Son muchas las quejas que se han publicado sobre el estado de los pavimentos y lo resbaladizas que son muchas de las aceras, en las que lo más normal es acabar en el suelo. El Paseo del Revellín, la calle Delgado Serrano o la calle Simoa, tras la muerte de aquel vecino, son las que escuchamos con más frecuencia, pero este malestar puede extrapolarse a mucha otras calles de la ciudad. La Marina, e incluso el nuevo paseo marítimo del Chorrillo, se convierten en auténticas pistas de patinaje cuando caen dos gotas de agua. Y es que este asunto de los pavimentos resbaladizos es un problema antiguo cuya solución se está demorando demasiado.
Hace meses que se anunció la intención de realizar un análisis de todo el acerado de la ciudad para establecer cuáles son las zonas que presentan mayor peligro de deslizamiento y, por lo tanto, tienen más riesgo de caídas a causa de los resbalones.
Igualmente, también hace ya meses que se informó de que las medidas que se emprendieran no irían encaminadas a cambiar todo el pavimento sino a implementar algún tipo de producto que convirtiera dichas zonas en un suelo antideslizante. Sin embargo, el responsable del área dice que su departamento ya tiene estudiado el asunto, y que las conclusiones del análisis le han llevado a descartar el uso de productos químicos o pegamentos porque, según él, no sirven. Parece ser que la mejor opción es picar las zonas deslizantes para evitar resbalones, caídas, lesiones y, por supuesto, reclamaciones a la administración competente.
A los ciudadanos nos da exactamente igual que se empleen productos o que se piquen las losas, lo único que nos importa es que comiencen ya los arreglos y dejen de hacerse promesas que acaban durmiendo en el sueño de los justos. Estamos cansados de escuchar y leer las posibles soluciones a las pistas de patinaje que hay por toda Ceuta, y queremos ver la solución implementada. Ante las molestias que todos sufrimos, y ante las que todos estamos demandando soluciones hay que actuar con rapidez y, sobre todo, con seriedad. La ciudadanía está cansada de promesas, quiere hechos.
Esperemos que los recortes no impidan solucionar esta cuestión porque las consecuencias de que comencemos a denunciar cada caída y cada lesión pueden salir mucho más caras que el propio remedio. O a lo mejor, en vez de recoger firmas como los vecinos de Delgado Serrano, al resto de los afectados se les ocurre seguir el ejemplo de los sindicatos y tomar la antesala del despacho del Presidente.