Artículos escritos por Septem Nostra en El Faro de Ceuta https://elfarodeceuta.es/autor/septem-nostra/ Diario digital Sat, 18 Jan 2025 07:30:50 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.1 https://elfarodeceuta.es/wp-content/uploads/2018/09/cropped-El-faro-de-Ceuta-32x32.jpg Artículos escritos por Septem Nostra en El Faro de Ceuta https://elfarodeceuta.es/autor/septem-nostra/ 32 32 Corazul https://elfarodeceuta.es/corazul/ https://elfarodeceuta.es/corazul/#respond Sat, 18 Jan 2025 03:25:58 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1150221 Los corazones humanos pueden poseer diferentes colores, y aunque puedan cambiar de tonalidad según las emociones, siempre mantienen el brillo de los sentimientos que los gobiernan. El corazón habla por sí solo, es la bandera que lleva inscrita las franjas de los amores que nos traspasan. No podemos ocultarnos de su verdad, ni esconder a […]

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Los corazones humanos pueden poseer diferentes colores, y aunque puedan cambiar de tonalidad según las emociones, siempre mantienen el brillo de los sentimientos que los gobiernan. El corazón habla por sí solo, es la bandera que lleva inscrita las franjas de los amores que nos traspasan.
No podemos ocultarnos de su verdad, ni esconder a los demás nuestro propio ser, aquello que nos hace vibrar y levantar la cabeza hacia lo alto. Fuimos creados para la escalada más sublime, aquella que nos impulsa hacia la eternidad. La mayor aventura es la que se desarrolla en nuestro interior, dentro de los laberintos, sistemas montañosos, mares y junglas que conforman una intrincada e inexplorada geografía plena de peligros y sobresaltos.
Conocer algo de nosotros mismos es ardua tarea, propia de valientes que sean capaces de observar nuestra enorme pequeñez e insignificancia ante el reto del amor y del amar sin límites. Que duro y maravilloso ejercicio es exponerse a verse en el espejo del corazón al descubierto lleno de fealdades y malformaciones que necesita ser restaurado. La mística y estigmatizada Catalina Rivas tuvo visiones de como nuestro corazón lleno de inmundicias y pecados puede ser limpiado y transformado por el amor poderoso de nuestro Señor.
El conocimiento de nosotros mismos tiene sentido para provocar el cambio interior que nos transforme en seres bondadosos, pero es un ejercicio fútil si después del espanto de contemplarnos tal y como somos, nos aplicamos fármacos químicos para adormecer la luz de la conciencia, o también bazofias de emponderamiento personal para elevar nuestro ego y engañarnos ante una sociedad que demanda “winers”.
En una sociedad tan intoxicada de mentiras, la verdad está muy relegada a grupos de insumisos que luchan a diario con las armas de la luz cristiana para no endurecer el corazón e impedir que se vuelva de piedra. Uno de los mayores triunfos del mal es hacer creer a los seres humanos que nosotros solos y por nuestras propias fuerzas podemos alcanzar el bien y prosperar en el amor.

Sin abrazar nuestra pequeñez y acercarnos a los brazos paternales del altísimo jamás conseguiremos nada que se parezca a la civitate Dei agustiniana. Justamente, para expandir la luz de la mentada ciudad, hay que depurarse y transformarse interiormente en la fragua de la caridad de la caridad de Dios, para amar todo lo creado, el conocimiento, el prójimo, el trabajo, la familia y las vocaciones.
En mi caso, tengo el corazón teñido de azul profundo del mar, y por eso dedico mucho tiempo a su observación y estudio. El conocimiento debido al Creador, a servirlo y adorarlo, no solo es compatible con mi vocación científica y desarrollo profesional, sino también una bellísima e íntima relación con la majestad divina que llena mis aspiraciones en esta existencia. Además, impulsa todas mis limitadas capacidades humanas, y me invita con insólita fortaleza renovada a desarrollar literatura de encuentros con la naturaleza y la espiritualidad.
Corazul será el título de un próximo librito que incluye escritos de divulgación científica, reflexiones espirituales y exploraciones durante las campañas científicas del mar canario entre 2018 Y 2024. Rafa Herrero Massieu me acompaña en esta obra aportando sus preciosos clips submarinos sobre variadas temáticas del mundo natural marino de las Islas Canarias. Gracias a su generosa participación, esta obra se ha visto notablemente enriquecida y gratamente inspirada.
Ya habrá tiempo de presentarlo en sociedad, en la compañía de dos entrañables amigos (María Jesús Fuentes y José Manuel Pérez-Rivera) y sus inspiradas plumas, siempre dispuestas a ayudar redactando prefacio y prólogo. Ha sido un libro de ilusión y gozo, navegando y sumergiéndome en indómitas aventuras, por los fondos marinos de nuestras preciosas joyas isleñas. Por eso, las páginas se tiñen con la sangre de mi propio corazón, que palpita a cada recuerdo memorable, y teje una sonrisa de amor y lealtad a todos aquellos que han entregado, una parte sustancial de sus vidas en beneficio de la conservación de los océanos.
Haciendo un repaso de nuestro sistema solar, podremos comprobar el plan elaborado para que la Tierra (dadas sus actuales características se podría bien llamar Océano), sea un hogar perfecto en el sentido de albergar el inimaginable regalo que constituye la vida orgánica.

La vida se desarrolla en pequeñas franjas de nuestro mundo físico, se ciñe a la litosfera y la hidrosfera, en comparación con el volumen de la Tierra es algo ínfimo; por ello, en el universo, la calidad, la perfección y la singularidad tiene rango de ley, y es una buena pista para entender lo especial de la biosfera, única en la galaxia y en el escaso universo que escrutamos. Su fragilidad y vulnerabilidad ante la inmensidad del universo es enorme, los fenómenos cósmicos pueden dañar el planeta de forma catastrófica y el interior incandescente de nuestro propio hogar común, crea con frecuencia caos y destrucción.
Sin embargo, la vida resiste a la amenaza cósmica y a los desastres telúricos. Los organismos que son más resistentes a estos eventos devastadores, procuran la recuperación de los otros. En paisajes arrasados, siempre que existan organismos estructurales resilientes en pie, todo volverá a regenerarse más rápido.
Podemos mirar horas al mar pero no captar su sagrada esencia, algo tan virtuoso es muy fácil que nos cautive y embelese los sentidos, sin embargo, llegar a contemplarlo en su absoluta majestad, solo está al alcance de verdaderos observadores de la naturaleza, pues solo ellos se sentirán conmovidos por la gran obra de la creación. Imposible comprender la mente de semejante arquitecto cósmico, pero, si, guardar la esperanza ilusionante, por localizar un simple susurro del origen de los tiempos, algo que nos habilite para crear unos sencillos párrafos acertados con sabor a franqueza, letras que podamos llegar a considerar inteligibles y honestas.

Comprender un fenómeno a base de observación, paciencia y amor es algo tan mágico y misterioso, que solo podemos realizar especulaciones al respecto del proceso que se desencadena. Esta clase de conocimiento es a la vez sencillo, directo, espontáneo, natural y sobre todo humano, pero no por ello deja de ser asombroso que tengamos un nivel de comprensión tan elevado de fenómenos tan sublimes. Así, el hecho de llegar a comprender es suficientemente reconfortante para nuestra alma, un regalo para entender porque somos los seres humanos esta anomalía animal y cultural, deberíamos estar muy agradecidos al excelso poder superior.
Al fin y al cabo, hemos sido creados sin justificación aparente, por pura piedad y afán de conocer y servir al amor, no existía ninguna obligación de hacerlo y de poner en marcha este maravilloso fenómeno que es la vida y sus procesos evolutivos visibles y entendibles a la luz de la razón.
El oleaje rompiendo en cualquier costa brava y salvaje es un espectáculo sublime y ha sido tan cantado, escrito, dibujado, pintado, filmado y fotografiado, que se podría entender por concluida ya la cuestión. Sin embargo, cuando se unen las piezas científicas y poéticas reconocibles y reconocidas, uno tiene la sensación de escasez, de no haber hecho nada y desea irremediablemente volver a recomenzar para seguir captando tan impresionante espectáculo de fuerza y sonoridad atronadora.

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La gran transformación https://elfarodeceuta.es/gran-transformacion/ Sat, 04 Jan 2025 03:20:38 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1144942 El panorama de la cultura española es realmente desalentador. Son muy pocos los que se preocupan de alimentar su alma, su espíritu y su intelecto. El mundo de afuera padece la misma falta de belleza que el de adentro. Ambos interactúan de manera constante, de modo que lo que ocurre adentro es consecuencia de lo […]

