quelonios perecieron en el verano de 2013.

Las tortugas marinas pueden quedar atrapadas en las redes de los pescadores por accidente en su periplo a través de los mares; cuando se aproximan atraídas por los cebos en las artes de pesca o bien porque las empresas incumplen las condiciones técnicas en las instalaciones de las almadrabas, lo cual provoca que el animal no pueda salir a la superficie a respirar y muera ahogada.
En el verano de 2013, las aguas de la bahía sur fueron el escenario de un auténtico atentado medioambiental que acabó con medio centenar de ejemplares, en su mayoría, de boba o caretta-caretta, una especie en peligro de extinción.   La tramitación de los expedientes sancionadores abiertos a las empresas en cuyas almadrabas perecieron concluyó en su “debido tiempo y forma”, afirmó ayer Bharat Bhagwandas, responsable del Área de Fomento de la Delegación del Gobierno, quien no estimó oportuno informar sobre las posibles penalizaciones ni el importe de las mismas ya que atañe “directamente a los interesados”.
En cualquier caso, prosiguió, “ya estamos en otra temporada, aquello quedó resuelto y lo importante es hacer compatible esta actividad económica con la debida protección del medio ambiente”. No obstante, aquella gran pérdida hizo que la Administración General del Estado se replanteara prestar mayor atención a estos quelonios a su paso por la ciudad, especialmente, en el transcurso del verano.   
La Delegación del Gobierno en Ceuta, a través de su Área Funcional de Fomento, y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, explicó Bhagwandas, aprobaron un plan de vigilancia de las almadrabetas para mitigar los efectos de ese arte de pesca sobre la fauna marina, no solo sobre las tortugas, sino también sobre otras especies protegidas.
“A fecha de hoy, ese plan de vigilancia se está cumpliendo estrictamente y sin incidencias significativas”, valoró el director de Fomento del Gobierno de la Plaza de los Reyes en referencia a Atunasa y Fraimartín, titulares de las almadrabas en la bahía. En la autorización de ocupación del dominio público concedida a ambas, se establece una serie de obligaciones para las empresas interesadas en explotar este arte de pesca.
Aunque optó por no dar cifras hasta que recopile todos los datos, Bhagwandas aseguró que la incidencia de este verano ha sido “muchísimo inferior” a la registrada el año pasado. “Muertes ha habido muy pocas, según tengo constancia a través de las comunicaciones con las empresas”, señaló el titular de Fomento. En cuanto a “enmalles accidentales de ejemplares vivos, es decir que están en condiciones de suelta y se liberan de forma inmediata, también han habido pero la incidencia es muchísimo menor a la temporada pasada”, añadió Bhagwandas.
El plan de vigilancia establece que las empresas están obligadas a comunicar, semanalmente, cualquier incidencia que implique enmalles accidentales o especímenes muertos de estas especies protegidas. El Área de Fomento se encarga de comprobar que no hay incidencias significativas y se las remite al Ministerio de Medio Ambiente. “A lo mejor hay una semana en la que no hay incidencias pero, en otra, hay un par de enmalles accidentales”, puso como ejemplo Bhagwandas. Las empresas cumplimentan ese parte con la explicación de qué se ha hecho con ese ejemplar; si ha sido liberado; en qué condiciones se encontraba; o si ha sido examinado por un veterinario, entre otros aspectos de relevancia para su valoración.

Al menos, 16 ejemplares hallados esta temporada sin contar un rorcual y un tiburón peregrino.

Juan Carlos Rivas, vicepresidente del Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos de Ceuta (CECAM) contabiliza, en lo que va de verano, el rescate de 12 tortugas bobas vivas; un rorcual (ballena de aleta); otras dos bobas (una que llegó viva a sus instalaciones pero falleció y otra muerta); y finalmente dos tortugas laúd (una viva y otra muerta localizada en el Sarchal). Fraimartín halló estos especímenes en su almadraba.