El conflicto suscitado entre España y Marruecos, que afecta directamente a las ciudades de Ceuta y Melilla, requieren de una actuación firme y decidida del Gobierno que sirva para garantizar la tranquilidad debida entre los ciudadanos. Pero esa firmeza debe medirse de acuerdo a la auténtica extensión del problema, tratando con seriedad aquellos asuntos que lo merecen. No cabe en este debate la difusión mediática de concentraciones vía facebook o la publicidad buscada por quien sin tener ni fuerza ni espacio sabe buscarse la portada de turno gracias a los equívocos continuados de quienes no saben encontrar el norte. En medio de la tempestad hay quien pretende mezclar churras y merinas para salir en la fotografía amparándose en las posturas erráticas de quienes, consciente o inconscientemente, le hacen su juego. La crisis con Marruecos es algo más serio como para dar espacio a quien nunca ha conseguido ser alternativa de nada y ha crecido jugando a las nacionalidades. Y así sigue.