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El panorama de la cultura española es realmente desalentador. Son muy pocos los que se preocupan de alimentar su alma, su espíritu y su intelecto. El mundo de afuera padece la misma falta de belleza que el de adentro. Ambos interactúan de manera constante, de modo que lo que ocurre adentro es consecuencia de lo que sucede afuera, y viceversa.
Llevamos muchos siglos maltratando y contaminando la naturaleza, al mismo tiempo que se deteriora nuestra salud física y psíquica. Nos hemos desligado de la Madre Tierra en muchos sentidos: el perceptivo, el experiencial, el económico, el sentimental, el espiritual y el imaginativo.
Nuestra arrogancia y vanidad nos ha hecho creer que la naturaleza está a nuestro servicio y que es el ser humano tiene todo el derecho de explotarla y profanarla hasta agotar sus limitados recursos. Llevados por este fatal pensamiento hemos arrasado bosques, encauzados y desviado ríos, agotado acuíferos, demolidas colinas y montañas, perforadas profundas minas, contaminado mares y océanos y hasta hemos modificado el clima.
El poder transformador que el ser humano ejerce sobre la naturaleza se ha ido incrementando con el paso de los siglos. Estos cambios han experimentado una vertiginosa aceleración a partir de mediados del siglo XIX, durante la llamada Segunda Revolución Industrial. Fue a partir de entonces cuando se inició una emigración masiva del campo a la ciudad. Estos emigrantes se encontraron con ciudades amuralladas, de calles estrechas y zonas de jardín y huertas en su interior. No había espacio en el interior de las ciudades para alojar a tantas personas y surgieron infernales suburbios en los que malvivían los trabajadores y sus familias. Se produjo lo que Karl Polanyi denominó “La Gran Transformación”, esto es, el intencionado deterioro de las condiciones de la población rural con el objetivo de obligar a los campesinos a emigrar a las ciudades para convertirse en mano de obra barata y desechable.
Hubo personajes extraordinarios, como Patrick Geddes, que dejaron a un lado sus cómodas vidas como científicos para trabajar a favor de la dignificación de las condiciones de vida en los barrios marginales que surgieron en todas las grandes ciudades del Reino Unido, como Edimburgo, la ciudad en la que vivió y trabajó. Allí donde había suciedad y falta de higiene, él y su mujer llevaron limpieza y educación. Allí donde no había naturaleza cultivaron jardines y huertos. Allí donde no había esperanza, promovieron la participación cívica y la implicación ciudadana en la resolución de los problemas de sus barrios. Consiguió que las autoridades le escucharan y con su apoyo pusieron en marcha un ambicioso plan de regeneración urbana de Edimburgo cuyas huellas aún permanecen visibles en el tejido urbano de la capital escocesa.
Patrick Geddes proclamaba, con la pasión que le caracterizaba: “pongamos a los niños y niños a observar la naturaleza, no con lecciones rotuladas y codificadas, sino con sus propios tesoros y fiestas de belleza, como son sus piedras, minerales, cristales, peces y mariposas vivas, flores silvestres, frutos y semillas… El principal objetivo de la educación tendría que ser el de lograr que los alumnos apreciaran las puestas del sol y los amaneceres, la luna y las estrellas, las maravillas de los vientos, las nubes y la lluvia, la belleza de los bosques, la luna y los campos”.
Después de muchos años de lecturas y, sobre todo, de relectura de autores como Blake, Goethe, Emerson, Thoreau, Whitman, Geddes y Mumford; y también gracias a mi propio renacimiento espiritual, he llegado a descubrir algunos de los tesoros que celosamente guarda la naturaleza.
Yo, que desde pequeño sentí una gran vocación por el descubrimiento de tesoros arqueológicos, nunca llegué a sospechar que mis principales hallazgos no serían recuperados bajo tierra, sino que me aguardaban en los estratos más profundos de mi alma. Puede que ambos tipos de descubrimientos, los arqueológicos y espirituales, estén conectados por un vínculo mágico que ahora mismo no soy capaz de interpretar, pero que es muy real. Sin lugar a dudas, la aparición del talismán con la imagen de la Gran Diosa fue la clave que me faltaba para mi gran descubrimiento espiritual.
Un hallazgo nada original, pero que no todos son capaces de interpretar y asumir a pesar de que el mensaje que contiene ha sido proclamado en multitud de ocasiones por los más importantes santos, sabios y poetas que ha dado la humanidad. Todos ellos, como una sola voz, pero de forma diferente y personal, han defendido el principio, contenido en el Kybalion, de la correspondencia, según el cual “como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”. Un principio que se manifiesta en tres planos: el físico, el mental y el espiritual. Cuando Jesús dijo que “el Reino de Dios está en vosotros” significa precisamente lo que dice: que él sabe que Dios está en él y, por tanto, en todo yo humano. Podemos cambiar la palabra Dios por la de cosmos o totalidad y seguirá siendo la frase igual de valida y veraz.
Uno de los autores que mejor ha sabido condensar en pocas palabras este principio de la correspondencia fue el mitólogo Joseph Campbell cuando escribió “que el propio espacio exterior está en nuestro interior, de la misma manera que lo están las leyes que lo gobiernan. El espacio exterior y el interior son una misma cosa”. De esta idea se infiere que no puede haber ninguna transformación social que no venga precedida de una mejora individual de todo y cada uno de nosotros. Carl Gustav Jung escribió que “habría que contar con una especie de escuelas para adultos donde al menos se enseñase a las personas los rudimentos del conocimiento de sí mismo y del de los demás”. No obstante, el mismo cuestionaba la viabilidad de este tipo de “escuela de la vida”, ya que “para ello no existen maestros ni alumnos, ni medios de aprendizaje, ni cursos”. Se trata de algo que cada cual debe abordar por sí mismo, lo que “es demasiado impopular, y por ello todo sigue igual”. Lo único que puede ayudarnos, según el propio Carl Gustav Jung, es el cultivo de una serie de virtudes cristianas que hay que aplicar a uno mismo, a saber: la paciencia, la fe, la esperanza y la humildad.

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Adviento https://elfarodeceuta.es/adviento-colaboracion/ Sat, 28 Dec 2024 03:16:11 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1142769 Llevábamos mucho tiempo, demasiado, esperando para volver al corazón del Talasemtane. A veces, el dolor paraliza la voluntad que no puede ser movida por otras fuerzas del pensamiento. El alma no supera las pérdidas fácilmente, y se somete a las emociones para evitar el sufrimiento; así pasa el tiempo, y la espera se torna en […]

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Llevábamos mucho tiempo, demasiado, esperando para volver al corazón del Talasemtane. A veces, el dolor paraliza la voluntad que no puede ser movida por otras fuerzas del pensamiento. El alma no supera las pérdidas fácilmente, y se somete a las emociones para evitar el sufrimiento; así pasa el tiempo, y la espera se torna en ilusión por el retorno al amor, por el lugar al que se desea volver, como un viejo explorador que antes de morir quiere volver a la geografía de sus sueños, donde sus ojos se espejaron de lo eterno, sintieron la vida con la profundidad del océano, y escucharon la música de la poesía que se derrama de lo salvaje. Volví a los bosques de abetos y cedros norteafricanos, conduciendo un nuevo vehículo que aparqué convenientemente cerca de la Plaza de España, curioso nombre para el pequeño prado entre crestas de montaña.
Desde luego los españoles estuvimos muy orgullosos de pacificar este agreste y hostil territorio durante la ocupación militar de Marruecos. Salimos del coche, me voy equipando, mientras mi perro Aman, el segundo, corretea libremente pidiéndome que comencemos la aventura hacia donde sea. Los canes no tienen inconveniente a seguir a sus dueños, pero se impacientan con los preparativos, ellos están preparados pues van ligerísimos de equipaje y bien pertrechados de un corazón palpitante y nómada. Miro a mi alrededor y doy gracias a Dios por haberme devuelto a este rincón bendito donde reposa mi memoria sobre los rescoldos del ayer, hablo un rato con Pakiki, y le pido que me acompañe durante la excursión, necesito sentir su presencia y el contacto imaginado de su piel sobre la mía. No se equivocaba Salinas, cuando decía que “un cuerpo es el destino de otro cuerpo”, siempre que se entienda nuestra carnalidad como un sagrado trampolín para relanzar el espíritu.

Me estaba tomando el inicio del Adviento con muchas ganas, después de la campaña científica por los mares de Canarias, estaba exultante de felicidad por retomar mis visitas tanto en los templos católicos de mi querida Ceuta, como en las catedrales naturales, las montañas, que elevan constantemente su alabanza al Creador.
Hay algo estremecedor en estos solitarios bosques de grandes majestades arbóreas, donde parece que el tiempo se detiene, y me siento visto por todos los habitantes de la ciudad celestial. Intento escucharme y unirme a la sonora alabanza por tanta belleza, nuestro planeta y toda la creación cósmica, es en realidad un reflejo disminuido del paraíso que espera, con ansías de parturienta, la recreación divina, en la hora final, donde cielo y tierra se unirán eternamente. Es una estación de gracia, la espera para la venida del Señor al mundo del tiempo y la materia, su entrada humilde y maravillosa en la historia del ser humano. Es un mes de gracia antes del advenimiento de la misma Vida.
Comenzamos la senda, nos sumergimos en la umbría pesada y oscura, rodeados de espigados abetos y algunos cedros, todos ellos con matices verdosos en sus reducidas y ásperas hojitas. Tomo algunos datos de temperatura (12 grados centígrados; 35% de humedad; el viento estaba muerto). Estamos en el territorio de macacos alpinos, a más de mil metros de altitud, estos bosques los cobijan y conspiran con ellos para que solo parezcan sombras peludas danzando entre y sobre la espesura de las ramas. Abetos y cedros parecen convivir en armonía, y permiten que se entremezclen con ellos encinas y arces, no se ven quejigos. Busco acebos para pedirles prestado un par de ramitas coloreadas del rojo redondeado de sus bayas, las necesito para mi corona de adviento que ya espera el improvisado belén que guardo en mi corazón.
Quiero limpiar mi pesebre interior con una pequeña escobilla de tejo, la extraña conífera ancestral que guarda muchos secretos de épocas pasadas. Casi al final de este sendero, hay un precioso conjunto de estos tejos, de ramas abatidas y verde esperanza “bandera de mi amor” como diría Whitman, teñida de la esperanza por un renacimiento de toda la creación elevada a la majestad de su Dios.

En realidad, se trata de un camino de prueba, de escuchas interiores y de preguntas sin respuesta, para practicar la fe en su mejor pureza, en el atrevimiento de esperar en el silencio de la soledad yebalí. Un momento excepcional para confiar en lo supremo, que no se ve, pero se escucha en lo más profundo del corazón del hombre. Quien puede negar aquí, en estas maravillosas soledades, la voz atronadora de la verdad; uno puede sentirse en cierta manera como Job. Incluso puedo llegar a preguntar, no sin mostrar dolorosa curiosidad, el porqué del sufrimiento; la respuesta no se hace esperar: no tienes derecho a nada que no quiera darte por mi amor y misericordia, pero si tienes el deber de salvarte, para venir a conocer el reino de paz y dicha infinita preparado para el hombre y la mujer, ánimo y confía, siguiendo los senderos que mi gracia grabó en tu alma inmortal.
Buen lugar para interrogarnos sobre lo que sabemos en realidad. Que es la ciencia, sino un puñado de conjeturas informadas con más o menos acierto que no alcanzan a explicar sino una milésima de la realidad temporal. Ni siquiera conocemos el origen de la vida, no podemos definirla en su esencia, y somos incapaces de replicarla. No hemos podido formar una sola especie en un laboratorio después de someterla a todo tipo de mutaciones.
Las posibilidades de que surja una célula son imposibles; como también lo es una molécula de ADN, el número que se deriva de la probabilidad de que aparezca de forma espontánea es de diez elevado a 126. El número de partículas de todo el universo se ha calculado en diez elevado a 90. El azar no juega en la ciencia, y simplemente, como expone el astrofísico español Manuel Carreira (El origen del universo, 2020), indica que estamos relacionando cosas que no están relacionadas. La ciencia se limita a descubrir las leyes que rigen el universo y la vida, pero estas constantes ya estaban instauradas previamente, por una mente infinita y omnipotente, y solo puede aspirar a mensurarlas y describirlas en algunos aspectos. Porqué comenzó el universo con una masa determinada y porqué solo actúan cuatro fuerzas que lo explican todo en la física. Paradójicamente, estas leyes son incapaces de explicar un simple pensamiento humano o describir un sentimiento. Si somos incapaces de ofrecer estas explicaciones, o de entender la física cuántica, porque debería sorprenderme por no conocer a Dios y mucho menos comprenderlo. Porque no debería seguir sus sabias indicaciones vertidas en los santos evangelios. Todos estos pensamientos me estaban acompañando en mis anotaciones y paradas de reflexión, mientras seguía adentrándome más en el camino.
Que sano es analizar el pensamiento científico-tecnológico y apreciarlo en su justa medida, elevando la filosofía y la teología al rango que le corresponden, mientras apartamos el ruido del mantra cotidiano y la mediocridad de una vida con demasiadas comodidades y hastío sin fin.

