No creo que las autoridades tengan gusto por la mentira. Más bien opino que son demasiado torpes y eso les lleva a lanzar promesas que terminan faltando a la verdad. Sí, el destino final es el mismo: el engaño al ciudadano. Pero hacerlo de manera consciente para asuntos que nos afectan a todos lo veo demasiado grave. Tanto, que voy a pecar de confianza y voy a considerar que lo que está sucediendo con los embolsamientos de vehículos es el resultado de una mera torpeza.
En los preludios de San Juan el Gobierno nos dijo que no iba a utilizarse más la explanada del Chorrillo para los vehículos patera, remarcando que esa medida había sido de emergencia y que, de hecho, se tenía avanzada ya la localización de un solar. Después los operarios de Obimace recibieron órdenes de pintar la explanada para reordenar los aparcamientos y ayer, en plena época de playa, con el regreso del tráfico de mercancía a cuatro ruedas, la propia Policía impedía a los vecinos aparcar en la zona central porque la misma estaba reservada a los ‘patera’ y a los que podían llegar de la OPE. Imaginen las escenas: familias que tuvieron que buscarse la vida para dejar su coche para ir andando a la playa, otros que terminaron desistiendo y se largaron y qué decir de los que se acercaban en busca de la compra del volaor. Nada. Veto absoluto. A la Ciudad y a la Delegación del Gobierno les volvió a pillar el toro sin ir a los encierros de Pamplona, les pilló porque todo esto les viene grande, tan grande que no saben ni como afrontar el problema.
Y así, con la poca vergüenza que ha caracterizado la gestión del asunto desde un principio, nos topamos con una explanada usurpada al ciudadano, como ya antes lo hicieron con la playa del Tarajal, arrebatada a los vecinos. Sí, ahora nos cuentan que Tragsa va a adecentar una zona de embolsamiento que estará en mes y medio. Lo justo que dura la época de playa, lo justo para hacer lo contrario de lo prometido.
También nos contaron que en el puerto habían preparado una explanada, sin contar con la Policía Portuaria y con la Guardia Civil, faltos de efectivos y sin capacidad para atender esa presión de vehículos. Porque ya ven, se estila mucho eso de tomar decisiones sin que los que tienen que dejarse la piel se enteren de ello. Sigo pensando que son torpes, lo otro sería tan descarado que cuesta mucho asimilarlo. Hoy, por supuesto, todos callan. Como siempre.