Es normal que la comunidad hindú de nuestra ciudad se encuentre dolida. No han tardado en hablar, después que el Obispado de Ceuta les haya dado una bofetada sin mano al afirmar que estuvo “mal” que la deidad Ganesh entrara en la Iglesia de Nuestra Señora de África. Lo que no se explican los máximos responsables de la entidad es que llevan más de ocho años entrando en el templo de la Patrona y nunca había ocurrido nada. Y además estando este Obispo al frente de la Diócesis.
Y es que al final nada más que quedan dos soluciones: o Monseñor Zornoza no se entera para nada de lo que sucede en sus parroquias, lo cual parece algo difícil o que las presiones que ha sufrido le han hecho sucumbir a la tentación y ha puesto el grito en el cielo. De todas maneras, esta actitud del Obispo no solamente ha causado un daño importante a la comunidad católica de Ceuta, sino también a las relaciones entre las distintas religiones en la ciudad de la convivencia. De todas maneras, como muy bien decía el presidente de la comunidad hindú, Ramesh Chandiramani, lo cierto es que esta decisión ha sido tomada por los hombres y, por tanto, no tienen nada que ver con la fe. El Obispo ha hecho un daño irreparable a una comunidad que desde hace muchos lustros tiene una especial devoción por la Santísima Virgen de África, de manera especial, porque como dijeron ayer los portavoces de esta comunidad, son ya la sexta generación de hindúes radicados en Ceuta y para ellos, la Patrona es la Virgen de África, “porque somos hijos de esta tierra”. Seguramente, con el paso de los días, a lo mejor, cuando Monseñor Zornoza tenga la oportunidad de reflexionar, verá que ha cometido un error de consecuencias importantes, pero que, al final, esta ciudad es mucho más sabia y seguirá ahondando en las costumbres, en la interreligiosidad y en el conocimiento de las costumbres de sus vecinos.