A lo largo de los últimos meses, la única justificación que tenía el Gobierno para hacernos creer a todos que las obras de la antigua Estación de Ferrocarril no estaban paralizadas y que allí se estaba trabajando era que Dragados presentaba las certificaciones y que las mismas se estaban pagando. Hasta ahí parecía lógico, pero por otro lado, partidos de la oposición como Caballas y PSOE han llegado a decir que se habían presentado en el lugar y que allí nunca había nadie. Más de uno ha llegado a creer que alguien se estaba volviendo loco. Resulta, desde luego, que las certificaciones era verdad que se habían presentado, pero de un presupuesto de un millón cien mil euros, resulta que las puestas encima de la mesa y que habían encontrado el visto bueno sumaban aproximadamente quince mil, algo más del uno por ciento de la inversión que está situada en un millón cien mil euros. Quince mil euros que se habían gastado en labores de limpieza y mantenimiento después de muchos años de abandono como consecuencia de la paralización. Lo cierto es que se ha cumplido el contrato firmado entre la Ciudad y Dragados que obligaba a que en el plazo de cinco meses se debía haber acabado y ha existido un incumplimiento. Que se tomen medidas. Porque ese monumento al absurdo, como lo calificamos el otro día, no puede terminar por convertirse en una vergüenza para todos los ceutíes y de manera especial para los vecinos de la barriada.