El silencio se rompió con un salto limpio de una rama a otra de un gran macho majestuoso de macaco alpino, todo se tambaleó a mi alrededor y Aman se fugó en persecución de la manada que su olfato delataba. Pronto un sonido ensordecedor de cubrió el bosque con un griterío tal que ponía los pelos de punta, me recordó al relato de Cabrera sobre los macacos en el Bouhachen, en su magnífica narración de 1924 (Magreb-el-Aksa) que conozco bastante bien por otras excursiones que he llevado a cabo en esas montañas. Finalmente, y gracias a Dios, Aman volvió y recobré la serenidad y superé la prueba del miedo a que mi querido, y ya único perrito, se perdiera para siempre en estos bosques tan escarpados y difíciles. Repuesto, motivado por tener algo de acebo con fruto, una ramita de tejo y al perro controlado decidimos hacer una subida vertiginosa a la cresta para observar desde lo alto el yebel Bou Sliman, que desde algunos puntos presenta una cara triangular casi perfecta, y también mirar otras crestas cercanas y consecutivas con el yebel Talasemtane que estábamos recorriendo con nuestra excursión. Al subir después de unos buenos arreones de gran pendiente, coronamos y disfrutamos el bello paisaje llegando incluso a ver la montaña truncada de Bab Berred a lo lejos.
Después de unas fotos y grabar algo con la go-pro, bajamos rápido pues el sol cae rápido por estas soledades y había que llegar al punto de inicio. Serpenteamos los dos a modo de esquiadores alpinos, di un par de culadas inesperadas, llegamos al sendero de vuelta y a unos 200 metros del primer encuentro con los macacos, volvimos a topar con ellos, pero esta vez estaba el perro controlado. Ya casi sin luz, tomé alguna imagen de los viejos vigilantes, y también de alguna hembra curiosa.
El frío empezaba a ser intenso, la vista a lo lejos del mar Mediterráneo me devolvió la calidez por un instante, todo esto me recordó la enorme belleza y dicha de poder tener estas preciosas experiencias, encuentros de amor y vida en montañas tan elevadas cerca de mi querido mar.

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Nadando entre delfines https://elfarodeceuta.es/nadando-delfines/ Sat, 21 Dec 2024 03:15:13 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1140448 Hace aproximadamente una semana soñé que las aguas habían invadido lo que era el antiguo foso de la Almina, hoy ocupado por el edificio del Mercado Central y por otras construcciones. Observé que un nutrido grupo de delfines nadaban y saltaban de manera alegre. Me sentí atraído por esta escena y me lancé al agua […]

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Hace aproximadamente una semana soñé que las aguas habían invadido lo que era el antiguo foso de la Almina, hoy ocupado por el edificio del Mercado Central y por otras construcciones. Observé que un nutrido grupo de delfines nadaban y saltaban de manera alegre. Me sentí atraído por esta escena y me lancé al agua para nadar entre ellos. Los delfines dejaron que me acercara a ellos y hasta pude acariciarlos. La experiencia resulta muy agradable. Recuerdo el tacto de sus pieles tersas, suaves, húmedas y frías. Otras personas pretendieron hacer lo mismo, pero les advertí que debían extremar la seguridad y ser prudentes al aproximarse a los delfines. Si se sienten incómodos pueden atacarles con sus picos. Yo, por mi parte, me sentía seguro entre los delfines.
No es la primera vez que sueño con delfines, ballenas u otras especies de cetáceos, pero es la primera vez que nado entre ellos y se dejan acariciar. En el sueño los delfines entran en un espacio ahora ocupado por construcciones, pero hubo tiempo, no tan lejano, en el que allí penetró el mar, aunque es difícil que lo hicieran los delfines. Interpreto este sueño como una nueva representación de la Ceuta primigenia que reclama mi atención sobre los problemas medioambientales y los daños que determinadas criaturas, como los cetáceos, sufren debido a la insensatez humana.
Mientras desayunaba en la mañana siguiente al sueño, cuando aún estaba fresco en la memoria, le eché un vistazo a “El País”, como tengo costumbre, y me topé con un artículo sobre las muertes accidentales de delfines en el golfo de Vizcaya como consecuencia de quedar atrapados en las redes de pesca. Según se informaba en el mencionado medio de comunicación, el pasado año murieron 6.100 delfines de manera accidental. El principal peligro al que se enfrentan estos cetáceos son las redes de arrastre pelágico. Ante esta alarmante mortandad de delfines, las autoridades francesas, siguiendo instrucciones de la Comisión Europea, prohibieron este año la pesca durante cuatro semanas reduciendo la muerte de estos cetáceos a 1.450 ejemplares. A la veda temporal de pesca en las aguas del Golfo de Vizcaya se han sumado otras medidas, como las instalaciones en las redes de los “pingers”, unos dispositivos acústicos que imitan los sonidos emitidos por los mamíferos marinos para ecolocalizar los objetivos; la colocación de cámaras y la presencia de observadores científicos en los barcos pesqueros.
Si bien la situación de los delfines es dramática en el Golfo de Vizcaya, no es menos preocupante en el área del Estrecho de Gibraltar. El delfín está en peligro crítico de extinción en las costas andaluzas, según se dice en un artículo igualmente publicado en “El País”. Para evitarlo, el Profesor Carlos García Gómez, de la Universidad de Sevilla, ha propuesto la creación de un “santuario” para los delfines en la bahía de Algeciras en el que puedan refugiarse estos cetáceos.
Un estudio de Greenpeace calculó que más de 10.000 cetáceos son capturados accidentalmente en las costas atlánticas europeas. Otro estudio, publicado en Plos One, sobre las muertes accidentales de delfines, llegó a la conclusión que si se mantienen estas cifras de mortandad, nos enfrentaremos a una reducción poblacional del 20% en treinta años y a la probable extinción de estos mamíferos marinos en cien años.

"Cuatro de los cuerpos no pudieron ser recuperados y trasladados al pudridero de animales marinos para realizar la necropsia y la toma de datos biométricos"

En el último número de la revista Alidrissia que acabamos de publicar, se ofrecen los datos de varamientos de cetáceos y tortugas marinas sucedidos en el año 2023. En total se contabilizaron 23 cuerpos de delfines y tortugas marinas, a los que habría que añadir los animales vivos que han sido atendidos por los compañeros del CECAM. Cuatro de los cuerpos no pudieron ser recuperados y trasladados al pudridero de animales marinos para realizar la necropsia y la toma de datos biométricos. De los 19 cuerpos que sí fueron recuperados, 9 corresponden a delfines (6 delfines comunes y 3 listados). Los otros cuerpos corresponden a tortugas marinas.
Uno de los datos más relevantes del análisis de los cuerpos de los delfines y tortugas marinas que quedaron varados en las costas ceutíes es que “la gran mayoría de los ejemplares recuperados presentaban lesiones compatibles con causas humanas”. A esta conclusión se ha llegado tras realizar la necropsia a nueve delfines y cuatro tortugas. Sólo dos de estas últimas parece que murieron por alguna enfermedad previa. Desconocemos el número de varamientos que han podido darse en las costas marroquíes del Estrecho de Gibraltar, pero es probable que sean altas. En cualquier caso, resulta inadmisible la elevada mortandad de unas especies marinas tan singulares, como bellas.
No es fácil encontrar un equilibrio entre la conservación de la biodiversidad marina y la pesca comercial. Como consecuencia de la contaminación y la sobrepesca la mayor parte de los caladeros españoles están agotados. En el Mediterráneo, la Unión Europa ha decidido reducir más aún la actividad pesquera y obligar a los armadores a adoptar nuevas medidas medioambientales que ponen en peligro la viabilidad económica de la actividad pesquera. Durante mucho tiempo la escasez de la aportación de los caladeros nacionales se compensó con las extracciones en otros caladeros repartidos por todo el mundo, pero al ver cómo eran esquilmados sus recursos pesqueros sin recibir nada a cambio, la ONU acordó aumentar las aguas territoriales hasta las 200 millas náuticas. Esto obligó a España a negociar tratados de pesca con países como Marruecos o Mauritania.

