Categorías: Opinión

Los indeseables pueden tener razón

Acaso en lo único en que estamos de acuerdo respecto de los MENA, de la inmigración ilegal de marroquíes en nuestra ciudad y del empadronamiento de ciudadanos marroquíes en Ceuta es que Marruecos siempre juega con sus propias reglas. Ignora olímpicamente las leyes, las normas y los reglamentos de los demás países, siempre y cuando no les favorezcan. Pero lo que más llama la atención no es la postura de los gobernantes marroquíes, por ser muy conocida, sino las opiniones encontradas de los ceutíes respecto del comportamiento de Marruecos con Ceuta. Nada de sutiles diferencias, sino que hay opiniones diametralmente opuestas unas a otras, lo cual no deja de sorprender a un observador atento.
Cierto es también que hay gente que prefiere creer lo que quiere ver y no lo que está a la vista. Y lo que está a la vista es que la población extranjera en Ceuta subió casi un 13% en un año, según noticia aparecida en este diario en diciembre pasado, recogida en la memoria del CES. En concreto, en Ceuta la gran mayoría de extranjeros con residencia legal en 2010 era de África, de los cuales casi el 80% son de Marruecos. Todo ello lleva a una densidad de población de 4.589 personas por km2, una de las más altas del mundo. Esa densidad tiene su cara perversa, conocida por todos, por lo que sería ocioso traerla aquí.
Respecto de los MENA, la opinión mayoritaria de la ciudadanía ceutí es que sean devueltos a Marruecos en virtud de los Tratados de España y Marruecos sobre la readmisión de menores firmados en diciembre de 2003 y 6 de marzo de 2007. Además se ha sabido, mediante denuncias, que la mayoría de esos niños tienen padres reconocidos y localizados, pero han optado por enviar a sus hijos a nuestra ciudad en virtud, también, de la estupidez de las autoridades ceutíes por el prurito de no ser tachados de xenófobos o de racistas, como así ha sucedido. No pocos padres españoles pueden darles a sus hijos una educación de calidad o superior por carecer de recursos económicos y, sin embargo, estamos pagándoles a los menores marroquíes un internado gratis total, cuando la inmensa mayoría de ellos procede de hogares perfectamente estructurados en Marruecos.
Tal vez sea, como nos recordaba el poeta T.S. Elliot, que “el género humano no puede soportar mucha realidad”. Y la realidad de nuestra ciudad nos supera y lo políticamente correcto nos plasta como una losa. Ya ve, amable lector, que hay quien, nada menos, ha tildado de “repugnante cacería” el hecho de tratar de devolver a esos menores a su país. Asimismo, el periodista Dani Vicente, el viernes pasado, deslizaba en su entrevista a Marhoum y en sus “comentarios” expresiones como “el dedo acusador de la intolerancia”, “convertir hechos aislados de una minoría en una verdad generalizada con el único fundamento del racismo”, y así en este plan, como diría el maestro Umbral.
Sin embargo en la entrevista que Dani Vicente le hizo a Mohamed Marhoum, en su día acogido por la Ciudad como un menor no acompañado, Marhoum dice que “mucha gente no sabe que esos chavales saben que su futuro está ligado al de su familia. No iban a robar sabiendo eso”. Más claro, el agua. Por supuesto que todos los ceutíes sabemos que esos niños aspiran a obtener la residencia y así traerse a sus familiares más directos. Marhoum, seremos cualquier cosa menos ingenuos o estúpidos. No nos tomes por tontos. De lo que se trata, en efecto, es que los que no tenían familias, pero una vez residenciados aquí y concedida la nacionalidad, por arte de ‘birli birloque’, ¡oh, milagro!, aparecen las familias y solicitan su reagrupación.
Al margen de que nos cuesta un dineral mantener dignamente a esos menores en estos tiempos de escasez de fondos, no es menos cierto que mediante estos MENA, junto con los citados empadronamientos y los ilegales marroquíes que se han asentado aquí, Marruecos –ya lo dijo en su discurso al Parlamento el nuevo primer ministro marroquí de extracción política islamista, Benkirane– trata de asentar la mayor cantidad posible de marroquíes legales o ilegales para, en un futuro más menos próximo, reclamar en los foros internacionales las ciudades de Ceuta y de Melilla.
Así que incluso quienes son calificados de ‘indeseables’ por los que reparten carnets de demócratas pueden tener razón en este asunto. Un individuo no hace una invasión, de acuerdo, así como una bañera se llena gota a gota y a nadie se le ocurre decir que hay una inundación. Pero al final se desborda.

Entradas recientes

El Sporting juega bien pero cae en Cádiz (2-1)

El Sporting Atlético de Ceuta no pudo conseguir nada positivo en su visita al campo…

29/09/2024

Túnel España-Marruecos: sismómetros para estudiar el fondo marino del Estrecho

El Gobierno de España ha sacado a licitación recientemente el arrendamiento con opción a compra…

29/09/2024

El Puerto deja escapar el triunfo al final

El CD Puerto no pudo conseguir su tercera victoria consecutiva de la temporada, a pesar…

29/09/2024

Este es el aviso del SEPE para los parados mayores de 52 años

“Los beneficiarios del subsidio de mayores de 52 años deberán presentar cada año una declaración…

29/09/2024

Albares ante el Congreso: presión migratoria y acuerdos con Marruecos

El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, comparecerá la próxima semana…

29/09/2024

El BM Ramón y Cajal pierde en su debut ante el BM Algeciras (21-38)

El Balonmano Ramón y Cajal de Primera Nacional femenina no comenzaba con buen pie su…

29/09/2024