Ahora Celaya es como Juan Sergio Redondo. Es lo que dice el PSOE. Lo dice a colación del manido asunto de los menores. Como si en el fondo aquí, a la clase política, le importara algo disponer de una política migratoria acorde con la realidad que vivimos y la que está por venir.
El bloqueo existente en torno a la reforma de la Ley de Extranjería es lo más vergonzoso que se ha visto. Que quienes gobiernan o aspiran a ello sean incapaces de resolver una de las cuestiones más graves que afecta además a todo el Estado dice mucho del nivel de gestión al que estamos entregados.
La postura que está adoptando el PP es insultante, aunque tomar al diputado por Ceuta como cabeza de turco para intentar hacer política suena ciertamente bajuno. Es evidente que el diputado tiene que seguir las líneas rojas de su partido, salvo que busque un suicidio político votando por libre. ¿Recuerdan a los socialistas con aquello de “echar a los mercaderes del templo”? Parece que se olvidan pronto de las advertencias que ellos mismos lanzaban contra los suyos.
Todo se resume en pura política, bien poco interesa regular la inmigración. Hoy tenemos cuarteles que se caen a pedazos y el Ministerio de Defensa dependiente del Gobierno de España no ha sido capaz de cederlos temporalmente y adaptarlos para no tener a menores dentro de naves, por ejemplo.
¿Recuerdan aquella propuesta de utilizar espacios en desuso? La ministra Robles disfruta mucho cuando gira visita a la ciudad, pero cuando se tocan asuntos de peso parece que ya la cosa cambia. Casi mejor que se sigan cayendo las instalaciones militares antes de emprender una acción urgente basada en la enorme presión que hasta el mismo gobierno dice reconocer.
El problema no es Celaya, escupir para arriba suele tener riesgos.