"En definitiva, un “laisser faire” casi absoluto que pone en peligro a las comunidades de cetáceos, sobre todo delfines, tortugas marinas y, en general, a toda la rica biodiversidad de las aguas que rodean a Ceuta"

Con el propósito de recuperar los caladeros tradicionales y proteger la biodiversidad marina, el Estado español puso en marcha un programa de declaraciones de Reservas Marinas por todo el litoral de nuestro país. La más próxima a Ceuta es la de Cabo de Gata-Nijar. La creación de una reserva marina en el Estrecho de Gibraltar es poco viable teniendo en cuenta el intenso tráfico marítimo que discurre por este brazo de mar. No obstante, ésto no es óbice para extremar las medidas tendentes a la conservación de los valores ecológicos de este punto caliente de la biodiversidad marina. Yendo a la escala local, la creación de una reserva marina puede atisbarse como un horizonte a largo plazo. Lo que es urgente, imprescindible y una obligación legal es la redacción y aprobación del plan de ordenación y gestión de los espacios marinos ceutíes incluidos en la Red Natura 2000 de la Unión Europea. No parece que las administraciones tengan mucho interés en ordenar nuestro litoral. Ni siquiera forma parte de su agenda política, al menos que sepamos.
La realidad a día de hoy es la de unos espacios marinos “desprotegidos” en la que se permite de todo ante los ojos de nuestras autoridades, desde la pesca ilegal por parte de barcos marroquíes con redes de enmalle a la deriva, prohibidas en aguas jurisdiccionales europeas y en el mar Mediterráneo, a las motos de agua a todo “trapo” durante los meses de verano. También se han promovido concursos de pesca deportiva sin ningún tipo de restricción ni vigilancia ambiental. En definitiva, un “laisser faire” casi absoluto que pone en peligro a las comunidades de cetáceos, sobre todo delfines, tortugas marinas y, en general, a toda la rica biodiversidad de las aguas que rodean a Ceuta.
La naturaleza de Ceuta nos pide que la protejamos y cuidemos. Hemos ido usurpando sus dominios siglo tras siglo, alentados por la insaciable codicia humana, la ceguera colectiva y la insensibilidad de unos corazones endurecidos por la falta de aprecio por la belleza de la naturaleza y el cosmos. No quisiera vivir en un mundo sin delfines, ni tampoco lo quiero para mis hijos y mis descendientes. La naturaleza no es nuestra. Es una obra divina que debemos respetar y amar. Espero reencontrarme algún día con los delfines a los que pude acariciar en pleno corazón de Ceuta en mi sueño.

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Fifi https://elfarodeceuta.es/fifi-marruecos/ Sat, 14 Dec 2024 03:30:23 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1136808 He vuelto unos días a la región de Chauen para disfrutar de un par de excursiones, reparar mi interior de tantas obligaciones laborales, y estrechar mi relación de cariño con mi perrito Aman “el segundo”. El primero se marchó, hace ya unos cuantos años, al igual que Agrom, al que recientemente he despedido para no […]

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He vuelto unos días a la región de Chauen para disfrutar de un par de excursiones, reparar mi interior de tantas obligaciones laborales, y estrechar mi relación de cariño con mi perrito Aman “el segundo”. El primero se marchó, hace ya unos cuantos años, al igual que Agrom, al que recientemente he despedido para no verlo más en esta vida temporal. Estrechar estos lazos con mi único can vivo, es algo fundamental para reforzarnos mutuamente y lamernos las heridas de tanta defunción.
Con la muerte siempre se pierde pie, es un mal tropezón que puede que nos haga caer de bruces dentro de un cactus bien repleto de espinas, del que solo podremos salir sacándolas una a una. Estos tres días en las montañas yebalíes justo antes del puente de la Inmaculada fueron encantadoras, para Aman un descubrimiento tras otro de paisajes, olores y aventuras, además de un reforzamiento de nuestros lazos afectivos, y para mí, también fueron productivas en exploraciones naturalísticas, escritos y reflexiones variadas.
Comenzamos la primera excursión en una zona que no hoyaba desde hace más de un lustro, un puerto de montaña en las cercanías del pueblo de Fifi, a pocos kilómetros de Bab Taza. Decidí empezar por aquí porque al intentar adentrarme en el Talasemtane, me encontré con el día de mercado en este precioso y caótico batiburrillo marroquí. Un bullicio de mercancías, puestos improvisados a toda prisa, atascos de vehículos a motor y mulos; en los zocos populares vibran las esencias magrebíes, al igual que su innata reivindicación a la libertad del caos en movimiento, y estoicismo vital. Lo dejé pasar, puede dar la vuelta no sin esfuerzo, y le comenté a Aman que mejor volveríamos al día siguiente, en principio protestó por el largo tiempo de viaje, pero se conformó finalmente. Los canes viven el presente, y no se plantean que pasará más tarde o en el futuro, no necesitan sentido de trascendencia sino solo disfrutar poderosamente el momento. Lo cual no le impiden amar sus experiencias, la naturaleza, y desarrollar fuertes lazos de fidelidad y cariño con sus amos y cuidadores humanos.
Pasamos la conocida fuente de “la in del ma berda” fuente de agua fría, una zona de manantiales que han encauzado y preparado para que todo aquel que lo dese, pueda tomar agua en garrafas. En Marruecos existe una enorme tradición medicinal, vivencial y folclórica, entorno a los manantiales y fuentes, que se consideran altamente beneficiosas para la salud de cuerpo y alma. Subimos hasta un alto por donde pasa la carretera y nos desviamos hacia una zona boscosa de robles, quejigos, encinas y pinos, siguiendo la dirección que mira al Parque Nacional de Talasemtane. Estos montes, son diferentes a las dorsales calizas, territorio de suelos básicos, que conforman los montes del mentado parque. Su geología está compuesta principalmente por areniscas e incluso materiales metamórficos, todos ellos conforman suelos típicamente ácidos.
De todos modos, como explican los geólogos, estas diferencias se refieren, a la deposición de sedimentos en cuencas marinas no necesariamente idénticas, bien por acumular principalmente materiales terrígenos, en el caso de areniscas, o sobre todo, por material procedente de las conchas de organismos planctónicos, en el caso de las calizas. Sea como fuere, estábamos paseando entre areniscas de colores rojizos y verdosos, intercaladas a intervalos, con unas rocas metamórficas bien oscuras que recordaban estéticamente a mis queridas coladas volcánicas. Siento un sentimiento entrañable por todas las zonas volcánicas del planeta y en especial por las islas de la Macaronesia donde he vivido largo tiempo, y me congratulo de volver frecuentemente, como ave de paso, para la realización de determinadas exploraciones y estudios científicos en los fondos marinos.

colaboracion-septem-nostra-1Comenzamos la subida en un día brillante y frío, la cara norte se deja notar y una parte del sendero está en sombra, los robles nos saludan, y los enormes quejigos expanden sus ramas sarmentosas al aire con gestos solemnes. Un alegre pinar nos sonríe conformándose a nuestro ánimo dichoso al pasear. Esta senda de montaña sirve también para celebrar privadamente la vida de mi querido amigo y enorme naturalista científico Kike Ballesteros, aprovecho para reflexionar sobre mis memorias personales sobre él y así poder dedicarle unas letras más adelante. Kike combinó mar y montaña con una asiduidad perpetua hasta su reciente final terrenal, y ha sido una fuente de inspiración científica desde que nos conocimos a bordo del buque oceanográfico García del Cid.
Deambulo entre árboles que se arremolinan en un precioso desorden que indica fragilidad y belleza sin límites. Es imposible, trasmitir el encuentro con la paz en este tipo de excursiones, en ellas abrazo lo sobrenatural como forma correcta de situarse ante la creación, y fin inevitable en el camino de la fe en el Dios único y verdadero. Espero con infinita alegría la promesa de restauración de toda la Creación, hecha al género humano por nuestro Señor. Y me imagino toda suerte de proezas, y recreaciones de la realidad, cuando todo se vuelva sublime ante la divinidad, finalmente presente. Ya no veo solo senderos bonitos, sino caminos inspirados que nos llevan hacia el Creador. Tampoco veo solo árboles vetustos, bellos e interesantes por todo lo que pueden enseñarnos naturalmente, sino edificios vivos que me hablan de la eternidad, del sufrimiento de la cruz y la resurrección; el árbol es también una imagen elevada de la gracia y del perdón, por ello siento que camino a través de lo infinito y del eterno presente celestial.
Esta comunicación con la naturaleza es teológicamente correcta, y atributo del primer hombre creado a imagen y semejanza de Dios, sentir a los árboles no es una tontería sino parte del despertar a la trascendencia. Muy al contrario, se trata de un incremento de los sentires elevados que divinizan nuestra mirada por la participación del gran hacedor en nuestra alma inmortal. Una especie de vigilia ensoñada, en la que participamos del mundo sutil de los místicos, es como si el espíritu tomara el control del cuerpo, siempre tan terco y resistente a nuestros proyectos. Así estamos a solas, por unos instantes de intimidad con nuestro propio mundo, “Heráclito pensaba que en la vigilia participamos del mundo común pero al dormir nos retiramos al propio”. Estas experiencias nos muestran cual es nuestro verdadero destino y naturaleza elevada, es en el dominio de la carne cuando encontramos el camino hacia Dios. Aquel que no penetra en estos caminos espirituales, solo ve cosas materiales sin alma ni propósito, se engaña y confunde quedándose en la superficialidad de todo. El ser humano se reconoce cuando despierta al mundo creado, lo habita en equilibrio, y además, genera obras propias cultivándolo. Despierta cuando descubre el valor infinito de todo lo creado y del prójimo; Habitamos el mundo siempre que nos sabemos sostenidos diariamente en nuestras necesidades, desarrollamos relaciones de amistad y empatía con el entorno a partir de nuestro cuerpo espiritualizado, verdadero espacio de encuentro con la trascendencia; generamos mundo y creatividad por ser nuestra condición en la divinidad, una absoluta distinción del resto del mundo, necesitamos nuestro trabajo, y las obras artísticas e intelectuales para sentirnos plenamente humanos. Ningún ser creado salvo el hombre y la mujer contienen esta grandeza y necesidades espirituales.
Al fallecer, desaparece nuestra verdadera naturaleza, que no es otra que una carne espiritualizada, y aunque nuestro espíritu sigue su existencia, esta no será completa hasta que se vuelvan a unir cuerpo y alma en gloria. Desaparecemos nosotros mismos, tal y como fuimos concebidos, y por eso, esta es una de las causas teológicas, que explica nuestra aversión a morir en la carne.
Después de apasionantes subidas y bajadas, de sudores y sorpresas paisajísticas y muchas imágenes, emociones interiores y pensamientos ensoñados, volvemos a nuestro inicio y bajamos hacia la ciudad azul a los pies del Tisuka y damos las gracias por tan dichosas experiencias.

