Primero fue la Confederación de Empresarios, ahora la Federación de Vecinos; antes, los medios de comunicación. Son demasiadas las voces alzadas contra el repunte delictivo que se está produciendo en la ciudad y que afecta, de manera más o menos sangrante, a determinadas barriadas. Los vecinos se muestran inseguros por la situación y echan en falta una Policía que “pise” la calle, a la que se le vea por los barrios para frenar la escalada de robos que se están registrando. Se ha sacado a la luz las sustracciones en comercios, los tirones que están dando en varios puntos de la ciudad que han causado incluso heridos, las acciones que rozan la picaresca en algunos hogares... llegando a situaciones más graves como las agresiones haciendo uso de arma blanca. De nuevo Ciudad y Delegación del Gobierno deben sentarse para analizar este asunto, para que, cada uno en el terreno de su competencia, busquen las fórmulas que atajen una situación que se está yendo de las manos. La FPAV lleva demasiado tiempo siendo políticamente correcta, midiendo sus palabras para que no se le acuse de alarmista. Ahora denuncia y lo hace con razón. Es esa misma razón la que se echa en falta en quienes tienen la batuta para tomar decisiones.