“Me vi obligado a abandonar por los insultos”

El 11 de septiembre de 2016 dos policías comenzaron a escoltar a Jesús Tomillero cada vez que salía a la calle en la Línea de la Concepción (Cádiz). El árbitro de 25 años fue el primer colegiado del fútbol español que reconocía en mayo de 2016 su homosexualidad públicamente y que se retiraba del campo por los insultos homofóbicos que recibía por las redes sociales, además de las agresiones en partidos y amenazas de muerte que hicieron que no quisiera volver a pisar el campo. Dejaba atrás su verdadera pasión desde que tiene memoria. Ahora junto a otros miembros de su asociación ‘Roja directa Andalucía LGTBI’ ayuda a otras personas que pasan por la misma situación. El próximo jueves, 2 de julio, ofrecerá una ponencia virtual para los jóvenes ceutíes sobre ‘Diversidad y Deporte’ a las 19.30 horas a través de Google Meet.

–¿Cuándo empezó en el arbitraje?

–Empecé en el mundo del arbitraje con 11 años, pero ahí lo que yo pitaba eran partidos de niños chicos hasta los 16 o 17 años. A partir de los 18 mi carrera era ya más profesional y disputaba a nivel regional hasta tercera división, ya en liga nacional. Para mí el arbitraje significaba todo.

–Parece que en el fútbol sigue siendo un tema tabú la homosexualidad. ¿Cómo ha afectado esto a su carrera?

–Yo consideraba que era una cosa normal y que no tenía por qué contar que era homosexual. Pero en 2016 en un partido me vi cara a cara con la homofobia, bifobia y transfobia, verdaderamente me chocó mucho. Después del partido, denuncié la agresión a la Federación Andaluza de Fútbol y a la Policía Nacional. Y entonces empezaron las amenazas. Además de que en ese momento pues no conté con el apoyo de la Real Federación Andaluza de Fútbol ni con la Real Federación Española de Fútbol con lo que me vi en una cuerda floja y entre la espada y la pared. Me vi obligado a abandonar lo que tanto me gustaba y lo que tanto amaba hacer, que era arbitrar.

La Ley del Deporte no contempla la homofobia y debería transformarse radicalmente”

–¿Cuál cree que fue el peor momento vivido en un partido?

–Hubo varios, pero uno de los peores fue cuando eché del campo a un jugador por haberme llamado maricón. En el vestuario me agredieron y me insultaron. Además, de las muchas amenazas de muerte e insultos en redes sociales y gritos durante los partidos de: “¡Retírate maricón!”. Incluso, por parte de otros árbitros. Eso me hizo exponer abiertamente en redes sociales mi condición para que ningún deportista o árbitro más pasara por lo mismo. Una cosa que me impactó muchísimo era una foto que me mandaron a través de las redes sociales de un hombre muerto con varios tiros en la cabeza. Todo eso te lleva a un punto que piensas que no merece la pena seguir de árbitro.

–¿Cómo cree que debería transformarse el fútbol?

–El deporte en general. La Ley del Deporte no contempla la homofobia. Igual que hay sanciones por cánticos racistas, tendría que haberlos por gritos homófobos. Yo llevaba desde los 11 años arbitrando, y de repente no puedes ejercer porque no se nos ampara. De hecho, fui invitado al Parlamento Europeo para exigir una ley que nos proteja a todos los deportistas y para erradicar todo este tipo de fobias. En 2017 fui invitado a unas conferencias en Ámsterdam contra la homofobia en el deporte. Se firmó un convenio incluso contra la homofobia en el mundo del fútbol.

–¿Eso fue lo que le hizo crear la asociación ‘Roja directa Andalucía LGTBI’?

–Todo esto me hizo más fuerte para crear la asociación y ayudar a otras personas. Trabajamos en todos los ámbitos sociales y también en el deportivo para que ningún deportista ni otra persona de nuestro colectivo sufra ningún tipo de odio más.

–¿Cuál es el mensaje que va a transmitir durante la ponencia?

–Lo que realmente me interesa y lo que queremos es ayudar al máximo número de personas posible, al máximo número de deportistas, para que por fin vivamos en una España libre y en la que las personas LGTBI tengan cabida en el deporte. Y ese es el mensaje que me gustaría transmitir: que no están solos.