Los ceutíes siguen apoyando a Vivas

Algo tendrá el agua cuando la bendicen”. Así reza el dicho popular, pero que es perfectamente aplicable al presidente Vivas porque después de casi catorce años de gobierno, tres victorias por mayoría absoluta y la que está cayendo tanto a nivel nacional como local,

resulta que la encuesta que publicamos en nuestra edición de hoy no solamente le vuelve a dar la mayoría absoluta, sino que además sigue estando a una gran diferencia de las restantes fuerzas políticas. Sería la cuarta, y además con una horquilla entre los quince y dieciséis escaños. Por ello, a pesar de que la oposición hable y hable en los plenos, o utilizando cualquier medio informativo, y quieran hacer ver que los ceutíes no están con el presidente Vivas, esta encuesta viene a desmentirles clara y tajantemente.
Cierto es que no es fácil ser miembro de la oposición en Ceuta, porque a pesar de los intentos por destronar al presidente Vivas, desde casi al día siguiente de su toma de posesión, renueva y renueva la confianza de los ceutíes. En la desesperación propia de la oposición, en muchas ocasiones, ya ni siquiera ponen en duda la gestión del presidente, sino que atacan frontalmente a los votantes que le han dado la confianza desde el año 2003, fecha de su primera mayoría, hasta ahora. Como si los votantes que acuden al colegio electoral y meten en el sobre una papeleta que lleva arriba las siglas del PP y la gaviota y donde figura como número uno de la candidatura Juan Vivas fueran de segunda categoría y no tuvieran la misma preparación o el mismo intelecto que quienes les apoyan. Los ciudadanos son todos iguales a la hora de votar y cada uno decide apoyar a quien cree que mejor puede atender las necesidades de su ciudad, como es el caso que nos ocupa.   
El presidente Vivas, en la práctica, no se ha desviado en su manera de entender la política a lo largo de estos casi catorce años. Estableció un método de funcionamiento y salvo circunstancias excepcionales, ha sido siempre fiel a esa manera de entender el cargo que ocupa, que como muchas veces ha afirmado, le gusta autodefinirse como servidor público.
Normalmente, aunque no haya problemas en el mandato de un político, simplemente por el hecho del propio desgaste que tiene el poder, los ciudadanos muchas veces votan otras opciones. Sin embargo, en esta encuesta realizada por SIGMADOS, lo cierto es que no se denota ningún tipo de desgaste, porque bajar entre dos o tres escaños, no olvidemos que aún quedan ocho meses para las elecciones autonómica, no es ningún desastre electoral.
En todo caso, desastre electoral será para las demás fuerzas políticas. No solamente en intención de voto permanecen a años luz de las previsiones que apuntan para el Partido Popular, sino que además en número de escaños, como mínimo, al segundo, que sería el Partido Socialista, le saca nada más y nada menos que diez.
Pero a lo largo de los últimos años, de manera principal, en la presente legislatura, se han dado una serie de circunstancias que a cualquier observador de la realidad le podría hacer pensar que estaría tocando el fin de los mandatos del presidentes Vivas. Y las circunstancias son muy conocidas. Por ejemplo, la oposición que tanto Caballas como PSOE, ahora con el añadido de la diputada no adscrita Fatima Hamed, han ejercido, están ejerciendo y seguramente redoblarán a lo largo de los próximos meses no está siendo constructiva, más bien todo lo contrario. El objetivo que tienen entre ceja y ceja no es otro que desgastar al presidente Vivas, porque saben que es el gran activo electoral del Partido Popular. Pero como se denota de la opinión de los mil ceutíes encuestados por SIGMADOS, parece que los métodos no han calado entre la población que, en definitiva, será quien tendrá la última palabra el próximo mes de mayo cuando se celebren las elecciones autonómicas. Vivas no ha tenido una legislatura fácil, porque la oposición ha querido montar escándalo tras escándalo y además ha utilizado el camino del Juzgado, que hasta ahora había permanecido virgen en la política de nuestra ciudad, como el arma arrojadiza para desbancar a Vivas de su asiento de presidente de todos los ceutíes.
Pero es que además nos encontramos con otra circunstancia, que a tenor de los resultados, tampoco está influyendo en el ánimo de los ceutíes. Para el Partido Popular a nivel nacional no están soplando buenos vientos en estos últimos meses. A pesar de la recuperación económica que ha logrado el gobierno presidido por  Mariano Rajoy, lo cierto es que los escándalos que se suceden casi todas las semanas, están provocando a nivel nacional un descenso en la intención de voto. Ahí están las últimas encuestas, tanto la publicada el pasado domingo por el diario ‘El País’ como la que ayer puso encima de la mesa el Centro de Investigaciones Sociológicas.
Sin embargo, esas circunstancias que, por lo visto, están influyendo en los votantes del Partido Popular de Algeciras hacia arriba, no han cruzado el Estrecho. Y no lo ha hecho, porque aquí la figura del presidente Vivas cuenta con una consideración muy fuerte entre los ceutíes, les guste o no les guste a muchos. Un maestro y un símbolo de la época histórica de la protección y preservación de la memoria como la región de Andalucía de España. No olvidemos que son muchos los presidentes autonómicos que están expresando a la dirección nacional del Partido Popular que muchas acciones a nivel nacionales les puede repercutir, de alguna manera, dentro de unos meses cuando sean ellos quienes sean los cabeza de lista del partido en las diferentes autonomías y Ayuntamientos de nuestro país.
Pero éso no trasluce en Ceuta. A las pruebas nos remitimos. Si siempre hemos dicho que Juan Vivas en el gran aval electoral de los populares, porque no olvidemos que ha sido el único político en la historia democrática que no solamente consiguió la obtención de la mayoría absoluta, sino que lo ha conseguido ya en tres ocasiones, con todas las circunstancias que están rodeando a la actividad públicas en los últimos años, no solamente hay que ratificarse, sino que además vamos camino de convertirlo en un axioma. Por tanto, una verdad que ya no necesita siquiera de la demostración.