Categorías: Sucesos y Seguridad

La diferencia está en las millas

¿Interceptó la Guardia Civil en aguas españolas la embarcación que pilotaba el italiano Franco O. y en la que se almacenaban más de mil kilos de hachís?, ¿o lo hizo en aguas internacionales?

Si la respuesta afirmativa se corresponde con la segunda cuestión, cabría aplicar la resolución acordada por el Pleno de lo Penal de la Audiencia Nacional este mismo año, en base a la cual se declaró no competente para investigar delitos cometidos por extranjeros en aguas internacionales, en aplicación a la nueva reforma de justicia universal aprobada por el Gobierno.
En este caso, el acusado es italiano, la goma que patroneaba tiene bandera extranjera y, según intentó ayer recalcar su Defensa ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, fue detenido por el Servicio Marítimo de la Benemérita en aguas no españolas. Para intentar resolver esta incógnita, el tribunal ha ordenado que se libre un oficio a la Guardia Civil para que, a modo de prueba documental, técnicos en la materia determinen si las coordenadas en las que actuaron sus agentes están o no dentro de aguas españolas. A la espera de esta prueba, que motivó ayer la suspensión de la vista oral hasta el próximo 26 de noviembre, la Sala sí que tomó ayer declaración al acusado y a varios guardias civiles que, de una u otra manera, participaron en el decomiso de la droga, en febrero de este año, en el marco de una operación llevada a cabo por la Dirección Antimafia de Italia, conocedora de que se estaba  detectando una notable entrada de hachís con el objetivo de abastecer el mercado de Roma.
El acusado, que trabajaba en una empresa de transporte de embarcaciones en Italia, manifestó que llevaba 30 años trasladando lanchas de puerto a puerto. Y eso es lo que, según su versión, hizo ese 26 de febrero, antes de ser detenido por el Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Su papel, dijo, era el de mero transportista, supuesto confiado y desconocedor de que portaba 1.100 kilos de hachís ocultos en la embarcación. Su misión era la de trasladar esa embarcación desde Kabila hasta Cerdeña, tarea por la que cobraría 3.000 euros. Sin haber firmado contrato alguno, sin tener siquiera el teléfono de la persona a la que tenía que entregar esa goma, habiendo firmado unos papeles sin leer su contenido... el acusado llevó a cabo los pasos sin considerar que fueran sospechosos.
La Guardia Civil recibió aviso de la existencia de una lancha cargada de droga y terminó localizándola a 9 millas de Ceuta. Según uno de los agentes, comprobaron que en la lancha había varias personas y que se estaba produciendo un trasvase de mercancía desde otra embarcación a la ocupada por el acusado, quien habría intentado darse a la fuga haciendo maniobras evasivas. Éste negó los hechos y más bien escenificó la actuación de los agentes del Marítimo como una película de piratas. Tras insistir en más de una ocasión en que se le detuvo en aguas internacionales -algo a lo que se aferra por lo marcado en el GPS de su embarcación-, dijo que paró nada más ver a la Guardia Civil, ya que antes no había oído ni visto sus señales de advertencia, que no intentó escapar y que se vio asediado por unas personas que le apuntaron con una pistola en un acto propio, dijo, “de piratería”. Ésos eran los guardias civiles. Ni sabía nada de la droga, pero sí que la detención se produjo fuera de la jurisdicción española.
Las coordenadas a las que alude el italiano no son las mismas que contiene el atestado de la Benemérita, en el que se narra otra historia más alejada de la accidentada y casual que dibujó ante el tribunal de la Audiencia el acusado, que se encuentra en prisión preventiva desde los hechos.
¿En qué punto actuó la Benemérita? Habría detectado la lancha a 9 millas y a partir de ahí se iniciaría una persecución. El límite de las aguas internacionales lo marcan las 12 millas, la clave estaría en donde exactamente terminó siendo intervenida la droga. El agente del Servicio Marítimo que declaró insistió en que, en base al GPS de la patrullera, estaban en España; visión que choca frontalmente con la del italiano.
Sí quedó claro por la testifical de dos guardias civiles que fueron instructores del atestado y que ahora están destinados en Málaga, que la Guardia Civil hizo este servicio por mera orden cursada al recibirse información de las autoridades italianas de que la lancha cargada iba a salir de Marruecos. Quedó claro que la detención del ahora acusado formó parte de una investigación criminal mucho mayor y de ámbito internacional, punto al que también se agarra la Defensa para intentar que la de Ceuta termine inhibiéndose en favor de la Audiencia Nacional al no ser competente.

Una operación mediática

Los medios de comunicación italianos se hicieron eco de la intervención llevada a cabo en Ceuta pero también de toda la fase de investigación que había detrás. Se trataba de un golpe sobre el que venían trabajando las fuerzas de seguridad italianas, así que la intervención se llevó a cabo bajo las directrices de la Dirección Antimafia. No fue casual que se supiera que la embarcación había llegado a Marruecos, ya que hubo seguimientos de todo tipo, también aéreos y pinchazos telefónicos para conocer el desarrollo del operativo. Hubo control sobre la embarcación que iba a salir cargada desde Marina Smir para llevar la droga hasta Ibiza, desde donde se agenciaría la ruta hacia Civitavecchia, explicaron en su día. En los videos de la intervención que se difundieron, se apreció el seguimiento aéreo que hubo sobre la embarcación, que finalmente, tras ser detectada por el SIVE, terminó interceptada por el Marítimo de Ceuta. Los agentes italianos también grabaron el desembarco y localización del hachís en pleno puerto deportivo, así como la detención del patrón de la lancha, a quien ahora se le pide 6 años de prisión. Cada uno de los detalles del operativo tuvo una repercusión mediática en una Italia en la que se están produciendo varios golpes importantes contra el narcotráfico. Entre los cinco detenidos en la operación figuraban un vigilante jurado del puerto a donde llegaban los estupefacientes cargados en Marruecos, para ser distribuidos en Roma. El papel de la Benemérita ceutí fue el de cooperar con la seguridad de Italia.

archivo La droga intervenida en la lancha.

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