Ceuta sigue siendo ese núcleo perdido en el que los gobiernos se permiten el lujo de organizar sus experimentos. La inmigración es fiel reflejo de esto que les cuento: los guardias civiles, esos que según el ministro Zoido tienen todo claro, son expuestos a la adopción de posturas contrarias según los intereses políticos de turno. Nada funciona en el vallado conforme a la lógica, lo que hoy sirve, mañana no. Depende del miedo de turno, de la presión o de tantas cosas... las que usted pueda imaginar, pero los que están a pie de valla son los mismos agentes, cumpliendo órdenes dispares para luego tener que asumir responsabilidades que deberían llevar otra etiqueta, la política.
Ahora conocemos que el Congreso ha aprobado la derogación de las devoluciones en caliente, trámite que ahora deberá superar el Senado. De terminar produciéndose esa derogación, cabría mirar hacia atrás e intentar entender todas esas imágenes que hemos tenido que presenciar de hombres llorando, agarrándose a la vallas para no ser entregados a Marruecos y agentes de la Benemérita cumpliendo órdenes aunque no vieran con buenos ojos lo que estaban haciendo. Jóvenes encaramados durante horas y horas y entregados a los agentes marroquíes porque recibían órdenes políticas, las mismas que eran cambiadas según el antojo del de turno. Así funcionamos todavía en la plaza.
La frontera sur de Europa, la del olvido, la que ejemplifica el abandono absoluto de toda la zona, no es más que un laboratorio en el que los poderes políticos obran a su conveniencia, jugando con las vidas de las personas que buscan cruzar el vallado y con el futuro de los agentes expuestos a cumplir esa alocada carrera de decisiones que no hace sino dejar en evidencia el territorio trinchera en el que nos movemos.
¿Se preguntará alguno de nuestros mandamases qué pasará si se derogan las devoluciones en caliente?, ¿mirarán hacia atrás para contemplar la política ejecutada durante todos estos años que ha variado como su propio comportamiento?, ¿qué justificarán ahora?, ¿qué inventarán?
Nada es lo que parece, aquí solo son ellos, los que representan el poder, los que buscan salvar sus posaderas de una quema inminente, mientras dejan en el camino los que ellos convierten en meros peones: víctimas los unos, obligados ejecutores los otros.