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El clamor del bosque https://elfarodeceuta.es/clamor-bosque/ https://elfarodeceuta.es/clamor-bosque/#comments Sat, 07 Dec 2024 03:20:17 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1134048 El pasado sábado me levanté temprano y fui a contemplar el amanecer. El lugar desde el que observo la salida del sol lo decido a última hora, dejándome llevar por lo que me dicta la intuición. En la citada ocasión, elegí el mirador de Isabel II para celebrar el inicio de un nuevo día. Hacía […]

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El pasado sábado me levanté temprano y fui a contemplar el amanecer. El lugar desde el que observo la salida del sol lo decido a última hora, dejándome llevar por lo que me dicta la intuición. En la citada ocasión, elegí el mirador de Isabel II para celebrar el inicio de un nuevo día. Hacía un extraño calor, inusual para esta estación del año. La explicación podía ser que no soplaba nada de viento y era más apreciable las altas temperaturas que estamos teniendo este año. La misma ausencia de viento era la responsable de la acumulación de una densa neblina que filtraba las luces y colores del amanecer dejando imágenes extraordinarias que me entretuve en captar con mi máquina fotográfica. Al tenerla en mis manos me acordé de mi abuelo Diego, de mi padre y de mi primo Pepe Gutiérrez. Los tres compartieron una misma pasión: la fotografía. De las de Pepe Gutiérrez pudimos disfrutar la tarde antes mi madre y yo durante la inauguración de la exposición sobre su obra fotográfica en el Museo del Revellín de San Ignacio del Conjunto Monumental de las Murallas Reales. Las cien fotografías expuestas dan buena muestra, nunca mejor dicho, del gran talento artístico de Pepe Gutiérrez. Como me decía mi padre, un buen fotógrafo se distingue por el don de ver la fotografía donde otros no captan nada. Es la mirada, la manera de ver y sentir, lo que identifica a un artista y Pepe Gutiérrez lo era.

Después de disfrutar un buen rato del caleidoscópico amanecer me dirigí al llamado sendero de los Helechos. Desde la noche anterior sentí que debía acercarme a este lugar. Al adentrarme por el sendero sentí que algo no iba bien en el bosque. Entonces recibí un mensaje inquietante de los pinos “con palabras anteriores a las palabras”, como escribe Richard Power en la introducción a su afamada obra “El clamor de los bosques”.

Los pinos me dijeron que estaban enfermos y algunos de ellos muertos. Las ramas estaban inertes, desprovistas de hojas y piñas y presentaban una tonalidad apagada. Muchas de estas ramas habían sido extirpadas de manera violenta por el viento dejando mutilados a estos desdichados árboles.

Las aves pasaban de largo por esta zona del bosque en la que la muerte se ha extendido. Entendí entonces la razón por la que me habían hecho venir hasta allí. Era una desesperada llamada de  auxilio pidiéndome ayuda. Necesitan que alguien sea su voz para llamar la atención sobre su dramática situación y para requerir los cuidados que necesitan para salvar la vida de los árboles que aún sobreviven. No guardo mucha esperanza de que las administraciones auxilien a estos bellos y longevos pinos. No obstante, venciendo a mi pesimismo, decido luchar por estos pinos. La opinión pública tiene que saber lo que está ocurriendo. Nuestro bosque se muere y no parece que a las autoridades les inquiete lo más mínimo.

Por desgracia, lo que observé el pasado sábado en García Aldave no es un problema puntual y localizado. El año pasado, el ornitólogo Antonio Cambelo publicaba en el número 20 de la Revista Alcudón un artículo titulado “Alarmante regresión de los pinares del Monte Hacho” en el que demostraba con datos e imágenes el preocupante  retroceso de los pinares en el aludido promontorio. A partir de esta fehaciente constatación solicitaba a la Consejería de Medio Ambiente que se llevara a cabo un diagnóstico “del estado de las masas forestales de nuestra Ciudad” y que se estableciera “una plan de actuación para atajar en la medida de lo posible la alarmante pérdida de árboles e identificar las plagas y/o enfermedades que los están afectando”. En la misma línea demandaba el establecimiento de acuerdos con el Ministerio de Defensa para “la repoblación de terrenos como el Polvorín del Obispo, donde también se han perdido muchos pinos piñoneros centenarios”.

Lo que está pasando en Ceuta no es algo exclusivo de nuestra ciudad. Por todo el Mediterráneo estamos asistiendo a la “muerte masiva” de pinos. La causa de esta extinción de los pinos es la fatal combinación del cambio climático, la pertinaz sequía y las plagas forestales, como el perforador del pino “Tomicus destruens” o la oruga procesionaria, que están provocando una mortalidad masiva de determinadas especies de árboles.

Además de la pérdida de la masa forestales, la acumulación de árboles muertos incrementa el riesgo de incendios forestales y supone una drástica modificación de los paisajes y una grave afección a la biodiversidad, en especial a la avifauna, como indica Antonio Cambelo en el referido artículo.

El bosque clama que hagamos algo por salvarlo. La primera medida que debería adoptarse es la de realizar un diagnóstico preciso sobre las causas de la muerte de los pinos, acompañado con un seguimiento continuo de su evolución. Si no queremos perder nuestros pinos resulta urgente aplicar tratamientos fitosanitarios para controlar la propagación de plagas.

Por desgracia, hay muchos ejemplares de pinos que están muertos y suponen un peligro para quienes paseamos con frecuencia por el bosque, tal y como ha denunciado la asociación DAUBMA en las redes sociales. No queda más remedio que eliminar los ejemplares de árboles irrecuperables y sustituirlos con especies autóctonas resistentes a las sequías, como los alcornoques, las encinas o los algarrobos. En definitiva, estimamos urgente la redacción de un ambicioso plan de reforestación de los dos montes que tenemos en Ceuta: el Monte Hacho y el García Aldave.

La situación de nuestros bosques es dramática. En los últimos años los montes de Ceuta se han visto mermados por devastadores incendios forestales, la sequía y las plagas. Estamos perdiendo los pulmones de Ceuta y el color verde que siempre ha distinguido a nuestra tierra está tornando al marrón de las zonas desérticas y al negro que deja el paso del fuego por los espacios naturales.

El distanciamiento general entre el ser humano y la naturaleza es una de las principales razones de la imparable degradación del medio ambiente. Tal y como señaló de manera certera el sociólogo Max Weber a comienzos del pasado siglo XX, estamos inmersos en  el desencantamiento del mundo debido a la extensión de la racionalización y la  intelectualización. Nuestra sociedad considera inexistente todo aquello que escapa a la razón y no puede ser dominado mediante el cálculo y la previsión. Los sueños son tachados de absurdos de la mente y las sincronías meras causalidades sin valor ni significado. Pocos creen en el poder que mana de la naturaleza y del cosmos y mucho menos en la posibilidad de que pueda comunicarnos algo inteligible.

No pretendo convencerlos de algo que solo puede experimentarse en primera persona. Lo único que deseo es llamarles la atención sobre nuestra responsabilidad colectiva de proteger y cuidar nuestro medio natural. Conviene abandonar la idea de que la naturaleza está a nuestro servicio, más bien es todo lo contrario. Somos nosotros, dotados de una conciencia superior y de la capacidad de expresarla, quienes debemos preocuparnos del cuidado de la obra divina y de todas sus criaturas, que poseen la misma dignidad que muchos consideran exclusiva de los seres humanos.

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Lluvia fina https://elfarodeceuta.es/lluvia-fina/ Sat, 30 Nov 2024 03:25:29 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1131213 La lluvia fina es extraña y preciosa, si se mira a contraluz, y con un poco de viento, parecen diminutas centellas danzantes suspendidas en el aire, daría la sensación que no terminan de caer al suelo y sin embargo se nota su frescor alrededor. Es un suavísimo meteoro que llena el corazón de esperanza y […]

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La lluvia fina es extraña y preciosa, si se mira a contraluz, y con un poco de viento, parecen diminutas centellas danzantes suspendidas en el aire, daría la sensación que no terminan de caer al suelo y sin embargo se nota su frescor alrededor. Es un suavísimo meteoro que llena el corazón de esperanza y alegría, uno se imagina gotas del espíritu divino bajando delicadamente para ir mojando sin imponerse ni molestar a la libertad individual, así al menos aquellos que no rechazan al Creador se podrían beneficiar de su gracia y gratuidad. Como esta agua preciosa y misteriosa, así van calando los conocimientos adquiridos con amor, el único sentimiento que nos acerca a la sabiduría. Los conocimientos fríos, no fertilizan el alma ni producen vibraciones interiores de emoción por los saberes.
Las visiones sobre los Santos Evangelios de María Valtorta, (mística italiana a la que nuestro Señor concedió muchos detalles de la vida del Redentor, y reveló ricas enseñanzas en relación a sus propósitos sobre la salvación de los seres humanos; muy apreciada por uno de los santos más importantes de los tiempos recientes, el padre Pío de Pietrelcina) nos ofrecen un amplio abanico de cuestiones doctrinales y también novedosas perspectivas divinas sobre el amor.

Hay muchas potencias desconocidas sobre este sentimiento que mueve todo el universo: el amor a Dios es el primero y desde el que emanan todos los demás en orden apropiado; el amor a los padres; a la esposa; al prójimo, a la ciencia y al trabajo. Por lo tanto, el ser humano en orden con su Creador, recibe una grata iluminación para que todos estos amores estén en harmonía, y no se produzcan idolatrías que nos desvían de la fuente luminosa y confunden nuestra frágil psique.
El conocimiento es muy grato al Altísimo, que es fuente de toda comprensión de las realidades tanto materiales como inmateriales. Para ello, contamos con el esfuerzo laborioso y la perseverancia en el descubrir todas las maravillas, cifradas con leyes en el cosmos y en nuestro pequeño y bello planeta. Ahora bien, la ciencia no puede, ni debe servir a la liberación del alma, que está solo reservada a Dios y a su plan de revelación y salvación. Pues la iluminación de la conciencia, que reside en nuestra propio espíritu inmortal, es lo que nos hace libres de ataduras y máscaras, e inclina nuestra propia mirada hacia el interior de nuestro ser, fuente de la luz y también morada de lo tenebroso cuando no estamos cercanos a lo divino.
La verdadera misión del conocimiento es hacer más sensible, humilde y agradecido al hombre y a la mujer, pues descubren amorosamente, todo lo que ha sido creado para su propio desarrollo y maduración espiritual. En definitiva, la presencia del amor en toda actividad humana, hace que todo se vuelva fructífero y harmonioso, dirigido hacia lo trascendent. Su ausencia, en cambio, nos hace descender hasta la animalidad más burda y nos convierte en servidores de la decadencia. Convertirnos en “sembradores de amor”, podríamos decir que es la tarea realmente importante en esta vida, y a la que nos convendría dedicarnos, todos los que poblamos este sublime planeta sinigual. Cualquier actividad debe realizarse sembrando amor tanto hacia el interior como hacia el exterior. Por ello, una actividad de investigación científica debe convertirse en una fuente inagotable de cariñosa dedicación enraizada en el conocimiento razonado y basado en pruebas contrastables que buscan la verdad racional. Todo lo cual en nada está reñido con la belleza y la bondad, que muy al contrario de lo que puedan pensar los más maquinistas y positivistas, realza, impulsa y corona cualquier expresión del pensamiento científico.
Es muy bonito dedicarse a una determinada investigación con fines de ayudar al progreso social. Y también me parece bastante grato y reconfortante reconocer las limitaciones mentales, y por ello, mirar hacia lo alto, y sentirse agradecido, por lo que se nos ha dejado comprender con nuestras pesquisas razonadas. Entender la complejidad esencial de la naturaleza, a pesar de ser un buen ejercicio, y elixir para el espíritu inquieto que llevo dentro, es tan inalcanzable para el ser humano, como lo es para un grillo, intentar alcanzar el sol a base de saltos. No obstante, las investigaciones de los fondos marinos, no cesan de ofrecerme agradables sorpresas, y retos que me orientan a nuevos conocimientos.
Esta última campaña científica de otoño en el archipiélago canario, ha deparado nuevas emociones, ligadas a peculiares hallazgos en el mundo de las esponjas marinas. Ya hemos indicado en otras ocasiones, que hay muchas especies crípticas que necesitan ser estudiadas y descritas convenientemente. Desde hace años, llevamos describiendo unos preciosos hábitats, que dominan las colonias de corales, que habitan en la penumbra (entre los 50 y 120 metros), y albergan sotobosques de esponjas amarillas. Estos preciosos cuadros naturales, han dado lugar al término ecológico de “fondos de esponjas amarillas”. Caracterizan la mayor parte de los arrecifes rocosos sumergidos entre las cotas batimétricas comentadas.

