Te veo constantemente sentado en tu sillón.
Te veo en mis rutinas, mi perseverancia y cuando soy organizada, en el orden y en el desorden porque lo odiabas.
Veo tus ojos en los míos cuando me hago una foto.
Te veo en las olas, te veo en tu coche, y cuando salgo de viaje.
Te veo en sueños, el único lugar donde puedo estrujar tu cara entre mis manos y darte un beso.
Te veo en tu mesa con tus gafas y tu sonrisa cuando voy por tu trabajo.
Te veo en tus cosas, esas que aún siguen como las dejaste, como sigue la vida aunque ahora no tenga mucho sentido.
Te veo en otras personas que se parecen a ti y, por un segundo, me consuela imaginar que es verdad.
Te veo sentado delante de mí por las calles y el pasillo, y en algunas canciones.
Te veo durmiendo cuando paso por delante de tu habitación.
Si te dijera en qué momentos te echo en falta, entonces no acabaría.
Te oigo cuando estornudo, cuando están los armarios abiertos, o cuando hay una peli sensiblera.
Te veo en mi torpeza con la tecnología y las manualidades, así como saludarme cuando me despierto de la siesta.
Oigo perfectamente tu risa, y veo perfectamente tu cara tan tierna con tus pequeños ojos achinados.Te veo por última vez. En cambio, no puedo verte en fotos.
Te veo en mí, pero tú infinitamente mejor. Eras serenidad, valentía, perseverancia, nobleza, formalidad, fortaleza, voluntad, dulzura, complicidad, ejemplo.
La calma, la paciencia, la ternura, el respeto, la integridad, la disposición, la cordialidad, la constancia.
Eras silencio y eras humor. Eras la lógica y la sabiduría. Puntualidad, sencillez y discreción, hasta para irte.
Dicen que no muere quien se va, sino quien es olvidado.
Yo no puedo recordarte, porque siempre estás presente.
Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros, y tú te fuiste como un héroe.
Nosotras solo seguimos intentando saber cómo se sigue después, con el vacío de todo lo que te llevaste y que no se llena con nada...
Lo conocí poco por las circunstancias de la vida pero a estas alturas creo que lo conozco más gracias a buenos amigos comunes que lo conocían bien y que me han hablado de la buena persona que emanaba de Él y sobre todo por la maravillosa hija que tiene y que encima tengo el honor de que sea mi nuera por parte de mi hijo mayor. Ahora toca (como buena hija que eres) cuidar de tu madre porque para eso están la madres ...
Mi querida Paolinha (Joao nos ha acostumbrado a llamarte así), es un precioso homenaje el que acabo de leer y que has hecho a tu amado padre digno sin duda de nuestra consideración más distinguida de toda nuestra familia . Que esa continua presencia y visiones de El, te sigan cultivando en la vida para continuar con ese ilustre legado que ha dejado y que sin duda cumples a diario porque así me consta y lo vivo día a día. Un beso de tu suegro, de toda esta familia y otro igual para tu madre.