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El espectáculo del desconocido

Hablar de Rachid Ahmed es hacerlo del desconocido. De hecho ayer, cuando decidió utilizar el Palacio de la Asamblea para ofrecer un auténtico espectáculo, terminó protagonizando la primera de las noticias en las que, al menos, ha invertido algo de esfuerzo.

Que lo haya hecho con poca vergüenza y ausencia de autoridad moral lo explicaremos más adelante.
Ahmed, el desconocido, mudito en los plenos, sin gestión relevante alguna salvo estar 7 años y medio a las faldas del PP, anuncia que deja el Gobierno y el partido al que se aferró, “harto” de Vivas y de la “corrupción”.  Por una vez en su historia política, breve pero bien remunerada económicamente, Rachid Ahmed mostró su auténtica cara y su interpretación de lo que es la política. La suya particular, la que solo entiende esa labor como una forma de ganar dinero. No es ésta una consideración gratuita, ni mucho menos. Ahmed dice marcharse por lo que entiende él como ‘tener dignidad’, pero lo hace manteniendo su escaño, es decir, garantizándose 1.200 euros al mes al quedarse con algo que no es suyo: una representación que obtuvo porque formaba parte de unas listas cerradas, las del PP.
El desconocido, que hace tiempo que debió esconder bajo tierra la vergüenza, dice que ese escaño le pertenece porque lo ha logrado con sus votos. ¿Cabe mayor atropello al sentido común que el cometido por quien solo ha demostrado ser un parásito de la política? Seguro que cabe. Esto no ha hecho más que empezar y Ahmed seguirá haciendo lo único que parece sabe hacer: amenazar, lanzar acusaciones veladas e injuriar.
Ahmed, a quien nadie conoce, tiene la osadía de poner propiedad a los votos, apropiarse de un logro del partido y de quien encabeza la lista del PP, aunque él tanto lo odie, y de quedarse tan campante cobrando los 1.200 euros en vez de marcharse a su casa y dedicarse a trabajar. Con esta actitud solo demuestra que además de ser un mentiroso, parece que no sabe vivir de otra forma que no sea recibiendo los emolumentos directamente de las arcas municipales. Valiente elemento se colocó en el PP.
La comparecencia de Ahmed fue un grito a la indecencia se analice por donde se analice. Indecente es decir que se va porque quiere ir por la calle con la cabeza bien alta o por vergüenza. Nada de esto sirve en un hombre que siempre se ha caracterizado por no mostrar su auténtica cara, por amenazar si no se le seguía manteniendo en las listas, por adueñarse de los principios de quien le llevó al lugar que ahora ocupa. Todo esto lo ha prostituido de tal forma que sus proclamas ni las cree nadie ni, mucho menos, pueden respetarse.
Ahmed es un tránsfuga que ha optado por dejar aparcada la dignidad a su manera, convirtiendo la vida política en su sueldo hasta final de legislatura, fecha en la que ya iremos conociendo a qué partido ‘engaña’.
Indecente fue su comparecencia, pero también cobarde. ¿Cómo puede hablar de corrupción con esa vaguedad siendo usted además abogado? Mal ejemplo da a los demás profesionales quien se aventura a hablar de imputados considerándolos ya condenados o quien olvida, premeditadamente, que hay casos que se han archivado. ¿Qué ejemplo puede dar ante los demás, sino es el de un vulgar picapleitos?
Ahmed dice marcharse harto de la corrupción del PP a nivel nacional y local. ¿Qué casos, qué personas, qué historias conoce este picapleitos que no es capaz de acudir directamente a la Fiscalía? Es muy grave, es cobarde, resulta insultante que dé estos pasos  de forma tan descarada. Ni como ciudadano tiene explicación, pero mucho menos  la tiene como letrado.
La situación se agrava porque además Ahmed ha sido miembro del Comité de Derechos y Garantías del PP, pero nunca puso en conocimiento esas historias que parece ser que conoce pero no cuenta. Oiga, usted es un cobarde del que todavía no sabemos a qué obedece el paso dado. Pero, como bien decía ayer Yolanda Bel, el tiempo pone a cada uno en su sitio. Y a usted ya nos encargaremos de verlo en otras filas, con otros intereses pero con los mismos objetivos: cobrar del dinero público para seguir viviendo de la política.
En 14 años ningún miembro del PP en Ceuta ha sido condenado por corrupción. No obstante, el desconocido del PP se tira a la piscina distribuyendo los casos en el partido al que hasta hace horas pertenecía. ¿Nada tiene que decir al respecto?
El espectáculo de quien ha vivido mantenido durante 7 años y medio, no por el PP sino por todos los ciudadanos, es digno de enmarque. Nunca un trepa como usted consiguió dar tantos titulares preñados de odio, rencor, poca vergüenza y mal hacer. Fíjese qué curioso, reclama de los demás lo que usted no tiene. ¿Quedará algo de dignidad?

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