Lo más bello, ha sido poder descubrir que estas comunidades de esponjas, se diferencian por estar compuestas por distintas especies, a diversas cotas batimétricas, cercanas las unas a las otras, y que llegan a formar estirpes o linajes ecológicos diferentes. Exactamente, como está ocurriendo con los corales, cuestión que ya hemos sacado a la luz y continuamos trabajando afanosamente con toda la paciencia y el cariño que podemos. Es decir, a diferentes profundidades marinas, se repite el paisaje formado por grupos morfológicos similares de esponjas, pero compuesto por diferentes especies. Linajes con morfologías masivas que recuerdan en pequeña escala a las coliflores; otros parecen manitas de contornos delicados; algunas presentan formas digitiformes con ramificaciones, y otras con formas sinuosas; también hay láminas en forma de abanico, etc.
Por otra parte, Las esponjas, poseen una matriz de una proteína denominada espongina compuesta por numerosos poros que procuran el intercambio de agua, y muchos canales para dirigir el agua hacia las cámaras, donde son captadas las partículas alimenticias. Todas estas esponjas amarillas, erectas o masivas, tienen espículas de sílice que se utilizan científicamente, junto a otros caracteres, para diferenciar a las especies y dividirlas en géneros y familias. Hasta hace poco pensábamos que se trataba de dos o tres especies distribuidas por todo el archipiélago, la realidad parece muy diferente.
Ahora ya sabemos que hay distintas especies según las islas y que a 60 metros no habitan las mismas especies que colonizan los fondos a 80 y 90 metros. Además, dentro de estos linajes morfológicos, las hay rígidas o flexibles. Esto quiere decir, que poseen comportamientos ecológicos diversos. En general, todas estas esponjas amarillas, soportan bien la sedimentación, y cierto nivel de enterramiento. Las flexibles se doblan con el peso de los sedimentos, y pueden quedar enterradas cuando se producen movimientos naturales de arenas; en estos casos son capaces de crear unos “respiraderos” extensibles, que sobresalen de la arena, y mantienen a los ejemplares a salvo hasta que puedan desenterrarse. Por el contrario, los linajes de cuerpo rígido están más a salvo de los corrimientos naturales de sedimentos, y no suelen quedar enterrados, manteniendo siempre la posición erguida. Las propias morfologías en las que se dividen estos linajes nos hablan de su capacidad de adaptación y de sus estrategias para sobrevivir.
De esta manera, se cuece la ciencia, a fuego lento, y sopesando todas las posibilidades, antes de dar por sentado algún descubrimiento nuevo. Como la lluvia fina que va calando suavemente, así son los conocimientos adquiridos con amor.

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Sueños recurrentes https://elfarodeceuta.es/suenos-recurrentes/ Sat, 23 Nov 2024 03:25:54 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1127937 Generalmente, sobre todo cuando somos jóvenes, no reflexionamos sobre el porqué de nuestras motivaciones y deseos. No es hasta bien avanzada nuestra vida cuando empezamos a pensar en eso que llaman el destino. Éste no se desvela hasta que hemos superado la medianía de nuestra vida. A partir de ese momento empiezas a entender que […]

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Generalmente, sobre todo cuando somos jóvenes, no reflexionamos sobre el porqué de nuestras motivaciones y deseos. No es hasta bien avanzada nuestra vida cuando empezamos a pensar en eso que llaman el destino. Éste no se desvela hasta que hemos superado la medianía de nuestra vida. A partir de ese momento empiezas a entender que todo lo que te ha ocurrido respondía a un plan premeditado y perfectamente organizado. El filósofo Schopenhauer escribía, en un ensayo poco divulgado, sobre la curiosa sensación de que, en algún lugar, hay alguien escribiendo la novela de nuestra vida de modo tal que los hechos que parecen sucedernos por azar, revelan, de hecho, una trama oculta de la que no tenemos conocimiento alguno.
Guardo ciertas dudas sobre la conveniencia desvelar algunas claves oníricas de mi vida, pero si algo he aprendido de la vida es que siempre, o casi siempre, sale a cuenta ser valiente y arrojado. Allá voy. Quien me conoce sabe lo importante que ha sido en mi vida lo que me ocurrió en el año 2015. Este año comenzó con una pulsión interior irrefrenable que me empujó a escribir sin descanso sobre el espíritu de Ceuta. De aquellas intuiciones nació el libro del mismo título que vio la luz cuatro años después. Ese mismo año retomé, tras mucho tiempo, mi dedicación activa a la arqueología. Y entonces sucedió una sincronía extraordinaria. Una parte importante de mis intuiciones sobre el significado trascendente de la tierra que me vio nacer se vieron confirmadas por una serie sucesiva de hallazgos arqueológicos. Este insólito hecho me llevo a prestar más atención a mi mundo interior, lo que se tradujo en mi pasión por la escritura en la naturaleza. Deseaba escuchar y entender lo que el espíritu de Ceuta quería compartir conmigo. Al igual que le sucedió a Henry David Thoreau en su Concord natal, he puesto todo mi empeño en aprender el lenguaje de Ceuta para poder expresarme mejor.
Hasta aquí no he desvelado nada que no conozcan las personas más próximas. Quizá lo que solo saben las personas de mi círculo más cercano es que ese mismo año, el 2015, comencé a tomar notas de mis sueños para interpretarlos. Al principio eran anotaciones distantes en el tiempo y no muy detalladas, pero, poco a poco, he ido prestando más atención a los mensajes procedentes del inconsciente colectivo. Al hacerlo he podido identificar una serie de sueños arquetípicos con un argumento similar que se repiten año tras año sin solución de continuidad. Algunos tienen un carácter apocalíptico, con grandes olas que arrasan todo y con bolsas de fuego que caen del cielo. En otros el agua tiene un carácter vivificador y también he tenido sueños premonitorios. De los sueños que quiero hablarles en esta ocasión es de los que tienen que ver con la temática de esta columna de opinión: la defensa del patrimonio natural y cultural.
Desde mediados de abril de este año vengo soñando con derribo de edificios que ocultan estructuras más antiguas. En el primero de la serie, al tirar abajo un céntrico inmueble quedó a la vista una edificación de época medieval islámica. Era un edificio de color blanco y en la fachada se distinguía decoraciones murales pintadas a la almagra definiendo motivos geométricos similares a los que proceden del yacimiento de Huerta Rufino. Contaba con una puerta en la que se distinguía un arco de herradura con decoración vegetal. Poco después de este primer episodio onírico soñé que visitaba un conjunto de edificios en ruina. Intuía que ocultaban importantes vestigios arqueológicos. Me fijé en una de estas vetustas construcciones que parecía, como en el sueño anterior, un edificio de época medieval islámica con varias plantas y un gran patio central. En una primera inspección no hallé nada relevante, así que entré en una nave contigua. Allí había algunas máquinas para trabajar el hierro y la madera y quedaban unos pocos trabajadores. Era evidente que aquellos edificios estaban en proceso de desmantelamiento.

"La más destacable era una enorme figura humana muy esquemática, alargada y con las piernas y brazos extendidos"

