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Aseguran que ratas y serpientes abundan en toda la barriada
Entre ratas, serpientes y garrapatas. Así viven los vecinos de Tejar de Ingenieros. Cinco familias que han visto cómo la dejadez en el servicio de limpieza les ha obligado a vivir en unas condiciones antihigiénicas más que evidentes. “Aquí no llegan ni los camiones de basura. Llevamos tres años sin que venga la plantilla del Plan de empleo que antes limpiaba la zona. Los niños no pueden salir a jugar porque les puede picar algún bicho”, se lamenta Reduan Jalid, vecino de Tejar de Ingenieros.
La situación empeora con los incendios producidos por los numerosos matorrales que proliferan por la zona y nadie recoge. “Es el segundo fuego en una semana por el abandono y la exclusión hacia esta zona”, añade Jalid.
Precisamente este vecino se ha visto obligado a cavar una zanja junto a su vivienda para evitar la inundación de su hogar en época de lluvia. Una solución que ha tenido otras consecuencias: el crecimiento de matorrales que alcanzan hasta sus ventanas. “Tengo que tenerlas cerradas porque se me cuelan las ratas al escalar por los matorrales”.
Algunos vecinos no pueden ni siquiera abrir sus ventanas este verano por el riesgo de que molestos animales entren en sus viviendas. “Tengo dos ventanas cerradas todo el día porque hace poco casi se me cuela una serpiente”, explica otra de las vecinas, Alia Jalid.
Mohamed Maimon también vive en unas condiciones de insalubridad que le ha llevado al límite de su paciencia. “Los matorrales nos están invadiendo y cada vez hay más ratas y garrapatas. Así no se puede vivir”, apunta este vecino.
Las quejas a la Ciudad han caído en saco roto. De ello son claro ejemplo las numerosas quejas presentadas por Chaib Abselam, otro vecino de la zona. “Pedí que vinieran a limpiar porque aquí vivimos como animales. Hay gente que viene a tirar aquí basuras y cartones y así no se puede vivir”.
Las quejas también se han dirigido hacia cuestiones de seguridad. “Pedí a Fomento que pusieran un paso de cebra pero el consejero del área me envió al Ministerio de Defensa. Cuando pregunté en el Gobierno Militar, la respuesta de la persona que me atendió fue ¿Qué te voy a mandar a cuatro legionarios a pintarte un paso de cebra?”.
Así viven estos vecinos. En unas condiciones infrahumanas a las que se suma la incertidumbre sobre el futuro de sus viviendas: unas casas de propiedad sobre terreno militar que pueden terminar demolidas.