La Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras (FECCOO) de Ceuta aprovechó ayer la tercera sesión de las II Jornadas sobre la Educación Pública como instrumento de transformación social para hacer entrega de la segunda edición del Premio ‘Paulo Freire’,
que tras Santiago Ramírez ha recaído en esta ocasión en el antiguo responsable de Acción Sindical en Educación Pública del sindicato a nivel federal, Luis Castillejo, que durante años jugó un papel “esencial” como enlace entre la Federación que en Ceuta lidera Antonio Palomo y los Servicios Centrales del Ministerio de Educación.
Castillejo, ya jubilado tras una larga trayectoria como sindicalista en Málaga, Andalucía y el conjunto de España, lamentó en declaraciones a este periódico que “hace ya mucho tiempo que el Ministerio perdió el norte sobre la gestión en Ceuta y Melilla y se embarcó en un desempeño exclusivamente político”.
“Cada ministro ha ido llegando preocupado de hacer ‘su’ Ley de Educación y se han orillado temas muy importantes para el día a día de los centros y de los docentes”, criticó el sindicalista, que puso un ejemplo muy gráfico de su reproche: “Cuando nosotros pedíamos un director general de Personal se nombraba un subdirector general adjunto y la gestión se ha resentido mucho para dos ciudades a las que se ha reducido a dos territorios iguales, con pocas personas y que están muy lejos”.
A pesar de todo, Castillejo es “de los optimistas” sobre la evolución de la Educación Pública española, “pilar fundamental” de un país “que ha pasado de exportar peones a tener titulados universitarios por todo el mundo”. “Cuando yo estudiaba éramos una docena en Bachillerato y ahora son cientos... Seguramente se ha podido hacer mejor, hay problemas y tenemos que gastar mejor y lo necesario pero rechazo la crítica que demoniza nuestro sistema”, subrayó, “porque con ese argumentario se pretende sólo allanar el terreno para demoler lo que tenemos y dar paso a algo que será peor”.