La Fundación Museo del Mar y la asociación Septem Nostra-Ecologistas en Acción han dado a conocer los resultados de los análisis que, por su cuenta, han realizado del alga invasora. Esa especie que tantos quebraderos de cabeza ha causado este verano, llegando a imposibilitar el baño en playas como Calamocarro o Benzú. Pues bien, se trata de un alga invasora de origen tropical de una virulencia tremenda que, de no estudiarse de manera correcta, causará muchos problemas a la ciudad y, en concreto, a sus playas así como a toda la zona del Estrecho.
Óscar Ocaña, miembro de la entidad, ha explicado las principales características de la especie después de contactar con expertos en esta materia. En rueda de prensa ha señalado que su “virulencia es tremenda” hasta el punto de “no dejar crecer a otras especies” reduciendo el ecosistema y generando consecuencias dramáticas.
Los ecologistas piden al Gobierno que tome conciencia de la gravedad de esta situación, apostando por inversiones económicas de estudios que ayuden a aproximarse a este enemigo hasta ahora desconocido. Estamos ante una bomba genética que además de impedir el baño puede destrozar nuestros fondos marinos e, incluso, se teme que haga daño a las especies protegidas de coral. Entre las consecuencias dañinas está el cambio del paisaje o la reducción de otras especies, porque esta alga en cuestión quiere ser la reina de todo el fondo marino. “Hay que priorizar lo importante, la Ciudad tiene que implicarse en estos temas, invirtiendo en lo que importa”, apunta Ocaña, quien advierte de que las consecuencias que para el mar tienen las algas “van a durar años, y no sabemos si va a acabar”, por lo que pide que se potencie la realización de estudios y de vigilancias ambientales para poder conocer a este especie invasora.
¿Y cómo ha venido hasta las costas? Se supone que esta especie tropical propia del Caribe ha sido arrastrada por el tráfico marítimo o por plataformas petrolíferas. “Es fuerte, versátil y tiene una capacidad de crecimiento enorme que puede generar alteraciones pesqueras”, añade.
El peligro radica en que puede moverse y dañar más playas, sin quedarse solo en las que se han visto afectadas este verano.
Además de Ceuta se ha visto afectada otras zonas de La Línea, Tarifa o Estepona. A los ecologistas les preocupa el tremendo daño que esta especie puede causar constituyendo un “problema de salud grave en nuestros fondos marinos” que, de hecho, choca con los proyectos de remodelación de playas anunciados por el Gobierno local. “No entendemos cómo no se dan cuenta del patrimonio que estamos obligados a proteger”, ha aclarado José Manuel Pérez Rivera, lamentándose de que por parte del Gobierno no exista intención de actuar ante lo que es importante, como el daño que puede causar esta especie.