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El entierro reunió a unas 300 personas en Sidi Embarek, con presencia de multitud de jóvenes y menores. Los asistentes estaban consternados, pero expresaron su repulsa y reclamaron justicia por un homicidio que ha indignado a la población
Unas 300 personas se dieron cita ayer para despedir a Yassin Buselhan Nachet, muerto este martes de una puñalada asestada en el corazón después de una pelea en torno a una partida de parchís. Sus restos ya descansan en el cementerio de Sidi Embarek, donde fue enterrado en la fosa 3.569.
Un funeral conmovedor y multitudinario que discurrió por las calles que vieron crecer a Yassin. A la ceremonia asistieron multitud de adolescentes y menores, muchos de ellos vecinos y compañeros del difunto. “Si llega a ser mala persona, no hubiese venido tanta gente”, comentó uno de los congregados a fin de zanjar cualquier suspicacia y destacar que es “muy querido en la barriada”.
Pasadas las 15.00 horas, parientes y amigos sacaron a hombros el féretro desde el domicilio familiar, en Poblado Regulares. Los presentes estaban consternados. En sus rostros pudieron verse lágrimas y el dolor por la pérdida de este joven de 18 años, envuelta en tan violentas circunstancias. Los asistentes expresaron su más absoluta repulsa por el trágico suceso y reclamaron justicia por un homicidio que ha indignado tanto al vecindario como a amplios sectores de la sociedad ceutí.
La llamada al rezo desde Sidi Embarek resonó en la calle Capitán Claudio Vázquez en torno a las cuatro de la tarde. Media hora antes, la comitiva fúnebre entró en la mezquita donde el imam suplicó a los fieles que tuviesen presente a Yassin en sus oraciones. Decenas de personas aguardaron fuera para unirse al séquito que acompañó al féretro hasta el cementerio. Los cánticos y oraciones se elevaron sobre el camposanto mientras avanzaban de forma apresurada hasta uno de los bancales.
Quienes conocieron al difunto trasladaron a los familiares sus condolencias así como su más sentido pésame. La asistencia fue tan masiva que sus seres queridos pasaron largo rato recibiendo el respeto de los presentes. La fraternidad surgida a raíz del incidente movió a personas que nunca le conocieron a acudir a Sidi Embarek, en un gesto que calificaron de “solidario”. Todos se estremecieron al pensar que, al igual que le ocurrió a Yassin, “le pueda tocar a cualquiera de nuestros hijos”.
Los vecinos de las barriadas que colindan con la calle Capitán Claudio Vázquez alertaron sobre el “incremento de la inseguridad” en la zona. Una percepción que se ha disparado desde el cierre de la Comisaría de la Policía Nacional en Los Rosales.