Complicado

L a mayoría conocemos que en el diario decano de Ceuta “El Faro”, se cuenta con un Blogs donde los colaboradores postean sus escritos. Quien así lo desee,  puede leer lo que los altruistas colaboradores del diario llevan años, quizá meses y otros menos tiempo, en el difícil arte de intentar llegar al lector. En cada artículo o “post”, se da opción al ciudadano a que exprese su opinión utilizando para ello un “Nick” o apodo que, en principio, no lo identifica. No tiene ninguna importancia el hecho en su extensión ni en su contenido. Es posible que la verdadera cuestión de fondo y de suma relevancia sea que, aun siendo supuestamente real la situación que los colaboradores plasman en sus escritos, se produzcan comentarios de tan bajo nivel y menos sentido común. Las críticas son tan necesarias que su necesidad se mueve en los recovecos de la intención. Ya lo dejó escrito Demóstenes en su cita:-“Cuando una batalla está perdida, sólo los que han huido pueden combatir en otra”-.
En mi anterior artículo titulado ¿y ahora qué?, un aficionado da muestras, de inicio contrarias a sus intenciones y donde se tambalea entre lo que le interesa decir y lo que realmente piensa, manifestando: (…) no es que se acepte el resultado de la asamblea que se hizo en ese momento, pero allí se aprobaron los presupuestos de la anterior etapa, los cuales dejaban una deuda alarmante y se tuvo que aprobar para poder comenzar la temporada, si no descendíamos de categoría, gracias a la grandísima gestión que hubo en ese momento, con el mayor presupuesto de la historia del Ceuta, y me hace gracia que la gente opine sin ser socio ni siquiera abonado de la Asamblea y de las premisas que allí se tomaron, pero bueno seré yo quien cuando voy al Murube y miro hacia las gradas y no veo a ningún antiguo presidente, ni antiguo directivo, ni siquiera a ningún precandidato que quiso ser presidente del equipo (…).
Si fueron cuarenta y cinco los socios que aprobaron las cuentas ofrecidas aceptando las mismas, ¿qué lo fueron por las gestiones de anteriores presidentes? ¿es que en todo caso fueron delimitando los déficit de cada uno de ellos en sus años de presidencia?. Dejando a un lado que son doce mil los parados con los que cuenta la comunidad ceutí, el descenso de categoría solo hubiera sido una de las mejores opciones. Que la gente hable o se exprese en prensa escrita siendo o no siendo socio o abonado, es un derecho que le pertenece. Muchos son los aficionados que han dejado de subir al estadio, no solo expresidentes, antiguos directivos y ningún precandidato que quiso ser presidente. Usted que sabe tanto, explíquenos a que se debe el motivo de la cantidad de asientos de plástico en su urna de cristal. He sido consciente de que, en determinados ambientes y sopesando con tranquilidad como fueron aquellos días de candidatos y precandidatos, supe valorar que la exclusión social de la que fui objeto, antidemocrática, me reforzó en mis convicciones de que, juntar letras y unirlas para demostrar que aquel proyecto que presenté al máximo accionista del equipo, solo se refería a la posibilidad de formar un conjunto donde el canterano tuviera presencia, en unión, claro está, de jugadores con experiencia en la categoría. El principal accionista del equipo no apreció el contenido de mi escrito, donde además le hacía una propuesta que ayudaría a reducir el déficit de la AD. Ceuta, en aquel tiempo cercano a los tres millones de euros (3.000.000) y que en cierto modo ese desfase no fuese “in crescendo”. Es un escrito tipo email que le hice llegar al Presidente de la Ciudad y que pronto aportaré a mis artículos en su justa expresión. Para mi crítico amigo solo decirle que, con el batiburrillo de frases no coordinadas en defensa de lo indefendible y simplemente porque a él, le guste subir al estadio, no todos tragamos con ruedas de molino. Hágase amigo de la realidad y contribuya al crecimiento de la verdad… se lo dice el socio 111 de la temporada pasada que, por supuesto, ni sube ni subirá al estadio hasta que haya un cambio concluyente.
Recordaremos a Karl Popper en su cita:- “Nuestro conocimiento es necesariamente finito, mientras que nuestra ignorancia es necesariamente infinita”.