Uno de los edificios más emblemáticos de nuestra ciudad, el Club Natación Caballa, se enfrenta a uno de los peores momentos de su historia desde que vio la luz hace más de medio siglo, concretamente en 1959. La caducidad de la concesión le fue otorgada en 1981 por un periodo de 30 años, y el próximo mes de julio cumple la fecha en la que, legalmente, el inmueble puede ocupar la zona de costa en la que permanece y por la que prácticamente todos los ceutíes han pasado alguna vez.
Su permanencia en esta zona discrepa con el Plan Especial de Protección de las Murallas Reales, por el cual cualquier edificación levantada en la zona deberá ser retirada a fin de poner en valor los bienes patrimoniales recogidos en dicho plan. Lejos de permitir que un inmueble así pueda desaparecer del paisaje caballa, varios socios del club han constituido una Comisión para la concesión administrativa. Su primer paso consistió en recopilar la documentación necesaria para reclamar una nueva concesión, único paso permitido por ley, según explica uno de los miembros de dicho órgano, Miguel Ángel Ríos, “administrativamente no existe la renovación, por lo que la única solución es solicitar una nueva concesión”, explica.
Paralelamente a la recopilación necesaria de los documentos que eviten el posible derribo que se acometería una vez caduque el permiso, la Comisión no descarta ciertas alternativas como el “desafectar la muralla”, la zona donde realmente se produce el problema al estar en área costera. “Vamos a respetar la normativa pero también combinando la armonía con el espacio natural”.
Ríos se muestra satisfecho de la respuesta tanto de Ciudad como de Delegación del Gobierno “que apoyan la permanencia de un club de gran relevancia no sólo para el deporte, sino también para la ciudadanía en general”.
Es el sentir de ambas administraciones, pero también lo es de los ceutíes que no pueden permitirse el lujo de dejar de contemplar un edificio tan emblemático inmerso en el paisaje natural de la costa.
Reconstrucción de la muralla en 1980
Aunque el Plan Especial de Protección de las Murallas Reales exige la demolición de edificaciones que puedan interferir en los bienes patrimoniales, también es cierto que las posibilidades de permanencia podrían incrementarse teniendo en cuenta que parte de la Muralla sobre la que está edificado el Club Natación Caballa no es original, sino que fue reconstruida hace unos 30 años, lo que la exime de una protección exhaustiva como bien de interés cultural.
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