Al regresar de nuevo al edificio de cronología medieval islámica fui testigo del derrumbe del piso superior del inmueble. Al despejarse la nube de polvo tras el derrumbe quedó a la vista un abrigo con pinturas rupestres. La más destacable era una enorme figura humana muy esquemática, alargada y con las piernas y brazos extendidos. El cuerpo estaba ligeramente flexionado por la cintura. Se trata del tipo de representaciones rupestres levantinas correspondiente a la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, datadas entre el 7.000 al 3.000 a.C.
En la pared rocosa que quedó al descubierto al desprenderse el piso superior del edificio medieval apareció un enorme panel con pintura rupestres paleolíticas del estilo de Altamira. Eran decenas de pequeños bisontes recién nacidos y todavía en posición fetal.
A finales de agosto soñé que enfrente de la iglesia de los Remedios habían tirado un montón de casas antiguas. Como resultado había quedado un solar inmenso. Entre las ruinas observé que quedaba un espacio habitado. Me asomé e identifiqué unos arcos de herradura. Al observarlos más de cerca aprecié que era una doble hilera de arcos de herradura, similar a la que de la mezquita de Córdoba. Aún a riesgo de quedar atrapado por el derrumbe del edificio entré dentro y pude contemplar una magnífica bóveda de medio cañón sostenida por la mencionada arcada. Siguiendo esta bóveda llegué a una estancia con magníficos capiteles y columnas en la que residía una familia. Allí encontré una lápida de mármol con epigrafía árabe. Dudé si era una mezquita medieval o un edificio de estilo neo-árabe del siglo XIX, aunque mi intuición me decía que se trataba de una construcción del periodo medieval islámico reaprovechada hasta la actualidad.
El último sueño de la temática que les vengo contando ocurrió esta misma semana. De nuevo presenciaba el derribo de un antiguo edificio situado en el centro de Ceuta. Un grupo de operarios trabajaban retirando cascotes para despejar el camino a las máquinas excavadoras. Me fijé que salí bastante agua y al derribar del todo la vieja casa quedó a la vista un impresionante manantial que brotaba de una pared rocosa. Al lado reconocí una segunda fuente con menos caudal. Me llamó la atención las manchas anaranjadas que se distinguían en la roca del manantial principal y me acerqué a observarlas de cerca por si se trataba de restos de óxido de hierro o de algún otro metal. Cuando lo hice me fijé que mi amigo Juan Carlos Rachamdani había depositado una serie de ofrendas consistente en gajos de manzana roja y flores, por lo que consideré que el lugar había sido consagrado y no debía profanarlo. Me limité a tomar algunas fotografías.
En la parte derecha del solar había un conjunto de árboles frutales y una fuente. Lo más curioso es que algunas de las ramas de estos árboles estaban unidas por fragmentos de columnas de mármol y capiteles de época clásica. Todo indicaba que las máquinas excavadoras no tardarían en llevarse por delante este hermoso jardín con árboles cuyas ramas estaban injertadas con capiteles y columnas del periodo grecorromano. Pensé en decirle a los obreros que me guardaban estas piezas arqueológicas y al acercarme a ellos me advirtieron que el dueño del solar, un conocido empresario hindú de Ceuta, estaba acercándose al solar y que no convenía que me viera merodeando por la parcela. En ese momento me desperté.

"Debemos regresar a aquel tiempo en el que, como escribió Marie Louise Von Franz, se comprendió y cultivo el concepto de anima, entendida como la capacidad de amar del hombre, en contraste con su ansia de poder"

La recurrencia de este sueño es una clara señal de que mi destino vital está unido a la defensa y estudio del patrimonio cultural de Ceuta. Al mismo tiempo traduce mi creciente interés por la Ceuta medieval islámica. Sirviéndome de mis conocimientos arqueológicos y de la imaginación intento reconstruir mentalmente aquella Ceuta floreciente de la plena Edad Media. Pienso que en ella podemos encontrar la fuente del agua de la vida que renueve nuestra decadente civilización y reconduzca la deriva de una ciudad fracturada social y culturalmente. Debemos regresar a aquel tiempo en el que, como escribió Marie Louise Von Franz, se comprendió y cultivo el concepto de anima, entendida como la capacidad de amar del hombre, en contraste con su ansia de poder. Eran hombres “que cultivaban su capacidad de amar, su sensibilidad. Era la época de las leyendas del grial, de los trovadores, de la historia de Tristán e Isolda” (Marie Louise Von Franz, el camino de los sueños, 2017, 134-135).
Esta Ceuta oculta, a su vez -tal y como indican algunos de estos sueños- a la naturaleza primigenia, al hombre original, a la fuente del agua de la vida y al árbol de la vida. Coincido con la idea expuesta por Carl Gustav Jung y Marie Louise Von Franz de que nuestra civilización ha entrado en una fase de decadencia y ocaso y que si no encontramos una renovación será el fin. Esta renovación solo será posible con un contacto positivo con el fondo creativo originario de lo inconsciente y con los sueños. Son nuestras raíces. Un árbol sólo puede renovarse a partir de sus raíces. En el mensaje que nos ha dejado ambos intelectuales es, en el fondo, una invitación a dirigirse de nuevo a nuestras raíces interiores, porque en ella encontraremos las únicas respuestas constructivas para solucionar nuestros enormes dilemas, tales como la bomba atómica, la sobrepoblación o el cambio global.
Si me he atrevido a contar mis sueños es para despertar el interés por los mensajes del inconsciente que están llegándonos a todos para salir del atolladero en el que nos encontramos en este momento.

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Foros internacionales y Corredor Biológico Mundial https://elfarodeceuta.es/foros-internacionales-corredor-biologico-mundial/ Sat, 16 Nov 2024 03:22:29 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1125062 El Corredor Biológico Mundial, nace para situarse de frente, y a pecho descubierto, ante muchas y difíciles situaciones que hacen que estemos perdiendo y maltratando muchos tesoros, que conforman la diversidad biológica del planeta, y también nuestra propia humanidad. Mientras muchos persiguen el poder y la acumulación de riquezas, el grito silencioso de la creación […]

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El Corredor Biológico Mundial, nace para situarse de frente, y a pecho descubierto, ante muchas y difíciles situaciones que hacen que estemos perdiendo y maltratando muchos tesoros, que conforman la diversidad biológica del planeta, y también nuestra propia humanidad. Mientras muchos persiguen el poder y la acumulación de riquezas, el grito silencioso de la creación continúa clamando por justicia y consideración. Necesitamos conservar nuestro patrimonio natural por muchas buenas razones de índole pragmático, pero la más importante, es por su acción terapéutica y para que nos proteja de nosotros mismos, y nos devuelve la cordura, llenando nuestro espíritu de inspiración y esperanza por la trascendencia.
Esta novedosa institución está comandada por un comité internacional que lo constituyen personas e instituciones nacionales e internacionales y pueblos indígenas, vinculados todos ellos, a la defensa, el estudio y la investigación de la diversidad biológica y geológica, ya sea en las zonas emergidas del planeta como en los mares y océanos. Pretenden crear un espacio de encuentro, sinergias y alianzas, donde se puedan desarrollar ideas y proyectos, que provoquen avances significativos en la protección efectiva de los espacios naturales del planeta, respetando la identidad de las personas, y contando con el consenso de los pueblos y las regiones donde se establezcan estas zonas de conservación.
Este ambicioso proyecto, es en beneficio de todos, y pretende recorrer y unir el planeta y a las personas, en los saludables objetivos de la conservación por la vida salvaje, y la fraternidad de los seres humanos entre sí, y en harmonía con la creación natural. Se trata de generar vías verdes/azules alrededor del mundo en beneficio de todos y en promoción del amor por la vida y la trascendencia del ser humano. El objetivo podría ser pasar de la carnalidad alienante, a la espiritualidad preclara, citando a San Pablo, diríamos que habría que dominar la carne y exalzar el espíritu, para entender lo que somos y hacia donde nos dirigimos. A través de sus acciones, reuniones y foros, se establecen cauces oficiales para dialogar con las instituciones nacionales, regionales, locales e internacionales, y se persiguen los objetivos planteados en cada zona propuesta para la conservación, todo ello, dentro de un nuevo concepto de conectividad global. Estos grandes espacios que proponen los corredores constituyen nuevos retos no solo para la conservación a gran escala, sino también para el entendimiento entre regiones y países vecinos. Es una invitación a superar las tensiones, las desconfianzas entre los seres humanos, y promover la solidaridad entre las personas por un bien mayor que nos supera, y que ha sido donado para nuestra humanización: la naturaleza.


En este año 2024 se han unido un nuevo y nutrido grupo de fundaciones y organizaciones para la conservación a esta iniciativa. Con orgullo podemos decir que se trata de una creación española con sede en la provincia de Soria. Un lugar del país, que ya ha dado otros emprendimientos de gran interés y siempre en pro de la diversidad biológica y la unión de las culturas humanas.
A finales de este mes de octubre, se ha celebrado en Fuerteventura, una importante reunión internacional sobre cambio global, economía circular y azul. Se han dado cita expertos científicos de distintas especialidades, fundaciones, colectivos ecologistas, representantes de diversas fundaciones y autoridades de la UNESCO, el Gobierno de España, Canarias y el Cabildo Insular de Fuerteventura. Un foro de debate y reflexión, que ha promocionado a esta isla de las Canarias orientales hacia “el kilómetro cero del corredor biológico mundial”. En principio, puede parecer un título más, para una preciosa e insólita isla, que ya tiene numerosos atractivos naturales, además de ser Reserva de la Biosfera, al igual que otras islas del archipiélago canario. La presencia de cuatro importantes fundaciones como (Philippe Cousteau, Protect the Planet, German Ocean Foundation y Orangután Foundation) es ya suficiente para avalar todo el trabajo desarrollado por Jorge Extramiana, el presidente, que se encuentra en estos momentos, al frente de la institución.
Desde la FMM de Ceuta, hemos tenido la suerte de participar en esta iniciativa en Fuerteventura, si bien no pudimos asistir en directo al evento, gracias a la preparación de una intervención grabada. En ella, tuvimos la oportunidad de explicar nuestra participación en el proyecto del Corredor Mundial, haciendo una síntesis del trabajo desarrollado para establecer varios kilómetros cero en Canarias, y nuestra propuesta más relevante: un gran espacio marino macaronésico protegido. Este espacio marino es defendido científicamente en una publicación que forma parte de un libro colectivo que se publicará en breve dentro del programa MIMAR (un proyecto con financiación de la UE, que monitorea los ecosistemas marinos de todos los archipiélagos macaronésicos en relación al Cambio Global). Además aprovechamos la ocasión para exponer el concepto de Cripto-diversidad marina en organismos estructurales y sus profundas repercusiones en relación a la conservación de los mares y océanos del planeta.
Esta incansable organización capitaneada por su activo presidente, ya está preparando una nueva reunión internacional y foro de debate. En esta ocasión el emplazamiento será posiblemente en el Mediterráneo occidental, y sería el primer congreso internacional del Corredor Biológico Mundial. Posiblemente sería el CIBIO (Centro Iberoamericano de biodiversidad), un Instituto de investigación de la Universidad de Alicante, que a la sazón ostenta el título de kilómetro cero mundial del Mediterráneo, el punto de encuentro para celebrar el evento. En esta ocasión, la propuesta es más atrevida pues se pretende movilizar al corpus técnico-administrativo, diplomático, e incluso político de los diferentes países ribereños del Mediterráneo y la propia ONU. Imagino que se implicará al RAC-SPA de Túnez en este evento, además de un buen número de organizaciones, centros de investigación y universidades.

