Nayra es una luchadora. Esta semana hemos podido conocer su historia, ya que ha decidido contar su experiencia de lucha contra el cáncer de mama en un libro. Esa experiencia ayudará a buen seguro a muchas mujeres que hoy están atravesando esa tortura, pero también a quienes la sufren de manera indirecta: sus familias. Nadie está libre de que ‘el bicho’ aparezca. Lo haga contra tu persona o contra la de cualquier familiar. De la detección del cáncer se pasa al tratamiento y del tratamiento a la búsqueda de la recuperación. Nayra lo sabe. Ella lo ha pasado y se aferró a la fuerza de los suyos pero también a la de La Legión, su otra familia, a la que dedica buena parte de su libro.
De la entrevista a esta dama legionaria me quedo con su petición: que por fin se abra esa clínica de radioterapia, evitando los viajes a la península de todas las personas que necesitan de este tratamiento. Nunca la clase gobernante de esta ciudad debió permitir que llegáramos a este nivel de vergüenza colectiva. Nos mintieron, como suelen hacer siempre. Creo que es condición propia de los que nos gobiernan: mentir, da igual la sigla.
Por aquel entonces siempre insistieron en que la radioterapia no podía darse en Ceuta porque no había un cupo de personas suficiente como para que una empresa se instalara. ¿Lo recuerdan? Criterios económicos. De ahí pasamos a la noticia de que por fin sí, eran las mismas personas pero bueno... esta vez el cupo daba igual porque una clínica se iba a instalar. Y en esas estamos, en los plazos, en los trámites, en el procedimiento para que en nuestra ciudad se pueda dar este tratamiento sin obligar a que se tengan que hacer viajes al otro lado, se tenga que trasladar ese drama en barco porque durante años se ha optado por perder el tiempo en este asunto.
No, no lo perdieron para construcciones interesadas, porque ellos, los que mandan, son los que deciden qué necesita Ceuta de forma más urgente. Y Ceuta necesitaba una cárcel como ahora necesita una valla. ¿Por qué? Porque ellos lo dicen. Ceuta no necesitaba colegios, ni tampoco una clínica de radioterapia. Hoy Nayra nos cuenta su historia. Antes hubo otras mujeres con las que compartimos dramas similares y habrá más. Porque ‘el bicho’ no se cansa y tenemos que aprender a ser fuertes contra él.