“La lucha contra el terrorismo islamista no se puede convertir en un rechazo al musulmán”

Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura, atiende a ‘El Faro’ tras recibir el Premio Convivencia ¿Es cierto que la voz que suena al otro lado del hilo telefónico, que desea los "buenos días" con suma elegancia pertenece a la de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura? Se podría tratar de una pirueta fantástica que dibuja la mente; o quizá del quiebro taurino de un personaje novelesco; o incluso de una manifestación de locura del periodista. Podría, pero no, pues el timbre, con absoluta certeza, es del escritor peruano quien tiene a bien atender a El Faro y valorar, entre otros asuntos, el Premio Convivencia otorgado la semana pasada.
–¿Puede el Premio Convivencia ser una distinción que le quede menor a todo un Premio Nobel?
–En absoluto, estoy muy agradecido al jurado por este extraordinario premio, sé que lo han recibido personas que merecen todo mis respetos y admiración. Me parece magnífico que haya un premio celebrando la convivencia entre culturas, costumbres y etnias diferentes. Es algo que necesita mucho el mundo de hoy, en especial Europa, en donde hay tantas fricciones y violencias que resultan de los prejucios de tipo racista o nacionalista. Me siento muy honrado con este premio y espero estar a la altura del reconocimiento.
–¿Pisó usted alguna vez Ceuta?
–No he estado nunca y con motivo del recibimiento del premio me hace mucha ilusión conocer Ceuta en vivo, observar sus paisajes, pasear sus calles y deleitarme por estar en un lugar que es la encarnación vivísima de su verdad.
–Acaba de resolver un enigma, el concerniente a si iba a venir o no a esta tierra, y al mismo tiempo acaba de provocar una enorme alegría a sus lectores.
–Absolutamente que iré. Estamos estudiando la mejor fecha para viajar pero de todas maneras voy a ir para agradecer el reconocimiento en persona. Me hace mucha ilusión también el hecho de que el premio incluya la entrega de una escultura de una artista ceutí, Elena Laverón, a la que le profeso profunda admiración.
–En Ceuta, don Mario, conviven, en un porcentaje parejo, musulmanes y cristianos, la ciudad registra una considerable población hindú y además oriundos de China llevan desembarcando en los últimos años para asentarse aquí, en la punta de África, de manera definitiva y para echar raíces, todo ello, salvo excepciones, dentro de un ambiente cordial y pacífico. ¿Qué le merece esta realidad cotidiana que marca a Ceuta?
–Justamente Ceuta en este sentido es un ejemplo para el mundo y en particular para Europa, cómo culturas, tradiciones, lenguas y religiones distintas pueden coexistir pacíficamente y crear un ambiente estimulante en la diversidad, circunstancia que constituye el principio básico de la cultura democrática.
–La amenaza terrorista, en concreto de grupos islamistas o 'yihadistas', parece ir en aumento en los últimos tiempos, de modo que ¿qué papel ha de jugar, don Mario, el Gobierno para proteger a la ciudad y salvaguardar a sus gentes?
–Debe de haber una vigilancia sin fisuras y creciente pues estamos hablando de una plaga que se está extendiendo por Europa pero al mismo tiempo hay que ser conscientes de que los terroristas islámicos representan una pequeña, ínfima minoría y que el mundo musulmán es la víctima mayor del fanatismo y sectarismo de estos grupos de terroristas de origen islámico y que de ninguna manera representan al conjunto de la colectividad musulmana, esto hay que tenerlo muy presente para evitar justamente que el rechazo del terrorismo, que ha de ser total y muy enérgico, se convierta en un rechazo a la comunidad musulmana en su conjunto, lo que sería una total injusticia, porque la verdad es que la comunidad musulmana es la víctima primera del terrorismo islamista, es la que sufre más. Por lo tanto, al mismo tiempo de que debe de haber una política muy enérgica, sin ningún tipo de tolerancia y concesión al terrorismo islámico, es preciso insistir muchísimo en no identificar a los terroristas con toda la comunidad musulmana.
–Don Mario, en otro orden de asuntos, está usted inmerso en la vorágine final previa a la publicación de El héroe discreto, su nueva novela, ¿no es verdad?
–Así es, justamente en estos días estoy corrigiendo pruebas, va a salir a mediados del mes de septiembre, en concreto entre el 12 y el 15, tanto en España como en América Latina. Es una novela que está ambientada en el Perú de hoy en día, un país que está viviendo un proceso muy interesante de transformación, de crecimiento económico, algo que es muy positivo, pero que, no obstante y al mismo tiempo, está soportando también un crecimiento de la delincuencia muy negativo y un auge en el problema del narcotráfico. Aparecen en esta historia otros personajes que mis lectores ya conocen de otras novelas, como Rigoberto o Lituma.
–Disculpe la íntima confesión, pero me gustaría concluir agradeciéndole que usted me haya regalado algunos de los mejores momentos de mi existencia.
–Pues estoy conmovido, muchas gracias y desde luego que ésas son las mejores palabras y elogios que se le puede dedicar a un escritor.