También participarán muchos municipios, ciudades, reservas de la Biosfera, parques naturales, islas, instituciones internacionales y personalidades del corredor biológico mundial. Se trataría de exponer las áreas naturales propuestas y aceptadas por el Corredor Mundial, y aquellos motivos por las que se proponen. La situación de conservación en las que se encuentran y las políticas que se están llevando a cabo. Por último, y quizá lo más relevante de este encuentro, puede ser, la exposición de los necesarios cambios en las políticas de gestión para impulsar una verdadera y efectiva conservación de los espacios protegidos. Se trataría de pasar del ámbito teórico, a los planes de acción efectivos, y la medidas de protección en el terreno, que protejan de verdad, a todo lo propuesto en tantas iniciativas gubernamentales de conservación. Realmente España y otros muchos países, tienen zonas propuestas de protección y conservación de la naturaleza, pero la mayoría de ellas, carecen de planes efectivos de ordenación, y medios de protección efectivos.
Han tenido la gentileza de invitarnos a participar en este relevante foro, que se celebrará previsiblemente a comienzos del año 2025, y en el caso de que podamos asistir finalmente por razones de agenda, aprovecharemos para exponer no solo lo realizado ya en relación a Canarias, sino también, todo aquello que estamos descubriendo en el mar de Alborán. Sobre todo, deseamos indicar la necesidad de ordenación y conservación urgente, de los hábitats y las especies marinas. Al parecer, podrá ser una buena oportunidad para hacer comentarios elocuentes, sobre la verdadera situación de los hábitats y las especies marinas, ante periodistas de diferentes países. Será el momento para intentar obtener compromisos de representantes políticos en favor de la causa de la conservación.

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Ártico https://elfarodeceuta.es/artico/ Sat, 02 Nov 2024 03:15:10 +0000 https://elfarodeceuta.es/?p=1119007 La Fundación Museo del Mar, está iniciando desde hace un año viajes de exploración con una nueva entidad internacional denominada Ocean Census, de la que se ha comentado, en anteriores colaboraciones, algunos proyectos llevados a cabo en fondos profundos en Tenerife. Sirva este primer artículo sobre el ártico, para hablar de estos nuevos viajes de […]

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La Fundación Museo del Mar, está iniciando desde hace un año viajes de exploración con una nueva entidad internacional denominada Ocean Census, de la que se ha comentado, en anteriores colaboraciones, algunos proyectos llevados a cabo en fondos profundos en Tenerife. Sirva este primer artículo sobre el ártico, para hablar de estos nuevos viajes de trabajo y aventuras por los mares del planeta, de la mano del Museo del Mar. Con esta entidad ceutí, nos une una gran relación de amistad y colaboración fructífera en el conocimiento y divulgación de nuestro patrimonio natural y cultural.

Los viajes científicos son siempre una provocación interesante para el intelecto y el espíritu, y en esta ocasión he tenido la inmensa suerte de participar en un workshop de corales de profundidad del ártico con cuatro jóvenes y entusiastas científicos a mi cargo, rumbo al Círculo polar, “ktub shemel” en la lengua árabe. Nuestro destino era Tromso, ciertamente, una de las ciudades más norteñas de Noruega, y más frías también. No obstante, su gélida belleza anima a la salida de montaña o a la aventura marina, y a contemplar boquiabierto el insólito y sublime espectáculo de las luces del norte. Tuvimos la oportunidad de disfrutar de ellas, en las cercanías de nuestro alojamiento, las pequeñas y coquetas caballas del camping de la ciudad. Una simpática científica argentina, nos alertó de las luces del norte en plena noche, de repente todo quedó lleno de magia y belleza bajo el color verdoso y rojizo de estas maravillosas nubes invernales: un sublime fenómeno atmosférico.

Todo es nuevo para nosotros por aquellos lares, y la intensa, densa y septentrional atmósfera no desmerece en absoluto la experiencia. Había salido de Ceuta con el corazón encogido por mi viejo perrito Agrom, ya huido de mi vista carnal, y espero el reencuentro en el mundo venidero si nuestro Señor me lo concede. Como duele el amor en la carne y la separación temporal, por todo aquello que tanto se quiere y estima; los sufrimientos espirituales por los que nos rodean, son una prueba inestimable de nuestra profunda conexión trascendente, con la naturaleza y también con los demás seres creados, sean miembros de la especie humana, o de otras especies, que como el perro, viene acompañando al ser humano desde los albores de la domesticación.

Este viaje tenía la intención de cubrir el segundo paso de la campaña ártica iniciada en mayo de 2024. A bordo del buque oceanográfico noruego Kron Prins Haakon, dedicado al actual heredero de la Corona Noruega. Este es un país curioso, y de muy reciente independencia con respecto a sus dos principales rivales/amigos y vecinos, Dinamarca y Suecia. Con unas profundas raíces vikingas de conquistas y aventuras ultramarinas, los noruegos de 1200 regían los destinos de sus fiordos y también de Groelandia, Islandia, Faroe, y parte de Gran Bretaña (Islas Shetlan; Islas Orcadas; Islas Hébridas y hasta la Isla de Man). Después de la peste negra, en 1350 todo esto se perdió, y cayeron en manos de las dinastías danesas, que los gobernaron más de 400 años.

Una vez que consiguieron quedar libres de los daneses, fueron obligados a estar bajo el gobierno de los suecos, que a su vez estaban regidos por antiguos soldados de Napoleón. Finalmente, su hambre de independencia se avivó durante el romanticismo, y la vuelta a las raíces de la mano y vigor de sus mentes más privilegiadas, y el entusiasmo de un pueblo con afán de modernidad, y de progreso en derechos civiles y democracia. Afortunadamente fue una respuesta moderada, debido a la capacidad de algunas voces inteligentes y preclaras que finalmente prefirieron volver su mirada a sus vecinos del sur, los daneses, para buscar al príncipe Carl, al que ofrecieron el trono de Noruega, en alianza con la princesa británica Maud. De ese modo, se aseguraban, tanto las miradas complacientes de los países europeos, por su moderación política, como la alianza con los británicos, en caso de que los suecos tuvieran tentaciones de volver a apoderarse del país. En fin, desde la restauración de la corona de Noruega, el Rey Carl, quiso tomar el antiguo nombre Haakon, típico de las antiguas dinastías vikingas, y por eso, el nombre del buque que ha motivado este pequeño resumen histórico.

En el mentado navío, estuvo embarcado Alfredo Rosales, de la FMM de Ceuta, con un nutrido grupo de colegas venidos de distintas partes del planeta, todos ellos dedicados a escudriñar las profundidades árticas durante un mes aproximadamente. Un poderoso ROV con capacidad para descender, captar imágenes y tomar muestras a miles de metros de profundidad, era el principal instrumento de trabajo, que daba cobertura a la parte fundamental de la campaña: la realización de una colección de muestras biológicas para su clasificación y estudio científico. En ese viaje, Alfredo Rosales, nuestro hombre para las técnicas moleculares, es a la sazón ya un avezado buzo técnico y es muy capaz de hacer muy buenas observaciones de naturalista tanto bajo el mar como sobre la cubierta de un buque científico.

Naturalistas con entusiasmo y sentimientos amorosos por la vida salvaje, y su conservación, llevan un renovador viento de aire fresco a los anémicos ambientes científicos de estos tiempos, tan dados a lo virtual y apegados a las pantallas, y a los datos sin contrastar. Los trabajos para desarrollar el conocimiento por las especies, y las descripciones pormenorizadas de organismos desconocidos no son fáciles, y son necesarios talentos innatos, además de un perseverante entrenamiento de mar y laboratorio. Ya lo explican con gran maestría Gould y Wilson, en sus brillantes monografías y ensayos científicos. Inculcar la pasión y la emoción por el naturalismo científico en mis jóvenes alumnos y colegas, es lo único que puedo aportarles, y quizá sea mi único talento que vino conmigo, sin mérito alguno, y con el que me bendijo el buen Dios.

En otros campos, me superan ampliamente y empujan todas estas investigaciones, actualizando métodos y combinando lo clásico con el mundo digital y las disciplinas moleculares. Sus espontáneas observaciones y saludable desparpajo, son tan divertidas como de gran utilidad, y observo con deleite, como crecen de manera consistente en el conocimiento científico. Todo ello, en un gran ambiente de camaradería y buenas vibraciones, posibilitando que termináramos nuestro trabajo preliminar, en la Universidad del Ártico, con eficiencia y prontitud. Estoy satisfecho del esfuerzo realizado por todos ellos, pues no es fácil compilar una memoria de trabajo, preludio de una posible publicación que vendrá en meses posteriores, en inglés, y plena de imágenes y observaciones morfológicas y ecológicas. Los otros dos compañeros de viaje fueron Dacio Correa y Ander Congil. El primero es el que trabaja codo a codo conmigo en Ceuta, mientras que Ander se dedica a los necesarios mapas de distribución, y estuvo escrutando conmigo el entramado bibliográfico, y la localización del material tipo en museos europeos, y  por otra parte, apoyando también a Alfredo en su trabajo de análisis molecular.

Todas estas labores son fundamentales para finalizar nuestras investigaciones de forma consistente. Los resultados científicos han sido muy interesantes con tres especies nuevas de anémonas de mar (hexacoralarios sin esqueleto); y otras seis nuevas entre gorgonias y alcyonáceos (octocoralarios con esqueleto). Pero lo más relevante, no serán, las nuevas especies y géneros, a pesar del gran valor científico que tienen estas novedades recogidas a gran profundidad, sino el poder aclarar el estatus de otras que están depositadas en museos y así poder resolver problemas sistemáticos, e incluso realizar redescripciones de otras especies que necesitan actualizarse. De todo ello, es muy posible que también se describan otras especies crípticas, confundidas con otras, que se encuentren en los estantes de algunos museos de zoología de Europa. Justamente, esto fue lo que ocurrió en el Museo de Zoología de la Universidad del Ártico en Tromso, que encontramos especímenes erróneamente catalogados. Al realizar un análisis preliminar, descubrimos que se trataba de un grupo de especies no descritas para la ciencia.

Llegamos con mucha ilusión y ganas, desplegamos nuestros materiales de laboratorio y las cámaras fotográficas. Nos enfrentamos a una fauna extraña recogida entre los 1500 y los 4000 metros de profundidad en el círculo polar Ártico, y como pensamos había muchas especies y algunos géneros por describir, no solo en los mares y océanos del planeta, sino también, escondidos en muchas colecciones museísticas, y carentes de estudios profundos de clasificación.

Estos trabajos se han realizado en colaboración con el proyecto OBIOMA II, gracias a la colaboración y financiación del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO).

 

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