Estamos muy cerca de la Navidad o al menos eso es lo que pretende comunicar los escaparates de Zara con el estilo neoyorquino y ecléctico de las mejores tiendas del Soho. Sus estilizadas siluetas, perfectamente vestidas hasta el más mínimo pliegue en cualquier rincón del mundo, anticipan una realidad en las fechas que asumimos incrédulos, cuanto menos abrumados por la rapidez con la que las hojas caen del calendario.
Tropezar con la palabra Navidad, transcrita en inglés, porque este detalle estilístico siempre otorga un cierto grado de notoriedad en las vidrieras comerciales, produce cuanto menos un shock. Todavía no repuestos del atracón mochilero y la fuerza del viento, la sutileza de la caligrafía impresa en el cristal nos transporta automáticamente al polvorón, la familia, los regalos y a esa extensa letanía de obligaciones, algunas impuestas, para con uno mismo y los demás. Nunca, creo no equivocarme al respecto, la Navidad había llegado tan pronto a la calle comercial por antonomasia de la ciudad.
Es como tropezar estos días con el ministro de Educación Ángel Gabilondo. No llega a ser un shock pero el hecho tampoco pasa inadvertido. Primero, naturalmente, por la cobertura de su visita en los medios de comunicación. Después por la efectividad de sus palabras, discurso o conjeturas varias, donde quizás a mi modestísimo entender, me quedo, resaltaría esa “E” de Educación. La “E” de Empleabilidad. Y es que hay que vEr los caminos inescrutables que pueden llegar a tomar las palabras de un político.
Cuando el respiro en la tasa de paro ha durado, pues eso, un suspiro, parece que la única solución sea la “E” de Educación. La misma “E” que varía año si, año también. Con protocolos y modificaciones que únicamente crean incertidumbre en esa inmensa franja de edad que ronda la “E” de estudiar. Hincar los codos es una necesidad para luego poder trabajar con la “E” de poder es querer.
Lamentablemente no basta con querer.
Desde luego es una estrategia tremendamente publicista asociar en estos tiempos educación y empleo. Que por otro lado no deja de ser cierto, pero además desvela las enormes lagunas educativas que el sistema español ha venido llenando todos estos años. Cuando la visita de un ministro se traduce a titulares tan obvios no hace falta haber estudiado ninguna carrera universitaria, ni haber cursado ninguno de esos módulos tan interesantes, para saber que algo y muy gordo falla. Presupuestos y voluntades nunca faltan, pero proyectos con la “E” de estables siguen siendo la asignatura pendiente. No sólo en esta ciudad. Porque aquí todo el que desembarca o aterriza, además de bien recibido y dejarse sorprender por la corriente multicultural, pretende explicarnos cuáles son nuestras grandezas y carencias sociales. Gabilondo creerá habernos relajados en temas educativos claramente vergonzantes para nuestra ciudad, quien lleva soportando estoicamente la falta de centros, plantillas docentes, resumiendo, eternas precariedades. Aunque según parece, antes de partir, lanzó la responsabilidad a la Administración Local. ¿Alguien se atreve a describir cómo quedó la ejecutiva en pleno según estas supuestas afirmaciones? Sobre todo, ¿podrá llegar alguien a esta ciudad con soluciones tangibles a corto plazo sin que el gobierno local sude la corbata en la foto?
Desgraciadamente la situación social que atravesamos convierte al que no ha podido o no ha tenido los medios necesarios para cursar una carrera en una persona sin proyección laboral a largo plazo, siendo prioritaria su reinserción en los libros con la finalidad de lograr esa “E” de empleo.
Yo me pregunto dónde quedaran insertados en sus mapas de política social el resto de españoles abocados al trabajo. Los mismos que, por ejemplo, pegan Merry Christmas en un cristal o envuelven las compras navideñas. Los que trabajan en condiciones precarias, con sueldos mínimos. Los empresarios medianos o muy pequeños. En definitiva todo esa mayoría que forman el motor de un país mal gestionado. ¿Estamos forjando tal vez una clara división con el único fin de distraer las cifras? Evidentemente la formación es un pilar fundamental, un pilar que en ocasiones ni ustedes mismos logran sostener. Con “E” de sostén. Y con todo lo que han estudiado, ¿no?.