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La demandante se lesionó tras meter el pie en un boquete sin señalizar tras la retirada de un bolardo en Grupos El Rocío
Casi 20.000 euros. En concreto, 19.999,82. Eso es lo que tiene que pagar la Ciudad tras haber sido condenada por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2, al considerarla responsable de las lesiones sufridas por una vecina de Grupos El Rocío tras caerse en la vía pública debido a las malas condiciones del acerado. La demandante, cuyos intereses han estado defendidos por el abogado Jorge Gil Pacheco, se lesionó cuando transitaba por la barriada e introdujo el pie en un socavón que había en el acerado, como consecuencia de la falta de un bolardo que había sido retirado sin ser reemplazado y sin haberse tapado el boquete.
Tardó 191 días en curar la lesión, vinculada directamente al estado de la vía cuya protección es obligada por la Ciudad Autónoma, que debe garantizar que esté en buenas condiciones. De hecho se ha demostrado un nexo causal claro entre el accidente y el funcionamiento del servicio público.
La Ciudad, que se opuso al pago al considerar que no había relación entre una situación y otra, no solo pierde la batalla contra el ciudadano sino que, además, es condenada a costas. El Contencioso estima así el recurso interpuesto por la demandante contra la resolución que en primera instancia dictó la Ciudad.
En la sentencia a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso El Faro, se hace constar la valía de un reportaje fotográfico aportado por la víctima de estas lesiones así como el contenido de la declaración de tres personas que se encontraban en el lugar de los hechos cuando se produjo el siniestro.
El estudio de las imágenes ayuda a dejar constancia del “deficiente estado de conservación” del acerado, “a tenor de lo dispuesto en el art. 6.4 de la Ordenanza de Accesibilidad” ya que, reza la sentencia, el boquete existente estaba desprovisto de la protección y porque excedía de manera ostensible y apreciable a simple vista el desnivel permitido entre dicho hueco con el resto del pavimento.
Las declaraciones de los testigos también se han tenido en cuenta, tratándose de referencias “claras, coherentes y verosímiles”. Se trata de personas que vieron cómo se produjo la caída tras introducir el pie en el boquete y en el caso de una de ellas hizo referencia a que días antes de la caída llamó a la Policía para que taparan el hueco por el peligro que representaba.
En su valoración el magistrado alude a la “perfecta compatibilidad entre las lesiones causadas y la mecánica comisiva narrada en la demanda” por lo que se deduce sin duda alguna que las lesiones estuvieron directamente relacionadas con el estado de la vía, por lo que la responsable de las mismas es la Administración.
“Los daños se debieron al funcionamiento anormal de un servicio público municipal en el sentido amplio con que lo entiende la jurisprudencia, como comprensivo de toda actividad de la Administración sometida a derecho administrativo, teniendo en cuenta que correspondía a los servicios técnicos de la Administración local velar, poniendo los medios personales y materiales necesarios, para que el tránsito por la vía pública se encontrara en las debidas condiciones de seguridad”, expone el magistrado quien, además, añade la no existencia de señalización del peligro que representaba ese boquete y la no adopción de medidas de seguridad.
Responsables por la falta de responsabilidad
La cadena de sentencias condenatorias a la que se enfrenta la Ciudad en materia de servicios públicos no cesa. Caídas por el mal estado del acerado, por falta de preucación y cuidado de determinadas obras, por lo resbaladizo del pavimento... son condenas con cargo a las arcas públicas y que tienen su origen en la falta de responsabilidad. A la propia Administración se le hace responsable por no haberlo sido antes, por mantener acerados en malas condiciones que pueden provocar caídas o por no ser más rápida a la hora de dar una respuesta que evite la peligrosidad en el ciudadano.
En materia de accesibilidad la ciudad es un desorden, se permite todo, aceras ocupadas totalmente por terrazas, algunas sin permiso, obstáculos en fachadas y en cualquier zona de la acera, vados mal ejecutados, cuando existen, porque hay pasos de cebra que ni tienen vado, incluso hay papeleras mal colocadas, según esa ordenanza de accesibilidad. No se cuida la ciudad, aunque se vende humo, cuando se quiere con este tema. No se controla ni esta ni ninguna otra ordenanza,