Juan Carlos Aznar: “El lunes estábamos juntos en el Rocío y hoy en su funeral”
Compungido. Después de conducir el féretro a hombros hasta el nicho 166 del patio de San Alejandro, Juan Carlos Aznar, presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Ceuta, se retiró para llorar la pérdida de su amigo Francisco José Fores Pecino. El difunto era hermano de la Real Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Mayor Dolor, conocida popularmente como Los Remedios, en la que fue costalero y ocupó un puesto en la junta directiva con el propio Aznar. Varios componentes de esta Cofradía portaron el ataúd y trasladaron sus condolencias a los familiares. “El lunes estábamos juntos en el Rocío y hoy en su funeral”, declaró Aznar, quien insistió en que Francisco, además de buena persona, “era mejor amigo”.
Milagros Pascual: “Francisco siempre estará conmigo y con nuestro hijo”
La viuda se resistió ayer a perder a su marido y, durante los momentos de nerviosismo en los que los trabajadores municipales introdujeron el féretro en su nicho, dedicó palabras de afecto a su esposo. “Francisco siempre estará conmigo y con nuestro hijo”, indicó más tarde Mili. Ambos tienen un descendiente en común de unos siete años.
Ramón Pitalúa: “Siempre decía: ya queda menos para jubilarme”
Sus compañeros de Limpiasol, la empresa de limpieza donde trabajaba, se apresuraron en su labor de ayer para poder asistir al entierro de Francisco José Fores Pecino. Uno de los trabajadores de este negocio, Ramón Pitalúa, recuerda que casi llevan el mismo tiempo en un servicio que ha cambiado de empresa en varias ocasiones, unos 23 años, es decir, desde 1987. “Cuando llegábamos por la mañana, nos solía dar unas palmadas en la espalada y decía: ¡qué buena espalda para cargar sacos de arena! Así nos animaba”, recupera Pitalúa de tantas bromas realizadas sin augurar que un día fueran a formar parte del pasado porque su amigo ya no se encontraría entre ellos. Las bromas relativas al ámbito laboral, como en cualquier otra profesión, también eran una constante en las conversaciones que mantuvo con sus compañeros durante los descansos en Limpiasol. “Siempre decía: ya queda menos para jubilarme”, recuerda valorando la trascendencia que esta afirmación adquiere después de su fallecimiento. Descrito como “buena persona”, Pitalúa señaló que tenía “sus puntos pero no era rencoroso”, cualidad que alabó. Los presentes destacaron su afición por el mar y, especialmente, la pesca. “Ya venía a la playa de Santa Catalina a pasar el fin de semana”, añadió su compañero. Otro de los asistentes resaltó que era un ‘manitas’ y optaban por su intervención antes de llamar a un mecánico. “Era de esas personas que, por los detalles, se hacía imprescindible”, comentaron.